Pedro Echeverría V.
1. Germán Larrea, dueño del Grupo México –como hacen todos los empresarios- amenazó con dejar de invertir en el país si el Congreso aprueba el nuevo impuesto de 7.5 por ciento a las regalías de la minería. En su reporte financiero Grupo México advirtió que se verá obligado a
redirigir su programa futuro de inversión de 5 mil 388 millones de dólares a países con mayor oportunidad de rendimiento a la inversión y donde exista un régimen fiscal estable que estimule el desarrollo de la industria minera, a la vez que cuente con mejores costos de energía eléctrica y gas, como pudiera ser Estados Unidos, Canadá, Perú y Chile. Yo, si fuera presidente, expropiaría a todos los multimillonarios para crear los millones de empleos necesarios y pagar los salarios justos que alcancen para vivir, pero el gobierno de México se arrodilla ante ellos pidiéndoles perdón.
2. Germán Larrea sólo es un funesto empresario explotador más con gigantescas riquezas. ¿Cómo hicieron sus miles de millones de dólares los potentados que figuran en Forbes: Slim, Larrea, Salinas, Azcárraga, Bailleres, Servitje, X González, sino explotando, saqueando, haciendo negocios con la protección de los gobiernos de México? Obviamente su poder no le cayó del cielo; no fue un envío de dios. Mientras cientos de miles de maestros se sacrifican plantándose varios meses en las calles para exigir al gobierno que no les imponga la Reforma Educativa privatizadora, esos multimillonarios con un telefonazo tiran por la borda o imponen las leyes que quieran. Esto será así mientras impere el sistema capitalista, será en tanto no seamos capaces los trabajadores de derrotar a la burguesía opresora.
3. En México es necesario crear cada año un millón 300 mil empleos para emparejar el crecimiento de los jóvenes en edad de trabajar. Se recuerda que dentro la demagogia de López Portillo y la alta producción petrolera en 1978-79, llegó a decir que se había abatido el desempleo y que se podría gritar que ¡Hay vacantes, hay trabajo! A los tres años llegó el desplome económico, la profunda crisis, la intervención del FMI y la firma de la "Carta de Intención" que obligó a acabar con la inversión y los gastos sociales, así como al Estado a vender las paraestatales y a entregar a la empresa privada el control de la economía. ¿No se recuerda acaso al presidente Reagan de EEUU frotándose las manos por el total control que estaba celebrando con México? Desde entonces cada año sólo se han creado de 400 a 500 mil y el resto iba engrosando el desempleo y el trabajo informal.
4. Los grandes empresarios –que de mexicanos no tienen nada- decidieron invertir sus capitales en otros países, particularmente en Centro y Suramérica donde los trabajadores comenzaron a hablar del "imperialismo mexicano que explotaba y oprimía a los pueblos". Dado que "los capitales no tienen patria" (sólo es creencia de tontos) los multimillonarios mexicanos se dedicaron a buscar países con salarios miserables y sin huelgas que les garanticen más altas ganancias. Por ello hoy tienen la desfachatez de amenazar contra los impuestos y las leyes. Esa actitud empresarial en México se registra en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, cuando los gobiernos quieren obligar a lo empresarios. Sólo Cuba pudo actuar contra ellos en los primeros seis años de la Revolución, pero también así le fue: fue bloqueada por el gobierno yanqui durante más de 50 años.
5. Se ha demostrado que la revolución mexicana de 1910-17 no fue encabezada por la gran burguesía terrateniente, bancaria o comercial, sino por una pequeña burguesía política jefaturada por pequeños propietario, profesores y políticos del tipo Obregón, Calles, Alvarado, Lucio Blanco, Múgica, Cárdenas, que descabezó el porfirismo, el huertismo y luego el carrancismo. La gran burguesía mexicana sólo se desarrolló en los veinte y treinta, bajo la asociación, educación y protección del Estado; vivió subordinada a la burguesía burocrática o pública más de 50 años hasta que en 1982 se sintió fuerte e independiente y con el apoyo de los EEUU saltó al gobierno directo en aquella rebelión contra la nacionalización bancaria encabezada por el panista Clouthier.
6. La clase millonaria (financiera, bancaria, industrial, comercial, terrateniente) de todos los países vive de las presiones y chantajes que hace a todos los gobiernos para hacer más grande su riqueza y poder. Incluso los gobiernos antimperalistas como el de Chávez-Maduro, el de Evo Morales, Rafael Correa o Daniel Ortega se han pasado lidiando con los funestos empresarios de sus países que no han dejado de boicotear a sus gobiernos. En México ni pensarla: el gobierno de Peña Nieto tendrá que someterse a ellos tal como lo exigen los grandes empresarios de la industria minera. Si peña, para cuidar su presencia no se somete de manera abierta tendrá que hacerlo de otra manera; lo que es seguro es que se someterá porque Larrea es uno de los 10 hombres más ricos de México. (26/X/13)