nos habla sobre el padre de la ginecología moderna el Dr James Marion Sims, es válido ser reconocido en la medicina cuando a través de su profesión también practicaba el racismo y el clasismo ? Muchas atrocidades se han cometido en nombre de la ciencia, cuando deberiamos avanzar en el respeto a los derechos de las demás personas.
Y precisamente es el respeto el que se pelea, el que se busca, y no ganacias económicas para unos cuantos, porque somos mujeres y no mercancías, somos personas y no números, hoy en Europa las feministas tiene un nuevo reto pelar contra el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP) porque es EEUU la única democracia que no ha ratificado la convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer, no reconoce (al igual que Irán, Somalia o Sudán del Sur) al CEDAW, ni ha firmado el protocolo del mismo que, con sus fallos y lentitudes, permite las denuncias individuales por discriminación y la investigación internacional. Precisamente han sido los grupos que ahora se están sentando a negociar con la UE los que frenaron el proceso de ratificación, es decir: el grupo conservador, el fundamentalismo religioso estadounidense aquel que no reconce espacios ni derechos de las mujeres
y continuamos con los derechos de las mujeres, y los derechos sexuales y reproductivos lo sabemos en muchos países no los respetan, es el caso del El Salvador en donde 17 mujeres aunque no son todas, estan acusadas por aborto con penas que dan vergüenza, como el caso de Guadalupe, joven salvadoreña que en 2007 fue condenada a 30 años de prisión por homicidio agravado, cuando en realidad sufrió un aborto espontáneo
y seguimos con los derechos ignorados o violentados, seguimos denunciando al Estado mexicano que mantiene presa a Nestora Salgado la lider comunitaria quien ahora ademas tiene una campaña en contra, campaña que criminaliza el poder de los pueblos a decidir con sus propias leyes
y continuamos con el programa de nuestra querida amiga María Néder y sus Mujeres de Puerto Almendro, un espacio para conocer de las mujeres latinoamericanas instrumentistas, compositoras y cantautoras a lo largo del tiempo
En la esquina de la Quinta Avenida y la calle 103 del East Harlem en
Nueva York se erige la estatua del considerado padre de la ginecología
moderna, James Marion Sims (1813-1884)
quien enfundado en una bata de cirujano -según lo dispuesto por el
escultor Ferdinand Freiherr von Miller-, continúa generando polémica a
más de 130 años de su deceso.
Sims oriundo de Carolina del Sur, Estados Unidos ha sido venerado
por muchos por sus contribuciones a la ciencia por el primer
tratamiento exitoso para la fístula vesicovaginal, la primera cirugía
de vesícula biliar, y la introducción de principios antisépticos en
todas las áreas de tratamiento quirúrgico, mientras que por muchos más
ha sido vilipendiado por usar a esclavas negras para sus
experimentaciones sin suministrarles anestesia.
No hay duda de que él llevó a cabo experimentos en mujeres, y
que le era posible hacerlos porque eran esclavas señaló en 2010
Deborah McGregor, profesora de historia en la Universidad de Illinois y
autora de From Midwives to Medicine: The Birth of American Gynecology (De las parteras a la medicina: nacimiento de la ginecología Americana).
Entre 1845 y 1849 Sims, operó una y otra vez a diferentes
esclavas de Alabama, siendo las más conocidas Anarcha, Betsey y Lucy.
En un intento de resolver el problema de las fístulas persistentes,
producidas en ocasiones durante y/o después del parto, implementó una
cirugía para tratar la grave afección llamada fístula vesicovaginal, y
desarrolló una herramienta para ayudar en la cirugía, conocido
actualmente como espéculo de Sims.
La falta de anestesia a las mujeres negras esclavas de campos
de algodón por parte de Sims es claramente una cuestión ligada a temas
de raza y clase. Al considerar que sus cirugías vaginales eran
procedimientos menores no utilizaba anestesia en sus pacientes
afroamericanas o irlandesas-americanas. Sin embargo a las mujeres
blancas de clase alta les aplicaba anestesia pues consideraba que ellas
no tolerarían la cirugía sin éter. Como señala McGregor, a lo largo de
su carrera médica Sims hace un uso racista y discriminador de la
anestesia con una premisa tácita de que las mujeres de clase alta eran
más vulnerables al dolor.
Tal abuso ha quedado grabado en el imaginario del pasado, para
los habitantes del East Harlem que son en su mayoría negros y latinos,
lo cual ha generado que desde 2010 se pidiera la remoción de la famosa
estatua de Sims. En 2011 la entonces concejal de la zona Melissa
Mark-Viverito pidió, sin éxito, a la Comisión de Parques la eliminación
del monumento. Mark-Viverito argumentó que la estatua continúa siendo
un recordatorio constante de que los esclavos "eran considerados menos
que humano".
Sin embargo el tirar la estatua encubriría el hecho de que ha
sido contada sólo la mitad de la historia de la ginecología moderna a
través de los ojos y fama de Sims. Tres estatuas más de las más
conocidas pacientes, -Anarcha, Betsey y Lucy-, les daría reconocimiento
y se evitaría borrar el pasado que necesita ser confrontado.
Ellas como muchas otras miles de mujeres sufrieron todo tipo de
vejaciones en el nombre de la ciencia, en suma fueron invisibilizadas
y todo el crédito se lo llevó Sims, pese a que fueron sus cuerpos donde
se escribió la historia de la ginecología al ser sometidas a docenas de
operaciones sin anestesia.
Víctimas de continuas e interminables operaciones estas mujeres
esclavas y otras irlandesas fueron consideradas menos que humanas, bajo
preceptos racistas en que eran vistas como inferiores, ganado,
desprovistas de razón y emociones y por lo tanto invisibilizadas.
Si son las representaciones en los monumentos, estatuas los que
producen identidad y presencia materializada simbólicamente de quienes
son incluidos, la presencia de Anarcha, Betsey y Lucy en el East Harlem
es más que fundamental para preservar la memoria de las atrocidades que
vivieron y entenderlas como sujetas clave de la historia de la
ginecología moderna.
Este
asunto de abrir los ojos todos los días a las siete de la mañana con la
obtusa misión de desenamorarme, me tiene muy agotada.
¡Agotadísima!
Me siento como una de esas señoritas descabezadas, colgando de un
alambrito y en su jaulita, que nos ofrece la obra de la tan entrañable
Louise Bourgeois.
Les muestro cómo:
¿Acaso no es un regalo magnífico de la vida que el arte exista?
Que el arte exprese lo que una intenta frasear entre la incapacidad,
y el sonrojo, y una cierta sorpresa acongojada y tartamuda.
Desamar es triste, desolador, cansadísimo, y viene con una hilera de pequeñas, medianas y grandes miserias.
De las grandes miserias no voy a hablar, porque es muy temprano para andar de antiestética.
Me concentro en las otras: ya perdí en sueños hasta el último de mis collares.
Todos mis collares extraviados. Mis queridas amiguitas, no sé si logran medir el tamaño de esos tormentos oníricos.
He tecleado con tal furia y desasosiego (más desasosiego que furia)
que logré quebrarme dos uñas de las de acrílico, lo que no es un logro
menor.
Mordisqueé (con acento final en la é) otras dos. También de las de acrílico.
Me lloran los ojos (no lloro yo, sólo mis ojos) además, extravagantes líquidos fluyen día y noche desde mis fosas nasales.
Es una desgracia: justo cuando una quisiera ser la glamorosa del barrio (¿Acaso no dice Cosmopolitan que el glamour
es la mas eficaz de las "curas"?) la retahíla de síntomas se
confabulan para recordarte que a pesar de una misma: "El cuerpo habla".
Qué deslucido y antipático.
La mañana llega.
Arrastro al sol y lo coloco en mi balcón.
Lo arrastro así:
Una trabaja (donde trabaje) en mi caso concreto en mi estudio, en mi casa.
No tengo que enfrentar –por el momento - el mundanal ruido, lo que me obliga a enfrentar –por el momento- el íntimo silencio.
Hay días en los que sí quisiera trabajar en una oficina.
Bulliciosa como el andén del metro Balderas a la hora pico.
Una oficina en la que llegaran muchísimas personas, y sonara un
conmutador todo el tiempo, y los altavoces reprodujeran salsas y
cumbias a todo volumen.
Hay días en los que quisiera que el ruido fuera tan estentóreo y tan fuerte, que no me permitiera escuchar nada, ni a mí misma.
¿Se acuerdan que Sartre escribió: “El infierno son los otros?”.
No sé en qué estaría pensando, Sartre.
Porque, ¿quién podría ser la peor monserga de una misma, sino una misma?
Me concentro en una traducción de la cual la mitad del sentido se me escapa.
¿Qué habrá querido decir este señor tan misterioso?
Me refiero al señor que escribió el texto a traducir.
En fin, quizá también a algún otro señor, pero no se lo voy a
conceder, porque como mi rimbombante título expresa estoy: “Trabajando
el olvido”.
Quisiera tanto sonar rotunda ante mí misma.
Por lo menos mientras termino la traducción.
¿Se han fijado que en esas etapas de duelo, separaciones, desgarraduras y desquerimientos, una es capaz de recordar en tropel una entera colección de momentos siniestros?
¡Qué morbidez!
Y sí, no me quiso naditita la maestra Pola, en el quinto año de primaria.
Y miren que me esforcé.
Entregué todos mis mapas, todas mis conjugaciones, todas mis redacciones, esmeradas y a tiempo.
Y sí, mi mamá regaló a mi perrita Canica, y cuando llegué de la escuela ya no estaba en la casa.
Les ahorro la retahíla mórbida, porque es un in crescendo.
Me descuelgo del gancho del que me dejé colgada, así:
Me coloco la cabeza, las orejas, los cabellos...
Unas piernas, unos brazos, unos pies.
Una bolsa, unos zapatos.
Y me voy a comer con mis amigas.
Todas me arropan muy amorosas y me dan consejos muy complicados,
inteligentes y verdaderos, porque no sé si ya alguna vez les dije: Casi
todas mis amigas y yo somos psicoanalizadas.
¡Ajá!
No es lo duro, sino lo tupido, que le dicen.
Arreció mi memoria del desamor de la Señorita Pola en el quinto de
primaria, y de la pérdida de mi perrita Canica. Era blanca y moteadita,
Canica.
Comí abundante pastel de chocolate.
No debí.
Mis amigas se esforzaron mucho en decirme que: “¡Qué cabellos! “¡Qué pinta!”, “¡Qué guapa!”.
Ellas deseaban hacerme sentir así:
Yo sé, que como diría mi mamá cuando se le atravesaba la vida: “Hoy ando hecha un despojo humano”.
No les subo la imagen del cómo, es muy desgreñado.
Adoro esa declaración catastrófica y como de fin de los tiempos.
Siempre –a mi mamá y a mí- nos pareció divertidísima.
Hay que saber pronunciar: “Soy un despojo humano”. Las sílabas
largas, largas, como uno de esas pinturas de Dalí en las que los
objetos aparecen como fundidos… desmayados y fundidos.
Mi amiguita Lola, a diferencia de casi todas mis amigas, odia a
Freud y a Lacan, y me ha explicado: “A ese par, me voy a evitar la
suerte de conocerlos. Unos amargados, querida, truculentos y amargados”.
“Lolita, ¿cómo lo sabes si no los has leído?”.
“Ahora resulta que para saber quién es alguien, una tiene que leerlo, ¿dónde se ha visto?”.
Es cierto, ¿dónde se ha visto, sobre todo si están muertos?
En realidad, Lolette dice algo peor, que me voy a atrever a repetir
a continuación, nada más por mi empeño en citarla con minuciosidad: “Un
par de mal-cogidos, Freud y Lacan, ¿qué se podría esperar de ellos?
¿No te parece curioso que los dos fumaran puros?”
Pareciera que Lola los conoció muy de cerquita a Freud y Lacan, en
alguna de sus vidas pasadas. No me ha revelado más detalles. Acá les
muestro a Freud fumando un puro:
A continuación les muestro a Lacan fumando un puro:
No sé qué podría significar el fumadero de puros, pero lo tenemos que pensar.
Escribir en mi agenda: ¿Y por qué ambos dos fumaban puros?
Lola se declara especialista en “autoayuda y técnicas de choque”, que ella inventa, según la necesidad.
Está allí, con sus ojotes acuosos que me conmueven, bien solidaria y bien práctica.
No intenta animarme, se limita a asegurarme que no me veo tan mal:
"Mira, sí traes unas ojeras inmundas, y nariz como de Rodolfo el reno,
si te encontraras en este momento al potencial hombre de tu vida, te
miraría y saldría corriendo, pero no exageremos tu caso, ¿te imaginas
a la Karenina después de que la atropelló el tren?
"Ella sí que se quedó apachurrada. Y apachurrada para siempre”. Me provocó una carcajada.
Cierto, todo es cosa de trabajar el sentido de la proporción.
Relativizar, que le dicen.
Cuando Lola se divorció, se fue a vivir seis meses al mar para aprender a bucear. Y aprendió.
Fue el resultado de un sueño en el que una "vidente", le aconsejaba: "Ahoga tus penas".
Regresó tan llena de paz, que lo voy a intentar, sólo que como soy claustrofóbica, lo mío sería la bañera.
"Ni te preocupes, con la bañera basta. Te aprietas la nariz y te
sumerges, aguantas el aire lo más que puedas… lo más que puedas…lo más
que puedas… luego saltas hacia afuera como una delfina. Nada de brincos
sobresaltados y medio histéricos; lo tienes que hacer con gracia. ¿Qué
has estado leyendo?”.
“En desorden: Virginia Woolf, Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector”.
“Pero, ¿estás loca operada del cerebelo? ¿Por qué no también a Sylvia Plath?”.
“Ah, lo olvidé: También a Sylvia Plath”.
“Llego justo a tiempo. ¡Casi te perdimos! ¿Tienes la receta de la
mascarilla de pepino y el tratamiento de aceite de oliva para el
cabello? ¿Le llamaste a la de las uñas? Come jícamas, es mejor que
mascar uñas. Pela cebollas. Si te sirve, escribe, pero acuérdate que
así nada más no funciona. Escribe con la mascarilla de pepino…”.
Un cuarto de pepino pelado.
Una yema de huevo.
Una cucharada pequeña de vinagre de manzana.
Tres cucharadas de aceite de oliva.
Mezcla todos los ingredientes en la licuadora hasta obtener una pasta homogénea, aplica en tu piel y deja actuar por media hora.
Mujer ante su computadora… trabajando el olvido.
“Tratamiento para cabellos: Un aguacate, dos huevos, media tacita de
aceite de oliva, dos cucharada de miel”. Con los cabellos embarrados de
este menjurje escribía la Duras, que te encanta. Revuelves. No huele
bonito, pero la belleza…como el olvido: cuestan. Ah, y te vas a tener
que lavar y lavar los cabellos porque el aceite de oliva se instala
como si no fuera a salirse nunca. Como si no fuera a salirse nunca…
¿Pescaste la fina y sutil metáfora?”.
“Creo que sí”.
Me sumerjo… emerjo… me sumerjo… emerjo…
“Lola, pienso insanidades cuando me sumerjo en la bañera, no sé, cosas feas”.
"Ocupa tu mente con alguna letanía. Qué sé yo. ¿Te sabes poemas de ‘El declamador sin Maestro’”.
“Casi todos, palabra por palabra”.
“Buenísimo. Imagínate que te acaban de operar y estás en inmediata
recuperación. Comienzas por calditos de pollo: ‘El declamador sin
maestro’, y ‘Se me olvidó que te olvidé’, y hasta la Lupita D’Alessio.
Quizá no tienes que llegar tan lejos en la rampa enjabonada, depende de
cada una. En fin: éntrale al rompe y rasga. Ríete. Ríete. Ríete. Pasado
el tiempo te sofisticas de a poquitos, mana: La Pizarnik, los divaneros
fumadores de puro, que si tu mamá, que si tu papá, toda la parafernalia
del Edipo. Las surrealistas, la Louise Bourgeois. Cuando estés más
fuerte, cuando estés más alegre, cuando se pueda… Por el momento…
Chavela Vargas”…
Y a elegir entre los poemas de “El declamador sin maestro”, para no
pensar de golpe, para no pensar demasiado… despacito, despacito.
"Mamá, soy Paquito…". Ne, ese no está tan ad hoc dog.
Recomienzo: "Yo ya no le rezo al Cristo de mi cabecera…".
"Campanas, clamorosas campanas de mi pueblo…".
Nulo en mis actuales circunstancias.
“Desde la ventana de un casucho viejo/ abierta en verano, cerrada en
invierno/¿por vidrios verdosos y plomos espesos, /una salmantina de
rubio cabello /y ojos que parecen pedazos de cielo, /mientas la costura
mezcla con el rezo, /ve todas las tardes pasar en silencio /los
seminaristas que van de paseo… /Pero no ve a todos: ve solo a uno de
ellos, su seminarista de los ojos negros…”.
"Me entrené con el poema del seminarista", Loliux, le dije por teléfono.
"Eso, mana, bien desgarrado. Y así tu te identificas con la
salmantina, y él es el seminarista, y todo es imposible y sufren un
montón. Ellos, no tu. ¿Ves qué conveniente y cursilísimo?".
¿Qué haría una sin sus amigas?
Me sumerjo… emerjo… me sumerjo… emerjo…
En la bañera, como un litro de champú al hilo... porque el aceite como la memoria y la nostalgia, se pegan, se pegan.
"Desde la ventana de un casucho viejo/ abierto en verano, cerrado en invierno…".
Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (TTIP)
Veíamos
a nuestras compañeras latinoamericanas movilizarse contra el NAFTA,
contra el ALCA, generar nuevos frentes contra el libre comercio, salir
a la calle bajo el lema “somos mujeres, no mercancías”
Madrid,
07 ene. 15. AmecoPress.- Hace unos meses Lourdes Benería manifestaba
que el feminismo en Europa no había cuestionado con la suficiente
fuerza lo que nos traía el modelo neoliberal, que no había introducido
como algo central este tema en su agenda. No estábamos haciendo el
suficiente hincapié en que cada vez es más profundo el conflicto entre
capital y vida. Veíamos a nuestras compañeras latinoamericanas
movilizarse contra el NAFTA, contra el ALCA, generar nuevos frentes
contra el libre comercio, salir a la calle bajo el lema “somos mujeres,
no mercancías”, pero aunque desde las redes internacionales se seguían
y conocían estos procesos, la “maquilización”, se consideraba más un
tema de apoyo a las redes feministas que como un tema propio de nuestra
agenda.
Pues bien, ya
tenemos en casa el caballo de Troya, se requiere información, acción y
respuesta porque, como ya se ha dicho, no se trata de un enfrentamiento
entre EEUU y Europa, sino un abuso del poder corporativo y
multinacional frente a la soberanía democrática.
¿Qué nos estamos jugando las mujeres con la aprobación del TTIP?
Laboral
Sabemos que el
proceso de negociación no está centrado en el tema arancelario, sino en
la “cooperación reguladora”, es decir, normativas a la baja. Pues bien,
¿cuál es la “normativa más baja”?
EEUU es la
única democracia que no ha ratificado la convención sobre la
eliminación de todas las formas de discriminación de la mujer, no
reconoce (al igual que Irán, Somalia o Sudán del Sur) al CEDAW, ni ha
firmado el protocolo del mismo que, con sus fallos y lentitudes,
permite las denuncias individuales por discriminación y la
investigación internacional. Precisamente han sido los grupos que ahora
se están sentando a negociar con la UE los que frenaron el proceso de
ratificación, es decir: grupo conservador, el fundamentalismo religioso
estadounidense y el sector empresarial, en base a tres argumentos,
revestidos de ética, con efectos comerciales:
- “Obligar a
los EEUU a pagar a hombres y mujeres lo mismo por igual trabajo atenta
contra las bases del sistema de libre comercio y es un ataque a nuestra
soberanía” (Senadora Wendy McElroy)
- La garantía
de los derechos sexuales y reproductivos –públicos y gratuitos- y la
libertad sexual son contrarios a los derechos religiosos, que
prevalecen. “Son incompatibles con la tradición y la política de los
EEUU que defienden la maternidad y ven a la maternidad con el mayor
honor y respeto” (Y benefician a la sanidad privada)
- La
coeducación y la corresponsabilidad atentan contra los valores
tradicionales de la familia “Son incompatibles con la tradición y la
política de los EEUU que defienden la maternidad (Y sustentan los
cuidados que permiten que el capitalismo funcione)
Entre los Convenios de la Organización Internacional del Trabajo que EEUU no ha firmado se encuentran:
• Igualdad de remuneración entre hombres y mujeres.
• Apoyo a trabajadores/as con responsabilidades familiares.
• Trabajadores/as domésticos.
• Año 2000, Convenio sobre la protección de la maternidad(regulan los permisos, prestaciones, derecho a la lactancia)
El riesgo en
el proceso de negociación comercial, que contempla todas las
protecciones laborales que buscan la corresponsabilidad como COSTES a
eliminar, es que las empresas europeas que los aceptaron obligadas y a
regañadientes (como nos recordó el Círculo de Empresarios la semana
pasada) por las legislaciones nacionales, aprovechen la coyuntura para
presionar a los gobiernos, en aras del beneficio económico y el éxito
comercial, para desregular y retroceder en este campo.
Nos preocupa
también que, a través de la puesta en marcha de los tribunales ISDS,
que equiparan multinacionales y estados soberanos a través de un burdo
sistema de arbitraje, puedan sancionar en aras de los daños
comerciales, políticas públicas de fomento de la corresponsabilidad que
para nosotras son muy importantes, como la ampliación de los servicios
públicos de guardería en el periodo de 0 a 3 años o la ampliación de
los permisos de maternidad y paternidad iguales, intransferibles,
ampliados y pagados.
De igual
manera, en los procesos de privatización de servicios públicos y
recortes en el Estado del Bienestar que están en juego, por la
feminización del empleo público (precisamente por el mayor cumplimiento
de las leyes de protección en lo público que en lo privado) lo que se
destruye es empleo de calidad de las mujeres, transformándolo en empleo
precario. Mientras nuestro secretario de estado de comercio, Jaime
García Legaz afirma que el TTIP creará 144.000 empleos, el Centro de
investigación de política económica de los agentes de banca de Londres
estiman en dos millones los empleos en riesgo entre EEUU y la UE. Las
multinacionales no generan puestos de trabajo, aumentan sus beneficios,
pero la creación de empleo nunca ha sido una prioridad, está siempre
vinculada a la PyME.
Igualmente,
cuando se recortan servicios públicos, aguantan el “shock social” las
mujeres, haciéndose cargo de la sostenibilidad del bienestar y la vida,
y minimizando los efectos de los recortes en servicios para la
infancia, la salud o la dependencia. Sabemos también que en el caso de
rentas altas, estos recortes se solventan traspasando las labores de
cuidados a las mujeres del Sur, emigrantes, con el efecto devastador
que tiene sobre sus propias sociedades de origen.
Siguiendo en
la línea del avance de la precariedad, hay un área también muy
feminizada, los servicios a las empresas y las comunicaciones y el
sector cultural (la ICC) que también se van a ver afectados -el sector
audiovisual, por la fuerte denuncia que ha tenido en Francia en su
defensa de la excepción cultural parece que de momento se va a quedar
fuera-. Reflexionando sobre los riesgos de la “maquilización de
Europa”, pienso que nuestra maquila no va a ser tan industrial, como
una maquila de la creatividad y el conocimiento. Contratos a tiempo
parcial, trabajos desde casa que ahorran costes, negociación en
solitario, jornadas eternas, efectos desocializadores que vuelven a
invisibilizar el trabajo de las mujeres y que tienen una correlación
sobre la salud y el bienestar (el aumento del consumo de
psicofármacos).
Como decía
Benería sobre el hecho de haber sido poco tajantes, hemos hablado mucho
de techos de cristal, que son muy importantes, que beneficiaban
privilegios de clase, y no tanto de “suelos pegajosos” del riesgo de
institucionalizar la precariedad, convertirla en norma y recortar la
autonomía económica (con los efectos que tiene sobre la superación de
la violencia de género o el día a día de familias monoparentales).
Confluencia con el ecologismo
En el proceso
de confluencia del feminismo con la denuncia ecologista del TTIP
ponemos el foco especialmente sobre la gran industria de la
mercantilización y medicalización del cuerpo de las mujeres (no en vano
L´Oreal es la segunda gran fortuna europea por detrás de Inditex, dos
ejemplos de multinacionales con un patrón de consumo muy generizado y a
la vez con una responsabilidad evidente sobre la explotación laboral de
las mujeres del Sur). Pues bien, mientras que la UE prohíbe la
utilización de 1200 sustancias químicas en este sector, EEUU prohíbe
sólo 12, por lo que si en los procesos de negociación se va a la baja,
la exposición a sustancias nocivas estará también generizada, a la vez
que a través de la desregulación de la protección de datos para fines
comerciales, estaremos bombardeadas por la llamada al consumo. La
resistencia y la información que despleguemos aquí será clave.
También en el
ámbito agrícola y ganadero (dejando a un lado el hecho de dar más
espacio a multinacionales que están especulando con productos
alimentarios básicos para la creación de agrocombustibles que impactan
sobre la propiedad de la tierra de las mujeres y su soberanía
alimentaria), en España corremos el riesgo de acelerar el proceso de
despoblación rural.
Las mujeres
están trabajando principalmente en las explotaciones familiares y en
productos regulados y protegidos (denominaciones de origen) que están
en riesgo frente a la entrada de las multinacionales agrarias y
ganaderas estadounidenses. La emigración de las mujeres en el medio
rural supone la muerte del mismo: se “solterizan” los pueblos
envejecen, no hay niñ@s ni jóvenes, se pierden servicios básicos y se
convierte en la pescadilla que muerde la cola, porque no atrae a nuevos
pobladores.
Por todo esto
Como nos han
dicho nuestras compañeras latinoamericanas, la clave ahora está en no
aceptar este modelo como un hecho y luchar porque los valores de la
economía feminista pasen al centro. Se trata de decir NO a los
acuerdos, ya no basta con introducir cláusulas de género o denunciar,
por ejemplo, el sesgo androcéntrico de quienes lo están negociando
(como dicen María José Capellín y Amaia Pérez Orozco, los BBVA :
Blancos, burgueses, varones, adultos y heterosexuales).
Se trata de
hacer ver que la macroeconomía no es neutra y que el patriarcado y el
neoliberalismo van de la mano y se refuerzan mutuamente. Se trata de
entender que la denuncia del feminismo al neoliberalismo y al
capitalismo más feroz apunta a la línea de flotación. Se está
mercantilizando la vida, los cuerpos y nos toca ya llevar a la opinión
pública el hecho de que el centro son las personas, no los mercados y
empezar a socavar la lógica de la ACUMULACIÓN. Una vida dedicada al
más, más, más lejos, más cantidad, ¿para qué?
Nos toca el
diálogo de confluencia con todas las economías críticas para generar
una respuesta firme y crear alternativas y llevar al centro nuestra
ecodependencia y nuestra vulnerabilidad. la imagen de la competición
individualizada y feroz, del sálvese quién pueda, es irreal e
insostenible, porque la vida no es así, la vida es en relación. por eso
a pesar de la urgencia, no podemos renunciar a seguir pensando sobre el
sentido de nuestro trabajo, ni renunciar a la terquedad de que no todo
es monetizable.
Hay que huir
también de los discursos que individualizan el “fracaso” y nos aíslan,
sin tener en cuenta que estamos sufriendo las consecuencias de la
avaricia y la extracción (de los cajeros) hecha política.
Podemos
pararlo, ya se ha hecho antes, se han conseguido 500.000 firmas contra
el TTIP en 5 días, con movilización en 27 países, ha habido protestas
en más de 300 ciudades, están pendientes de sus costes electorales y
creo que, con el feminismo también en pie, con la estrategia del
vampiro que propone Susan Sontag, pararemos el TTIP exponiéndolo a la
luz.
(*) Estefanía Rodero, Círculo de Salamanca de Podemos- Comisión de Economía - Candidata a la Secretaría General.
Yuderkys
Espinosa, integrante del Grupo Latinoamericano de Estudio, Formación y
Acción Feminista (GLEFAS), critica la concepción occidental del
feminismo.
Yuderkys Espinosa, feminista dominicana antirracista y disidente sexual, estuvo en Madrid para presentar el libro que coordina, Tejiendo de otro modo: Feminismo, epistemología y apuestas descoloniales en ‘Abya Yala’
[nombre dado al continente americano por el pueblo Kuna de Panamá y
Colombia, previo a la invasión]. El libro aborda los debates sobre
colonialidad del género y (hetero) patriarcado, las experiencias de
resistencia y las apuesta descoloniales.
¿Cuáles son las principales luchas y debates que se están dando en el macroespacio del feminismo latinoamericano?
En
el feminismo hay muchas disputas de sentido y no todos los feminismos
son lo mismo, pero también hay lo que llamo acuerdos fundamentales,
consensos y verdades (con mayúscula) que son o han sido consensuados
dentro del feminismo, lo que, parafraseando a Santiago Castro-Gómez
cuando analiza el pensamiento latinoamericanista, nombro como “la Razón
feminista latinoamericana”. Estoy interesada en escudriñar ese suelo
común que arrastra como densidad el concepto feminismo y que remite a
sentidos de interpretación de la opresión y apuestas de futuro que
confrontan a nosotras las feministas con las luchas de las mujeres que
prefieren no nombrarse feministas. Estas son mujeres racializadas y
subalternas que el feminismo, las instituciones estatales, pastorales,
científicas, incluyen dentro de un grupo más o menos homogéneo –más
allá de su adscripción a pueblos, grupos, comunidades–, que han sido
pensadas por fuera de lo humano y que por tanto contraponen el sentido
moderno de lo que es pensando como mujer. Es ilustrativo que esta
subalterna, aun aprendiendo a nombrarse y significarse a través del
apelativo “mujer”, no se encuentre contenida por una propuesta –como la
feminista– que se pretende interpeladora de “todas” las mujeres. Las
racializadas subalternas erosionamos de maneras múltiples las
significaciones que el feminismo, las instituciones y el proyecto
moderno en su conjunto comparten de lo que es una mujer. Algunas de
nosotras estamos diciendo, si mujer siempre es blanca, quizás las
negras, las afro y las indígenas no somos mujeres. Pienso en Sojourner
Truth preguntándole a las feministas: “¿Acaso no soy yo una mujer?”.
Mucha gente va a interpretar esta pregunta como un intento de parte de
las mujeres negras de buscar un lugar dentro del concepto mujer y la
comunidad feminista.
¿Cuál es tu respuesta?
A mí me
interesa llevar esta pregunta hasta sus últimas consecuencias, verla
como una interpelación, sin posibilidad de respuesta por parte del
feminismo. Y digo que quizás la respuesta a esta pregunta de Truth es que al fin no hay posibilidad para las “mujeres negras” de ser “verdaderas” mujeres.
Creo que si hay que interpelar al feminismo en el sentido de ser
también reconocidas como mujeres es porque al final no lo estamos
siendo. Veo potente la posibilidad de admitir que más de un siglo
después seguimos sin serlo para el pensamiento feminista. Habrá que
admitir el fracaso de esa interpelación. También habrá que admitir que
efectivamente puede ser que dentro de una genealogía de los deseos y de
las luchas o resistencias también hay una apuesta por parte de los
pueblos racializados de terminar adscribiendo a la matriz moderna y,
con ello, al modelo binario de género: admitir que una de las
estrategias para llegar a ser humanos es volvernos mujeres y varones,
en el modo en que ha sido definido y producido por la modernidad.
¿Entraría el feminismo descolonial o la perspectiva descolonial dentro de los feminismos?
Se
puede decir que sí, aunque lo nombraría feminismo antirracista
descolonial. Entre quienes estamos luchando en esto, hay una cantidad
de matrices de lectura que hacen difícil el consenso. En este sentido
digo que hemos nacido partidas, fracturadas porque la verdad es que la
manera en que adscribimos a esta crítica del racismo y de la
colonialidad tiene fuentes muy distintas. Entre los debates que estamos
teniendo está, por ejemplo, el pensar si hay que hacer un esfuerzo por
mirar las categorías que hemos usado en el feminismo, pero que han sido
producidas por el feminismo blanco burgués eurocentrado; y si esas
categorías que se han visto como universales para intentar explicar una
opresión basada en el género servirían para pensar cualquier cultura,
cualquier comunidad o sociedad en cualquier época de la historia. Otra
de las cuestiones que estamos repensando es la utilidad del concepto de
patriarcado y la idea de género misma,ver si estas categorías responden
a la experiencia histórica de construcción de la sociedad europea y no
a la de otros lugares del mundo. Ahí hay una apuesta a repensar la
pregunta “¿será que esto nos sirve para pensar sociedades anteriores,
para pensar una historia de Abya Yala en otra clave que la de los
invasores y genocidas?”. Dentro de esta heterogeneidad temporal y
estructural que se da en nuestro continente, al mismo tiempo que existe
el espacio globalizado de los Estados nación hay resistencias
culturales asentadas en territorios que hacen rupturas epistémicas y
materiales con el modelo occidental. Habría que preguntarse esto antes
de ir a la comunidad: “¿Hay otras experiencias de pensar los cuerpos, de organizarlos en lo social?”.
Éstas son el tipo de preguntas que nos estamos haciendo aún en un nivel
más teórico, pero que tienen consecuencias políticas. Desde ahí creemos
que el feminismo debe ser revisado en sus bases eurocéntricas y su
matriz moderna; debemos poner entre paréntesis todas las verdades que
nos han enseñado sobre el porqué de la opresión de las mujeres, así
como el tipo de política para lograr superarla. Hay que
desuniversalizar estas verdades, hay que repensarlas y reelaborarlas a
la luz de lo que estamos aportando aquellas cuyas vidas y experiencias
no responden a la mujer blanca. Hay que repensar la cuestión del
patriarcado así como las nociones dicotómicas y universales de
varón-mujer; preguntar en qué contextos éstas han funcionado, hacer una
genealogía de su producción y de su surgimiento.
¿Hay una pérdida de perspectiva respecto al origen de estas opresiones?
La
idea de raza y el racismo tienen una historia con fecha de inicio,
también la tiene la sociedad de clases. Me resisto, y esta resistencia
es política, a pensar que siempre ha habido esta idea de sexo, esta
lectura de los cuerpos. Universalizar el patriarcado como sistema mayor
y preexistente en cualquier grupo humano, preexistente a cualquier
organización y lucha de las mujeres, es esencialista porque repite el
ethos moderno, la idea de que toda sociedad anterior siempre fue peor,
la idea de que se necesitan las batallas salvacionistas de la razón
para ser mejores. Estas críticas se dirigen a unas élites intelectuales
y políticas que se han beneficiado de la constitución de los Estados
nación y su ideología del mestizaje, que al tiempo que admite los
distintos orígenes de su población, acepta los preceptos de la razón
colonial-racista de la superioridad europea. Y estas élites
blanco-mestizas, desde una enunciación de clase y raza privilegiada,
son quienes en general han definido el programa feminista en América
Latina. Entonces, cuando empezamos a traer estas cuestiones,
aparecen los conflictos porque hay mucha dificultad en abandonar esta
idea de unidad de experiencia en la opresión y en la lucha entre
“mujeres”. Al feminismo latinoamericano le está costando mucho aceptar
lo que vengo formulando desde hace un tiempo, que hay intereses de
clase y raza que nos separan a las nombradas mujeres. Mientras no lo
visibilicemos estamos contribuyendo a que sea un grupo de las mujeres,
o sea la única verdadera mujer, “la mujer blanca burguesa”, la que se
beneficie de la acción feminista. Las voces privilegiadas del feminismo
no están dispuestas a asumir las prerrogativas de las que gozan y mucho
menos aceptar que esto produce la sujeta subalterna, que su privilegio
se sostiene gracias a la opresión de la gran mayoría de las mujeres
para quienes dicen trabajar. Es lo que he nombrado como el racismo del
concepto de género producido por la teorización feminista.
¿Crees que es posible un diálogo entre el sur del Norte y el sur del Sur?
Agradezco
que me hagas esa pregunta porque efectivamente Europa no es una sola.
Eso lo sabemos muy bien porque en América Latina nos forman escuchando
todas estas disputas y eso ha hecho que muchas veces nos hayamos
identificado con las contrahegemonías europeas y de EE UU, y eso ha
implicado una dificultad para producir una teorización propia que parta
de nuestras experiencias. Para el pensamiento descolonial, Europa es un
espacio físico, pero no solamente, es fundamentalmente una construcción
histórica que funciona como un proyecto hegemónico a nivel mundial.
Nosotras cuando pensamos Europa estamos pensando el proyecto colonial
que surge en este continente hacia el resto del mundo. Reconocemos que
hay una serie de otras matrices de resistencia en el propio espacio de
lo europeo hegemónico, pero que muchas veces queda desdibujado dentro
de esta historia de colonialidad hacia el resto del mundo. La cuestión
es ver cómo podemos construir puentes entre subalternidades y que una subalternidad no termine recibiendo los aportes de otra subalternidad en una lectura blanca
que hacen ciertos representantes de esas voces contra hegemónicas. Para
ello haría una lectura más de movimiento a movimiento para ver cómo
podemos habilitar unas coaliciones que sean más horizontales.
Asamblea Legislativa aprueba el indulto a favor de Guadalupe
La
Asamblea Legislativa de El Salvador concedió el indulto y por tanto la
libertad a Guadalupe, joven salvadoreña que en 2007 fue condenada a 30
años de prisión por homicidio agravado, cuando en realidad sufrió un
aborto espontáneo.
En sesión ayer, las y los integrantes de la Asamblea discutieron una de
las 17 solicitudes de indulto que en abril de 2014 presentó la
Agrupación Ciudadana por la Despenalización del Aborto en El Salvador,
para lograr la liberación de salvadoreñas que en un primer momento
fueron acusadas del delito de aborto, pero que ahora purgan condenas de
entre 20 y 40 años de prisión tras ser declaradas culpables de
“homicidio agravado”.
Luego de varias horas de discusión, fue aprobada la solicitud de
indulto para Guadalupe, por lo que la mujer de ahora 25 años de edad
saldrá de prisión.
Las 17 solicitudes de indulto se basan en la Ley Especial de Ocursos de
Gracia, que permite a la Asamblea Legislativa conceder el indulto a
personas en prisión y que ya agotaron todas las instancias legales en
busca de su libertad.
De acuerdo con el proceso definido en la ley, la Corte de Suprema de
Justicia (CSJ) debe fijar su postura ante la solicitud –luego de
conocer diversos recursos como análisis de conducta de las personas en
prisión–, y devolver la petición a la Asamblea Legislativa para que
ésta la discuta en el pleno.
El pasado 23 de diciembre, la CSJ emitió un informe y dictamen
favorable a la concesión de indulto por la pena de 30 años de prisión
contra Guadalupe.
En la resolución del órgano judicial se lee: “Queda demostrado que en
el presente caso existen, no sólo razones poderosas de justicia y
equidad, sino también de índole jurídicas relacionadas con derechos y
garantías fundamentales de la imputada, como es la garantía que se
presuma su inocencia mientras no se haya probado su culpabilidad
conforme a la ley, y que en caso de duda razonable, se considere lo más
favorable a su persona, recomendándose por tal motivo la concesión del
indulto de la pena de 30 años de prisión que se le impuso por la muerte
de su hijo recién nacido”.
El lunes 12 de enero la Comisión de Justicia y Derechos Humanos de
la Asamblea Legislativa aprobó por unanimidad el dictamen favorable al
indulto. El día 16, la solicitud de indulto a Guadalupe se sometió por
vez primera ante el pleno, pero sólo se alcanzaron 42 de los 43 votos
requeridos para ser aprobada, por lo que ayer se volvió a debatir.
Vía telefónica desde El Salvador, una de las integrantes de la
Agrupación Ciudadana precisó a Cimacnoticias que las 17 solicitudes
deben ser discutidas una por una cuando la CSJ fije su postura para
cada expediente, pero lo logrado en la primera petición representa un
avance para las salvadoreñas. No obstante, aclaró, estarán al tanto de
las solicitudes pendientes.
LA HISTORIA
De acuerdo con la Agrupación Ciudadana por la Despenalización del
Aborto en El Salvador, el embarazo de Guadalupe fue producto de una
violación sexual. “La falta de información y el trauma asociado con la
violación no le permitieron (a la joven) reconocer los signos del
embarazo”, informó la organización civil.
En 2007 Guadalupe, quien desconocía su condición, tuvo un parto de
madrugada en el pequeño cuarto de la casa donde trabajaba como empleada
del hogar. Ante el temor de perder su empleo, no pidió ayuda ni tuvo
ninguna atención médica, y según con lo que ella manifestó, el producto
nació sin vida.
Pese a que presentaba una hemorragia, Guadalupe –originaria de la
comunidad rural de Cuscatlán– continuó en sus tareas domésticas y al
mediodía su empleadora la llevó al Hospital de San Bartolo, ubicado en
San Salvador –capital del país centroamericano–, donde la atendieron
hasta pasadas las 8 de la noche. El propio personal sanitario la
denunció ante la policía por aborto y fue detenida.
La Fiscalía, al poco tiempo de iniciar el proceso, cambió la
tipificación del delito de aborto a “homicidio agravado”. A pesar de la
falta de pruebas que demostraran que Guadalupe realizó alguna acción
intencional que condujera a la muerte del producto, ella fue condenada
en 2007 a 30 años de cárcel.
El propio juez, al momento de condenarla, reconoció que no había prueba
directa que demostrara su responsabilidad en los hechos, y por ello la
condenó “por pura suposición y conjeturas”.
“Existen hechos que no se pueden demostrar de manera directa a través
de los medios de prueba conocidos, sino solo a través del esfuerzo de
la razón que parte de datos aislados, de cabos sueltos, que une la
mente para llegar a una conclusión”, se lee en la sentencia contra
Guadalupe.
Durante el tiempo que la joven estuvo en la cárcel, cuenta la
Agrupación, ella terminó sus estudios de bachillerato y asistió a los
diversos talleres de formación que le ofrecieron.
Desde 1998 El Salvador es uno de los cinco países de América Latina
que prohíben el aborto bajo cualquier circunstancia. La criminalización
de las mujeres por abortos, incluso espontáneos, se agravó en ese año
cuando, para dar cumplimiento a la reforma legal, se estableció un
aparato de persecución judicial para denunciar, investigar y procesar
cualquier actividad “sospechosa de aborto” en hospitales públicos, y
otros lugares de salud pública.
Según datos de la Agrupación Ciudadana, entre 2000 y 2011 al menos 129
mujeres fueron acusadas de aborto, de las cuales 29 están encarceladas;
además se estima que al año se llevan a cabo 35 mil 89 abortos
inseguros en el país centroamericano.
Incontables
veces, me preguntan: ¿Por qué en lugar de “feminista” no te reivindicas
como “humanista” o “igualitarista”? ¿No era que el feminismo era un
humanismo?
Madrid, 15 ene. 15. AmecoPress.- Existen dos razones principales.
El
movimiento humanista no ha defendido históricamente la igualdad entre
varones y mujeres. Muchos humanistas eran también grandes misóginos.
Tomemos el ejemplo del iniciador de los Juegos Olímpicos modernos, el
francés Pierre de Coubertin. Está asociado en todo el mundo a los
ideales de paz y de igualdad supuestamente celebrados por los Juegos.
En realidad,
su concepto de igualdad se limitaba a la igualdad entre los varones:
consideraba que los Juegos Olímpicos debían ser vedados a las mujeres,
porque su participación sería “no práctica, ininteresante, antiestética
e (…) incorrecta”. Los Juegos, pensaba, deben buscar “la exaltación
solemne y periódica del atletismo macho con el internacionalismo co
mo
base, la lealtad como medio, el arte como marco y el aplauso femenino
como recompensa”.
Y sin embargo,
todavía hoy en día, se considera a ese misógino como un gran humanista,
y muchos estadios, gimnasios, etc., llevan su nombre.
¿Y qué pensar
de los masones, estos humanistas destacados, que celebran la libertad,
la tolerancia, la justicia social, la paz, pero que en sus estatutos
rechazaban a “los siervos y las mujeres”, y entre quienes todavía hoy
en día perdura la idea de que las logias no deben ser mixtas?
El humanismo
nunca fue ninguna garantía para las mujeres. Hizo falta un movimiento
específico de defensa de los derechos de las mujeres para que ellas
pudieran ser consideradas ciudadanas y gozar de los mismos derechos que
los varones (derecho de votar, de trabajar, de tener una cuenta
bancaria. de viajar, de tener o no hijxs, de compartir la patria
potestad, de casarse, de divorciar, de tener el mismo salario que
ellos, de ser dueñas de su cuerpo, cosas que hoy en día, todavía no
están garantizadas).
Entonces sí,
el feminismo es un igualitarismo, pero la palabra “feminista” permite
visibilizar a las mujeres y su lucha específica, y subrayar el hecho de
que son ellas las primeras víctimas del patriarcado. El feminismo lucha
por la igualdad entre varones y mujeres, pero esa igualdad se alcanzará
cuando se deje de oprimir, maltratar, denigrar a las mujeres, y cuando
se acaben con los estereotipos de género que atribuyen a unas y otros
cualidades distintas.
Si bien los
varones también son “víctimas relativas” del patriarcado, ellos salen
favorecidos en la ecuación, aunque les cueste reconocerlo, porque no
siempre se sienten favorecidos (evidentemente, existen otras
opresiones, de clase, de raza, que los afecta también, y les impiden
ver que ante una mujer que esté en las mismas condiciones que ellos,
ellos siempre tendrán las de ganar).
Pero hacer de
las mujeres el centro de la lucha por la igualdad de género es una
manera de recordar que si bien los varones también sufren por el
sexismo, las primeras víctimas, a las que liberar en prioridad del yugo
patriarcal, son las mujeres.
La otra razón tiene que ver con la historia de la palabra “feminista” ¿Cuál es el origen de la palabra feminista?
La palabra
nació en Francia en el siglo XIX. Durante mucho tiempo, se pensó que la
palabra había sido inventada por el filósofo socialista (y favorable a
la igualdad entre varones y mujeres) Charles Fourier, quien presenció
los inicios del movimiento feminista moderno allá por 1830.
Pero al
parecer, se trata de un error. En realidad, el término ya se usaba en
medicina. Designaba un trastorno de desarrollo en los varones, que
afectaba su “virilidad” y les hacía parecer femeninos.
Pero el
primero en usar ese término para designar a las mujeres que luchaban
por sus derechos fue en realidad el escritor francés Alexandre Dumas
hijo. En 1872, publica “El hombre-mujer”, en el que se burlaba: “Las
feministas, perdón por el neologismo, dicen: todo lo malo viene del
hecho de que no se quiere reconocer que la mujer es igual al varón, que
hay que darle la misma educación y los mismos derechos que al varón”.
A partir de
ese neologismo, la palabra se difundió como una manera despreciativa de
designar a las mujeres que luchaban por sus derechos.
Hubertine Auclert (1848-1914)
Hasta que la
sufragista francesa Hubertine Auclert se apropió de la palabra en 1882,
del mismo modo que las personas “queer” se apropiaron de ese término,
que en un principio era una manera negativa de designar a las personas
“raras”.
Reivindicarme
“feminista” es una manera de honrar a todas aquellas que me
precedieron, lucharon, sufrieron y a veces murieron por que las mujeres
tengan los mismos derechos que los varones.
La gente
piensa que los derechos fueron adquiridos por arte de magia, o porque
algunos varones fueron muy muy generosos y decidieron, en su inmensa
bondad, ceder derechos a las mujeres.
Pues no. Las
mujeres consiguieron el derecho de voto luchando, peleando,
manifestándose, siendo reprimidas, encarceladas, tildadas de locas, de
histéricas, exactamente como se tilda de locas e histéricas a las
feministas actuales.
Por todas
estas mujeres que me precedieron (como Hubertine Auclert, de quien se
recordará el centenario del fallecimiento el 4 de agosto próximo) y
gracias a las cuales hoy en día soy una ciudadana que goza de casi los
mismos derechos que los varones, me reivindico y me reivindicaré
siempre Feminista.
Con mucho
orgullo y a mucha honra. Como lo deberían hacer todas las mujeres que
hoy, gozan de esos derechos sin siquiera preguntarse gracias a quién, y
que luego escupen sobre el feminismo y hasta afirman no necesitarlo.
Algunas fuentes (en francés)
Geneviève
Fraisse, “Muse de la raison. Démocratie et exclusion des femmes en
France”. Texto completo. http://clio.revues.org/482.
Una de las principales formas que el gobierno usa para disuadir la protesta social es la represión.
Ya lo hemos visto estos últimos meses con el caso Ayotzinapa y con las
múltiples manifestaciones pacíficas en las que las fuerzas de seguridad
han ejercido abuso de autoridad y hasta brutalidad policiaca.
Otra forma, la más extrema, ha sido el asesinato de activistas. Acallar
la protesta, la lucha social, matando a las y los defensores de
Derechos Humanos o a las y los dirigentes es la forma que usan los
gobiernos cuando ya no pueden contener el reclamo de su nefasto actuar.
Sin embargo, en esta época en la que el tema de los Derechos Humanos,
por fortuna, retumba cada vez más fuerte… Ya no es tan sencillo.
En unos cuantos meses el prestigio que había logrado el gobierno
mexicano con las mal llamadas reformas estructurales, o México S.A. de
C.V., se derrumbaron estrepitosamente por casos como Ayotzinapa y
Tlatlaya.
En esta época, en la que los gobiernos tienen que aparentar conducirse
democráticamente, cuando se habla de buena gobernanza, de rendición de
cuentas, de actuar con la debida diligencia, del uso razonable de la
fuerza, son menos visibles las estrategias que utiliza para “ahorcar” a
las personas y organizaciones que les piden cuentas, que les exigen,
que los ponen en evidencia por su acción u omisión.
Así, una de las principales estrategias es limitar los financiamientos
a las organizaciones civiles sin fines de lucro que destinan su energía
para tratar de construir ciudadanía –matarlas por inanición.
Sí, porque no estoy hablando de las organizaciones de corte
asistencialista, que son las que generalmente reciben los presupuestos.
Los proyectos de estas organizaciones se centran en tener comedores,
dar abrigo a las mujeres violentadas, dar juguetes, entre otras
actividades de corte más filantrópico o caritativo.
Lo cual no es malo, claro que no, porque las necesidades en este país
son muchas y hay personas que no tienen nada para comer o niñas que un
juguete las hace felices, porque nunca lo han tenido en su vida o,
muchas veces, un refugio puede salvar la vida de una mujer.
A lo que me refiero es que los presupuestos deberían destinarse de
forma equitativa tanto a las organizaciones de corte asistencialista
como a las que procuran promover los Derechos Humanos de las mujeres
para que éstas los conozcan y los ejerzan, para las y los defensores o
quienes promueven la ciudadanía social a partir del conocimiento de las
garantías humanitarias, cómo se defienden y se ejercen.
Somos las organizaciones que promovemos la difusión de los Derechos
Humanos, su ejercicio pleno y la búsqueda de la sanción cuando se
niegan estos derechos, las que somos castigadas en el otorgamiento de
financiamientos y a quienes cada día se nos imponen mayores cargas
fiscales y “tramitologías”.
Hasta los albergues para mujeres, niñas, niños y adolescentes
maltratados pasan cada año en estas fechas por tiempos difíciles y
carencias porque no salen las convocatorias, no llegan los recursos y
las víctimas ahí están y comen diario.
Por levantar la voz contra personajes como Cuauhtémoc Gutiérrez de la
Torre, por decir que lo que hizo este personaje durante muchos años es
trata; por defender a las familias del caso Ayotzinapa, de la Guardería
ABC, de Tlatlaya, de las personas desaparecidas… son éstas y otras las
razones del por qué el gobierno priista ha boicoteado diversas fuentes
de financiamiento para diversas organizaciones civiles.
Y lo escribo justo a inicios de año porque es en estas fechas en que a
las organizaciones que hemos trabajado muchos años estos temas nos
revienta la realidad en nuestra propia sobrevivencia, al no contar con
los suficientes recursos para seguir operando de manera óptima, al no
contar con un benefactor o un capital que nos respalde y nos permita
cumplir con nuestro objeto social, mientras hay funcionarios que tienen
mansiones de varios millones de pesos.
Entonces, es cuando comprobamos que para callarnos lo pueden hacer de
una forma lenta y sutil, y a veces logran disminuir nuestras
capacidades, o que el equipo se cimbre o reduzca.
Pese a ello, es cuando también reafirmamos nuestro compromiso con los ideales que nos dieron vida.
Si lo que quieren es callarnos o matarnos por inanición, no lo van a lograr.
Twitter: @CATWLACDIR
*Directora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en
América Latina y el Caribe, (CATWLAC, por sus siglas en inglés).