1. Sería bueno que se publicaran las fotos de los autores de la propuesta de “embargar el salario de los trabajadores”, pero sobre todo de los tontitos diputados que votaron y los que se escondieron. Claro, después que el presidente desaprobó el acuerdo, de inmediato el oportunismo se colocó tras el presidente repitiendo sus palabras. A mí no me interesa este chisme, porque yo estoy por la desaparición del salario y del capital, de la plusvalía y la explotación. Porque si desapareciera el salario se desploma automáticamente el capitalismo y se tendrían que regalar las cosas. Trabajar, producir sin pagar salarios, significaría que nadie tendría para comprar nada, ni para pagar transporte, escuelas, medicinas, comida, nada. Habría que pensar en hacer posible lo imposible.
2. En el capitalismo puede ser justo embargar los salarios de la pareja en beneficio de los hijos si los esposos no llegan a acuerdos sin meter abogados; pero embargar a deudores en beneficio de bancos y empresas, me parece que debería ser lo contrario: embargar las multimillonarias ganancias de grandes empresas en beneficio de todos los desempleados y miserables. ¿Por qué? porque toda su enorme riqueza –las de todos ellos- son producto de la explotación, el saqueo, los negocios, el fraude. Pero obviamente, como todos los gobiernos –podría decirse del mundo- están al servicio de los grandes ricos, ni se les asoma la idea tocarlos. ¿Cómo “embargarlos” si son los protectores de los políticos, los que pagan las campañas, los del dinero para votos?
3. Hoy recordaba de Marx su folleto Trabajo asalariado y capital de 1847; así como su sintético trabajo: “Salario, precio y ganancia” de 1865, que antecedieron su voluminosa obra El Capital de 1867. Recordé un folleto de quien fue casi mi “gurú marxista” en el Espartaquismo, Guillermo Rousset, que nos explicó en los años 70, su concepción sobre “La desaparición del trabajo asalariado”, idea que no llegó a plantearse en Rusia ni por Lenin ni Trotsky, los teóricos y líderes de la revolución de 1917. Era imposible este planteamiento dado que en la Rusia precapitalista, cuya revolución fue en parte forzada por la primera guerra mundial (1914-19), fue terriblemente acosada, mal tratada, por todos los países capitalistas e imperialistas.
4. La consigna permanente de los trabajadores de exigir en sus luchas más salarios es justa en el capitalismo que mantiene a los trabajadores en la terrible explotación y la más grande miseria y hambre; pero el movimiento de los salarios da más vida y presencia al capitalismo, al gran comercio y toda la acumulación de capital que fortalece la terrible desigualdad. Rusia y Cuba después -que expropiaron la propiedad privada y fortalecieron la intervención del Estado- nunca pudieron abolir el trabajo asalariado porque la producción no estuvo encaminada en su distribución gratuita e incluso a la desaparición del dinero. Si el Estado decretará gratuidad de servicios, no habría necesidad de manejar dinero o este se reduciría a su mínima expresión.
5. Hace menos de un mes se habló de que el gobierno había retirado los dobles turnos en las escuelas que eran de 8 de la mañana a 20 horas. Por el contrario, pienso que habría que apoyar que todos los niños tuvieran sus tres comidas en guarderías y escuelas; que los padres reciban sus comidas en sus centros de trabajo. ¿Imaginan para qué serviría el dinero si escuelas, centros de salud, transportes y diversiones, fueran gratuitas? Así que eso de “embargar” salarios de los trabajadores daría risa porque la mayoría de las cosas se recibirían de manera gratuita. ¿Para qué carajos sirven las competencias de precios y salarios, estar comprando al por mayor, hacer más grande la desigualdad, cuando la desaparición del salario haría innecesario tantos problemas que nos enfrentan? (19/III/22)
Feminismo mexicano, transformador e impulsor de conciencias jóvenes
Ciudad de México.- En más de un siglo, el movimiento feminista
mexicano transformó sus formas de organización y actualizó sus demandas,
con la diferencia central de que en el pasado, la mayoría de las
exigencias se hicieron sin una ley en la mano.
Hoy, con un marco legal que las respalda, las feministas enfrentan un
contexto de criminalización y descalificación desde el gobierno federal
y el revanchismo machista que les impide el pleno ejercicio de los
derechos alcanzados, de acuerdo con feministas e historiadoras
entrevistadas a propósito del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,
quienes hacen un recorrido por la historia para analizar esta
transformación hasta llegar al movimiento caracterizado por la
participación de miles de jóvenes que realizan marchas multitudinarias y
que se manifiestan de diversas formas ante la ineptitud del gobierno
para garantizar sus derechos.
Libertarias, maestras y trabajadoras, las pioneras
En México, las ideas feministas empezaron a discutirse a finales del
Siglo XIX, como consecuencia de la reforma liberal que permitió el
acceso de las mujeres a una educación laica. Antes de la Escuela
Secundaria para Señoritas, que se creó en 1869, las mujeres tenían una
educación fundamentalmente religiosa, relató la historiadora Patricia
Galeana Herrera, fundadora del Museo de la Mujer.
El acceso a la educación media y superior marcó el inicio de una
revolución cultural e hizo surgir una multiplicación de publicaciones de
y para mujeres en la que se informaba sobre los movimientos femeninos
en otras partes del mundo y se escribían artículos sobre “la
emancipación de la mujer”.
De acuerdo con la también exdirectora del Instituto Nacional de
Estudios Históricos de las Revoluciones de México, el proceso
revolucionario en México también fue un escenario central para que,
motivadas por las maestras normalistas (como Dolores Jiménez y Muro), se
organizaran.
Si bien inicialmente las mexicanas se unieron al movimiento
antirreeleccionista con huelgas de hambre y protestas, después volcaron
su organización en la demanda de su derecho al voto, que logró unificar
en el Frente Único Pro Derechos de las mujeres tanto a las comunistas,
penerristas (del partido hegemónico en ese momento) y hasta las
católicas. Este movimiento, sin embargo, sucumbió cuando se negó el voto
a las mujeres en 1938.
Galeana Herrera divide la historia del movimiento feminista en cuatro grandes olas, distinguidas entre sí por sus demandas.
En este orden, la primera ola del feminismo mexicano data de finales
del S.XIX, con la demanda del voto y los derechos laborales,
reivindicado por las trabajadoras que participaron en la huelga de las
cigarreras (1887), la huelga de las zaraperas (1884) o la huelga en Río
Blanco, por la explotación en las fábricas textiles.
Con el movimiento revolucionario en México, formalmente los derechos
laborales tanto de hombres como de mujeres se ampliaron. De hecho, en la
Constitución de 1917 se refirió explícitamente a la igualdad de salario
por el mismo trabajo.
Esta primera ola se extendió hasta los años 60, cuando México
reconoció la ciudadanía plena de las mujeres y se convirtió en uno de
los últimos tres países en hacerlo en América Latina, de acuerdo con la
historiadora.
Derecho de las mujeres a decidir
La segunda ola del movimiento feminista está vinculada con la
liberación sexual de la mujer, de acuerdo con Galeana. En esta época, el
feminismo se vinculó con el movimiento estudiantil de 1968. A partir de
entonces surgieron organizaciones que comenzaron a trabajar por el
derecho de las mujeres a decidir sobre su cuerpo.
De acuerdo con la clasificación de la historiadora, la tercera ola
ocurrió en los años 90, la última década del siglo pasado, cuando el
movimiento feminista se diversificó y abordó temas de la diversidad
sexual.
Actualmente, detalló la historiadora, vivimos la cuarta ola de este
movimiento feminista que, al no conseguir estas demandas, sigue
reivindicando los derechos sexuales y reproductivos.
En 2021, mediante manifestaciones masivas, tomas de Congresos,
conformación de colectivas de acompañamiento de abortos, así como
elaboración de iniciativas de ley, documentación y amparos, las
feministas consiguieron que, en total, cuatro entidades del país
despenalizaran la interrupción del embarazo hasta las 12 semanas de
gestación: Hidalgo, Veracruz, Baja California y Colima, los cuales se
sumaron a Ciudad de México (2007) y Oaxaca (2019) que ya contaban con
esta legislación. No obstante, en 26 entidades el aborto voluntario
sigue siendo un delito.
De acuerdo con Galeana, actualmente a estas demandas por la autonomía
del cuerpo se suman nuevas exigencias que no habían cobrado tanta
fuerza en las épocas anteriores: la eliminación del acoso sexual, la
violencia y el feminicidio.
2022: Movimiento masivo de mujeres
“En esta cuarta ola, gracias a las redes sociales,
tenemos que se ha dado un movimiento masivo de las mujeres saliendo a
las calles a marchar por una vida libre de violencia y por su derecho a
decidir sobre su propio cuerpo”, observó Galeana.
Sin embargo, esta cuarta ola enfrenta, en su opinión, un revanchismo
machista ante el avance de derechos que se refleja en el aumento de la
violencia contra las mujeres. Frente a ello, señaló, surgió una
importante cantidad de colectivas a lo largo y ancho del país para
evidenciar la ineficacia del gobierno de garantizar una vida libre de
violencia para las mujeres.
Para Patricia Galeana, ahora las formas de incidencia y exigibilidad
de las mujeres son muy diversas ya que en esta época las mujeres usan
las redes sociales para denunciar a sus acosadores, pero también dirigen
sus discursos y exigencias a las y los legisladores y los tres niveles
de gobierno para que garanticen sus derechos.
En la época actual el movimiento feminista —protagonizado
por mujeres jóvenes— muestra una decepción y frustración frente al no
cumplimiento de las leyes y la impunidad para todos los casos de
feminicidio, personas acusadas de acoso sexual, de violación, incluso
connotados políticos, no se les hace absolutamente nada.
A ello
se suma la descalificación que desde el Ejecutivo se hace al movimiento
al señalarlo como algo externo a México y que las jóvenes están
manipuladas.
“No están manipuladas, están totalmente conscientes y
están totalmente empoderadas de sí mismas para dar la batalla, pero
desde luego sí hay desesperación porque no ven que haya políticas
públicas que favorezcan que las mujeres puedan vivir libres de
violencia”, puntualizó.
Patricia Galeana
Transformar la posición de las mujeres
“A lo largo de la historia de México ha habido muchos tipos de
intervención de los distintos feminismos para transformar la posición de
las mujeres en la sociedad y buscar derechos de distinto tipo”, señaló
la historiadora del Centro de Estudios de Género de El Colegio de
México, Gabriela Cano Ortega.
Precisó que una cosa que ha cambiado en el tiempo es la forma de
interlocución entre el movimiento feminista y el Estado, ya que si bien
los “activismos feministas” se han dirigido con sus demandas a los
sectores del Estado, a los actores estatales, también hay feminismos que
militan dentro de las instituciones.
De acuerdo con la también integrante de la Academia Mexicana de
Ciencias, hay demandas del feminismo que han persistido , como el acceso
voluntario a la educación, al trabajo y a la autonomía personal de las
mujeres, y éstas se han reinterpretado de acuerdo con el contexto de
cada época.
Las actuales generaciones del movimiento feminista, señaló la
experta, toman conceptos básicos del feminismo de los años 70 (donde
hubo distintas vertientes políticas e ideológicas, y formas de acción)
pero los interpreta y los reelabora. Por ejemplo, desde finales de la
década de los años 70 los “activismos feministas” conceptualizaron y
reclamaron el derecho a decidir de las mujeres basado en el
reconocimiento del momento y el número de embarazos que deseaban tener
las mujeres.
“Hay un cierto cambio, pero también hay un reconocimiento
de un punto de partida en conceptos del feminismo de los 70, desde
luego esto no se puede aislar de la situación del país y de la violencia
que envuelve a regiones de país. No es que los movimientos feministas y
su demanda en contra de la violencia se pueda separar de la violencia
que vemos en las calles y en muchas zonas del país”, reflexionó Cano.
Otro ejemplo de esto es que en la época actual se habla de
feminicidio, un concepto que existió hasta 1991, cuando la antropóloga
feminista, Marcela Lagarde, teorizó al respecto. Esto no significa, sin
embargo, que la violencia contra las mujeres no existía antes sino que
se nombraba distinto, coincidió la académica de la Universidad Autónoma
Metropolitana-Unidad Xochimilco Ana Lau Jaiven.
Para la historiadora, otra diferencia entre el pasado y
la actualidad es que ahora las jóvenes tienen una ventaja: son muchas y
se comunican por las redes sociales. Antes, en los 70, no había redes
sociales y los grupos eran pequeños. “Sí salían a la calle, no se
quedaban en su casa y había de todo, pero también había mujeres que se
acercaban a los feminismos de diferentes maneras”, relató.
“Tenemos las leyes pero no se cumplen”
A diferencia de la década de los años 80 y 90, (cuando ella empezó a
militar en el feminismo), las mexicanas tenemos algo que antes no se
tenía: leyes a favor de los derechos de las mujeres, explicó la abogada
feminista Patricia Olamendi Torres.
De acuerdo con la también ex coordinadora del Comité de Expertas de
la Convención Belém Do Pará, desde finales del siglo pasado y hasta la
fecha, el movimiento feminista se fue ampliando a través de alianzas de
mujeres en diferentes espacios, por ejemplo, con legisladoras,
políticas, defensoras de los derechos de las mujeres, etcétera.
Conforme fueron creciendo estas alianzas también se fue ampliando la
legislación y políticas públicas a favor de los derechos de las mujeres.
“Éramos muy poquitas. Nos conocíamos todas en todo el país.
Regularmente éramos mujeres que teníamos niveles escolarizados un poco
más altos, mucho compromiso social, ligada al movimiento de izquierda,
cuando el feminismo no era popular sino más bien rechazado. Nos veían
como mujeres raras y lesbianas”, relató.
La también integrante de la plataforma “Nosotras Tenemos Otros Datos”
narró que a finales del siglo pasado, la mayor parte de las reformas
que hicieron fueron publicadas, negociadas y trabajadas con el Estado.
No obstante, señaló, en el actual sexenio del presidente Andrés
Manuel López Obrador no existe esta alianza ni este trabajo en conjunto
entre mujeres e instituciones.
Por el contrario, observó, lo que hay actualmente por parte del
Estado es una agenda conservadora que nos regresa a los años 70 u 80,
cuando se pensaba en las mujeres dentro de los hogares y la exigibilidad
de derechos era casi nula.
“Hoy no tenemos ninguna relación con el Estado, nos
volvimos enemigas del Estado, lo que no es sencillo (…) El feminismo es
transformador, no hay forma de ser conservadora. Somos enemigas, nos
tratan como enemigas y cada vez que pueden nos marcan campañas en
nuestra contra. Denostar, mentir, generar conflicto. No es normal”,
criticó Olamendi.
Esta agenda conservadora, precisó, está desapareciendo programas y
presupuestos para la atención del cáncer de mama, la vacuna contra el
Virus del Papiloma Humano, las Escuelas de Tiempo Completo y otras
políticas que se construyeron aproximadamente hace 30 años.
Mientras, el movimiento feminista se ha vuelto amplio, un movimiento
social (más que de un grupo), con diversas expresiones y que no es
unánime. No obstante, también es un movimiento de descontento cuyas
expresiones son producto de la marginación social en la que viven
actualmente las mujeres.
Ahora el movimiento es masivo. Necesitamos que el feminismo también
se traduzca en acciones, conocimiento, exigibilidad de derecho. Que se
reconozca es un gran logro.
Esto, dijo, es una transformación radical en comparación con los años
80,90 cuando las marchas del 8 de marzo eran con contingentes de
cientos, no miles de mujeres, como ahora. “La violencia brutal que hemos
enfrentado es lo que desata esta protesta masiva, esta protesta y esta
situación de decir esto no es posible porque tiene que haber un cambio
radical”, señaló.
La diferencia, dijo Olamendi, es que hoy en día luchamos con la ley
en la mano. “Antes luchábamos sin la ley, luchábamos por la ley. Hoy en
día luchamos con la ley. Hoy exigimos el cumplimiento de esos derechos.
Antes no exigíamos eso”.
Por su parte, Ana Lau Jaiven, quien fue coordinadora de la Maestría
en Estudios de la Mujer en la UAM, observó que las feministas han hecho
hincapié en que no es un tema de sexenios porque “No importa quién esté
gobernando, de todos modos no nos van a hacer caso, nos tienen miedo y
por eso el borramiento institucional del Estado, de los gobiernos, de
las entidades, hacia las mujeres, no que borren a las mujeres, pero hay
un borramiento de las demandas de las mujeres”.
En otras décadas, dijo la historiadora, las mujeres creían que les
iban a dar derechos porque muchas de ellas venían de los partidos
políticos, estaban en contra de la doble militancia, entraron a las
cámaras parlamentarias a ver si podían hacer cambios. No obstante
también marchaban y también pintaban las paredes, pero no nos acordamos
porque lo hacían de noche.
“Era una situación distinta. No es la abrumadora cantidad de chavas que ahorita están pintando las piedras”, concluyó.
En la siguiente entrega hablaremos de las colectivas de jóvenes, quiénes son, cómo se organizan y cuáles son sus demandas.
CIMACFoto: Angélica Jocelyn Soto Espinosa.-Ciudad de México.–
El feminismo mexicano, que tiene su origen más visible en el Primer
Congreso Feminista, celebrado en Mérida, Yucatán, en 1916, se ha
transformado a lo largo de los años, pero desde la segunda década del
siglo XXI las conciencias jóvenes le dieron un nuevo impulso.
México
vive la cuarta ola del movimiento feminista, con una diversidad de
jóvenes que convergen en una demanda central: alto a todas las formas de
violencia contra las mujeres en todos los espacios, no sólo el
familiar. Estas jóvenes encontraron un espacio seguro de denuncia en las
redes sociales y en las marchas resignifican el espacio público.
Esta
segunda parte de reportaje “Feminismo mexicano, transformador e
impulsor de conciencias jóvenes”, es un recuento de las demandas de las
mujeres desde la “Primavera Violeta” de 2016 hasta la marcha del “8M” de
2022, donde las protagonistas son mujeres jóvenes dispuestas a
organizarse de diversas formas ante la inacción del Estado para prevenir
y sancionar las violencias en su contra.
De la “Primavera Violeta” al “8M”
Las
nuevas voces empiezan a ocupar los espacios públicos con fuerza. El 24
de abril de 2016 miles de mujeres, en especial jóvenes, tomaron las
calles de la Ciudad de México para exigir el cese de las violencias
históricamente cometidas en su contra.
A esta manifestación, sin
precedentes por la multitud de participantes, se le conoció como
“Primavera Violeta”, emulando el nombre de la “Primavera Árabe”, como se
nombró a las protestas multitudinarias en Egipto en 2011, que
reivindicaban derechos sociales.
Hace
seis años las mujeres llegaron a esa marcha convencidas de exigir un
alto al al feminicidio y al acoso callejero. Previo a la manifestación
en las calles, redes sociales como Twitter y Facebook se inundaron de
testimonios de violencia que se difundieron con la leyenda “Mi primer
acoso”.
La indignación se encendió con casos como la violación
sexual contra la joven Dafne N., ocurrido en enero de 2015, en Boca del
Río, Veracruz; la agresión sexual contra la periodista Andrea Noel, el 8
de marzo de 2016 en la capital del país; y por el asesinato de Nadia
Vera Pérez, Olivia Alejandra Negrete Avilés, Mile Virginia Martín y
Yessenia Quiroz Alfaro, el 31 de julio de 2015 en la colonia Narvarte,
también en esta ciudad.
Estos hechos reflejaron la violencia que
las mujeres viven cada día. Por ejemplo: en 2015, 90 por ciento de las
víctimas del delito de acoso sexual fueron mujeres, además ellas
representaron 70 por ciento de las víctimas en todos los delitos
sexuales (violación, acoso y hostigamiento sexual e incesto), de acuerdo
con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Si
bien la violencia sexual no es una problemática nueva, el hecho que
marcó la diferencia entre las protestas de antaño y las de ahora son las
posibilidades que abrió el espacio digital. “Estas nuevas morras,
jovencitas, tienen una ventaja: son muchas y se comunican por las redes
sociales. En los setentas no había redes sociales y los grupos eran
pequeños”, describió la historiadora y académica de la Universidad
Autónoma Metropolitana, Xochimilco, Ana Lua Jaiven.
En esta nueva
era feminista las redes sociales son un espacio de encuentro entre
mujeres de distintas edades, ideologías y contextos sociales diversos,
lo que ha potenciado el movimiento feminista actual, como explicó la
defensora Arussi Unda, integrante del colectivo veracruzano Brujas del
Mar.
Para la defensora, desde una visión crítica, el movimiento
feminista actual es tan masivo que se confronta en algunos temas y en
otros carece de conceptualización y formación política. No obstante, las
redes sociales hacen posible las alianzas entre mujeres que están
trabajando para conseguir un bien colectivo y no personal.
A decir
de Unda, la reflexión colectiva con otras organizaciones de mujeres ha
derivado en diferentes iniciativas, por ejemplo, en pensar en 10 temas
“irreductibles” que integran la agenda feminista, entre ellos políticas
para evitar la desaparición de mujeres, la violencia sexual,
el feminicidio y la violencia familiar, entre otros.
Un ejemplo de
esta organización colectiva, que se propagó en las redes sociales, fue
el movimiento #MeToo, que en 2019 cobró fuerza en México y volvió una
práctica segura denunciar públicamente a los agresores en el espacio
digital, sin importar si se trataba de hombres reconocidos en el ámbito
de la literatura, la música, el cine, la academia o el periodismo.
En
octubre de 2017 el periódico estadounidense “New York Times” publicó
una serie de reportajes sobre las reiteradas conductas de acoso sexual
del productor de cine Harvey Weinstein, en contra de alrededor de 80
actrices. Este caso desató un movimiento mundial conocido como “Me Too”,
en el que mujeres de diversas profesiones y oficios hablaron
públicamente en espacios públicos y, principalmente en redes sociales,
de sus experiencias de acoso sexual.
Estudiantes organizadas y el #MeToo
En
el caso de México, el movimiento etiquetado en redes como #MeToo
también se replicó en las universidades. Estudiantes de distintas
facultades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fueron
de las primeras en alzar la voz y a partir de 2019 denunciaron pública y
formalmente a maestros, compañeros y trabajadores, de cometer distintas
formas de violencia contra ellas.
En esta y otras casas de
estudios empezaron a surgir denuncias con nombre, apellido y foto,
algunos testimonios colgaron de “tendederos” públicos; hubo marchas,
mítines y paros de labores indefinidos que llevaron a las autoridades a
generar modificaciones en sus reglamentos internos.
En la UNAM las
alumnas, en particular las estudiantes de la la Facultad de Filosofía y
Letras, hicieron tanto ruido con sus demandas que las autoridades
universitarias cambiaron los estatutos de la universidad, crearon
unidades de género y de atención a víctimas y reformaron planes de
estudio para incluir materias de feminismo, entre otras acciones.
Las
universitarias se convirtieron en protagonistas. Por ejemplo, las
Mujeres Organizadas de la Facultad de Filosofía organizaron uno de los
paros académicos más largos de todos los que hubo en las universidades
mexicanas por violencia contra las mujeres. La protesta duró cinco meses
y culminó con la entrega de las instalaciones durante la pandemia por
COVID-19.
Si bien las estudiantes en paro, que por meses vivieron
en las instalaciones académicas, recibieron amenazas, insultos y hasta
agresiones físicas de parte de alumnos y personas que no estaban de
acuerdo con ellas, en poco tiempo consiguieron instaurar nuevas vías de
diálogo a través de foros, asambleas y comités.
Las universitarias
consiguieron transformaciones en los estatutos y lograron cambios
culturales entre la comunidad universitaria.
Una estampa de cómo
se transformó la universidad a partir de esta movilización la mostraron
las Mujeres Organizadas de la Facultad de Arquitectura el pasado 25 de
febrero, cuando las “encapuchadas” fueron recibidas con aplausos y
consignas de agradecimiento por parte de funcionarias, académicas y
estudiantes, durante un acto oficial en el que se renombró una sala con
el nombre de María Luisa Dehesa Gómez Farías, la primera mujer
arquitecta en México.
Como
nunca antes se había visto, las funcionarias de la facultad
agradecieron a las estudiantes el haber protagonizado un paro de
labores para visibilizar y denunciar la violencia al interior de la casa
de estudios. En respuesta, las Mujeres Organizadas recordaron que en
ese recinto no se reconoce a las mujeres, ya que no se les menciona, ni a
ellas ni a sus contribuciones en las clases y proyectos.
“Los
nombramientos fueron desde, por y para las mujeres. Fuimos nosotras, no
la institución (…) nosotras hemos empezado a recuperar nuestra
genealogía, hemos empezado a recuperar el lugar que nos pertenece en la
historia, esto solo es el inicio porque juntas lograremos el
reconocimiento que merecemos (…) la causa justa por la que salimos a
exigir nuestros derechos y a demandar justicia en todos los ámbitos
donde nos ha sido negada la posibilidad de vivir libres y sin miedo”,
declararon.
Brillantina rosa, nueva forma de protestar
Al
#MeToo le siguió la “Brillantada”, un acto simbólico y lúdico, pero
lleno de indignación, que ocurrió 12 de agosto de 2019, cuando un grupo
de jóvenes arrojaron diamantina color rosa al entonces secretario de
Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Jesús Orta Martínez, como
una forma de denunciar que días antes cuatro policías violaron a una
menor de edad y exigir justicia.
Estas nuevas formas de
manifestación y exigencia de derechos provocaron la criminalización del
movimiento feminista. La policía ha desarrollado distintas estrategias
de disuasión en las marchas, entre ellas iniciar carpetas de
investigación contra las manifestantes, lanzar gas lacrimógeno o
disparar armas de fuego, como se vivió el 9 de noviembre de 2020 en
Quintana Roo, durante una marcha por el feminicidio de tres mujeres.
Las
mujeres de la cuarta ola del feminismo, como las nombra la historiadora
y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México, Patricia
Galeana Herrera, exigen una vida libre de violencia, pero no sólo es una
demanda, también trabajan para hacerla realidad.
Ejemplo de esto
es la “Asamblea Vecinal Nos Queremos Vivas Neza”, una colectiva que se
formó en 2017 tras el asesinato y violación sexual de la niña Valeria,
de once años de edad, quien fue violada y asesinada después de subir al
transporte público de aquel municipio mexiquense, cuando se dirigía a su
casa.
El trabajo de esta asamblea es representativo de la
organización de las mujeres en el Estado de México, la entidad que en
2021 acumuló 144 casos de feminicidio, según datos oficiales. También es
el primer estado en contar con dos Alertas de Violencia de Género
contra las Mujeres, una por feminicidio y otra por desaparición de
mujeres y niñas.
Vivir libres de violencia, exigencia presente
De
acuerdo con la defensora Elsa Arista, quien participa en esta
colectiva, el hecho de que las mujeres sean violentadas ante la inacción
de las autoridades hizo que se organizaran, crearan esta red de apoyo,
pero que además se convirtieran en feministas.
El motor principal
de la Asamblea, señaló Arista, es acompañar a las familias de víctimas
de delitos como violación, desaparición y feminicidio. Este
acompañamiento se refleja en la protesta organizada, en mítines en
fiscalías y en la presentación de denuncias en medios de comunicación.
En su opinión, la tarea de hacer visible la violencia contra las mujeres
en su entidad es fundamental ya que las instituciones siguen sin
atender sus denuncias a nivel nacional.
“A nosotras nos toca
actuar en el Estado de México. En estos momentos no encontramos escucha
ante una violencia que ha crecido de manera exagerada. Las compañeras
(feministas de otros años) dejaron pautas importantes de por dónde
luchar, cómo hacer”, señaló la defensora.
La
Asamblea también le apuesta a transformar la cultura machista a través
del trabajo con la comunidad. Por ejemplo, organizan cocinas
comunitarias y actividades de difusión contra la violencia. Para Arista,
la principal demanda de las colectivas feministas que se articulan en
el Estado de México es alto a la violencia contra las mujeres en todos
los ámbitos.
Las
más jóvenes, observó, están exigiendo desde otro lugar, “un espacio de
libertad que antes no tomábamos porque no sabíamos que lo teníamos: las
calles. Ha cambiado radicalmente cómo nos vemos como mujeres”, declaró.
Escuelas, bastión de transformaciones
Un
epicentro más de la protesta feminista en los años recientes está en
las escuelas mexicanas. La estampa más reciente ocurrió el 11 de marzo
en un Colegio de Bachilleres en San Luis Potosí, donde las adolescentes
hicieron un tendedero de denuncias de acoso sexual, el cual fue retirado
por la dirección del plantel. Inconformes y sabedoras de sus derechos,
las alumnas llevaron sus protestas a las redes sociales, donde se
viralizó la acción.
Derecho a decidir, a vivir tranquilas
Entrevistadas
durante la manifestación que reunió (de acuerdo con datos oficiales) a
75 mil personas el pasado 8 de marzo por el Día Internacional de la
Mujer, varias jóvenes coincidieron en que la razón para unirse a la
protesta feminista era exigir una vida libre de violencia, desde el
acoso sexual callejero, la violencia sexual hasta el feminicidio. El fin
último, es justicia para las víctimas y garantía de que sus hijas,
sobrinas y hermanas, no vivirán algo similar.
Entre las jóvenes
que llevaban cartulinas con frases que representan su lucha como “No me
cuida la policía, me cuidan mis amigas”, estaba Jana, una adolescente de
16 años de edad. Jana se sumó por primera vez a la protesta feminista
para demandar justicia por todas las mujeres que ya no están. Desde su
punto de vista, las instituciones no han mostrado escucha para sus
demandas.
Mariana,
otra joven de 16 años, relató que descubrió la lucha de las mujeres la
ocasión que denunció que un hombre la tocó sin su consentimiento pero
nadie le creyó. Para ella, las mujeres que se manifiestan están enviando
el mensaje al gobierno de que la situación ya no puede seguir así.
Una
demanda central de las mexicanas es que las instituciones volteen a ver
a las mujeres organizadas y se den cuenta de que hay un problema, ya
que particularmente este gobierno ha sido omiso a las demandas
feministas. Así lo observó Rebeca, una manifestante de 21 años de edad,
para quien el pañuelo verde que representa la defensa del derecho a
decidir y el pañuelo morado, que simboliza la lucha feminista, son parte
del atuendo cotidiano.
Para
Sara, otra de las participantes, el propósito de la protesta en las
calles es hacer visible el movimiento feminista porque entre la
población aún no existe plena conciencia sobre los derechos de las
mujeres. Como en la década de los años 70, hoy una de las demandas
centrales es la despenalización del aborto, los techos de cristal, el
acoso en las calles y en general la violencia. A decir de Sara, si bien
el feminismo sí ha buscado interpelar al gobierno, éste sigue sin
responder.
“Nuestras necesidades nunca han sido escuchadas, nunca
ha sido tomado en cuenta (…) desde que nacemos estamos vulnerables al
sistema, al machismo, porque desde que naces a una niña la puedes
violentar, nosotras crecemos con todas esos miedos, con todas esas
inseguridades (…) creo que los funcionarios nos escuchan pero no es de
su interés, tal vez tienen intereses propios más importantes que
escucharnos a nosotras como sociedad, como mujeres, pero aquí vamos a
seguir hasta que nos escuchen”, dijo Karen, otra de las manifestantes.
Ana
confiaba en el gobierno del actual presidente, Andrés Manuel López
Obrador, porque pensó que sería un gobierno justo pero lamenta que en
realidad está haciendo a un lado la situación de violencia contra las
mujeres.
“¿De qué forma tenemos que hacernos notar para que ya no
exista la violencia contra las niñas y adolescentes? que es uno de los
motivos por los que estoy aquí. Tengo 56 años y esto antes no se veía.
Ahora estoy aquí por las futuras generaciones”, afirmó.
“Es una
gran parte el derecho de que tú puedas decidir qué hacer con tu cuerpo,
porque todavía no tenemos esa posibilidad, estamos dependiendo de
alguien más que nos permita o no hacer con algo con nosotras mismas, con
nuestras carreras, con nuestras vidas, con nuestro futuro, porque no es
solo en cuestión sexual, romántica, laboral, académica, tenemos muchas
menos oportunidades y es lo que estamos buscando: tener las mismas
oportunidades que los demás”, declaró Laura, de 31 años de edad, quien
se sumó a la marcha para exigir que ella y sus sobrinas tengan el
derecho a decidir y a vivir tranquilas, sin que eso sea un privilegio
solamente de algunas personas.
Para Laura, las instituciones sí
escuchan a las mujeres en sus demandas pero deciden ignorarlas y agregó:
“pero no será por mucho tiempo (…) porque estamos luchando. Tarde o
temprano lograremos lo que queremos. Tal vez no lo vea yo, pero en un
futuro sí se hará”.
Imagen retomada de La República de las Mujeres.-Ciudad de México.-
El Senado de la República reformó 4O leyes para establecer el principio
de paridad de género en la integración de órganos internos de diversas
dependencias gubernamentales y generar condiciones de igualdad entre
mujeres y hombres.
En la sesión de este 15 de marzo, con 130
votos a favor, el pleno aprobó el dictamen de las Comisiones unidas Para
la Igualdad de Género y de Estudios Legislativos, primera, para que
conferencias, juntas de gobierno, direcciones generales, consejos y
comités, se conformen por el mismo número de mujeres y hombres.
La
presidenta de la Comisión para la Igualdad de Género, Martha Lucía
Micher Camarena celebró que se avanzara el el proceso de revisar el
marco legal y ajustarlo al marco constitucional, a la Constitución y con
la realidad de este país. “La realidad de este país es que las mujeres
queremos y podemos exigir actuar en igualdad de condiciones en todos los
espacios de tomas de decisiones de nuestro país”, dijo.
Leyes modificadas
Ley Federal de Defensoría Pública
Ley General de Salud
Ley General de Cultura Física y Deporte
Ley General de Cambio Climático
Ley Orgánica de la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente
Ley Orgánica del Seminario de Cultura Mexicana
Ley de la Agenda Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos
Ley de la Comisión Federal de Electricidad
Ley de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores
Ley que crea la Agencia de Noticias del Estado Mexicano
Ley del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano
Ley de Instituciones de Seguros y de Fianzas
Ley del Fondo Mexicano del Petróleo para la Estabilización y el Desarrollo
Ley de la Industria Eléctrica
Ley de la Economía Social y Solidaria
Ley de la Casa de Moneda de México
Ley de Concursos Mercantiles
Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados
Ley de Aguas Nacionales
Ley de Asistencia Social
Ley General de Desarrollo Social
Ley Orgánica de la Financiera Nacional de Desarrollo Agropecuario, Rural, Forestal y Pesquero
Ley Federal para la Administración y Enajenación de Bienes del Sector Público,
Ley Federal de Variedades Vegetales
Ley Federal de Sanidad Vegetal
Ley Federal de Sanidad Animal
Ley Federal de Fomento a las actividades realizadas por Organizaciones de la Sociedad Civil
Ley Orgánica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Ley de Protección al Ahorro Bancario
Ley de los Institutos Nacionales de Salud
Ley de Ciencia y Tecnología
También se modificaron en un segundo dictamen, sobre paridad de género las siguientes leyes:
Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación
Ley General para la Igualdad entre Mujeres y Hombres
Ley General de Víctimas
Ley
General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición
cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas
Ley para la Protección de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas
Ley General para Prevenir, Investigar y Sancionar la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes
Ley del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas
Ley General de Derechos Lingüísticos de los Pueblos Indígenas
Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes
Estas
reformas, que fueron enviadas al Ejecutivo federal para su publicación,
se dan después de que en mayo de 2019 el Congreso de la Unión aprobó
elevar a rango constitucional la paridad en los poderes Ejecutivo,
Legislativo y Judicial y en los tres órdenes de gobierno: federal,
estatal y local, así como en organismos autónomos.
Reforman ley para reconocer ataques con ácido
Luego
de que el miércoles 9 de marzo las mujeres senadoras de todos los
partidos se sumaron al paro de mujeres, en la sesión de este 15 se
aprobaron siete dictámenes, entre ellos esta reforma en materia de
paridad y una modificación a la Ley General de Acceso de las Mujeres a
una Vida Libre de Violencia en materia de ataques con ácido.
El
dictamen modifica el artículo 6, fracción II, de la Ley General de
Acceso para que la definición de violencia física establezca que los
ataques con ácido se realizan: “con sustancia corrosiva, cáustica,
irritante, tóxica, inflamable o cualquier otra sustancia que en
determinadas condiciones pueda provocar o no lesiones, ya sean internas,
externas o ambas”.
Con 105 votos a favor, se aprobó la
modificación. De acuerdo con el dictamen, los ataques con ácido contra
las mujeres aumentaron en los últimos 10 años; de 2010 a 2020 se han
cometido nueve, y a pesar de esto, la ley no consideraba que el objetivo
de esta violencia es dañar físicamente a la víctima o privarla de la
vida. El dictamen debe ser avalado por la Cámara de Diputados para
entrar en vigor.
Ciudad de México.-
De manera unánime, con 96 votos a favor, el Senado de la República votó
la ratificación del Convenio 190 de la Organización Internacional del
Trabajo (OIT), sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo que
reconoce el derecho de todas las personas a trabajar libres de violencia
y acoso.
Este instrumento internacional establece la primera
definición internacionalmente acordada de violencia y acoso en el mundo
del trabajo, incluida la violencia de género y establece: “la expresión
violencia y acoso en el mundo del trabajo designa un conjunto de
comportamientos y prácticas inaceptables o de amenazas de tales
comportamientos y prácticas, ya sea que se manifiesten una sola vez o de
manera repetida, que tengan por objeto que causen o sean susceptibles
de causar un daño físico, psicológico, sexual o económico, e incluye la
violencia y el acoso por razón de género”; y, en conjunto con la
recomendación 206, define un marco común y claro para prevenir y abordar
la violencia y el acoso basado en un enfoque inclusivo.
En
México, a lo largo de su vida laboral, 26 por ciento de las mujeres
reconocieron haber vivido una forma de violencia en sus centros de
trabajo, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional sobre la
Dinámica de las Relaciones en los Hogares.
Al darse a conocer esta
ratificación, el Director de la Oficina para México y Cuba de la OIT,
Pedro Furtado de Oliveira, afirmó: “Hoy México ha dado un paso histórico
en la protección del derecho de toda persona a un mundo del trabajo
libre de violencia y acoso. Mediante la ratificación del Convenio 190 el
país se ha convertido en una de las primeras naciones del mundo en
comprometerse con la primera norma internacional que agrupa la igualdad y
la no discriminación con la seguridad y salud en el trabajo en un solo
instrumento y sitúa la dignidad humana y el respeto en su centro”.
“Este
Convenio invita a reconocer que la violencia y el acoso por razón de
género afectan de manera desproporcionada a las mujeres y las niñas y
propone acciones que aborden las causas estructurales de estas
violencias, incluyendo los estereotipos de género, la discriminación y
el abuso de poder por razón de género”, agregó Furtado de Oliveira.
Tras
esta votación, México se convirtió en el país número 12 en ratificar el
Convenio 190, después de que Reino Unido votó también su ratificación
el pasado día 7 de marzo.
Una vez que el Convenio sea depositado
ante la OIT por las autoridades mexicanas, entrará en vigor un año
después tras lo cual adquiría carácter de ley en el país.
Adicionalmente, su ratificación permitirá al gobierno mexicano elaborar
mecanismos nacionales para la protección de las personas trabajadoras
ante situaciones de acoso y violencia en el ámbito laboral.
El
Convenio 190 aplica a todas las modalidades de trabajo y contempla que
las actividades laborales no siempre se realizan en un espacio
determinado y, por lo tanto, plantea una perspectiva amplia, extendiendo
su aplicación a las actividades realizadas “durante el trabajo, en
relación con el trabajo o como resultado de este”.
La
Recomendación 206, que complementa este Convenio, propone además que la
protección en contra de la violencia y el acoso se incluya en los
contratos colectivos de trabajo.
La OIT considera que tanto el
Convenio 190 como la Recomendación 206 serán clave para alcanzar los
objetivos establecidos por la Declaración del Centenario de la OIT sobre
el Futuro del Trabajo , especialmente la aspiración a construir un
mundo del trabajo libre de violencia y acoso. Adicionalmente,
contribuirá a las metas del llamamiento mundial a la acción de la OIT
para una recuperación de la crisis COVID-19 centrada en las personas .
El
organismo internacional reiteró a sus constituyentes – empleadores,
trabajadores y gobierno – su disposición, mediante su mandato de
asistencia técnica, a acompañarlos en todas las tareas relativas a la
aplicación de este Convenio y en sus esfuerzos para fortalecer el
combate a la violencia por razón de género en el mundo del trabajo.
“La
ratificación el día de hoy este Convenio conforma una muestra más del
compromiso de gobierno, empleadores, trabajadores en México para
construir ambientes libres de violencia y acoso en el mundo del trabajo,
de respetar los derechos humanos y fortalecer la perspectiva de
género.” Concluyó el Director de la Oficina de País para México y Cuba
de la OIT.
La
Escuela Feminista de Comunicación, fundada en 2019, convoca a mujeres
comunicadoras, periodistas, activistas, estudiantes y docentes a este
encuentro, cuyo objetivo es tejer redes de intercambio y construcción de
conocimiento.
“La comunicación es una herramienta indispensable
para la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres y las niñas”, se
lee e n la convocatoria.
Todo estos objetivos fueron enunciados en
el capítulo J de la Plataforma de Acción de Beijing, mecanismo que
reconoció el papel fundamental de los medios de comunicación y las
tecnologías en las acciones para garantizar el adelanto de las mujeres y
eliminar los obstáculos que dificultan su participación activa en todas
las esferas de la vida pública, pero a decir de estudiosas de la
comunicación y periodistas esta agenda sigue siendo una tarea desafiante
e inacabada, de ahí la importancia de este encuentro.
En
el evento se establecerá un diálogo con mujeres activistas,
comunicadoras y estudiosas del campo de la Comunicación comunitaria y el
feminismo para consensuar sobre los ejes de acción de la comunicación
feminista comunitaria y popular.
También se van a intercambiar
diversos saberes para fortalecer el liderazgo y las herramientas
teórico-metodológicas, políticas y éticas de las defensoras e impulsoras
del derecho a la comunicación de las mujeres y las niñas desde una
perspectiva comunitaria.
La Conferencia Magistral estará a
cargo de la feminista y comunicadora española, Teresa Mollá Castells,
quien también es columnista de Cimacnoticias y quien dictará la
conferencia “La comunicación y formación feminista”.
Entre los talleres que se realizarán destacan de video comunitario, de radio comunitaria, de poesía y de bordado.
CIMACFoto: Jocelyn Soto Espinosa.- En
América Latina y el Caribe las mujeres jóvenes experimentan
desigualdades más severas frente a los hombres: mayor deserción
educativa, violencia de género, menor acceso al sistema de salud, al
trabajo y a la participación política, mayores afectaciones ante
fenómenos como la migración, el cambio climático, entre otras.
Lo anterior son algunas de las conclusiones a las que llegó “Danzar en las brumas, género, juventudes en entornos desiguales en América Latina y el Caribe”,
un informe elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), El Colegio de México
(Comex) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso), el
cual fue elaborado en más de 20 países y publicado durante los primeros
días de marzo.
El estudio evidencia las desigualdades de género
que afectan específicamente a las juventudes; visualiza sus tramas y
presenta propuestas de política pública para superarlas. Está
estructurado en ocho capítulos que cubren temas como migración, salud
mental, embarazo adolescente, cambio climático, brecha digital y
trayectorias educativas.
“Danzar
en las brumas” no sólo se limita a entender la desigualdad como las
diferencias en ingresos monetarios, sino que también explora la
desigualdad de género, la vinculada con el acceso a bienes y servicios
públicos, la derivada de la pertenencia a la población indígena y la
relacionada con la orientación sexual.
La pandemia de Covid-19
profundizó estas brechas en la región, teniendo consecuencias
principalmente en la vida de las mujeres. El documento hace énfasis en
que, frente a este contexto, la población joven es la más afectada.
Tan
sólo en 2020 la tasa de desempleo de las personas de 15 a 29 años
estaba entre 10 y 20 por ciento, según sexo y generación. La pandemia
tuvo efectos muy negativos, al dejar a cerca de 114 millones de
estudiantes sin escolarización presencial en toda la zona. Esto ha
provocado un aumento de la desvinculación y ha desencadenado nuevos
procesos de exclusión educativa.
En varios países se observa una
sobrecarga, en las mujeres, de horas destinadas al cuidado, con una
diferencia de entre 15 y 30 horas semanales más en relación con sus
pares varones. En el tema de brecha digital, muestra que 70 por ciento y
80 por ciento de las y los estudiantes de niveles socioeconómicos altos
cuentan con computadoras portátiles en sus hogares, mientras que en los
quintiles menores sólo las tienen entre 10 y 20 por ciento.
El
informe revela que, en las naciones de la región, 43 por ciento de las
juventudes se sienten pesimistas por su futuro, 80 por ciento realiza
trabajo no remunerado y ocurren 16.3 por ciento de los embarazos
adolescentes del mundo. Sobre este último punto, mostró que en México
anualmente 350 mil mujeres menores de 18 años presentan embarazos.
La
publicación de más de 200 páginas llama a los países a desarrollar un
enfoque integral ante las problemáticas que conjugue la perspectiva de
género con el enfoque generacional de juventudes y la
multidimensionalidad de las desigualdades.
A
mí me gustan las historias. Las personales, sin duda. Pero también las
que construyen la Historia, esa que se va escribiendo con mayúsculas.
Sólo que, como periodista, he aprendido que ante una historia siempre
hay que hacerse preguntas, entre ellas una fundamental: ¿quién cuenta la
historia?
En el ámbito de la Comunicación le llamamos “fuente” a
la persona, grupo o institución que emite un mensaje -que cuenta una
historia-.
Saber cuál es la fuente, permite conocer mucho más de
lo que, a primera vista, se cuenta en una historia. Abre una cortina
desde la cual se puede atisbar qué prejuicios, convicciones, intereses,
intenciones hay detrás de esa historia.
Una misma historia puede
ser contada de distintas maneras. Por ejemplo, si usted atestigua un
accidente de tráfico, lo que cuente dependerá de lo que haya visto y del
lugar desde el que lo haya visto; pero también de experiencias previas,
de sus prejuicios, de creencias, entre otras variables, que se
“colarán” en su relato, casi siempre sin ninguna intención y a menudo
sin que usted lo perciba.
El asunto se vuelve complejo cuando “la
fuente” tiene una clara intención al contar una historia. Es el caso la
propaganda política.
En este tema es multicitado Joseph Goebbels,
el creador de la propaganda nazi, y a quien se atribuye el ascenso al
poder de Hitler.
Una de sus frases más famosas es: “Una mentira
mil veces dicha se convierte en una verdad”. Y eso, hasta la fecha, es
la base de mucha propaganda política en todo el mundo.
De todo esto me acordé en días recientes.
Primero
los mensajes del Presidente López Obrador, que decían: “tengo
información” de que las mujeres que marcharán el 8 de marzo, se están
preparando con marros, sopletes y bombas molotov.
¿Cuál es la historia que me quieren contar? ¿Quién cuenta la historia?
Después,
las fotografías de las vallas, casi murallas, ante Palacio Nacional; el
despliegue por las calles de la Ciudad de México, de personal de la
Marina y de miles de policías, con uniformes, toletes, escudos.
¿Cuál es la historia que me quieren contar? ¿Quién cuenta la historia?
Y llegó el 8 de marzo.
Ni
marros ni sopletes ni bombas molotov. Sólo miles y miles de niñas,
jóvenes, adultas, ancianas exigiendo justicia para las víctimas de
feminicidio, la búsqueda de las que han desparecido; reclamando su
derecho a una vida libre de violencia.
Y también llegaron las
flores. Mujeres manifestantes que entregaron flores a las mujeres
policías, que abrazaron a las mujeres policías, que aplaudieron a las
mujeres policías.
¿Qué sucede cuando la realidad no se ajusta a la historia que se contó? Lección de propaganda: Se ajusta la realidad.
Así,
a la maravillosa foto de una manifestante abrazando a una mujer
policía, le colocaron un fondo color vino (color del partido en el
poder), superpusieron la frase del Presidente: “Abrazos no balazos”. Y
la rúbrica: morena (partido del presidente).
Cuando comenzó a
circular esta segunda imagen no sólo me pregunté: ¿quién cuenta la
historia?, también: cuál de esas dos mujeres da el abrazo; y cuál es la
que puede dar los balazos; para quién trabaja la mujer que puede dar los
balazos.
Cuando nos cuentan una historia, sin duda hay que hacerse muchas preguntas.
Foto: Sandra de los Santos Chandomì.- Tuxtla Gutiérrez, Chis.-
La “Canción sin miedo” de la cantautora Vivir Quintana se ha convertido
en el himno feminista en todo Latinoamérica, ahora, en Chiapas, se
produjo una propia versión de esta melodía en el municipio de Comitán de
Domínguez.
La sonoridad de la canción, a diferencia de la
original y de muchas otras versiones que se han hecho, es con marimba,
el instrumento emblemático del estado. Los nombres de víctimas de
feminicidio que se repiten en la canción no son lejanos, son de mujeres
chiapanecas, algunos de esos casos siguen sin obtener justicia. En esta
versión, al final se canta una estrofa del himno a Chiapas, en la
original es del himno mexicano.
Jacinta Fuentes Pérez, la voz
principal en este video, contó que esta producción se hizo gracias a la
voluntad de diferentes colectivas de Comitán y el Ayuntamiento de aquel
municipio, que aceptó la petición de las organizaciones civiles
financiar los gastos de la producción.
El video comienza nombrando
a algunas mujeres víctimas de feminicidio: “Mariana, Tatiana, Yuridia,
Wendi, Veridiana, Paula”. Después se escuchan los acordes de marimba e
inicia la canción, que es interpretada por Jacinta Fuentes Pérez y los
coros son realizados por las propias integrantes de las colectivas de
Comitán.
En esta versión también sale la voz de una mujer indígena
tojolabal quien dice en su lengua materna: “por las múltiples
violaciones que vivimos las mujeres y niñas, unamos nuestra fuerza para
que nadie pueda violentarnos”.
La estrofa final que se agrega a la
canción es una parte del himno a Chiapas: “Que se olvide la odiosa
venganza, que termine por siempre el rencor, que una sea sola nuestra
esperanza y uno solo también nuestro amor”. Al final la canción termina
evocando a la escritora y feminista comiteca, Rosario Castellanos.
“La
que a mí me hace la invitación a participar es la científica Lorena
Rojas, quien trabaja en las comunidades indígenas” cuenta Jacinta, quien
ya había interpretado esta versión en varias ocasiones, una vez junto
con la cantautora Vivir Quintana.
“El año pasado que vino Vivir a
Tuxtla, enseñé esta canción y le dije que con todo respeto y admiración a
su trabajo habíamos construido esta versión y ella me dijo que podía
cantarla” recuerda la intérprete.
La intención de hacer este video
es sensibilizar a las personas tomadoras de decisión sobre el
feminicidio que se viven en Chiapas y las diferentes manifestaciones de
violencia que se siguen perpetuando en la entidad.
“En Chiapas las
mujeres seguimos viviendo diferentes tipos de violencias, desde los
feminicidios, las desapariciones de mujeres y las infancias, la
violencia vicaria, las dobles y las triples jornadas labores, las malas
condiciones laborales” señala Jacinta Fuentes.
Para la cantante
fue doblemente significativo hacer esta versión porque a una de las
mujeres que se nombra es a Tatiana Trujillo, quien fue su compañera de
trabajo. “Yo desayunaba con ella” recuerda, y ahora la nombra cuando
canta “canción sin miedo”.
La canción, en su versión chiapaneca,
se distribuye por redes sociales. Se puede ver el video completo en el
canal de Youtube de Aquínoticias.
En Chiapas, las defensoras han
realizado diferentes acciones durante este mes para visibilizar la
violencia y la desigualdad que se vive a diario en la entidad. Tan sólo
en lo que va de esta administración se han abierto un centenar de
carpetas de investigación por el delito de feminicidio.
*Este artículo fue retomado del portal AquíNoticias