9/03/2022
Continúan las guerras del sexo: feminismos y derechos de las mujeres
Estados y actores antiderechos se unen para hacer frente a la justicia de género
KUALA LUMPUR – El Consejo de Derechos Humanos (CDH) de la ONU ha sido durante mucho tiempo un espacio para que la sociedad civil exija responsabilidades a los Estados por las violaciones de los derechos humanos. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha convertido en un terreno fértil para una serie de intereses creados que pretenden hacer retroceder los derechos, en especial en materia de género y sexualidad.
En la última sesión, celebrada del 13 de junio al 8 de julio, fuimos testigos de cómo algunos Estados se plegaban a las prioridades de las empresas multinacionales y otros impulsaban un lenguaje contra los derechos.
En el 50 período de sesiones del CDH, dos resoluciones que se estaban debatiendo preocupaban especialmente a las feministas: la participación y el activismo político de las mujeres jóvenes y las niñas y el acceso a los medicamentos, las vacunas y otros productos de salud.
Estas cuestiones no están separadas; sin el acceso a los medicamentos y las vacunas, las mujeres jóvenes y las niñas no pueden participar en la vida política, y viceversa, como lo demuestra el impacto desproporcionado de la desigualdad mundial en materia de vacunas sobre las mujeres del Sur Global.
Sin embargo, a puerta cerrada en el Palacio de las Naciones de Ginebra, descubrimos que los diplomáticos discutían estos dos temas como si no tuvieran ninguna relación entre sí.
En una sala, representantes de la Unión Europea (UE), Canadá y Nueva Zelanda se enfrentaron a Egipto, Rusia y Pakistán. El primer grupo defendía un lenguaje progresista en materia de género y sexualidad, mientras que el segundo presionaba para que se utilizara un lenguaje antiderechos. Ambas partes se negaron a ceder.
En otra sala, donde se discutía la salud y el acceso a los medicamentos, esos mismos Estados que defendían un lenguaje progresista en materia de género y sexualidad bloquearon los esfuerzos para abordar la desigualdad mundial en materia de vacunas que salvaría innumerables vidas.
La disonancia de estas escenas era imposible de ignorar.
Ataques a la justicia de género: Colaboración entre Estados conservadores y organizaciones antiderechos
Los Estados con posiciones conservadoras en materia de derechos de la mujer, como Egipto, Bahréin, Nigeria, Rusia y Pakistán, presentaron argumentos y enmiendas a la resolución que eran claros intentos de diluir los derechos relacionados con el género y la sexualidad, y utilizaron argumentos y tácticas antiderechos demasiado conocidos.
A lo largo de las negociaciones, estos Estados utilizaron de manera indebida el concepto de “evolución de las capacidades del niño” e insistieron en que la participación política de las mujeres jóvenes y las niñas debe estar sujeta a la «orientación de los padres».
Esta narrativa forma parte de un esfuerzo sistemático y cínico por crear una nueva y falsa categoría de «derechos parentales».
Los «derechos parentales» son, de hecho, un código para conceder a los padres más poder para restringir los derechos y la autonomía de los menores, oponerse a la educación basada en los derechos y pasar por alto la violencia de género dentro de las familias.
Los conservadores también invocaron el pánico moral para oponerse a la inclusión de la Educación Sexual Integral (ESI) en el texto de la resolución.
Pero los Estados no lo hacen solos. El informe Rights at Risk: Time to Action puso de manifiesto la profunda colaboración entre los Estados y las organizaciones antiderechos para consolidar las políticas discriminatorias en la ONU.
La Alianza para la Defensa de la Libertad (ADF, en inglés), con sede en Estados Unidos, estuvo especialmente activa durante la sesión. La ADF, una organización de defensa legal cristiana designada como grupo de odio por el Centro Legal sobre la Pobreza Sureña, fue vista supuestamente presionando a diplomáticos que representaban a Egipto y Pakistán.
La ADF es conocida por presionar y apoyar a las delegaciones que adoptan posiciones particularmente conservadoras de restricción de derechos en diversas negociaciones. En pasadas sesiones del Consejo, las feministas han denunciado que Estados como Pakistán y Bangladesh han imitado los argumentos antiabortistas de la ADF.
La ADF fue un actor clave en el impulso para anular el caso Roe c. Wade en Estados Unidos y está replicando activamente su estrategia de defensa legal a nivel mundial. OpenDemocracy ha revelado que el grupo ha gastado al menos 21,3 millones de dólares en los cinco continentes desde 2008.
Con el estatus de Ecosoc, que permite la participación en la ONU, y con personal fijo que trabaja en el CDH y en otros organismos multilaterales, la ADF también tiene un importante acceso a diplomáticos y funcionarios.
Con la influencia de grupos antiderechos como la ADF en el Consejo, las feministas han dado la alarma de que los Estados conservadores son cada vez más audaces en sus ataques contra la justicia de género.
La justicia de las vacunas es una cuestión feminista
Estados como Canadá, el Reino Unido y la UE, que apoyaban firmemente la ESI y el derecho de las mujeres jóvenes y las niñas a la participación política, cambiaron de tono en otra sala en la que se negociaba el acceso a las vacunas y los medicamentos.
Estos «campeones del género» rechazaron de manera sistemática los intentos de reconocer «el acceso a los medicamentos como un bien público mundial» y negaron cualquier obligación de los Estados de abordar la desigualdad entre países.
Mientras tanto, en otro ámbito, se celebraba la reunión ministerial de la Organización Mundial del Comercio para ultimar el texto final de la exención de los Adpic (Aspectos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio).
La exención de los Adpic relajaría las normas de propiedad intelectual de la OMC y permitiría aumentar la producción y distribución de las vacunas y tratamientos contra la covid-19.
Sin embargo, la UE bloqueó cualquier cosa que se pareciera a una exención significativa en materia de propiedad intelectual, necesaria para garantizar que el resto del mundo tenga acceso al tratamiento. Estados Unidos, que antes apoyó una exención limitada, guardó silencio. El resultado fue la aprobación de lo que la Relatora Especial de la ONU sobre discriminación racial ha denominado «apartheid de las vacunas«.
A lo largo de la pandemia, grupos como Feminists for a People’s Vaccine han puesto de relieve cómo la asequibilidad y la disponibilidad de las vacunas están en manos de los Estados de altos ingresos y las empresas farmacéuticas.
Suiza, que presidió las negociaciones sobre un texto relacionado con la violencia contra las mujeres y las niñas, habría destruido más de 600 000 dosis de vacunas contra la covid-19 acaparadas la semana anterior al inicio de la sesión del CDH.
Al dar prioridad a los monopolios de las corporaciones en lo que respecta a las vacunas, estos estados del Norte mostraron poca consideración por el inmenso y desproporcionado impacto al que se enfrentan las mujeres del Sur Global, las minorías raciales, las mujeres negras y las mujeres indígenas.
Son estas mujeres las que se llevan la peor parte de las políticas que limitan el acceso generalizado a las vacunas.
¿Cómo pueden los Estados, por un lado, afirmar un compromiso con la justicia de género y, por otro, bloquear cualquier intento de acceso a las vacunas para todos? Los Estados tratan de manera conveniente la participación política de las mujeres y la desigualdad global en materia de vacunas como cuestiones separadas, pero la realidad es que no se experimentan ni se viven por separado.
Todas las formas de opresión deben abordarse como si estuvieran interconectadas, y hay que desafiar la influencia de todos los actores que se oponen a los derechos en la ONU, ya sean grupos fundamentalistas religiosos y agendas estatales nacionalistas o intereses corporativos.
Lo que resulta aterrador es que el espacio creado para responsabilizar a los Estados de las violaciones de los derechos humanos está cada vez más cooptado por los Estados y los actores antiderechos para servir a estos intereses creados, empeñados en erradicar la igualdad de derechos. Aunque las amenazas a las agendas feministas son muchas, las activistas feministas deben y seguirán luchando.
Este artículo se publicó originalmente en OpenGlobalRights.
RV: EG
Que vivan las amigas: la potencia de la amistad entre mujeres para colectivizar las luchas y ser más libres
Conciencia social
Escrito por Cecilia Lavalle Torres
La reflexión surgió en medio de un curso que impartíamos sobre los avances legales para atender y sancionar la violencia política contra las mujeres en razón de género.
¿Cambiar primero la conciencia social? Le di vuelta varios días al asunto. ¿Qué es la conciencia social? Tras leer algunos documentos que me encontré en línea, entendí que alude a la conciencia que adquiere un ser humano de que vive en un grupo social; es decir, toma conciencia de que hay otros seres en su entorno y se pregunta cómo las condiciones favorecen o perjudican a otras personas. La conciencia social implica entender las necesidades de otras personas y supone una motivación para la acción en apoyo de quienes lo necesitan.
Entonces —pensé—, no nos hemos equivocado en nada porque a lo largo de la historia, en diferentes momentos, han sido mujeres las que, tras adquirir conciencia social, se organizaron para cambiar las condiciones que les perjudicaban por nacer mujeres. Y, sin duda, las leyes han representado enormes avances.
Pensemos, por ejemplo, que sin reformas legales, estaría permitido vender a una mujer, violarla dentro del matrimonio, golpearla fuera o dentro de su hogar. Sin las reformas legales, las mujeres no podríamos votar, postularnos para un cargo de elección popular, divorciarnos, administrar nuestras propiedades; es más, ni siquiera tendríamos derecho a tener propiedades.
Pero una cosa es el cambio legal y otra el cambio real. Y creo que, en parte, a eso aludía la reflexión de la asistente al curso. Las reformas legales solo son una parte de los cambios indispensables que hay que llevar a cabo para que las mujeres gocen de todos sus derechos como humanas; pero es una parte vital: sin los cambios legales, nuestras condiciones serían medievales y no tendríamos posibilidades de exigir nada.
Ahora bien, esto se queda a medias si la reforma legal no se traduce en cambio real. Y para que se traduzca, es cierto que esa conciencia social debe ser generalizada. Es decir, la violación a los derechos de las mujeres debería verse como un agravio social y no —como sucede ahora— como un problema de mujeres.
En mi opinión, ahí está el meollo del asunto: porque no se asume que las mujeres somos tan humanas como los humanos y que, por tanto, tenemos derecho a todos los derechos, sin “peros”. Ni tampoco se asume que lo que les pasa a las mujeres le pasa a la sociedad. Es simple lógica matemática: somos más de la mitad de la población, así que lo que nos afecta de manera generalizada afecta a todo el conjunto social.
¿Nos hemos equivocado por avanzar más en el cambio legal y no en el real? Yo creo que avanzamos donde podemos, tanto como podemos. La toma de conciencia comenzó con nosotras y hemos hecho los cambios que hemos podido, que no son pocos.
Lo que tengo clarísimo es que si las mujeres nos hubiéramos esperado a que cambiara la conciencia social de manera generalizada, seguiríamos como en la Edad Media.
Escapar de un mundo de sombras
Escrito por Lucía Melgar Palacios
A la distancia, su legado es una obra multifacética, vigente por la maestría de su escritura y su rica imaginación y, también, por los conflictos y experiencias configurados en sus páginas que siguen resonando en un México y un mundo atravesados de violencia.
La obra de Garro no se centra solo en la violencia, pero esta atraviesa su narrativa y dramaturgia como un hilo que enlaza los paisajes de Ixtepec o la Ciudad de México con barrios neoyorquinos y europeos donde transcurre la vida de personajes enfrentados a turbulencias políticas, atrapados en relaciones opresivas o expulsados a los márgenes de la sociedad.
Si en Los recuerdos del porvenir las pugnas políticas, la desunión social e incapacidad de acción concertada apagan la ilusión y clausuran la posibilidad de futuro, en Testimonios sobre Mariana o Reencuentro de personajes el peso del machismo, la violencia de pareja y carencia de autonomía congelan a las protagonistas en el marasmo del desamor, el maltrato y miedo. En Inés y en los cuentos de Andamos huyendo Lola aparecen, por otra parte, seres sacudidos en la turbulencia del mundo: exiliados, desplazados y desposeídos, desprovistos de protección, expuestos a la miseria y crueldad humana.
A la vez que el sentido de estas y otras historias ficticias se actualiza en el presente de personas reales que viven o sobreviven pese a discriminaciones, desigualdades y manifestaciones cotidianas y extremas de violencia, perdura la riqueza de una escritura que contrasta el potencial humano de felicidad con la fatalidad aparente de la violencia y el predominio del afán de dominación.
Perdura también la crítica de Garro a la falsa modernidad de un país donde se abusa del poder, donde “la Constitución es un mono pintado en la pared”, donde las mayúsculas de palabras como “Patria” o “Revolución” forman parte de una historia oficial, un discurso oficial, que encubre la imposición de la voluntad del Jefe (en Felipe Ángeles), el fracaso de las promesas revolucionarias, la represión contra inocentes (Y Matarazo no llamó…); donde la violencia contra mujeres, niñas y niños, indígenas y personas marginadas pasa desapercibida o se tolera como acontecer cotidiano.
El atractivo y la importancia de la obra de Garro, sin embargo, no proviene solo de su lúcida visión de importantes tendencias y rasgos del siglo XX o de su percepción de la dinámica de la violencia, configurada como maquinaria destructiva. La poesía de muchos de los mejores pasajes de sus novelas y obras de teatro —obscuros o luminosos— añade a la densidad de la atmósfera, apela a los sentidos, no únicamente a la razón.
La belleza de un paisaje, el silencio en el tiempo detenido, la magia de la palabra que transforma o condena, el poder de la palabra que rompe con la mentira (verdad o denuncia), la imaginación que amplía un horizonte cercado o la memoria que guarda las historias de seres y pueblos acallados o desaparecidos trascienden la mediocridad de un mundo de sombras.
Como en la piedra de Ixtepec, en la obra de Elena Garro perviven, como promesa o inspiración, el poder de la imaginación, la memoria y la palabra lúcida y creativa.
70 de cada 100 mujeres en México han sido violentadas; centro del país, la zona más insegura para nosotras: INEGI
Escrito por Diana Hernández Gómez
En sus resultados generales, la ENDIREH 2021 muestra que las principales violencias a las que nos enfrentamos las mujeres mexicanas a lo largo de nuestras vidas son la violencia psicológica (con el 51.6 por ciento) y la violencia sexual (con el 49.7 por ciento). Entre las otras violencias registradas por la encuesta se encuentran la violencia física, la económica o patrimonial y también la discriminación.
Entre esta gama de violencias, las de índole sexual son las que registran el aumento más alto respecto a las cifras de 2016 —el último año de levantamiento de la ENDIREH antes de este año—. En este lapso, la violencia sexual pasó del 41.3 al 49.7 por ciento en la población femenina en México.
Los únicos tipos de violencia que disminuyeron en estos años de acuerdo con la EDNIREH fueron la económica o patrimonial, así como la discriminación. Fuera de esto, todas las demás agresiones han aumentado en los últimos seis años.
Además de los tipos de violencia, el Inegi también registró los ámbitos en los que las mujeres hemos estado más expuestas a experimentar diferentes agresiones a lo largo de nuestras vidas.
Los primeros lugares los ocupan el ámbito comunitario (con el 45.6 por ciento) y las relaciones de pareja (con el 39.9 por ciento). Esto refleja que no hay una distinción entre los espacios públicos y privados al hablar del riesgo latente para las mujeres de sufrir una agresión.
Centro de México alberga las entidades más violentas para las mujeres
La ENDIREH 2021 también reveló cuáles son las entidades más violentas para las mujeres en México. Según sus resultados, los tres territorios donde la violencia tiene una prevalencia de más del 75 por ciento son el Estado de México (78.7 por ciento), la Ciudad de México (76.2 por ciento) y Querétaro (75.2 por ciento), todos ellos ubicados en la región central de la República.
En este sentido, no es casualidad que precisamente la Ciudad de México esté registrando un ascenso importante en la cantidad de delitos relacionados con violencia sexual. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), dicha entidad acumuló 6 mil 304 de estos delitos de enero a julio de este año.
Las violencias al final del confinamiento por Covid-19 en 2020
Para su última versión, la ENDIREH también tuvo como objetivo registrar las experiencias de violencia entre las mujeres mexicanas de octubre de 2020 a octubre de 2021. Esto quiere decir que registra las violencias experimentadas durante uno de los periodos más fuertes de la pandemia, cuando aún no había vacunas contra la Covid-19, pero deja fuera el momento más álgido del confinamiento que inició en marzo de 2020.
De acuerdo con el Observatorio de Género y Covid-19, durante dicho confinamiento, las llamadas de emergencia al 911 por hechos de violencia contra la mujer alcanzaron la cifra histórica de 26 mil 171. Antes de esto, la cifra más alta registrada era de 21 mil 727 (correspondiente a febrero del mismo año).
En este sentido, la ENDIREH incluye el ámbito familiar dentro de las esferas violentas para las mujeres entre octubre de 2020 y octubre de 2021. La incidencia de la violencia en el núcleo familiar durante dicho periodo de tiempo fue del 11.4 por ciento. Sus principales perpetradores fueron las hermanas y hermanos, y la violencia más frecuente fue aquella de carácter psicológico.
En general, la violencia psico-emocional continuó siendo la más frecuente para las mujeres en diferentes ámbitos con el 29.4 por ciento. Le sigue la violencia sexual, con un porcentaje del 23.3 por ciento, la económica, patrimonial y la discriminación con 16.2, y la violencia física con 10.2 por ciento.
Por otro lado, el ámbito comunitario continuó siendo el más violento para nosotras con el 22.4 por ciento, seguido por la esfera laboral (20.8 por ciento), la relación de pareja (20.7 por ciento) y el ámbito escolar, con el 20.2 por ciento. Según la ENDIREH, la esfera menos violenta entre octubre de 2020 y octubre de 2021 para las mujeres fue la familia.
Además de estos datos, la ENDIREH 2021 también recoge información sobre la violencia ejercida contra mujeres de comunidades indígenas, mujeres con discapacidad y mujeres mayores de 60 años. Sin embargo, los datos en estos rubros no están desglosados.
Por ejemplo: el informe de la ENDIREH sólo dedica un párrafo para hablar de las mujeres con alguna discapacidad —como en el caso de las mujeres mayores de 60 años— y otros dos para abordar lo referente a mujeres de las comunidades indígenas.
A pesar de estos vacíos, este registro estadístico evidencia que, desde el último levantamiento de la ENDIREH, la violencia contra las mujeres continúa avanzando por México.
México suma 26 mil mujeres desaparecidas: Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada
Escrito por Berenice Chavarría Tenorio
Ciudad de México.- “Este día no debería existir”: El Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas se conmemora cada 30 de agosto. En México, la fecha ha llegado acompañada de una cifra alarmante, pues en el país se tienen registradas más de 105 mil personas como desaparecidas o no localizadas; de ellas, más de 25 mil son mujeres. En medio de un panorama de impunidad y omisiones gubernamentales, así han transitado miles de familias que buscan verdad y justicia.
Fue el 21 de diciembre de 2010 cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas, en virtud de la resolución A/RES/65/209, declaró el 30 de agosto como día para conmemorar a las víctimas de desaparición forzada. Desde entonces, el organismo ha insistido en la implementación de políticas públicas que erradiquen esta problemática.
A nivel nacional, la desaparición es un tema alarmante: entre el 15 de marzo de 1964 y este 30 de agosto, se han registrado 105 mil 086 personas desaparecidas en México, de acuerdo con cifras del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
Sin embargo, el Movimiento por Nuestros Desaparecidos en México destaca que este dato es poco preciso, pues con base en su experiencia, hay una importante y diversa cantidad de casos no considerados.
“Si bien las familias sabemos con certeza que dicha cifra se encuentra muy por debajo de la cantidad de casos que día a día vemos y vivimos en nuestros contextos, no deja de resultarnos alarmante el número alcanzado, y exigimos se atienda esta crisis de forma integral e inmediata en proporción a este desgarrador número de personas desaparecidas”, demanda la alianza de defensoras y defensores de derechos humanos.
Mujeres víctimas de desaparición forzada
El RNPDNO arroja que, de las más de 105 mil personas desaparecidas en el país, 26 mil 011 son mujeres. Tan solo en lo que va de 2022, 6 mil 256 de ellas no volvieron a sus hogares; además, resalta que la mayoría de estas mujeres tenían entre 15 y 24 años.
Cabe señalar que las entidades donde se tiene el reporte de más casos de desaparición —Jalisco, Estado de México, Nuevo León y Veracruz—cuentan con Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM), mecanismo establecido en la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia que tiene por objetivo garantizar su seguridad.
Organismos internacionales exigen alto a la impunidad
Carmen Rosa Villa Quintana, presidenta del Comité contra las Desapariciones Forzadas de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), fue una de las especialistas en la materia que visitó México entre el 15 y 26 de noviembre de 2021.
Ante la situación del país, la líder del Comité expresó que:“Es importante subrayar que el Comité analizó el contexto y tendencia de las desapariciones en México, por lo que llama a hacer frente a la realidad, la cual se refleja en las cifras. También llama al Estado a hacer frente a una impunidad que se expresa en el reducido número de sentencias en los casos de desaparición de personas, ya que a la fecha de la visita del Comité alcanzaban 36 sentencias a nivel nacional. Frente a este drama, está la crisis forense con más de 50 mil personas sin identificar. Por ello, el Estado debe adoptar medidas urgentes”.
Luego de dicho análisis, el Comité realizó el informe La desaparición forzada en México: una mirada desde los organismos del Sistema de las Naciones Unidas, en su tercera edición. En él se recuperaron las observaciones finales, jurisprudencia y recomendaciones que, en materia de desaparición, los organismos han dirigido al Estado mexicano.
Derivado de esto —explicó Carmen Rosa Villa—, surgieron varias recomendaciones sobre desaparición forzada, entre las que destacan:
- Que en el diseño de política de prevención deben estar involucradas todas las autoridades estatales, municipales y los amplios sectores de la sociedad, incluyendo a víctimas y colectivos de víctimas.
- Reconocer y tomar en consideración los criterios de responsabilidad de los servidores públicos y erradicar causas de impunidad
- Abandonar enfoque de militarización.
- Visibilizar, informar sobre las desapariciones.
- Implementar debidamente el marco normativo en todo el país.
Por ello, el organismo instó a tomar en cuenta dichas consideraciones, pues “no hay tiempo que perder” en medio de una crisis de desaparición que hasta el momento contabiliza más de 26 mil mujeres sin localizar en el país.
“No quiero ser una ‘supermujer’”: consejos de una madre para hacer frente al regreso a clases en el sistema patriarcal
Escrito por Berenice Chavarría Tenorio
Para miles de madres mexicanas, el regreso a clases suele ser caótico y demandante. Entre la responsabilidad que ha sido delegada a las mujeres y los estereotipos persistentes, ellas cargan una mochila de estrés que no se vacía e incluso se vuelve más pesada debido a los estándares que el patriarcado ha instaurado.
Para Erika Torreblanca, madre de una niña y un niño de siete y ocho años respectivamente, este inicio de ciclo escolar ha representando aún más estrés: el fin de las medidas sanitarias por el COVID-19 ocasionaron que toda la carga para las madres volviera de golpe.
En lo que refiere a los gastos, la también emprendedora asegura que tuvo que desembolsar hasta seis veces más del dinero que utilizó el ciclo escolar pasado. Erika es una de las más de 11 millones de jefas de familia que hay en México, ya que aunque su ex esposo entrega una pensión alimenticia, ella es quien se encuentra al frente de su hogar, lo que implica el estrés de comprar uniformes nuevos, forrar útiles y poner márgenes a los cuadernos.
Erika hace stand up, trabaja en una escuela secundaria y además comparte un negocio de útiles escolares con una amiga. Su hija e hijo ingresaron a primero y segundo año de primaria; por ello, desde su trinchera puede constatar que el regreso a clases ha sido embrollado para más de una mujer.
“Desgraciadamente, para las mujeres es mucho más caótico y mucho más demandante porque, a pesar de que estemos en pareja o no, siempre se nos atribuye este rol del regreso a clases. Las mamás somos –según la el imaginario popular– las que lloramos o las que nos ponemos contentas porque los hijos regresan a clases; las mamás somos las que nos peleamos, las que jalamos el cabello a las hijas para peinarlas, las que les tomamos fotos y las subimos a redes. No existe en en esta representación social una figura del padre en lo participativo”, relata Erika Torreblanca a Cimacnoticias.
“No quiero ser una superwoman”
Cimacnoticias: ¿Cómo le hace una madre mexicana cuando es abandonada por instituciones que han eliminado guarderías y no contribuyen en la conformación de un Sistema Nacional de Cuidados?
Erika Torreblanca: Con mucha ayuda, mucha ayuda de mi tribu, o sea, mi mamá, mi papá son tremendamente colaborativos conmigo. El papá de mis hijos también los cuida. Y a la niña y al niño los educo diciéndoles que somos un equipo de tres y que los tres tenemos que trabajar. Aun con eso, se necesitan guarderías y no solamente para las mamás solteras o las mamás divorciadas, las necesita la familia completa.
A pesar de contar con esta “tribu” que se configura en torno al cuidado de las infancias, para las madres esta labor sigue siendo particularmente complicada, pues les ha sido impuesta. Esto implica que su salud física y mental puede quedar en segundo plano en el intento por cumplir con los estándares que la sociedad patriarcal les dicta.
“Por eso yo siempre he dicho: yo no quiero ser una superwoman (supermujer)” afirma Erika. La trabajadora también asevera que todo el mundo juzga a las mujeres con hijas e hijos, al grado de llamarlas “madres desnaturalizadas”.
Consejos de una “madre desnaturalizada” para el regreso
La maternidad, la crianza y el regreso a clases en sí ya son complicados. Entonces, “¿por qué seguirnos juzgando unas a otras?”, se preguntó un día Erika. Fue así como surgió el proyecto “Madres desnaturalizadas”, una página en Facebook que comparte historias de maternidades reales para romper con los esquemas machistas sobre el tema.
Junto a su amiga Angélica Reyes, Erika fundó esta iniciativa para dejar de romantizar la maternidad, crear redes y mostrar a otras mujeres que no deben ser una superwoman.
Mamás emprendedoras, madres activistas, mamás escritoras y salud mental: estos son algunos de los temas que aborda el proyecto de las “Madres desnaturalizadas”. Y en el contexto del regreso a clases, te dejamos algunos tips que Erika nos comparte para enfrentar esta etapa.
1. La cooperativa de la escuela es tu aliada, no tu enemiga.
Utiliza los recursos a tu alcance: “Si hay la manera, busca la forma de que pagues un lunch diario porque es una forma sencilla y a veces hasta más barata que si tú lo haces en casa. Te ahorras un montón de tiempo, gas y esos 15 minutos que te hacen enojar porque no pudiste dormir de más”.
2. Comer sano es mucho más barato
Opta por alternativas económicas y saludables: “Te vas a ahorrar un montón de dinero porque una manzana cuesta mucho menos que un chocolate y que una consulta del pediatra”.
3. Recicla
Tus hijas e hijos no necesitan que todos sus útiles sean nuevos: “Mándalos con los colores del año pasado, sácales punta y dales una limpiadita, los puedes volver a usar perfectamente, no pasa nada”.
4. No mandes a bordar los uniformes
Al marcarlos con el grado escolar, se evita que puedan reutilizarse en el siguiente ciclo: “Hay cosas que se pueden reutilizar y se las puedes vender a las mamás de niños más pequeños, porque los niños crecen rapidísimo y lo dejan todo muy rápido. Entonces no bordes uniformes, nada más ponles una marquita o etiquetas planchables”.
5. No compres mochilas caras
“Una compra mochilas caras pensando que les van a durar toda la vida y no es cierto: los niños avientan lo mismo la mochila cara que la mochila barata y, de todas maneras, se rompen”.
6. No pasa nada si olvidas que tus hijas e hijos se bañen para ir a la escuela
Eres humana: “A lo mejor te regañan como mamá, pero acuérdate de que todas somos madres desnaturalizadas. Lo estás haciendo bien, somos mamás en una época difícil, en una época postpandemia”.
7. No tengas miedo de pedir ayuda
Es necesario exigir lugar para descansar y recibir, asegura Erika: “Son cosas que las mamás deberíamos aprender también, no solamente hacer cosas por los demás, sino a pedir cosas por nosotras y aprender a recibir”.
La trabajadora y emprendedora añade: “Que no nos dé pena por los memes, la gente y el sistema patriarcal (que es asqueroso contra las mujeres). No debemos dejar que eso influya en el ánimo porque estamos pasando también por momentos muy difíciles en cuanto a salud emocional. Compartido, todo es más tranquilo: busquemos a quienes, por ejemplo, puedan apoyarnos a recoger y llevar a nuestros hijos o hijas a la escuela algunos días a la semana y después lo hacemos nosotras por ellas”.
8. Las niñas y niños son personas con responsabilidades
Ellas y ellos también deben participar: “Que se involucren. Es cierto que su principal función en este mundo es ser felices y estudiar, pero también hay que enseñarles la responsabilidad que tienen”.
9. Que en las escuelas se involucre a los padres de familia
Es necesario que los papás asuman sus tareas: “Que a los padres también se les involucre en la educación, que también se les llame cuando cuando hay algo en la escuela, que tomen su responsabilidad y digan: ‘Soy parte de esta familia’” .
Un par de días después del regreso a clases, Erika Torreblanca recuerda que entre madres se requiere de mucha empatía, “porque todas estamos cansadas”. También exige que se involucren todos los sectores de la sociedad en la crianza y que la estructura de cuidados evolucione: “Todas somos madres desnaturalizadas, pero lo estamos haciendo bien”, asegura.