Cabe mencionar que la violencia sexual que sufrieron las hijas de Claudia ocurrió en tres estados de la república: Oaxaca, Jalisco y Ciudad de México; por lo que se interpusieron distintas demandas para pedir justicia.
De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), son las niñas y adolescentes las mayores afectadas por la violencia sexual. Datos de los Registros de lesiones 2019 a 2022 evidenciaron 9 mil 929 personas de entre 1 y 17 años que fueron atendidos por violencia sexual en el que 92.2% fueron mujeres y 7% hombres.
Los estados donde se observan más casos de violencia sexual hacia ellas son el estado de México concentrando el 16.8%, seguido de Veracruz con 10% y de Chihuahuas con 9.2%, según apuntó REDIM. Asimismo, la organización estableció que las relaciones de parentesco más comunes entre la víctima y agresor son la pareja con 26.5% de casos, conocidos sin parentesco con 19.2%, parientes de la madre o padre con 18.3%, y la figura del padre o padrastro con 13.4% que se agudizó en 2020 durante la pandemia.
Los principales sitios donde se reportan casos son la vivienda con 75.2%, son la vía pública con 4.1% y la escuela con 2%. En consecuencia, la violencia sexual no solo afecta a los derechos de una vida libre de violencia, a la salud física y mental, y al sano desarrollo integral; sino que las víctimas también presentan malestar emocional, embarazo no deseado, trastorno del estado de ánimo, trastorno de la ansiedad, depresión, laceración, contusión, infección de transmisión sexual o trastornos psiquiátricos.
La historia de Claudia y sus hijas
En entrevista para Cimacnoticias, Claudia declaró que durante la pandemia y debido al contexto global que mantuvo a las personas en confinamiento, su familia tuvo que mudarse a su casa en Oaxaca para dejar de rentar y ajustar los gastos económicos.
En esa etapa se enteró que su hija mayor vivió violencia sexual por Jorge Alberto, su esposo. Después de exámenes psicológicos realizados por parte del Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), se determinó que todas habían sido víctimas de su progenitor en diferentes momentos de su vida.
La denuncia por el delito de violación agravada a sus tres hijas se interpuso en la Fiscalía General del Estado de Oaxaca. A partir de ahí, se ejercieron diversas violencias hacia ellas. Para empezar, en una denuncia individual por el caso de su hija mayor, se le incluyó en su carpeta el “no ejercicio de la acción penal”, el cual se trata de una medida que el Ministerio Público puede determinar para no continuar con la investigación. Además, se le negó la realización de un dictamen psicológico hasta seis meses posterior de la denuncia.
“Yo apelé a eso, ya que dije que no había elementos suficientes para ser judicializable o no esta carpeta. Le faltaban peritajes e información para poder determinar el no ejercicio de la acción penal”
Claudia Casas
Cuando Claudia denunció la violencia sexual contra sus otras dos hijas, uno de los dictámenes evidenció la violencia que sufrieron, por lo que le enviaron un citatorio para realizar una revaloración, a lo que se negó.
Para ella, era evidente la intención de cerrar las carpetas por violación como lo hicieron con las de violencia familiar. Asimismo, sus hijas fueron acosadas por Luz Gabriela, trabajadora del Ministerio Público, a través de llamadas telefónicas para preguntarles si alguien las estaba obligando a declarar, violentando así a Claudia.
¿Por qué en Oaxaca no hubo justicia? Claudia mencionó que, durante el proceso legal, recibió una llamada de Ivette Morán de Murat, esposa del entonces gobernador de estado, Alejandro Murat de Hinojosa, para comunicarle que el caso sería tomado por el fiscal Arturo Peimbert Calvo. A lo que ella atribuyó que fue gracias a la relación entre la primera dama y la familia del imputado.
”Se me volteó el mundo al revés en la búsqueda de justicia” dijo Claudia refiriéndose a las agresiones que sufrieron en todo el proceso como violencia institucional, acoso, aislamiento por miedo a represalias y desplazamiento forzado hacía Jalisco.
Esta situación afectó a las hijas de Claudia de forma física, psicológica y económica. Además, agregó que como madre ha sido víctima indirecta de Jorge Alberto ya que ejerció violencia económica a la par de que Claudia fue señalada como “problemática” en su trabajo, lo que causó que perdiera el sustento para solventar los gastos legales.
Jalisco y Ciudad de México, en búsqueda de justicia
Después de que desestimaron la carpeta de su hija mayor y de la obstrucción a la justicia en los casos de sus hijas menores; una abogada le hizo saber a Claudia que debía interponer la denuncia en los estados donde ocurrieron los hechos. Por lo que, en junio de 2021 viajó a Ciudad de México para colocar la denuncia por sus tres hijas y a Jalisco por las dos menores.
En los tres estados denunció por el delito de violación agravada, siendo Jalisco y Ciudad de México los únicos que implementaron la perspectiva de género y pro infancia. Igualmente Claudia declaró que en la primera ubicación, obtuvieron un trato justo con el acompañamiento de una asesora jurídica.
En una de las etapas del juicio que duró 15 días y en el que se realizaron varias preguntas a las niñas por parte de los abogados del imputado y del Ministerio Público, el juez solicitó que el cuestionamiento fuera congruente y en el idioma de las niñas, asimismo, valoró las respuestas obtenidas en este proceso al considerarlas sectores vulnerables por ser infancias y mujeres.
Gracias a esto, se pudo obtener una sentencia de 44 años, 5 meses y 10 días por el delito de violencia sexual infantil agravada, una pena que no se había visto en Jalisco ni en el país en general, según mencionó Claudia.
Para ella, esto representa el avance a la justicia y la realización de penas severas para quien agreda a un menor de edad. También se les dio una reparación del daño, sin embargo, el juez consideró dejarlo abierto para que pudieran solicitar una reparación integral que tomara en cuenta los gastos económicos en abogados.
Actualmente, en Ciudad de México se iniciará el juicio para otorgar justicia a su hija mayor, en el que también se acusará a la madre de Jorge Alberto por ser cómplice de su hijo. Desde la semana pasada, Claudia viajó a la capital para asistir por primera vez a la marcha del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres conmemorado el 25 de noviembre.
Ese día platicó con diversas mujeres y se dio cuenta de los distintos tipos de violencia que viven. Y aunque al principio no entendía por qué cada año, miles de mujeres salen a marchar, ahora considera que “es necesario salir a gritarlo”.