5/31/2014

Programa Tiempo de Mujeres de este sabado 31 de mayo CFRU la radio universitaria de Guelph

Desde cfru 93.3 fm la Radio de la Universidad de Guelph
en Ontario, Canadá
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MUJERES POR LA DEMOCRACIA
Bienvenida al programa de hoy
con Hilda Venegas
Noticias de Género en la Red
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Género en la mira con













Mujeres de arma tomar
en el espacio de nuestra amiga y compañera la maestra en estudios de género Daniela Villegas quien hace un análisis sobre el uso de la mujer en el cine, la violencia los estereotipos y la mercadotecnia, la mujer objeto
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Las mujeres enfrentamos desafíos todos los días, en el area laboral, social, económica, porque no hay equidad, porque existe impunidad, por eso decimos que la organización es la base de la lucha para obtener o defender nuestros derechos, ser mujer es una vulnerabilidad, en muchos países es motivo de violencia y muerte, pero ser mujer indígena es signo de exclusion de explotación y depojo,hablaremos sobre el encuentro en pasados días en Managua de las mujeres indígenas y rurales líderes de la región, reunidas en la Escuela Alquimia Feminista, en Managua
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Y que mejor que seguir con la entrevista del mes de guerrilla comunicacional con Belén Verdugo, una mujer rural, productora de alimentos ecológicos, titular de una pequeña granja familiar, junto a su hijo y compañero, ella nos habla de "La defensa de la soberanía alimentaria no se entiende sin la participación de las mujeres en igualdad". "La defensa de la soberanía alimentaria no se entiende sin la participación de las mujeres en igualdad"

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Bunny Yeager, la fotógrafa de las pin-up





La fotógrafa Linnea Eleanor Yeager, mejor conocida como Bunny Yeager, y quien catapultara al estrellato a la modelo pin-up Bettie Page falleció el pasado domingo 25 de mayo en Miami, Florida a los 85 años.


Considerada como una de las fotógrafas más célebres de desnudos femeninos de la década de 1950 y 60, marcó un quiebre en la era de oro de la fotografía pin-up en Estados Unidos (caracterizada por modelos femeninas en posturas sugerente con vestimenta estilo década de los 50 del siglo XX), dominada por los hombres, al dotar a sus modelos de agencia, dinamismo, sensualidad y confianza.

Celebró una sexualidad y erotismo en que las modelos se mostraban seguras de sí mismas, en un momento histórico en que esto era un tabú y pese a que la gran mayoría de sus imágenes eran destinadas a revistas masculinas donde aparecían mujeres desnudas, tras dar clic en el obturador pareciese que sus fotografías no estaban destinadas a la mirada masculina.

"Yo no lo estoy haciendo para excitar los intereses de nadie", dijo Yeager de su trabajo. "Quiero mostrar lo hermoso que mis temas son, si se trata de un guepardo o una chica o los dos juntos. Eso es más importante para mí que cualquier otra cosa".

Nacida en Wilkinsburg, Pennsylvania, en plena recesión económica estadounidense, se encaminó desde muy joven al modelaje. A los 17 años, adoptó el nombre de Bunny por el personaje de Lana Turner en la película de 1945 Fin de semana y tras descubrir que duplicar su portafolio de imágenes de las agencias era caro, se inició en la fotografía como una forma de economizar.

Yeager no sólo fotografió a mujeres emblemáticas como Bettie Page, Maria Stinger, Myrna Weber, sino que también diseñó bikinis, incluso se acreditó con la popularización del traje de baño de dos piezas en Estados Unidos después de su creación en Francia en 1946. Una de las imágenes más famosas que tiene de una mujer en bikini es la de la actriz Ursula Andress en la primera película de James Bond, de 1962, Dr. No.

En el caso de la dupla Bunny Yeager y Betty Page se logró romper con la usual pasividad de las modelos, mostrándose Page con una sexualidad sin complejos y plena seguridad. Desde que en 1954 Yeager fotografiara a Page vistiendo un gorrito de Santa en la revista Playboy, juntas crearon algunas de las imágenes más icónicas e influyentes de modelos pin-up que hoy en día se tiene.


En 2010, el Museo Andy Warhol de Pittsburgh montó la primera exposición de la carrera de Yeager, en que aparecían autorretratos que en cierto modo prefiguran el trabajo de la década de los 70 de la fotógrafa Cindy Sherman. La Galería Gavlak en Worth Avenue en Palm Beach dedicará un lugar especial a la obra de Yeager en Art Basel-Miami Beach 2014 en diciembre.

La desnudez femenina es una constante en la cultura popular generalmente cosificada, pero Yeager junto con Page abrasaron la desnudez para su propio goce, como señaló Page a Los Angeles Times en 2006: "Quiero ser recordada como la mujer que cambió las perspectivas de las personas en relación con la desnudez en su forma natural." Y justo así será recordada junto con Bunny Yeager.

Ser mujer, indígena, campesina y luchadora en un continente machista


Desde las kuna de Panamá, hasta las mixtecas de la frontera México-Estados Unidos, las mujeres indígenas y rurales luchan contra “ellos”–las empresas transnacionales, los gobiernos con sus planes de “desarrollo” respaldados por policías y militares.

Laura Carlsen


Managua, Nicaragua. “Nosotras estamos en territorios estratégicos, estamos viviendo en territorios que no sólo generan vida, sino que también están siendo codiciados. Ellos están luchando por estos territorios, pero nosotras también estamos luchando”. Lolita Chavez Ixcaquic, líder maya k’iche’, educadora y defensora de derechos humanos en Guatemala, resume así el desafío principal que enfrentan las mujeres indígenas y rurales en Mesoamérica hoy. Está hablando a unas 30 mujeres líderes de la región, reunidas en la Escuela Alquimia Feminista, en Managua, en un encuentro celebrado del 12 al 19 de mayo.
Desde las kuna de Panamá, hasta las mixtecas de la frontera México-Estados Unidos, las mujeres indígenas y rurales luchan contra “ellos”–las empresas transnacionales, los gobiernos con sus planes de “desarrollo” respaldados por policías y militares, los invasores, los grupos paramilitares y criminales.
Y simultáneamente luchan contra la discriminación y la opresión patriarcal en sus propias comunidades, organizaciones y familias. Reportan que la suya es una labor ardua y lleno de peligro, pero se nota por la alegría y energía que traen al encuentro que a la vez es una lucha marcada por la esperanza y el amor, y por el gusto de trabajar con mujeres que han sufrido experiencias similares y que comparten sus visiones de una vida mejor.
Aunque vienen de organizaciones que trabajan sobre temas que abarcan los derechos de las mujeres, la representación política, y los derechos colectivos de los pueblos indígenas, la cuestión de defensa de la tierra y territorios siempre está presente. Por un lado porque las amenazas se agudizan día tras día. Claudia Ángel, zapoteca de México, explica la manera en que el proceso actual de despojo impacta en sus comunidades. “Para los pueblos indígenas es muy fuerte que no tengamos tierras. Porque la tierra es la base de nuestro sustento, de nuestra vida– no sólo de la alimentación, sino incluso de la vivienda. Es muy cruel no tener tierra.”
Y, por otro, porque la tierra no es en “tema” para ellas. Es la vida misma, y el centro de su cosmovisión. Como dice Jessica Muller, miskita de Nicaragua, “trabajamos por la reivindicación de los derechos humanos de mujeres y niños y por los derechos de la madre tierra”.
Enfrentando a los megaproyectos, en defensa de la tierra y territorios
Al compartir sus luchas, se observa una etapa de “re-colonialización” en sus países con la llegada de las transnacionales tras los recursos naturales, explica Emérita Sánchez, de Panamá. Emérita es una reina de verdad, del pueblo Naso Tjer Di, uno de los pocos pueblos indígenas del continente con una monarquía tradicional. Para ellos la historia es la guía para el futuro, y para un presente en que ven la repetición de las prácticas coloniales que sufrieron sus ancestros.
Emérita cuenta la historia de que cuando llegaron los españoles a su tierra e intercambiaron el oro de los indígenas por un espejo:
“El señor (naso) llevaba el espejo a la casa y dijo ‘mira, me regalaron eso, es nuevo’. Y la mujer lo queda viendo y dice ‘O, es una mujer–¡otra mujer!’ y era ella misma,” dice, entre risas. Continúa: “entonces son las cosas que nos cuentan nuestros abuelos que con eso robaron nuestro oro, y cuando se dieron cuenta que teníamos mucho oro, empezaron a matarnos, nos terminaron. Y hoy siento que es lo mismo. Nuestros ríos, nuestros recursos–todo lo que nosotros tenemos, nos van a matar por eso. Ahora, en otra forma…”
En su pueblo han instalado la hidroeléctrica del Teribe en los ríos Bonyic y Teribe, bajo el rey anterior, ahora acusado de ser cómplice de la empresa. Aunque no pueden quitar la planta, el pueblo recientemente logró renegociar el acuerdo con la Empresa Pública Medellín para lograr beneficios para sus 12 comunidades. Decidieron no permitir la entrada de ninguna otra hidroeléctrica en su territorio, debido a la afectación al rio y el agua. Han pedido el reconocimiento de una Comarca Naso-Teribe por el gobierno panameño.
Las hidroeléctricas, promovidas bajo el Proyecto Mesoamérica y financiadas por los bancos internacionales y gobiernos nacionales, son unas de las amenazas más fuertes.
En El Salvador, las mujeres están luchando también por el derecho al agua, en este caso contra la contaminación y la privatización de áreas urbanas. Alejandra de la Asociación de la Mujer Salvadoreña, narra la lucha en defensa del agua, y contra la instalación de una fábrica de baterías Record en San Salvador “porque iba a traer plomo a nuestra agua”, como habían documentado en otros casos.
“Hicimos marchas, mandamos proclamas, y se hizo una concientización. Y lo que se logró es que se consensuaran con la misma gente de allí”. Como resultado de la movilización, se detuvo el proyecto.
“Pero se van a ir a otro lado,” avisa Alejandra. “Entonces así está la lucha– para que todos estén conscientes de que vienen estas empresas a robar a nuestros recursos y dañar el medio ambiente y matar a nuestra gente, porque ellos son grandes pero ¿a costo de qué? A costo de nuestra salud y la vida propia de nosotros.”
Todos los países representados–particularmente México, Guatemala. El Salvador y Nicaragua–están frente una embestida de la minería. Ana Sandoval, una joven que lucha contra el proyecto de minería Progreso VII en La Puya, Guatemala, dice que la lucha empezó sin tener ninguna información sobre el proyecto, hasta llegar a un consenso contra la mina, que “nunca contó con el consentimiento de la comunidad”. Hasta la fecha, organizan rondas 24 horas al día para no permitir la entrada del equipo de la empresa.
El movimiento de La Puya tiene un firme compromiso con la no-violencia. En este contexto, el liderazgo de las mujeres es una garantía. Ana dice que aunque los turnos son principalmente de hombres, “en el momento que hay algo, somos las mujeres las que estamos al frente. Los hombres al principio decían ‘cómo es que las mujeres van a estar ahí , nosotros también. Pero ellos han logrado ver que una mujer puede resistir más que un hombre, porque el hombre por naturaleza es más violento y la resistencia de nosotros es pacífica, cero violencia”. Estas mujeres se exponen a grandes riesgos en defensa de su comunidad.
Últimamente, la resistencia de La Puya enfrenta una de las tácticas comunes entre los gobiernos de la región: la criminalización. Con varios participantes detenidos, han tenido que gastar mucho tiempo y recursos en la defensa legal.
Megaproyectos eólicos y de cultivo de piña y palma africana, son otras de las principales amenazas a sus comunidades y culturas. Graciela Arias, kuna de Panamá, advierte también sobre el riesgo del negocio “verde por plata”, que implican los proyectos de captura de carbón en su tierra.
“En mi pueblo está llegando un señor y le dice a la gente que va a trabajar y es como decir que para él todo lo que está verde es plata y nosotros no sabemos qué es esto”. Dice que ahora las autoridades están hablándole para indagar en el proyecto y dejar claro que no puede entrar sin el consentimiento de las comunidades.
Ser mujer, indígena, campesina y luchadora
Las múltiples identidades de las mujeres indígenas y rurales plantean la necesidad de abarcar muchas frentes de lucha.
“Estamos luchando por nuestros derechos específicos como mujeres dentro del movimiento, por los derechos colectivos. Se ha agudizado en nuestro país el mapeo de mineras, empresas eólicas, hidroeléctricas. Estamos saturadas de empresas transnacionales dentro de los ámbitos de la mujer y de los pueblos indígenas. Estamos muchas veces muy saturadas, porque tenemos que luchar en dos sentidos,” destaca Claudia.
Ellas han tenido que encarar múltiples obstáculos para participar en la lucha. Rosalina señala: “si una mujer esté casada, no le gusta a los hombres que ande ahí (en la lucha). En las comunidades hay mucho machismo, pero cada vez hay más participación de las mujeres. Me falta mucho para desenvolverme más en la defensa de los derechos, para que las cosas cambien un poquito.”
La violencia contra la mujer surge como un problema mayor. Varias mujeres enfocan su acción y la de sus organizaciones en el tema, trabajando en los niveles domésticos, comunitarios y sociales y también en ellas mismas. Muchas traen heridas profundas. Lilián López, maya k´uiché de Guatemala, señala que esto tiene que ser parte de su formación como líderes, pues “no podemos pensar en liderazgos fuertes si no nos sanamos a nosotras primero.”
El tema de la Escuela, organizada por JASS (Asociadas por los Justo) fue “construyendo el poder colectivo de las mujeres, formación en liderazgo estratégico para mujeres indígenas y rurales en defensa de sus derechos”. Después de una semana de compartir ideas e intercambiar experiencias y reflexiones, las mujeres compararon sus dibujos sobre cómo ser líder hechos antes del curso, con unos que hicieron terminado el curso. En los primeros, se ven figuras grandes con unas figuritas pequeñas alrededor. El los segundos, hechos a base del proceso de rescatar y analizar sus propios valores y prácticas, se ven círculos de mujeres, del mismo tamaño, unidos en colectivo, en muchos casos con animalitos y ríos y mares alrededor.
Ada Inés Osorio, miskita hondureña, observa: “yo creía que ser líder era eso (indica el dibujo de la figura grande), solamente hablar de temas, de derechos y eso, pero sin incluir lo que son recursos naturales, y ahora he aprendido que no es así, ser líder es mucho más que eso, incluyéndole todo, y para todos y todas.”

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Lamentan católicas aprobación de ley antiaborto en NL



Carolina Gómez Mena
 Periódico La Jornada
Sábado 31 de mayo de 2014, p. 23

Tras la aprobación en primera vuelta –el miércoles pasado– de una legislación antiaborto en Nuevo León, la organización Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) lamentó el hecho y calificó de grave la situación.
Minerva Santamaría, coordinadora del área de jóvenes de esa organización, expresó a este diario que “es preocupante“ lo que sucede en Nuevo León, sobre todo porque el PRI impulsó la reforma en complicidad con el PAN y queda claro, agregó, que es un “acuerdo fast track” entre ambas fuerzas políticas y la Iglesia católica.

Apuntó que como parte de la Alianza Nacional por el Derecho a Decidir apoyamos las acciones en redes sociales impulsadas por organizaciones de la sociedad civil, y añadió que CDD hará un llamado para que el Congreso de dicha entidad comprenda que su responsabilidad es proveer las mejores condiciones para que se garanticen los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, basados en evidencia científica.
Subrayó que los legisladores de Nuevo León tienen la obligación de impedir que ninguna creencia religiosa influya en las decisiones de política pública.

Por otro lado, la arquidiócesis de México celebró la aprobación de la ley antiaborto y aseguró en su sistema informativo que Nuevo León se convierte en el estado 18 en proteger el derecho a la vida desde su inicio en la fecundación, con lo cual 56 por ciento de las entidades del país han concretado reformas legislativas que elevan a rango constitucional ese derecho a la vida, que en esencia tiene como propósito proteger la salud de las mujeres antes, durante y después del embarazo, así como la vida de las niñas y niños por nacer.

Desprotegidas laboralmente, miles de jornaleras chilenas



   Sueldos paupérrimos y sin prestaciones sociales

Dos trabajadoras de la región chilena de Coquimbo, toman un descanso en una dura jornada durante la recogida de fruta. Crédito: Tamara Albarran/Ministerio de Agricultura
Por: Marianela Jarroud*
Cimacnoticias/IPS | Santiago.- 

Miles de mujeres rurales de Chile que trabajan como jornaleras en la agricultura para la exportación, son foco de pobreza y desigualdad y de la desprotección laboral, pese a que su labor genera ganancias multimillonarias a la industria local.

En 2013 las exportaciones agropecuarias de Chile totalizaron 11 mil 580 millones de dólares, pero la remuneración mensual de la mayoría de las jornaleras no superó los 380 dólares, equivalente al salario mínimo en este país sudamericano de 17.6 millones de habitantes.

Chile está catalogado por consultoras internacionales como uno de los 25 países con mayor crecimiento a nivel mundial y el segundo que más lo ha hecho en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que integra desde 2010 como el único país latinoamericano además de México.

Es también el país con mayores grados de formalidad laboral en América Latina (AL) y el Caribe, según la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, aún persisten aquí trabajos por día o por temporada, precarios y carentes de derechos sociales básicos.

“En Chile hay una gran cantidad de trabajadores, y de trabajadoras en particular, que se vinculan a espacios del mundo laboral que son precarizados porque tienen malos sueldos, carecen de estabilidad laboral o no tienen condiciones legales en las cuales amparar su trabajo, porque son tercerizados, subcontratados, etcétera”, dijo a IPS/Cimacnoticias la ministra del Servicio Nacional de la Mujer (Sernam), Claudia Pascual.

Pero si a esa precariedad se le suma el ser mujer, residente en barrios precarios urbanos o en las áreas rurales, la realidad se vuelve aún peor, consideró la ministra.

“No es lo mismo ser mujer pobre, ser mujer mapuche, aymara, quechua; ser mujer rural, ser profesional o no serlo”, añadió Pascual.

MIGRACIÓN Y POBREZA

El trabajo de las y los jornaleros chilenos se volvió un fenómeno masivo en la década de los 80, de la mano del auge de las plantaciones de fruta para la exportación.

“Entonces, se abrieron las puertas para el trabajo de mujeres asalariadas, que en principio fueron mujeres pobres, campesinas”, explicó Alicia Muñoz, directora de la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri).

“Pronto comenzaron a emigrar las mujeres de las ciudades hacia el campo, mujeres pobladoras que se transformaron en una mano de obra calificada y en líderes del trabajo asalariado del campo”, señaló a IPS/Cimacnoticias.

Actualmente, entre 400 mil y 500 mil chilenas y chilenos trabajan en la cosecha de frutas en cada temporada, que se extiende de septiembre a marzo. La mitad son mujeres y 70 por ciento de ellas trabajan sin contrato, según un estudio del Sernam.

Los productos agropecuarios son el segundo rubro de exportación de Chile, detrás del cobre.

En este país, los trabajos temporales los proveen principalmente empresas contratistas en la minería, la construcción y la pesca, donde también existen contratos por día. Pero estudios y especialistas coinciden en que son las jornaleras de la fruta las más vulnerables por la informalidad del trabajo y la ausencia total de beneficios sociales.

La directora de Anamuri sostuvo que la cifra de trabajadores temporales para las zafras es superior a la oficial y que superaría las 700 mil personas, con alta presencia femenina, especialmente en el rubro frutícola.

“El trabajo de las mujeres es hoy en día la fruta. Ya no encontramos a las mujeres de las hortalizas, la huerta”, señaló. Los sueldos de las y los jornaleros para las cosechas prácticamente no subieron en dos décadas, pues los incrementos los absorbieron los “contratistas” intermediarios.

“Los salarios se estancaron hace muchos años, mientras que el costo de la vida crece muy rápido”, alertó Muñoz. Entonces, para reunir el dinero suficiente para sobrevivir los meses sin trabajo, hasta la siguiente cosecha, las mujeres deben “desdoblarse, haciendo dos turnos (unas 16 horas diarias), para ganar 800 o mil dólares”, precisó la dirigente campesina.

TRABAJADORAS “DESECHABLES”

Como consecuencia, detalló, “tenemos trabajadoras desechables, que producto del cansancio y los pesticidas, a los 40 o 50 años están enfermas y sin poder trabajar”.

Según un estudio de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la condición de jornalera oscila entre la regularidad, de formas y ciclos, y la irregularidad, por lo inestable en la duración de la relación laboral. También varía entre la inclusión y la exclusión laboral.

En Chile el empleo como jornalera o jornalero no se elige, sino que se encuentra como única opción, añade la FAO, cuya sede regional está en Santiago.

“Terminan pobres y desgastadas por las enfermedades que las aquejan. La mayoría de las trabajadoras asalariadas son jefas de hogar, por lo que deben encontrar otro trabajo para solventar los meses que están alejadas de las cosechas”, explicó Muñoz.

El representante regional de la FAO para AL, Raúl Benítez, afirmó a IPS/Cimacnoticias que, cuando se analizan los patrones de la inseguridad alimentaria, “uno cae en la cuenta de que las mujeres sufren de manera diferenciada este problema, más marcada”.

Por esa razón, añadió, “venimos trabajando activamente con las distintas agrupaciones de mujeres y de la sociedad civil en estos temas”.

Durante la campaña electoral que la devolvió a la Presidencia en marzo pasado, Michelle Bachelet prometió que impulsaría la mejora de un controversial proyecto de un estatuto del trabajador temporal que, según las agrupaciones, busca institucionalizar la precarización laboral en el sector.

El proyecto surgió durante el primer mandato de Bachelet (2006-2010) y fue modificado por su sucesor, Sebastián Piñera (2010-2014). Establecía, entre otros aspectos, la opción de llegar a un acuerdo entre el empleador y el trabajador, sin la necesidad de tener un sindicato, y no garantizaba por contrato los derechos sociales.

“Ese estatuto lo rechazamos durante el primer gobierno de la presidenta Bachelet porque no iba en la dirección en que nosotras lo habíamos planteado. En los últimos cuatro años la cosa se puso mucho más fea, porque cambió el origen y pasó a ser más una necesidad empresarial que de trabajadoras y trabajadores”, recordó Muñoz.

“Afortunadamente fuimos escuchadas por parlamentarios y políticos, y se fue quedando el estatuto en el camino”, añadió.

Ahora, las organizaciones se alistan para participar en una nueva mesa de negociación convocada por el gobierno para resolver el problema de quienes trabajan por temporadas.

“Efectivamente, nos llamaron y nos vamos a sentar en la mesa para discutir el tema de forma integral, para que se deje atrás los intereses empresariales y se pongan por fin sobre la mesa las necesidades de las y los trabajadores de Chile”, aseveró la directora de Anamuri.

Estas mujeres, trabajadoras, madres y, en muchos casos, único sostén de su hogar, pueden trabajar por dos o tres meses durante la temporada del verano austral, una labor que en el caso de los hombres ejercen casi exclusivamente los estudiantes, y por periodos más largos, de cuatro a ocho meses.

También existe la llamada “jornalera falsa”, que trabaja 10 u 11 meses para un mismo empleador, pero con uno o sucesivos contratos por obra o faena, lo que la deja fuera de cualquier indemnización al momento del cese de sus labores.

*Este artículo fue originalmente publicado por la agencia internacional de noticias IPS
 

Evitar la trata es cuestión de educación: Madai Morales


               

Salió de la explotación sexual para ayudar a otras mujeres que padecen la misma situación; exige a las autoridades no juzgar a las víctimas sino atenderlas

Foto: Daniel Perales

Año y medio fue víctima de trata. De su hogar en Veracruz, Madai fue llevada al Distrito Federal donde vivió golpizas, agresiones y vejaciones para obligarla a prostituirse. Intentó suicidarse en dos ocasiones, pero el 27 de enero de 2012 superó sus miedos y decidió escapar y denunciar a su victimario.

Hoy, dos años después, Madai Molares es presidenta honoraria de la Fundación Reintegra, asociación civil que apoya la rehabilitación de las víctimas de trata con fines de explotación sexual; además estudia Derecho por gusto y como una herramienta más paras ayudar a las mujeres que pasan por lo que ella pasó. Confía en que algún día será juez o magistrado.

Recién llegada de Estados Unidos, ¿Qué hiciste por allá?

Fui a participar en un proyecto con una fundación de Estado Unidos en conjunto con México, Fundación Reintegra y el apoyo de Rosi Orozco sobre la campaña ‘Sé implacable’, donde apoyamos a Norma Bastidas, también una sobreviviente víctima de trata mexicana que se propuso y logró el triatlón más grande del mundo. Corrió, nadó y anduvo en bicicleta desde Cancún hasta Washington.

¿Cómo te sentiste de viajar allá?

Es la primera vez que viajaba a Estados Unidos, pensé que sería más difícil pero no. En mi vida anterior (siendo víctima de trata) yo me escapé precisamente porque me iban a llevar para allá, entonces cuando llegue me acordé que hace dos años me iban a llevar a Nueva York, pero ahora estaba allá de otra manera, mi dolor, así como en el caso de Norma, también se ha convertido en mi fortaleza para realizar muchas cosas, ir a varios lugares aquí en México.

¿Cómo ayudas a las víctimas?

Me han invitado a dar pláticas, conferencias, prácticamente lo que hago es ayudar a que otras personas no vuelvan a pasar por la misma situación que yo. Pero también informar y concientizar a los padres, madres y jóvenes para que se cambie la forma de pensar sobre las mujeres y dejar atrás el pensamiento de que ‘están por gusto, porque quieren’. Es cuestión de educación, que desde la familia se fomente eso porque, por ejemplo, el caso de Tlaxcala, de donde vienen muchas de estas personas, ven la explotación de mujeres como algo normal.

Aquí en Reintegra ayudamos a las sobrevivientes a empoderarlas, hacerlas independientes y que sean aptas y capaces de valerse por ellas mismas. Las apoyamos con los recursos de gente que se concientiza y da donaciones en especie. Aquí aprenden a luchar por ellas y que el día de mañana puedan ayudar a otras sobrevivientes.

¿Qué pasa cuando las víctimas no denuncian e incluso dicen que no pidieron ser rescatadas?

Es por miedo, porque como fue en mi experiencia yo temía mucho por mí, pero sobre todo por mi familia, porque las amenazas son contra tu familia. Miedo de que los demás se enteren de lo que pasaste y piensen que estabas por gusto o que no crean lo que pasaste; y por otra parte la falta de confianza hacia las autoridades que muchas veces son las mismas que fomentan el delito.

Cuando yo estaba allá, por ejemplo, había policías que pasaban y contrataban. A mí me tocó pasar con algunos de ellos, entonces, ¿cómo puedes confiar en alguien, es una desconfianza que te hace no querer denunciar?

¿Cómo podrían superar ese miedo?

El miedo que ellos (los tratantes) te transmiten es grande y te bajan tu autoestima hasta por los suelos, pero lo importante es que ellas se consideren víctimas, porque si no es así es más complicado. Muchas veces mienten en sus declaraciones porque no se consideran víctimas.

¿Qué opinas del caso de Cuauhtémoc Gutiérrez, el miedo podría estar frenando las acusaciones?

No sé mucho de este caso, pero de lo que he leído y visto, si en realidad esas mujeres fueron abusadas, a lo mejor es el miedo lo que no las hace denunciar porque el señor tiene mucho poder. Otras de las cosas que falla en estos casos es la protección de las autoridades, porque la víctima va y denuncia pero necesita protección. Al hacer una denuncia no es nada fácil, es muy complicado y más para uno que ha sido víctima, porque temes por tu integridad física, por tu familia, y las autoridades no dan garantía de que vas a estar protegida, en un lugar seguro.

¿Realmente se está combatiendo la trata en el DF?

Se está haciendo algo pero no lo suficiente, falta más por hacer, falta sensibilizar a nuestras autoridades sobre todo para entender que cuando llegue la víctima a denunciar la traten con respeto. Porque pasa que cuando denuncian, te dicen ‘Ah es que de seguro venías vestida así, entonces por eso te pasó’, y la autoridad no está para juzgar de esa forma, sino para apoyar y atender a las víctimas.

Yo creo que hay que sensibilizar más a los policías que están en las calles, que pasan por donde están estas mujeres (que son explotadas). Concientizar y sensibilizar en las escuelas, fomentar la cultura de la prevención.

¿Cómo va tu caso?

Estoy peleando por mi reparación del daño, ya quiero que todo esto se acabe. Incluso lo que podría obtener de la reparación no sería para mí, tal vez sería para la fundación, para apoyar a otras sobrevivientes. Todavía estamos agotando la última instancia que nos queda. Él (su tratante) se amparó, pero me enteré en la semana pasada, justamente cuando estaba en Estados Unidos, mi abogado me dijo que le habían rechazo su recurso, y el tipo este lo que está haciendo es ir a la Suprema Corte de Justicia para meter un recurso de revisión de porque se lo revocaron. Yo sólo quiero terminar esto.

Tus planes a futuro

Ahorita voy a continuar aquí en Reintegra apoyando, quiero dar resultados, apoyar a las sobrevivientes. Pero uno de mis sueños en ser juez, magistrado o entrar a la política, de senadora, de diputada no sé. Estoy estudiando Derecho porque me encanta mi carrera, pero también porque quiero apoyar a las víctimas de este delito. Quiero hacer una maestría, una ser perito psicológico o estudiar una maestría en criminalística.

¿Cómo está la relación con tu familia?

Hablo con ellos, es que esta parte de la familia es muy complicada porque me costó mucho trabajo que mi papá me entendiera y se diera cuenta de que no fue que yo haya querido, sino que me sometieron, me explotaron. A veces yo sentía que mi papá se sentía culpable, pero la familia debe estar para apoyar a las mujeres que sufren esto, y no para reprocharles y hacerlas sentir culpable. Yo siempre quise protegerlos, siempre pensaba en ellos. Ahora mi papá me entiende mejor y sé que está feliz con que yo esté estudiando, que yo estoy bien.


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