Campaña de la ONU por un planeta 50-50 en 2030.
NACIONES UNIDAS, 8 mar 2017 (IPS) -
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha sido cuestionada por
defender a capa y espada el empoderamiento femenino y los derechos de
las mujeres, cuando es incapaz de llevarlo a la práctica dentro de su
propia estructura.
Tanto la Asamblea
General, el mayor órgano de decisión dentro de la ONU, y el Consejo de
Seguridad, el más poderoso con poder de veto, se han inclinado de forma
abrumadora por los hombres, en detrimento de las mujeres, en sus 71 años
de existencia.
Además, la Secretaría de la ONU y sus 35 agencias
trabajan, sin mucho éxito, para implementar una vieja resolución que
aboga por la paridad entre hombres y mujeres, en especial en cargos
altos y de decisión.
Nueve a cero y 68 a tres
El primer blanco de las críticas por la desigualdad de género dentro de
la ONU es la Asamblea General, de 193 miembros, que solo ha elegido a
tres mujeres para presidir el plenario, Vijaya Lakshmi Pandit, de India
(1953), Angie Brooks, de Liberia (1969), y la jequesa Haya Rashed
Al-Jalifa, de Baréin (2006), contra 68 hombres que han ocupado el cargo.
Pero el peor probablemente sea el Consejo de Seguridad, de 15 miembros,
que sigue eligiendo a hombres para el máximo cargo dentro de la ONU, el
de secretario general, con el visto bueno de la Asamblea General. Y el
año pasado, quizá, fue el peor de todos por el gran número de candidatas
calificadas.
En el caso de ese órgano, la disparidad es de cero mujeres a nueve
hombres que han ocupado el cargo de secretario general a lo largo de la
historia: Trygve Lie, de Noruega, Dag Hammarskjold, de Suecia, U. Thant,
de Birmania (actualmente Myanmar), Kurt Waldheim, de Austria, Javier
Pérez de Cuellar, de Perú, Boutros Boutros-Ghali, de Egipto, Kofi Annan,
de Ghana, Ban Ki-moon, de Corea del Sur, y, actualmente, Antonio
Guterres, de Portugal.
En el marco de la conmemoración por
el Día Internacional de la Mujer, este 8 de marzo, la ONU publicó el
estudio “El estatus de las mujeres en el sistema de la ONU”, de 36
páginas, que actualiza la situación en materia de paridad dentro del
foro mundial y señala la falta de avances y los desafíos que quedan por
delante.
“Hay algunos avances alentadores hacia la paridad de
género en todo el sistema de la ONU, aunque no es uniforme y avanza a
una velocidad insuficiente. El cambio que necesitamos no ocurrirá sin un
enfoque múltiple y comprometido”, puntualizó la directora de ONU
Mujeres, Phumzile Mlambo-Ngcuka.
“La igualdad no es una cuestión
estadística”, observó. “Es de mentalidad, aun cuando la ONU lanzó una
campaña mundial a favor de la paridad de género 50:50 en todos los
ámbitos de la vida para 2030”. precisó.
El foro mundial cuenta actualmente con 94.000 funcionarios y funcionarias y 78.000 consultores y consultoras en el mundo.
Según
el estudio, solo cinco de las 35 “entidades” de la ONU lograron o
superaron la paridad 50:50: ONU Mujeres, con 78,9 por ciento de
funcionarias, la Corte Internacional de Justicia, con 57,1, Onusida, con
50,8, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (Unesco), con 50,6 y la Organización Mundial del
Turismo, con 50 por ciento.
Luego figuran otras 17 entidades de la
ONU con una relación de 40 a 49 por ciento, incluida la Secretaría, y
13 con paridades que rondan 40 por ciento.
“En tanto que mayor
entidad dentro del sistema de la ONU, la Secretaría (en su sede de Nueva
York) tiene posibilidades de generar un impacto en toda la organización
hacia el equilibrio de género”, observa el estudio.
“Sin embargo, esa dependencia tiene la menor representación femenina en todos sus niveles dentro del sistema”, revela.
“Existe
una correlación negativa entre la representación femenina y los cargos
más altos; a mayor cargo, menor proporción de mujeres”, precisa el
documento.
“El mayor defasaje ocurre entre los (cargos
profesionales) P-2 y P-3, y P-4 y P-5 con 12,2 y 5,9 por ciento
respectivamente. Esa disminución indica que hay obstáculos que frenan la
carrera de las mujeres dentro de la ONU”, analiza.
Mavic
Cabrera-Balleza, coordinadora internacional de la Red Global de Mujeres
Constructoras de Paz, recordó: “el secretario general Kofi Annan
promovió con fuerza los derechos de las mujeres y Ban Ki-moon abogó por
la equidad de género”.
“Y como dijo el actual secretario general
Antonio Gutérres, el objetivo inicial para una representación equitativa
en la ONU se fijó en 2000”. Él tendrá un papel fundamental, pero “no
podemos depender solo de él”, alertó.
Además de los países
miembros, la sociedad civil también tiene que desempeñar un papel
fundamental en la selección o que recomendar personas con experiencia y
antecedentes en materia de empoderamiento femenino, derechos de las
mujeres e igualdad de género, añadió Cabrera-Balleza.
Sanam
Naraghi-Anderlini, una de las fundadoras y directora ejecutiva de la Red
Internacional de Acción de la Sociedad Civil (ICAN) dijo a IPS que en
un mundo con un creciente número de mujeres con educación terciaria y
trabajando, es inconcebible que la ONU no tenga o no pueda lograr la
equidad entre hombres y mujeres en todos los niveles de su estructura.
“No
es un problema de demanda, ¿será de suministro?”, planteó. “No
precisamente, si miramos los datos duros, para lograr la paridad para
los subsecretarios generales, el secretario general tendría que
contratar a 67,5 mujeres, y para los de (directores) D2, a otras 109, y
para los D1 a 848,5”, precisó.
“Puede parecer mucho, pero si
miramos a la sociedad civil, al sector privado y a muchos gobiernos, las
mujeres están presentes, listas y dispuesta”, subrayó.
Para
lograr la paridad, muchos de los hombres que son profesionales P-4 y P-5
y directores D1 y D2 tendrán que pagar el precio por las muchas
generaciones de varones que ocuparon esos cargos, a menudo
independientemente de sus capacidades, observó Naraghi-Anderlini,
especialista en cuestiones de género e inclusión del equipo de reserva
de expertos de la ONU.
Por su parte, Ian Richards, presidente del
comité coordinador de Asociaciones y Sindicatos Internacionales,
observó: “la organización está en la época de las tinieblas en lo que
respecta a arreglos laborales flexibles con pocas dependencias que
ofrezcan o desearían ofrecer asistencia para el cuidado infantil, y el
sistema de promoción carece de objetividad, con lo que se arraigan de
forma inconsciente preferencias y tendencias”.
Una de las
cuestiones que el informe no analiza, pero debería, es que 30 por ciento
de sus funcionarios son consultores. Sus honorarios se negocian de
forma individual con sus superiores, en vez de estar sujetos a una
escala salarial, y no hay investigaciones sobre las diferencias en
materia de remuneración entre hombres y mujeres por el mismo trabajo.
Cabrera-Balleza se mostró conforme con la designación por Guterres de varias mujeres en altos cargos.
“Pero
me decepciona que las calificaciones para esos cargos no incluyan
experiencia en igualdad de género. El llamado solo menciona ‘gran
compromiso con los valores y principios rectores de la ONU y
familiaridad con el sistema de la ONU’”, observó.
“Los
antecedentes en equidad de género deberían estar explícitos a la hora de
hacer un llamad y de contratar a alguien, y también en los términos de
referencia para todos los funcionarios de la ONU. No puede y no debe
asumirse que existen”, subrayó.
“Debemos de tener presente que
promover el estatus de las mujeres y lograr la equidad de género en el
sistema de la ONU no es un juego de números. Necesitamos mujeres y
hombres que representen los intereses de las mujeres, que luchen por los
derechos de las mujeres”, observó.
“Necesitamos tener un
historial, no solo un compromiso. Cualquiera puede declarar su
compromiso con los derechos de las mujeres y la igualdad de género, pero
solo unos pocos tienen antecedentes”, añadió.
En un mundo ideal,
opinó Naraghi-Anderlini, el secretario general debería asumir este
desafío y concentrarse en que solo los mejores hombres y mujeres
ingresen, permanezcan y avancen en el sistema de la ONU.
“Todos y
todas deben adherir a los valores centrales de la ONU, de derechos
humanos iguales, pluralismo y paz. Pero las capacidades y conocimientos
requeridos deben ser tan variados y diversos como las sociedades en las
que busca estar presente y ser efectiva”, apuntó.
Traducido por Verónica Firme