9/08/2023
Dos presidentes grandes manipuladores: Calos Salinas y López Obrador; Fox pudo serlo, pero no tenía ese objetivo
Los cinco días de Marcelo Ebrard
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Los cinco días que se tomó Marcelo Ebrard para anunciar cuál camino seguirá hacia el primer domingo de junio de 2024, son para el extitular de Relaciones Exteriores de los más difíciles para la decisión que debe tomar junto a los suyos: permanecerá o abandonará Morena y la Cuarta Transformación para construir el camino que lo lleve a figurar a cualquier costo en la boleta para elegir a la próxima y primera presidenta de México. Es decir, una candidatura testimonial para un político pragmático ajeno a las aventuras y obsesionado con despachar en Palacio Nacional por lo menos desde 2010.
Guardadas las proporciones que dictan el espacio y el tiempo idos, por voluntad propia se colocó en la misma tesitura que su exjefe y amigo Víctor Manuel Camacho Solís cuando Carlos Salinas de Gortari destapó, al más tradicional de los estilos autoritarios, a Luis Donaldo Colosio como candidato presidencial del Partido Revolucionario. El enojo del finado y talentoso jefe del Departamento del Distrito Federal desapareció cuando el ya genocida lo nombró titular de la SRE.
Mas los tiempos en curso son harto diferentes y Ebrard está en la tercera edad –el próximo mes cumplirá 64 años– como para embarcarse en la candidatura presidencial con Movimiento Ciudadano que, además, difícilmente soltará el propietario de la franquicia, pues Dante Delgado tiene derecho de mano para abanderar a su partido, nombre que plagió igual que el águila republicana a la coalición política que encabezó Andrés Manuel López Obrador de julio de 2012. Y el plazo para una candidatura independiente concluyó el jueves 7.
Por otra parte, los más perjudicados con una candidatura así, serían el estrecho Frente Amplio opositor y los autodenominados socialdemócratas de Delgado Rannauro, pues les disputaría votos entre las capas medias de la población.
Así que cometen un elemental error de cálculo los que desde el FAM se frotan las manos por la confrontación de Ebrard con los dirigentes de Morena, con base en denuncias que todavía no puede documentar. Para no mencionar los inexistentes desalojos de sus representantes de las sesiones de las comisiones encargados de valorar los resultados de las muestras demoscópicas y mucho menos la agresión a la senadora Lucía Mícher por “policías de la Ciudad de México”. Perdió el autocontrol el político de amplia y respetable trayectoria en el oficialismo priista y ahora el morenista, por lo menos hasta el miércoles 7. Sorprende la ligereza para embaucar incautos, pero sobre todo para darle nota a la dictadura mediática y su candidata presidencial que nada más no levanta, como quedó de manifiesto en la pequeña concentración de partidarios y simpatizantes el domingo pasado en el Ángel de la Independencia.
Y como es natural no faltan colegas, como Enrique Galán Ochoa, autor de Dinero, que no descartan que el FAM, o un partido como el Institucional del muy oportunista y traidorzuelo Alejando Moreno, cobijara con su menguado grupo a Ebrard Causabón como candidato presidencial. Veremos.
En política, de la mala y de la buena o de la medio mala y de la medio buena, no es recomendable descartar ningún escenario, sobre todo cuando el hambre de poder domina a no pocos actores y actrices, entre los que quizá se encuentre el señor que alguna ocasión me pidió en el Grupo María Cristina que lo llamara Marchelo, lo cual por supuesto que no hice.
Acuse de recibo
“Gracias estimado Eduardo por haber publicado una de las casi setenta cartas de mi libro Cartas a un lector cercano (julio 2023). En este libro reconozco la oportunidad que dan algunos medios de que el elector no sea un ser pasivo frente a una información, en este caso de La Jornada. Yo he podido expresar en el Correo Ilustrado los más diferentes puntos de vista, cosa que la gran mayoría de los medios escritos ha dejado de permitir. La participación de otros lectores de ver expresada la opinión de un similar, acerca, identifica o difiere en una comunión que se desea para todos, la sociedad, el pueblo. Una modesta participación como la mía, promueve esa intención”; lo anterior afirma la periodista y escritora Teresa Gil... “Con la legalización, primero del PCM, y luego de otras organizaciones de izquierda, se abría una tercera opción: la persistencia de la oligarquía, pero acompañada de una democracia electoral. La alegría en el campo de la izquierda y de los comunistas, no puede ser hoy imaginada. ¿Qué papel jugó Arnoldo Martínez Verdugo en ese proceso? Yo digo que Martínez Verdugo es la recuperación de la brújula del comunismo mexicano. Si José Revueltas tenía razón cuando hablaba de un proletariado sin cabeza en 1962, acertaba para el periodo 1940-1960. Pero desde el XIII Congreso y el acenso de Martínez Verdugo y la nueva dirección, su libro es obsoleto” (Enrique Semo en el ensayo: Arnoldo Martínez Verdugo y el gran viraje, Tribuna Comunista 548, pp. 132-139, el enlace al muy sugerente texto es este, https://www.calameo.com/read/
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Prensa México viernes 8 de septiembre de 2023
9/07/2023
Eduardo Verástegui registra en INE su eventual candidatura presidencial independiente
El papel de Claudia Sheinbaum en la construcción del Movimiento Regeneración Nacional.
Imperdible hilo de Héctor A.Quintanar
Thread by @hectoralexx on Thread Reader App
Breve recuento de hechos.
(Hilo)
Si bien las raíces de Morena y el movimiento plural que ha encabezado López Obrador datan de los años ochenta, su punto de inflexión y proyección nacional estriba en la jefatura de Gobierno de AMLO de 2000-2005; especialmente durante el proceso de desafuero.
El papel que jugó Claudia Sheinbaum fue crucial ahí.
Ella ya contaba con una trayectoria académica y política propia antes de 2000: su militancia en el CEU de la UNAM en los ochenta. Posteriormente, una carrera científica.
López Obrador la invitó a ser Secretaria de Medio ambiente en la Ciudad de México en 2000.
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Ahí fue una funcionaria clave para varios proyectos (entre ellos el Segundo Piso) y en momentos de tensión, como el desafuero, fue relevante en la participación de la resistencia civil.
Sheinbaum fue notable activista contra el desafuero, junto con otras mujeres como Bertha Maldonado y Elena Poniatowska.
Compaginó bien (como todo el gabinete de AMLO) su trabajo como funcionaria y su derecho a defenderse de la embestida de Fox.
En 2006, fue vocera de la campaña de AMLO, donde hizo un papel decoroso, al ser pionera en evidenciar los lazos sospechosos de Calderón con el IFE (vía Hildebrando) y dar buena batalla contra buitres mediáticos.
Aquí un recordatorio:
En 2006 -a diferencia de 2012 y 2018- AMLO como candidato no dio a conocer a quiénes serían todos los miembros de su gabinete (sólo señaló a Juan Ramón de la Fuente, J. Pérez Gay y Ebrard).
Sin embargo, era esperable que Sheinbaum fuera parte de su gabinete.
Durante el fraude de 2006, el papel que desempeñó Sheinbaum fue muy importante, pues se dedicó a ras de suelo a denunciar los crímenes electorales de Fox y Calderón; cuestión para la que aprovechó todo foro, incluida la feria del libro de la Ciudad de México en octubre de 2006.
En noviembre de 2006, en la construcción del Gobierno Legítimo, ella participó en ese importante espacio de resistencia como Secretaria de Patrimonio Nacional.
Desde esa posición, Sheinbaum sería clave por dos razones: la primera es que dedicó su esfuerzo a ras de suelo en el crecimiento de la militancia del Gobierno Legítimo, que en corto plazo logró afiliación copiosa y se tornaría en un antecedente crucial de Morena.
Sin embargo, Sheinbaum libró una batalla aún mayor en una tarea fundamental: el combate a la privatización petrolera que pretendió el narcogenocida Calderón en 2008.
Sheinbaum ahí no sólo encabezó a las “Adelitas” de la resistencia pacífica contra el atraco…
… sino que hizo un papel crucial en en el debate inédito en el Congreso contra esa iniciativa calderonista.
El 27 de abril de 2008, la participación de Sheinbaum en ese debate fue memorable, tanto por su argumentación técnica como por reivindicar al movimiento popular.
Esta lucha contra la reforma del narcogenocida Calderón fue de suma importancia para Morena:
De hecho, de ahí vienen cuatro de los diez preceptos que dan identidad ideológica al movimiento y su vocación soberanista, decálogo aprobado como documento del partido en 2012.
La raíz ideológica fundamental de Morena se construyó en esa coyuntura de 2008, al asumir la bandera en defensa del patrimonio (herencia cardenista) en contra del modelo desregulado que quería el narcogenocida Calderon.
Dicho de otro modo: el corazón ideológico de Morena está en su vocación soberanista y de nacionalismo progresista.
Claudia Sheinbaum no sólo ha desarrollado su rol en el movimiento desde esa pista, sino que ha sido protagónica en ella.
En ese sentido, fue lógico que en 2012 López Obrador propusiera que, en caso de ganar la presencia, nombraría a Claudia Sheinbaum secretaria de Medio Ambiente.
Luego de la turbia elección de ese año, Sheinbaum trabajó en la construcción de Morena como partido en el proceso de 2012-2014, como corolario a una trayectoria donde ella había sido parte fundamental tanto en el gobierno de AMLO en DF y el movimiento posterior y su ideario.
Lo que vino después es conocido: Claudia Sheinbaum fue Jefa delegacional en Tlalpan (2015-2018) y Jefa de Gobierno (2018-2023).
Más allá de analizar su desempeño como funcionaria (sus aciertos, limitaciones y balances) es importante también señalar el crucial rol que ha jugado antes, es decir, cuando el movimiento se debía hacer, sí o sí, a base de esfuerzo y ras de suelo.
Sheinbaum tiene ahí un aporte notable en la construcción del movimiento que hoy gobierna, tanto por su labor de socialización política, como en su aporte en la arista identitaria de Morena: el soberanismo y la defensa del patrimonio nacional.
Bienvenidas las críticas y autocríticas al papel que ella va a desempeñar ahora.
Pero negarle, regatearle o menospreciar el importante aporte que ya hizo al movimiento, no es sólo ignorancia, sino mala fe.
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Prensa México jueves 7 de septiembre de 2023
9/06/2023
Proyecto Xóchitl
Una de las cosas que llaman la atención de cualquiera es cómo el triunfo de Morena en la elección presidencial de 2024 y la derrota del Frente del PRIANX —añado la “X” por Claudio, no por Xóchitl— tiene las mismas cifras desde hace varios meses, sin importar quién sea la candidata o candidato. Así, por ejemplo, la encuesta levantada por Enkoll entre el 24 y el 28 de agosto pasado en vivienda, registra la intención de voto por Morena para Presidente de la República en un 65 por ciento, mientras que Acción Nacional cuenta con un 15 por ciento, seguido del 9 por ciento del PRI y 3 por ciento del partido de Dante Delgado. El PRI tiene un rechazo bruto de 51 por ciento, es decir, de gente que declara que nunca votaría por él, mientras que Morena tiene la misma cifra, 51 por ciento, de personas que se identifican políticamente con ese proyecto. Si es Claudia Sheinbaum o, incluso, Manuel Velasco del siniestro Partido Verde, la 4T gana con casi la misma ventaja frente al PRIANX, sea Xóchitl o Beatriz Paredes. Xóchitl no le aumenta nada a las intenciones de voto del Frente Opositor. De hecho, en la misma encuesta de Enkol, a Beatriz Paredes daba el mismo 24 por ciento que Xóchitl Gálvez frente a Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard. Pero, ¿qué nos dice que cada coalición sin importar el candidato, sigue obteniendo más o menos el triunfo por más de la mitad de los votantes y la derrota del PRIANX que nunca supera el 25 por ciento de la intención de voto?
Para responder a esta pregunta es necesario reconocer que es una elección, no de candidatos sino de proyectos. Ahí, Claudio X. González, el Consejo Mexicano de Negocios, y los catedráticos de la UNAM se equivocaron por tercera ocasión. La primera fue, cuando creyeron que los porcentajes de votación por PRI, Acción Nacional y PRD se podían sumar como chiles en la báscula. El resultado fue un fracaso: la oposición, ahora aliada, ha perdido en 22 estados que gobernó antes de 2018. La segunda torpeza fue la llamada “moratoria legislativa” en el Congreso para rechazar, sin siquiera leer, las iniciativas del Presidente López Obrador. A esta iniciativa se sumó el Movimiento Ciudadano. Si uno mira la aprobación del McPRIAN se verá que es después de abril de 2022, es decir, cuando la oposición votó en contra de la soberanía eléctrica de México, que comenzó una debacle sin retorno: la intención de no votar por ninguno de los candidatos del Frente Opositor aumentó de 38 a 45. Movimiento Ciudadano se fue del 6 por ciento al 3 por ciento. Este es el tercer error del PRIANX: pensar que una candidatura, la de la “desparpajada” Xóchitl, puede deslindarse de sus partidos e, incluso, del proyecto de nación que, primero, lo iba a redactar Claudio X. González bajo el título de “El México ganador”, luego, iba a salir de una supuesta “Sociedad Civil” o “Marea Rosa”, que preside una exdiputada de Acción Nacional en Michoacán, para terminar en que los buenos para hacer la propuesta del Frente eran José Ángel Gurría, el autor del Fobaproa, y Francisco Javier García Cabeza de Vaca, acusado a ambos lados de la frontera de crimen organizado y de poseer un rancho con fosas clandestinas.
Cuando Enrique Krauze, director de la revista beneficiada durante cuatro sexenios por la publicidad gubernamental —sólo en el de Peña Nieto recibió 88 millones— escribe en el diario Reforma, cito: “El carisma ha cambiado de polo. El Presidente no podrá usar el suyo porque su nombre no está en la boleta y porque el carisma, por esencia es intransferible. En este sentido, sea quien sea la contraparte de Xóchitl Gálvez en la contienda, los términos históricos se han invertido”. Pues nomás porque Krauze lo dice, él, que presuntamente dirigió la fábrica de mentiras contra AMLO desde la Operación Berlín, porque no hay ningún dato que sostenga su temeraria aseveración. Todas las encuestas serias dan una ventaja a cualquier candidato de Morena frente a cualquier candidato del PRIANX de más de 20 puntos. Es más, la perorata de Krauze aparece un día después de que Xóchitl Gálvez y el PRIAN en la ciudad de México no pudieron ni siquiera llenar la rotonda del Ángel de la Independencia para entregarle su “constancia” de que fue la candidata cuya debilidad ante Beatriz Paredes forzó al Frente Opositor a retractarse de hacer una elección para la que se habían apuntado, según sus propios datos, 2 millones de votantes, y que es producto más que de la democracia interna, de presionar a los demás aspirantes a salirse o declinar.
Pero el error, el tercero en secuencia declinante, es pensar que, como en el caso de Vicente Fox y de Enrique Peña Nieto, las elecciones todavía se ganan creando una marca y no, como nos dicen todas las evidencias, de que ésta no es una contienda de “carismas” o de “personalidades”, sino de proyectos de nación. Desde la izquierda unida se ha planteado como “profundización de la 4T” contra el “regreso de los corruptos”. Para saber de qué va el Frente Opositor, bastaría con pensar a un artífice del neoliberalismo salvaje como Gurría Ordóñez y a un delincuente como Cabeza de Vaca para confirmarlo. Pero, de entre los muchos disfraces bufonescos de la Senadora X. —“indígena” o “pueblo natural” como la llama Krauze, “mujer víctima de violencia política de género”, vendedora de gelatinas que firma contratos con el Gobierno por mil 400 millones siendo, al mismo tiempo, funcionaria pública, esforzada del éxito de la nada—, de todos esas marcas y etiquetas, supongo que vale la pena escuchar lo que dice. Es importante lo que lee, porque, desde que propuso quitarle la constitucionalidad a los programas sociales, terminar con la delincuencia prohibiendo las “micheladas”, o que los trabajadores pagaran su seguridad social de su bolsillo porque es como pagarte tu coche y la gasolina, desde entonces y, bueno, sin olvidar que dijo que el sureste no tenía gas natural, que el Presidente de Cuba era Elías Canetti o que saludó su acto de cierre de campaña interno en Yucatán: “Qué gusto saludarles a todos y todas aquí en Michoacán”, es decir, cuando todos empezamos a ver que Xóchitl no podía decidir entre ser Fox o errar Peña Nieto, alguien empezó a redactarle lo que dice. Desde entonces, todo lo lee y suponemos que lo lee es el planteamiento del “México ganador”, esa obra inédita que tanto nos prometió Claudio X. González.
Empecemos con su intervención, también por la fuerza, en la tribuna de la Cámara de Diputados, ella que es Senadora y que, la verdad, tuvo que haber renunciado a esa cargo plurinominal hace ya varios meses, usó el micrófono en lugar del designado por Acción Nacional, que era originalmente, el Diputado Elías Lixa. Me preocupa que Xóchitl haya entrado a su propia candidatura y a su primer acto de campaña en la Cámara de Diputados a codazos. Eso dice mucho del porrismo del Frente Opositor.
Pero, veamos el discurso al que entró a codazos y mordidas. Dice la Senadora X:
“En 2018, Andrés Manuel López Obrador convocó a un cambio y a muchos los esperanzó con la promesa de terminar con la corrupción, la desigualdad, la pobreza y la violencia. Lamentamos profundamente que haya traicionado la esperanza de millones de mexicanos que anhelaban un México mejor”. Aquí la Senadora Gálvez se equivoca de personaje. Está hablando de Fox, en cuyo gabinete ella misma trabajó. Al que nombra, Andrés Manuel López Obrador ha hecho hasta lo que no prometió, como fue el caso del combate al huachicol, que recuperó para la nación 137 mil millones de pesos, es decir, un año de pensiones a adultos mayores. El combate a la corrupción ha ahorrado al país 2.4 billones de pesos. La desigualdad que ahora le importa tanto a la ex funcionaria de Vicente Fox, ha disminuido de 21 veces lo que los más ricos ganan con respecto a los más pobres, a 15 veces. Los ingresos de los más pobres han aumentado 20 por ciento. Han salido de la pobreza 5 millones de mexicanos. La pobreza disminuyó del 41 al 36 por ciento de la población. Hay 21 millones de empleos formales, un millón y medio más que en 2020. La tasa de desempleo se encuentra en su nivel histórico más bajo: 2.7 por ciento. La brecha de salario entre mujeres y hombres se redujo de 14 a 7.5. El salario mínimo ha subido 90 por ciento. La inflación ha bajado a 5 por ciento anual. El peso se ha fortalecido en casi 18 por ciento frente al dólar. 20 mil millones de dólares han sido invertidos por las empresas extranjeras en México. Y el crecimiento económico es de 3.6 por ciento anual. La deuda es la más baja desde 2005. ¿Por qué, entonces, la Senadora sigue insistiendo en que no ha bajado la pobreza y la desigualdad? Es un misterio porque los millones de mexicanos se dan cuenta de que no han aumentado los impuestos ni los servicios públicos, y que nos hemos recuperado de la economía cerrada y pasmada de la pandemia. En lo de la inseguridad que sembró su partido con Felipe Calderón, la Senadora también miente: los homicidios han bajado 17 por ciento, salvo en Guanajuato, gobernado por Acción Nacional. El secuestro ha disminuido 73 por ciento y el robo de coches en 45.7 por ciento. Pero sigue la Senadora Gálvez tratando de sostener una mentira. Dice: “No hubo transformación, hubo destrucción”. A qué se podría estar refiriendo justo en los días en que se echa a andar la refinería Olmeca en Dos Bocas, el primer ensayo del Tren Maya, y se tiene construido y operando ya uno de los tres aeropuertos nuevos. ¿Por qué dirá “destrucción” cuando se ha construido a tal grado que es la industria más boyante en creación de empleos? Sólo en el Interocéanico se han generado 210 mil empleos.
Aquí, vuelve al tema de la inseguridad y tantea una posible marca de campaña: “Déjenme decirlo con toda claridad: en materia de seguridad, por el bien de todos, primero las víctimas”. Pero, se olvida pronto de su prueba de focus group y entra de lleno a su propuesta: “Firmeza. Poner orden en México implica necesariamente empezar por dejar muy claro que le pese a quien le pese, la ley sí es la ley”. Ella misma, antes de que la obligaran a leer, improvisó, el dos de agosto pasado, diciendo que retomaría la experiencia de la “guerra contra el crimen” de Calderón. Declaró literalmente: “Me parece que hay experiencias exitosas en el Gobierno de Calderón que podríamos retomar, obviamente lo que más se le critica a Calderón es la rapidez con la que quiso enfrentarse y tener la estrategia”. No, Senadora Gálvez, lo que se le critica es que su secretario de Seguridad Pública era un narcotraficante, Genaro García Luna, sobornado por el Cartel de Sinaloa. Pero, ahora, ya no reivindica a Calderón y su delincuente secretario, sino que sólo dice el trillado “la ley es la ley”, que tan bien han aplicado los jueces liberando criminales a destajo. Lo que siguió de su discurso de campaña desde la tribuna de la Cámara de Diputados, fue una colección de lemas publicitarios que se robó de la “república amorosa” que López Obrador enunció en La Jornada el 6 de diciembre de 2011. Gálvez se la expropió al Presidente cuando cerró su palabrería sin mucho sentido de proyecto:
“Señoras y señores:
“Odiar es el verbo de este viejo régimen de un solo hombre. Amar debe ser el verbo de un nuevo Gobierno encabezado por una mujer”. Aquí la Senadora Gálvez comete violencia política de género porque le despoja a las mujeres de la capacidad de odiar, de indignarse, de responder, y reduce lo femenino al puro amor maternal. Pero sigue: “Es el momento de construir un México sin límites”. Bueno, si sabe algo de geografía, la Senadora sabrá que tiene límites en los dos océanos y con Estados Unidos, Belice y Guatemala. Agregó, también: “Debemos arrebatarle el poder a unos cuantos para dárselo a todos los ciudadanos”. Bueno, a Andrés Manuel lo votaron 30 millones de mexicanos, el 53 por ciento de la votación. A ella, la eligieron los Claudios, Alito y Marko Cortés, así que vamos viendo cuál es el grupito de señorones que deciden en su Frente.La Senadora plurinominal, sin atender a cómo llegó ella a la candidatura, sintió apropiado exclamar: “Acabemos con la autocracia, la polarización. Abracemos la democracia y la reconciliación. Hoy la esperanza ya no le pertenece a la 4T. Ha cambiado de manos. Está de nuestro lado y no la vamos a soltar hasta lograr el sueño mexicano”. Esa frase, “el sueño mexicano”, la dijo también López Obrador en el aniversario del 5 de mayo en Puebla y la atribuyó a dos inmigrantes en San Francisco que se alegraban de la pensión universal a los adultos mayores, que se hizo constitucional, no por Fox, como dicen los despistados apoyadores de Gálvez, sino el 5 de mayo, otro 5 de mayo, de 2020.
Hasta aquí tenemos una Xóchitl que copia lemas y que encubre que su proyecto es el regreso de los neoliberales con sus programas públicos para apoyar a las élites, sus guerras contra el crimen, y la idea de ocupar un centro ideológico que no existe más. Pero vendría su gran toma de la candidatura en la que ni el PRI ni el PAN ni el PRD de la capital mexicana lograron llenar el círculo del Ángel de la Independencia, el pasado domingo.
Aquí, ella dijo recurrió a evocar, acaso con nostalgia, el momento en que se fotografió tocando la puerta Marianna del palacio nacional, como que no la abrían a la Senadora que tenía a los medios de comunicación abiertos de par en par, la tribuna de la Cámara de Senadores, y el poder judicial, incluido sus amigos en el Tribunal Electoral. Se olvida, de pronto, que no es que no le abrieran, sino que no realizó el trámite para ingresar a la conferencia de prensa, que es, como su nombre indica, para los periodistas de los medios que se acreditan para entrar. Ella, no siendo un medio de comunicación fue a sacarse una foto, pero la rememoró con añoranza cuando dijo: “La meta es muy clara, vamos a abrir las puertas de Palacio Nacional. Esa puerta lleva cinco años cerrada, la cerraron con mentiras, la cerraron con insultos, la cerraron con odio, la cerraron para todos los que no piensan como ellos. No sólo me la cerraron a mí, sino a ustedes, a millones de mexicanos, pero los ciudadanos vamos a volver a abrir esa puerta, la abriremos con la verdad, la abriremos con la esperanza, porque la esperanza ya cambió de manos, la esperanza ahora es nuestra”. Se olvida, también, de que sus amigos del Tribunal Electoral y de Quejas del INE le han prohibido al Presidente de la República hablar de ella, siquiera mencionarla. Eso no es alguien que no le abrieron la puerta y la dejaron, pobre, en la intemperie cruel del invierno callejero. Luego, directamente pasó a mentir. Dijo: “Este momento tan importante no es obra de una, dos o tres personas, llegamos aquí con el apoyo de más de 2 millones de ciudadanos”. Es una vil mentira porque, según el PRI y el PAN, había una plataforma en la que se inscribieron para votar 2 millones de personas. Esas 2 millones de personas no votaron por ella porque se cancelaron las elecciones primarias. Es, además, una plataforma que fue denunciada por el Diputado José Luis Preciado de estar manipulada a favor de Xóchitl Gálvez. Eso lo denunció desde el 13 de agosto. La Senadora Gálvez, de pronto, se inventó otro disfraz bufionesco, el del amor. Dijo: “No vamos a recurrir a la ofensa, al insulto, a la descalificación, México necesita una presidenta que respete a todas y a todos”. Ya se le olvidó que, entre otras muchas ofensas, ha llamado “huevones” a los que reciben programas sociales del Gobierno o sostener, en su darwinismo social del siglo XIX que el sureste del país no tiene cultura laboral de 8 horas diarias. Si eso no son insultos que crean divisiones sociales y hasta geográficas, ya no sé de qué está hablando. Dijo su frase que fue celebrada por los medios corporativos: “Y recuerden mi regla de oro, ni huevones ni rateros ni pendejos”. Se agarró de un cliché que inventó Mario di Constanzo: que el Presidente, no obstante las evidencias, no trabaja y sólo hace “mañaneras”. Agregó la candidata: “Quiero un México libre de ataduras para quien se esfuerza y se levanta en la mañana no sólo a hablar, sino a chambear”. Dijo la Senadora Gálvez: “Se acabó el hablar, hablar y sólo hablar, llegó el momento de hablar menos, escuchar y hacer más”. Luego quiso engañar a los que agitaban en su cara banderas del PRI, del PAN y del PRD: “Yo no tengo formalmente un partido, no tengo filias ni fobias, soy políticamente daltónica, sólo veo un color, el color de México”. El problema con la frase del daltonismo es que, si la piensas un segundo, caes en cuenta de que no es buena frase porque, si los daltónicos ven blanco y negro, entonces, tienes “polarizada” tu visión de las cosas, y si ese es el “color de México”, entonces, ese país es gris, gris, gris, como la celebración desangelada que hemos estado comentando. Al final, las frases publicitarias cometieron violencia política contra quien las expulsaba: “La historia no se hace dividiendo, no se hace inculcando el odio entre los mexicanos, sino sumando, haciendo la historia se hace en la discordia, sino en la reconciliación”, sostuvo sin miedo al desmentido histórico. Pero continiuó: “A Hidalgo, Morelos, Leona Vicario, que descansan en esta Columna de la Independencia un recuerdo para ellos de gloria”. Alguien avísele a la Senadora que esos tres personajes llamaron a una revolución armada contra los españoles. No vaya a creer que los 10 años de guerra de Independencia México se la pasó en la pura reconciliación.
Y es que el Proyecto Xóchitl no es nada, más que una serie de lemas publicitarios.
Fabrizio Mejía Madrid
Es escritor y periodista. Colabora en La Jornada y Aristégui Noticias. Ha publicado más de 20 libros entre los que se encuentran las novelas Disparos en la oscuridad, El rencor, Tequila DF, Un hombre de confianza, Esa luz que nos deslumbra, Vida digital, y Hombre al agua que recibió en 2004 el Premio Antonin Artaud.
Endeudamiento, contratismo y saqueo político/empresarial de la riqueza nacional, que produce el pueblo sin recibir algo
Desencuentros entre AMLO y el PJF
Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Usuarios de redes sociales, en particular X, le atribuyen a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, el dicho expresado en forma coloquial y amenazante –palabras más, palabras menos– “si nos niegan el aumento de presupuesto, me van a conocer”.
De ser exacto el mensaje de Norma Lucía Piña Hernández resulta grave por las implicaciones de amenaza y chantaje que contiene para la Cámara de Diputados y su mayoría parlamentaria, integrada por Morena y los partidos Verde y Del Trabajo que, como es sabido, forma parte de un poder autónomo.
No encontré testimonio periodístico alguno que respaldara la afirmación atribuida a la beligerante cabeza del Poder Judicial, por lo menos respecto a sus dos pares, de acuerdo a la arquitectura constitucional que regula la existencia de tres podres de la Unión, tan autónomos e independientes como proclama a los cuatro vientos Piña para el que representa.
Lo que sí quedó claro en la búsqueda realizada es que desde el pasado 5 de febrero en el Teatro de la República de la capital queretana para rememorar a la ley de leyes de todos los mexicanos –oligarcas y parias, creyentes y ateos–, la ministra presidenta pintó su raya al estilo estridente de Xóchitl Gálvez, al permanecer sentada, inmutable, mientras todos los asistentes, se pusieron de pie, como es costumbre, cuando arribó el presidente de México.
Fue un gesto al que López Obrador no le quiso dar importancia, “la señora estaba cansada”, respondió a los colegas que cubren la mañanera. Sólo que para la tosca abogada era apenas el primer aviso del inicio de una relación institucional sellada por el desencuentro, la corrección sistémica de las reformas a las leyes aprobadas por el Congreso, dotar de autonomía cuasi total a jueces y magistrados para que procedan como les dicten sus compromisos e intereses personales y grupales, porque Piña Hernández supone que así fortalece su liderazgo judicial y político, lo cual es muy relativo y costoso para la justicia y las mayorías nacionales.
Hasta llegar a la confrontación actual, misma que ya algunos analistas denominan lawfare (judicialización de la política o guerra judicial), con todo lo que eso implica mucho más para mal de la mayorías que para bien de las minorías plutocráticas y oligárquicas, como lo mostraron Paraguay, Honduras, Brasil y Bolivia.
El hecho es que por primera ocasión en la bicentenaria historia independiente de México, la representante del Poder Judicial no recibió invitación del titular del Ejecutivo federal para asistir a la presentación del mensaje político con motivo del V Informe de Gobierno que, por primera vez, se presentó fuera de la capital de la república, en Campeche, Campeche. Tampoco ningún ministro de la SCJN o del Consejo de la Judicatura Federal.
Justo allí, el viernes 1, Obrador desplegó su concepción sobre la reforma al Poder Judicial, para lo que antes de terminar su mandato presentará una iniciativa de ley para reformar la Constitución y lograr la elección de sus integrantes mediante voto popular, pues –denunció– que trabajan bajo consigna de intereses oligárquicos y delictivos.
Hay tiempo suficiente para el análisis y el debate nacionales para tan magno propósito que requiere obligatoriamente que la coalición gobernante obtenga mayoría calificada el primer domingo de junio próximo. Pero mientras tal objetivo superior se concreta, lo que no es fácil, es obligatorio coexistir con la actual composición del PJF y ello sólo es viable en base al diálogo y la negociación.
Acuse de recibo
De Manú Dornbierer: “Hace tres años, empecé a escribir la serie de artículos: El poder per-judicial. O sea que me adelanté a lo que hoy todos queremos, a saber: que el Poder Judicial sea como los otros dos, es decir que sea electo por los ciudadanos como el Poder Ejecutivo y el Poder Legislativo. ¿De qué privilegios gozan los jueces para estar en el anonimato, ganar millones de pesos y sobre todo en lo oscurito sin que nadie pueda decirles su nombre? Hoy el mero mero Luis María Aguilar está siendo exhibido en muchos lados por la gente”… Ahora dice la senadora X, también (ante-pre) candidata presidencial, que desaparecerá las mañaneras y despachará en Los Pinos. Igualita que Enrique de la Madrid que prometía volver a construir el faraónico y costosísimo aeropuerto de Texcoco. Al junior “lo bajaron” a medio camino, víctima de las imposiciones para favorecer a Gálvez Ruiz. Y ésta no tendrá mejor futuro como lo prefiguró la deslucida reunión dominical del Ángel de la Independencia… Artículo de Víctor Jeifets, “De la dependencia a la (des)obediencia: las relaciones entre el Partido Comunista Mexicano y el Partido Comunista de la Unión Soviética durante la Guerra fría”: https://www.izquierdas.cl/
http://www.forumenlinea.com/