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Las izquierdas partidistas se suicidan atragantándose de incongruencias. En tanto, crece el cerco priista sobre la capital. El PRD nació atenazado por las tribus que negocian votos por cargos. Ese fue el motivo por el que René Arce renunció, en 2009, a ese partido: el PRD se ha "convertido -escribió- en una maquinaria electoral, en una estructura burocrática y en una agencia de empleos". Vueltas que da la vida. Hace unos días el Movimiento de Izquierdas Ciudadanas Mexiquenses encabezado por el senador informó que seguía siendo de izquierda pero que, ¡oh, sorpresa!, había descubierto "gran coincidencia con los postulados del PRI".
Así, justificó la firma de un convenio con Eruviel Ávila, candidato del PRI a la gubernatura del Estado de México. El texto completo del convenio es una epifanía a la trácala de votos. Arce se compromete a realizar "tres eventos regionales con una asistencia superior a los 5000 electores" y a informarle al PRI la "cantidad de electores por sección electoral" con los cuales completará los 140 mil ciudadanos y ciudadanas que votarán por Eruviel.
En reciprocidad, el gobierno del priista fundará un Instituto Estatal de Economía Social y Solidaria que será entregado a un "integrante con perfil y experiencia profesional y científica, del Movimiento de Izquierdas". (¿Qué querrá decir con "experiencia científica"?). En un arrebato de pudor tardío Arce subió a su página un texto aclarando que "no se trata de venta de votos". Sea lo que fuese es de una dudosa legalidad que exhiben sin pudor porque ya nadie se toma en serio a los árbitros electorales, que en el caso del Estado de México han llegado a la etapa superior de sometimiento al gobernante. La actual dirigencia del PRD procedió a descalificar a René Arce sin reparar en que aprendió el oficio en ese partido en donde sigue practicándose.
Los líderes del Movimiento de Regeneración Nacional encabezado por Andrés Manuel López Obrador también caen en esas incongruen- cias. Si llenaron el Zócalo el domingo pasado fue, en parte, por los aportes en contingentes de tribus como la encabezada por René Bejarano, otro maestro en el arte de negociar votos por cuotas. Sé que este tipo de comentarios son ignorados por considerarlos ingenuos, sin entender que son un reflejo de preocupación de quienes vemos cómo avanza la infección de los partidos de izquierda. El 19 de octubre 1992 un grupo de militantes denunció en un desplegado publicado en Proceso una "extendida red informal de lealtades personales que conforman la dirección".
Cuando Amalia García tomó posesión de la presidencia del PRD (1999) criticó la "profusión de los grupos de interés, las prácticas clientelares, el protagonismo personal, y la falta de respeto a los estatutos, la legalidad y el principio de la tolerancia" dentro del partido. Hay más, muchos más documentos. ¿Cuándo y cómo se jodió la izquierda? No podría decirlo.
Sólo sé que en junio de 2011, el PRD y los otros partidos autonombrados de izquierda actúan como si la izquierda social seguirá votando por ellos en 2012 porque las alternativas son otro sexenio panista o el regreso a Los Pinos de la versión más sombría y corrupta del priismo. ¿Y qué tal si un número importante decidimos abstenernos? Imposible anticipar lo que sucederá en 2012, salvo que al día de hoy la izquierda no entusiasma.
Esto conduce a un misterio tras el convenio entre René y Eruviel: ¿Cómo es que un candidato que lleva 30 puntos de ventaja -Eruviel- asume esos compromisos en público por míseros 140 mil votos? La respuesta está en el control de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM). Cuando en marzo estuvo cerca una alianza entre el PAN y el PRD con Encinas como candidato, se abría la posibilidad de que la ZMCM fuera gobernada por dos perredistas.
Tres meses después el panorama es el inverso: el PRI se prepara para conquistar el DF. Si uno revisa las encuestas sobre las intenciones de voto, la izquierda podría perder en 2012 la elección presidencial y la de la capital. En las intenciones de voto por la Jefatura de Gobierno capitalino el PRI tiene 29 puntos de intención de voto por 35 del PRD (encuesta de marzo publicada en Reforma). El futuro de la capital podría decidirse por la competencia entre clientelas perredistas y priistas. Con ese contexto parece lógico el fichaje de Arce.
Esas maniobras y cálculos están muy lejos de la cosecha de dolor y tragedias que va levantando la Caravana del Consuelo que sigue avanzando hacia el antiguo Paso del Norte. Ignoro si el Pacto de Juárez que se firmará el próximo viernes terminará confinado a una estrecha vereda o si construirá las alamedas por las cuales correrá el novel movimiento. Estoy convencido de que el tiempo se agota para las izquierdas partidistas que deberán optar por la regeneración o seguir suicidándose mientras se atragantan de incongruencias.
Colaboraron: Rodrigo Peña González y Luz Ramírez González
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