LA OTRA RUTA MIGRATORIA
Infonavit condona deuda pero Notaría no admite acta de defunción
Por Elizabeth Muñoz Vásquez, corresponsal
Apizaco, 7 sep 12 (CIMAC).-
Desde hace seis años Alejandra Vázquez Muñoz quedó viuda y no ha podido
liberar la hipoteca de su casa debido a que la Notaría Pública número 1
del estado de Tlaxcala no le acepta el acta de defunción de su marido
Valentino Lemus Sánchez, quien murió en Estados Unidos, “porque está
escrita en inglés y no viene apostillada”.
Cansada de tantos
trámites y con la necesidad de trabajar para mantener a sus dos hijas
de 14 y 13 años –Vannesa y Victoria– y a Brandon de 8 años, Alejandra
dejó su caso en manos de un abogado desde hace dos años y nada le ha
podido resolver, no obstante que el crédito ya fue condonado por el
Instituto del Fondo de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
En
entrevista con Cimacnoticias, Alejandra relata que el próximo 18 de
septiembre Valentino cumplirá 6 años de haber fallecido en Falfurrias,
Condado de Brooks -a 90 millas de Laredo, Texas- durante su segundo
intento por llegar a Texas a donde se dirigía con la intención de
obtener el suficiente dinero para celebrarle la fiesta de 15 años a sus
hijas y mejorar la economía de su familia.
“Nunca imaginé que 5
días después de irse de nuestra casa él perdería la vida, se marchó el
miércoles 13 de septiembre a la una de la tarde y el miércoles 20 a
las 11 de la mañana estaba yo recibiendo el féretro con su cuerpo”,
recuerda con dolor esta mujer de 39 años de edad.
Valentino
partió de la ciudad de Apizaco, Tlaxcala, rumbo a Tamaulipas y de ahí
pasaría a Texas acompañado de su hermana mayor. Su objetivo era
alcanzar a su mamá quien ya tenía una año viviendo en ese estado
americano.
En un mes arregló sus documentos, relata Alejandra,
nunca me dijo cuánto le cobraba el “pollero” por pasarlo, “vendió el
estereo, los videojuegos de mis hijas y de él, y me dejó ese dinero
para lo que hiciera falta en la casa, quién pensaría que lo iba a
utilizar para su funeral”, comenta sorprendida.
Alejandra afirma
que la noticia de la muerte de su esposo le ha representado una carga
emocional dolorosa y de la que rápida y forzosamente tuvo que salir
porque la presión económica la estaba agobiando.
Explica que
tres meses después de fallecer su marido, personal de diversos bancos
la empezó a buscar ofreciéndole ayuda para tramitar la cancelación de
la deuda de la casa, “no entendía de lo que me hablaban y hasta ese
momento comprendí que tenía que enfrentar sola muchas
responsabilidades”.
Acudió al Infonavit sin llevar documento
alguno, ahí le pidieron presentar el acta de defunción de Valentino,
para iniciar el trámite de condonación del crédito.
Ante esta
situación solicitó el apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores
en Tlaxcala y un mes después recibió “un acta de defunción previa”,
redactada en inglés y firmada por las autoridades de Brooks, Texas, en
la que no se señalaba la causa de la muerte y sólo decía “desconocida,
pendiente de investigación”.
Meses después recibió una segunda
acta de defunción redactada nuevamente en inglés, pero esta vez si
tenía causa de muerte: “golpe de calor”. Con este documento Infonavit
autorizó la condonación del crédito e informó a la Notaria Pública del
mismo.
Sin embargo el acta fue rechazada bajo el argumento de
que estaba escrita en inglés y no iba apostillada, por lo que le
pidieron una expedida por autoridades mexicanas y en español.
Ante
ello acudió a las oficinas centrales de la Secretaría de Relaciones
Exteriores (SRE) ubicadas en el Distrito Federal, en donde la apoyaron
para solicitar nuevamente el acta de defunción traducida al español.
La
tercer acta fue expedida ya por las autoridades consulares de McAllen
Texas el 3 de agosto de 2007 -prácticamente 11 meses después de la
muerte de Valentino y firmada por el Cónsul Luis Manuel López Moreno,
señalando como causa de muerte “deshidratación e insolación”.
Con
este nuevo documento, Alejandra fue otra vez a la Notaría Pública donde
se la devolvieron porque “que el acta no venía en papel azul como la
anterior, no había sido apostillada y le faltaban firmas de las
autoridades”.
Al pedir una explicación en la SRE le dijeron que
el acta está apostillada dos veces, tiene el sello del Consulado de
Texas por el frente y el reverso y está firmada por autoridades del
Servicio Exterior de McAllen, además le aseguraron que no puede
expedirse otra acta en español porque se duplicaría el documento y se
incurriría en una ilegalidad.
Pero Alejandra no quedó conforme
con esta explicación, por lo que acudió a las oficinas del Registro
Civil del municipio de Yauhquemehcan, para solicitar el acta defunción
escrita en español, pero ahí le dijeron que no podían duplicar un
documento oficial “y como no sabemos traducirla, no queremos
equivocarnos”, le aseguraron.
“POR BUSCAR TRABAJO ABANDONÓ EL TRÁMITE DE LAS ESCRITURAS”
Para
Alejandra el año que intentó conseguir el acta de defunción le implicó
fuertes gastos, tenía que sufragar la alimentación, escuela, medicinas,
ropa y calzado de sus hijos, por lo que se vio obligada a vender los
pocos aparatos electrodomésticos que poseía, incluso pidió dinero
prestado.
En los últimos 5 años solicitó créditos en
instituciones financieras “que apoyan a mujeres”. Vendió alimentos
afuera de las escuelas de su comunidad, los fines de semana nieves y
helados en las unidades deportivas y se integró a equipos de campañas
políticas con la esperanza de que le ayudaran a conseguir un empleo
mejor remunerado, pero sin éxito.
Trabajó como secretaria en un despacho en donde le pagaban –si había dinero- 50 pesos al día.
“Yo
me he quedado sin comer, pero mis hijos jamás, he hecho hasta lo
imposible para sacarlos adelante. Lamento que Vannesa, mi hija mayor
haya tenido que desempeñar un rol que no le correspondía y hacerse
responsable de cuidar a sus hermanos mientras yo me voy a trabajar todo
el día, pero no tengo otra alternativa”.
Reconoce que por buscar
trabajo dejó por unos meses el trámite de las escrituras. En sus
constantes visitas a las dependencias conoció al “abogado” Juan Carlos
Cabrera Sánchez, a quien le confió su situación y éste le aseguró que
en tres meses liberaba las escrituras, lo que le costaría 11 mil pesos,
pero a la fecha nada ha resuelto.
Alejandra teme perder los
documentos originales que le entregó al abogado. Requiere que la
Notaria Pública le entregue las escrituras de la casa para que las
presente ante el Registro Público de la Propiedad y se libere la
hipoteca, toda vez que al no contar con éstas, jamás podrá demostrar
que la casa donde vive con sus hijas e hijo es de su propiedad y su
único patrimonio, después de que su marido murió en el intento por
trabajar en Estados Unidos.