Putas o al menos locas, ellas son las maquilocas.
Dice un estereotipo. En el estado de Chihuahua, se concentran en Ciudad
Juárez y en la capital. Ellas, las trabajadoras de la industria
maquiladora, han protagonizado la principal insurgencia obrera en el
México reciente y, por si fuera poco, han decidido lanzar a una de ellas
como aspirante a la alcaldía de Juárez por la vía independiente. Su
nombre: Antonia Hinojosa Hernández. Hay que apoyarla.
Originaria de Camargo, de 45 años, con dos hijos y dos nietas, Toñita fue obrera de Eaton Bussmann
hasta que fue despedida, hace unos meses, por participar en el
movimiento que busca formar sindicatos independientes en las maquilas
juarenses. El movimiento surgió a mediados de 2015, cuando estallaron
conflictos en al menos cuatro empresas. Al día de hoy, se mantiene un
campamento disidente afuera de la planta de Lexmark.
Escribo estas líneas desde Chihuahua capital, donde he estado viviendo
desde hace unos meses luego de 4 años en Inglaterra. Aquí he ido a las
maquiladoras con socialistas de esta ciudad para volantear sobre la
lucha juarense. Así, las sorpresas que he visto en el estado del burrito1
–como esta: una candidatura obrera en el México neoliberal– me han
animado a retomar mis columnas, las cuales suspendí a causa de una tesis
que apenas voy sacando de mi vida.
En esta ciudad, he podido distinguir que el término maquiloca
tiene dos sentidos: uno asignado por la clases medias, con la
connotación denigrante referida al principio de este texto; y otro con
raíces en la clase trabajadora, que tiende a ser inofensivo, análogo a
cuando los ingenieros se autodenominan ingeniebrios o los habitantes de la Ciudad de México, chilangos.
La Cerve (que recomiendo) es tal vez el principal lugar donde las maquilocas jóvenes agarran el party intenso
en la capital. En el estereotipo acusatorio, aquí van a emborracharse y
ligarse a algún vato. (Y con la chinga que supone trabajar en la línea
de producción, ¿quién no querría enfiestarse al final de la semana?) A
las maquilocas, pues, se les recrimina una libertad que las mujeres de
clase social privilegiada gozan sin recibir la condena social.
Coppel,
por otro lado, es tal vez el principal lugar donde las maquilocas se
endeudan (aparte de Infonavit). En el otro estereotipo, de tintes
descriptivos en lugar de denigrantes, allí dejan su salario para vestir a
sus hijos y conseguir aparatos para el hogar. Y es que con frecuencia,
las maquilocas son cabezas de familia… como Toñita, quien necesita recabar 44 mil firmas para obtener la candidatura independiente y poder aparecer en la boleta electoral.
Un sector del periodismo chihuahuense (ver este ejemplo) ha dado argumentos convincentes sobre por qué apoyar a Toñita
en lugar de a los aspirantes independientes de la burguesía local o al
PRI-PAN-PRD. Aquí yo quiero agregar un contraste con Enrique Peña Nieto,
un imbécil que todos conocemos, marioneta de los intereses
empresariales. Cuando era candidato, él no supo responder cuáles eran
los precios de la canasta básica, explicando que él no era “la señora de la casa”. Pues bueno, Toñita
sí lo es, y también es una trabajadora, como millones de mujeres en
este país; y a diferencia de los políticos tradicionales, tiene una
postura clara y concisa a favor de los trabajadores, lo que le ha valido
la confianza de otros hombres y mujeres de su condición. En México, son
las candidaturas como esta las que pueden formar gobiernos que
respondan a los intereses de las familias trabajadoras.
Los
socialistas mexicanos están frente a un ejemplo que puede prefigurar la
estrategia a seguir. Decía Tolstoi: “pinta tu aldea y pintarás el
mundo”. El primer entorno de la candidatura de Toñita es el local
y el estatal. La clave tal vez se encuentre en este último nivel. En
junio se renovarán la gubernatura, las alcaldías, y el congreso local de
Chihuahua. Toñita podría impulsar la única candidatura en el
estado que hable y busque enfrentar los feminicidios, las
desapariciones, la corrupción y la antidemocracia sindical. Al
confrontar a los habitantes del estado con los problemas de los
juarenses, haría visibles las ausencias del resto de las candidaturas
(todas pro-patronales), y al hablar de la realidad estatal, demostraría a
los juarenses la originalidad de sus planteamientos; en ambos casos,
sentaría un precedente nacional.
Cuando Marx murió, Engels recordó
que la Asociación Internacional de Trabajadores –fundada por Marx– fue
“una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no hubiera
creado ninguna otra cosa.” Marx, sin embargo, creó muchas otras cosas
durante su vida, como explicaría su amigo Engels en el resto de su
discurso frente a la tumba de aquél en el Highgate Cemetery de
Londres. Pues bien, el desafío del movimiento maquilador juarense a este
México tan malacostumbrado a la docilidad de la clase obrera, era
también “una obra de la que su autor podía estar orgulloso, aunque no
hubiera creado ninguna otra cosa.” No obstante, las maquilocas están yendo por más: por el poder político. Una iniciativa inédita y llena de repercusiones impredecibles.
Nota:
1
Chilangos, no se confundan: el burrito es mexicano y, ahora mismo, es
la base de mi alimentación. Cuenta la leyenda que su origen está en
Cd. Juárez.
Twitter: @RamonICenteno