2/11/2023
¿Donación gestacional de cuerpo entero?
La desigualdad contra mujeres futbolistas evidenciada en entrega de medallas
Autoridades, medios y víctimas
Cuando los súper ricos no pagan, pagamos nosotras
Mutilación genital femenina, práctica milenaria que persiste
Patricia López Suárez / Gaceta UN
Práctica milenaria anterior al siglo V antes de Cristo, aplicada mayoritaria pero no únicamente en el África subsahariana, la mutilación genital femenina implica la escisión, total o parcial, de algunos o de todos los órganos genitales femeninos externos, del clítoris y a veces de los labios mayores o menores, además del estrechamiento de la abertura vaginal, explicó Helena López González de Orduña, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).
“Se trata de una práctica cuyo sentido en las sociedades patriarcales es básicamente asegurar el control sobre el cuerpo de las mujeres. Otra explicación simbólica es hacerlas sujetos de matrimonio y de intercambio”, afirmó.
En el contexto del Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Femenina, que se conmemoró el 6 de febrero en todo el mundo, la académica consideró que la efeméride es importante porque “es claramente de una práctica patriarcal, que viola derechos fundamentales de las mujeres, que tiene unas consecuencias devastadoras en términos físicos, psicológicos y en la que no se toma en cuenta la decisión de la mujer”.
Agregó que es una práctica muy violenta físicamente. “El tener un día al año en el que podamos tomar conciencia sobre esta vulneración de los derechos fundamentales de las mujeres y de las niñas (porque generalmente se practica en menores de edad) es importante para sensibilizar y denunciar, en particular, en sociedades que aspiran a ser demócratas y para la agenda feminista”, remarcó.
De acuerdo con la página web de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) esta práctica implica la alteración o lesión de los genitales femeninos por motivos no médicos. Internacionalmente es reconocida como una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas.
Puede causar complicaciones de salud a corto y largo plazos, incluido dolor crónico, infecciones, sangrados, mayor riesgo de transmisión del VIH, ansiedad y depresión, complicaciones durante el parto, infecundidad y, en el peor de los casos, la muerte.
Según datos de la ONU, esta práctica se concentra en cerca de 30 países de África y de Oriente Medio y Asia meridional, así como en algunos otros asiáticos (India, Indonesia, Iraq y Paquistán) y algunas pequeñas comunidades de Latinoamérica. Asimismo, persiste en las poblaciones emigrantes que viven en Europa Occidental, en Norteamérica, Australia y Nueva Zelanda.
De acuerdo con este organismo internacional, en los últimos 25 años la prevalencia de la mutilación genital femenina ha disminuido en todo el mundo. En la actualidad, una niña tiene un tercio menos de probabilidades de sufrirla que hace 30 años.
Denuncias públicas
López González de Orduña destacó que en la erradicación de la mutilación genital femenina hay avances, pues actualmente en países como Egipto, Turquía y Burkina Faso existen leyes que prohíben esta práctica, además de que hay personajes muy visibles que la denuncian, aunque para promover su erradicación es necesario realizar esfuerzos coordinados y sistemáticos en los que participen las comunidades en torno a la concienciación sobre los derechos humanos, la igualdad de género, la educación sexual y la atención a las víctimas de la también llamada ablación.
La investigadora resaltó entre los personajes que luchan contra esta práctica a la médica ginecóloga y activista social nigeriana Olayinka Koso-Thomas, investida por la UNAM con el doctorado honoris causa en 2015 por su trabajo en esta materia.
“Se le hizo esta distinción en la Universidad porque es una gran luchadora en favor de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y las niñas en el continente africano. Hay reconocimientos como éste, modificaciones legislativas, avances en el activismo, creo que hay motivos para ser optimistas”, afirmó.
López González de Orduña subrayó que el control sobre el cuerpo femenino no es una práctica exclusiva de naciones que evaluamos como “más atrasados”, sino un ejercicio que sigue siendo común en el mundo, aunque en otras formas. “En nuestros países persisten problemas como los feminicidios, el aborto y los bebés sin dimorfismo sexual sobre los que se decide arbitrariamente su condición sexual”, recalcó. Por ello consideró que el feminismo tiene aún mucho que pelear, para lograr que las mujeres hagan con su cuerpo lo que quieran.
Añadió que el hecho de que la mutilación genital femenina sea una práctica patriarcal de control del cuerpo de las mujeres significa que en el siglo XXI esa lógica de apropiarse sigue siendo muy común. “Se siguen negando a las mujeres los derechos sexuales y reproductivos y el acceso a una interrupción legal del embarazo segura y gratuita. No es un asunto de naciones atrasadas, nosotros también tenemos ejemplos de reapropiación del cuerpo de las mujeres”, insistió.
Algunas cifras
La página web de la ONU destaca en 2023 que 4.32 millones de niñas en todo el mundo corren el riesgo de sufrir mutilación genital femenina.
Asimismo, en países como Eritrea, Etiopía, Guinea y Sudán, porcentajes significativos de hombres y niños se oponen a erradicar la mutilación.
En tanto, el Fondo de Población de la ONU (UNFPA) calcula que en 2030 podría haber hasta 2 millones más de casos de mutilación genital femenina.
El organismo internacional señala que una de cada cuatro niñas y mujeres víctimas, es decir, unos 52 millones en todo el mundo, fueron mutiladas por personal sanitario, lo cual señala una tendencia alarmante en la medicalización de la mutilación genital femenina.
Este año, el programa conjunto de la UNFPA y UNICEF lanzan el tema: “Aliarse con hombres y niños para transformar las normas sociales y de género y acabar con la mutilación genital femenina”.
Para “sembrar semillas” en la educación hacia la igualdad de género, la investigadora universitaria recordó que en esta casa de estudios hay un Posgrado en Igualdad de Género y asignaturas obligatorias de género en diversas licenciaturas, las cuales ayudarán a considerar la equidad entre hombres y mujeres que actualmente se están formando en nuestra casa de estudios.
Publicado originalmente en Gaceta UNAM
4.2 millones de niñas en riesgo de mutilación genital en 2023
El uso del brasier ¿una convención social o es necesario?
Michel Olguín Lacunza y Alberto Resendiz / UNAM Global
Gina se sintió muy avergonzada, no sólo con ella misma, también con sus amigos quienes la miraron sin saber cómo reaccionar. Desde ese día decidió que nunca más saldría sin brasier, no volvería a exponerse de esa forma.
María Luisa vive en la Península de Yucatán, usa talla 36 en brasier y por varias razones se siente más cómoda sin usar esta prenda. Por ejemplo, debido al calor extremo de la zona donde vive, el sudor se acumula entre los senos y le causa mucha comezón, además, las varillas la lastiman.
Sin embargo, no puede salir sin brasier porque sus pezones se marcan bajo la blusa y la mirada de los hombres la hacer sentirse incómoda. Incluso, las mismas mujeres también la han visto mal. “Siento como si los pezones fueran un tabú que todavía no se radica en la sociedad”.
En la historia, el uso de esta prenda ha permanecido durante generaciones y se ha convertido en un accesorio imprescindible en el guardarropa de las mujeres, pero en torno a su uso hay posturas contradictorias. Por ejemplo, ¿se trata de una imposición social? o ¿su uso es necesario para que los pechos no se caigan? ¿Cuál es la realidad?
Desde el feminismo
En entrevista para UNAM Global, Nelly Lucero Lara Chávez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, explicó que el cuerpo de las mujeres tiene una significación distinta al de los hombres por lo que ha estado sujeto a mayores restricciones.
Tradicionalmente se le han impuesto diques para ser representado de una forma muy particular y eso nos habla de violencia, represión y opresión. De hecho, el uso del brasier ha sido empleado para diseñar y moldear el cuerpo de las mujeres.
Su uso comenzó en el imperio romano para diferenciar al cuerpo femenino y así exaltar los senos. De hecho, se ligaba a una exigencia de femineidad de aquella época y con la belleza, pero solo las mujeres con mayores recursos económicos podían acceder a su uso.
Más tarde, en el siglo XVII con la Ilustración surgió la primera ola del feminismo y las mujeres se rebelaron contra el uso del corsé, que si bien no era un brasier sí se trataba de una prenda impuesta al género femenino.
Las mujeres se rebelaron contra su uso porque pensaban que se trataba de una restricción social. A partir de ese momento, el abandono del corsé se convirtió en un símbolo para derrocar de forma física y simbólica el patriarcado, y así dar cuenta del avance de las mujeres en la sociedad.
Durante el siglo XX, en la década de los años veinte, surgió la segunda ola del feminismo, cuando las mujeres sufragistas viven una transición del corsé hacia el brasier, que es un accesorio mucho más ligero y holgado.
En la década de los 60s, durante la tercera ola feminista, las mujeres relacionaron el uso del brasier con una imposición patriarcal. En 1967 en un concurso de belleza, un grupo protestó quitándoselo.
Actualmente, a este acto se le conoce como la quema de los brasieres y es un gran símbolo feminista, porque plantea prescindir de esta prenda, los diques que moldean y estructuran el cuerpo femenino.
El brasier estaba ligado a una convención social, una exigencia de belleza y una estética impuesta al cuerpo de las mujeres. “Ahí nos damos cuenta que la vestimenta es un reflejo de los cambios sociales que atraviesa el devenir del tiempo”.
En 2011, durante la cuarta ola del feminismo aparece nuevamente el discurso de erradicar el uso del sostén. En términos históricos eliminarlo ha sido una liberación; por ejemplo, las mujeres de la generación millennial no lo usan.
El uso del sostén, sobre todo para el feminismo, representa una exigencia patriarcal y en el devenir del tiempo se ha convertido en una indumentaria prescindible. En cambio, no usarlo configura un movimiento feminista hacia la libertad para decidir sobre sus propios cuerpos.
La crítica social por no usarlo
Renata tiene 14 años, Luisa 32 años, Lizbeth 39 años, Gina 45 años, todas usan tallas distintas de brasier, pero curiosamente coinciden en que no pueden salir a la calle sin usarlo porque los hombres las miran con lascivia y las mujeres las juzgan.
De acuerdo con Nelly Lucero Lara Chávez hay un estigma social sobre las mujeres que no usan brasier, y pueden ser catalogadas como descuidadas o que intentan levantar pasiones en los hombres.
Las que se atreven a no utilizarlo tienen una alternativa: usar accesorios para evadir este tipo de situaciones. Por ejemplo, las bufandas que tapan justo los pezones.
El cuerpo es una construcción cultural y discursiva, es decir, le asignan significado. En este caso, encontramos disparidad entre hombres y mujeres, porque ellos sí pueden mostrar los pezones y las mujeres no. “Al final, siguen siendo pezones y pechos”.
De hecho, algunos hombres tienen pechos más desarrollados y pueden asemejarse medianamente al de las mujeres. Sin embargo, el cuerpo femenino se plantea desde otra óptica y lejos de favorecer la libertad, se convierte en una perspectiva restrictiva y deben cubrir sus pezones.
Esto limita el actuar de las mujeres porque deben pensar en qué ropa utilizar, ya sea playera o blusa. Por ejemplo, Renata de 14 años entrena futbol en la UNAM, usa la talla más pequeña de brasier y se lo pone para que no se noten los pezones.
“A veces la gente se te queda viendo y te hacen creer que es inmoral no usarlo”, explicó la joven. Sin embargo, se siente más cómoda cuando no lo usa, que regularmente es en su casa. Se siente más libre y tiene mayor movilidad.
Desde el punto de vista médico
Para medir el tamaño de las mamas se utiliza la Escala de Tanner que tiene cuatro medidas, explicó Lizbeth Chinoya, ginecóloga y académica de las facultades de Medicina y de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM.
El número 1 consiste en el botón mamario de una niña o adolescente que apenas tiene el pezón; el número dos es cuando ya tiene un poquito de grasa; el número 3 cuando ya es una copa B o C; el cuatro es cuando la mujer está lactando y tiene una mayor cantidad de tejido.
La experta explicó que no hay músculo en la mama, es decir, están los pectorales y posteriormente viene la grasa que solamente se sostiene con la piel.
Entonces, ¿es necesario utilizar el brasier? De acuerdo con la especialista en el tema, una mujer puede o no usar esta prenda y da lo mismo. Se trata de una connotación social.
Sin embargo, una mujer que tiene un desarrollo mamario grande será víctima de la gravedad. Si la mama no tiene un músculo que fortalecer, la piel se caerá.
Además, algunas jóvenes de talla grande sufren dolores crónicos tanto en la piel como en las mamas al realizar sus actividades cotidianas, por lo que ellas sí necesitan utilizar brasier.
Existen pocos estudios al respecto, pero se ha detectado que la gran mayoría de las mujeres de talla grande de mama se sienten más cómodas usando brasier.
Así, esta prenda se relaciona con varias cuestiones, no sólo de estética, figura perfecta o vestimenta, sino también con la lactancia, el deporte y médicas.
Por ejemplo, hay una condición médica llamada mastalgia que es dolor en las mamas y se relaciona con el ciclo menstrual. Estas mujeres pueden sentir que disminuye el dolor cuando usan un sostén que no les genere una elongación de los ligamentos.
Además, en mujeres que han subido y bajado de peso la resistencia de los tejidos cambió, y debido al tiempo han sufrido el proceso del envejecimiento.
Hay empresas textiles que han tomado en cuenta la necesidad de las mujeres con sus glándulas mamarias grandes, sobre todo las que han tenido hijos.
Lizbeth usa talla 36 de brasier y sufre de fibrosis. Esto significa que cada mes antes de su periodo tiene dolor en las mamas debido a que los ductos de las venas se llenan de líquido lo que le causa mucho dolor. Además, cuando no lo usa sus pezones se irritan por el roce con la ropa.
Para ella y otras mujeres usar un sostén representa menos dolor, menos irritación por la ropa y le brinda un mejor soporte.
Al respecto, se han realizado pocos estudios (sobre todo en medicina del deporte) pero ha detectado que las mujeres de talla grande que sufren algún tipo de dolor sienten mejoría con el uso del brasier.
¿Cuál es la mejor prenda para las mujeres que lo necesitan? Principalmente los sostenes de copa completa, con tirantes de banda ancha, sin varillas, con tela que no genere alergias ni rozaduras y que no moleste el pezón.
La recomendación para las jóvenes de talla grande y con alguna molestia es acudir con un profesional de la salud para identificar las necesidades de cada persona, concluyó la académica universitaria.
Este material se comparte con autorización de UNAM Global
Feministas alertan de los inquietantes paralelismos entre la ley trans y la ley del “Solo Sí es sí”
Demandan al presidente del Gobierno que reflexione sobre los riesgos asociados a la autodeterminación del sexo registral y que, frente a intereses minoritarios, priorice los derechos de las mujeres y la integridad de la infancia.
La Alianza contra el Borrado de las Mujeres (ACBM) ha reclamado la retirada de la denominada Ley Trans en tramitación en el Senado «por acarrear problemas con consecuencias más demoledoras que las que ya se han constatado tras la aprobación de la Ley del Solo Si es Si». La Alianza ha recordado que esas consecuencias fueron anticipadas y argumentadas con detalle en las Enmiendas presentadas por las organizaciones de mujeres y ha indicado que “los paralelismos en la tramitación, contenido y objetivos de la Ley del Si es sí y de la Ley Trans son inquietantes”:
Ambas leyes vulneran normativa y tratados internacionales en vigor y vinculantes que protegen derechos de las mujeres y la infancia.
Ambas carecen de rigor normativo, científico y técnico.
Ambas se han redactado sin escuchar el criterio informado de personas expertas, de asociaciones científicas, sin tener presente las decenas de informes de operadores jurídicos, las enmiendas de organizaciones feministas y de especialistas en derechos de las mujeres o la infancia. Voces todas ellas que han advertido sobre las consecuencias de su aprobación e implementación, que ya han quedado constatadas en otros países que impulsaron estas leyes anteriormente.
Ambas leyes están alejadas de los intereses de las mujeres por mucho que sus defensoras las califiquen de leyes feministas.
La Alioanza de organizaciones de mujeres ha mostrado su «máxima alarma» dado que las nefastas consecuencias «que se han visto de forma inmediata en el caso de la Ley Sí es Sí, y que afectan ya a casi 500 mujeres, niños y niñas víctimas de violencia sexual, no son nada comparado con el nuemero de afectados a corto, medio y largo plazo cuando se implemente la ley trans.
También han recordado a través de un comunicado urgente que «las consecuencias de esa ley afectarán especialmente a mujeres e infancia, pero su impacto se extenderá a todos los ámbitos de la sociedad, pero también a la Libertad de Expresión, de Cátedra o de Prensa, entre otros derechos en riesgo.
No podemos permitir que en nombre de la defensa de las mujeres, del movimiento feminista o LGBT, se retroceda en derechos y libertades básicas de las mujeres y niñas y se colonice y traicione al feminismo.
No podemos permitir que en nombre de la defensa de las mujeres, del movimiento feminista o LGBT, se retroceda en derechos y libertades básicas de las mujeres y niñas y se colonice y traicione al feminismo.
Somos muchas las organizaciones feministas que hemos intentado evitarlo reclamando, sin éxito, ser escuchadas por el presidente del Gobierno y por los diferentes ministerios implicados en estos procesos. Durante los últimos años hemos intentado dar a conocer a la sociedad los problemas derivados de leyes similares impulsadas en otros países.
Llamamos a la responsabilidad de aquellos medios de comunicación que han expulsado del debate público las alertas del feminismo y les recordamos que la pluralidad informativa y el deber de informar por parte de los medios de comunicación pasa por no ocultar las situaciones que se están viviendo en esos países. Los medios deben trabajar para los gobernados, no para los gobernantes.
Demandamos al presidente del Gobierno que reflexione sobre los riesgos asociados a la autodeterminación del sexo registral y que, frente a intereses minoritarios, priorice los derechos de las mujeres y la integridad de la infancia.
Alianza Contra el Borrado de las Mujeres
7 de febrero de 2023.
Antropologías feministas en México», aportar al debate de los feminismos y sus pluralidades
UNAM
El texto –editado por la Casa abierta al tiempo, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y Bonilla Artigas Editores– reúne en sus 571 páginas una diversidad de modos de escritura y temas en torno a las problemáticas y manifestaciones contemporáneas de los feminismos y sus pluralidades.
Los artículos aparecidos en los cinco capítulos de la obra coordinada por Lina Rosa Berrio Palomo, Martha Patricia Castañeda Salgado, Mary R. Goldsmith Connelly, Marisa G. Ruiz-Trejo, Monserrat Salas Valenzuela y Laura R. Valladares de la Cruz, permiten “colocar en un primer plano las diversas formas como las mujeres se constituyen en sujetas de conocimiento, actoras sociales y protagonistas de sus propias vidas”.
En el libro queda de manifiesto la amplitud de voces que conforman la antropología feminista en México y, si bien no todas pueden estar incorporadas, existe el reconocimiento pleno a sus contribuciones y la intención de que la publicación ofrezca la posibilidad de seguir construyendo colectivamente la historia del movimiento.
El trabajo pretende delinear el panorama actual de la antropología feminista en México, que remite ineludiblemente a distinguir el contexto nacional y latinoamericano, toda vez que en esta compleja situación política, la violencia persistente contra las mujeres, el racismo, la inseguridad, el despojo y las expresiones de desigualdad, configuran escenarios ante los cuales esa rama del saber perturba con preguntas que nombran y materializan los entrecruzamientos de la dominación.
También cuestiona cuáles han sido los replanteamientos introducidos en la antropología mexicana con la irrupción de los feminismos y cuáles han sido los aportes de éstos a la disciplina, así como de ésta a los movimientos, qué abordajes epistemológicos plantea y cuáles son las reflexiones éticas que suscita
El texto recorre los nombres, las genealogías, las experiencias de las especialistas cuyas trayectorias profesionales y personales se distinguen por consolidar y ampliar el campo de la antropología feminista a través de sus prácticas docentes, de investigación y de vinculación con las distintas expresiones de las movilizaciones, tanto en el país como en América Latina.
Mención especial da a las pioneras que abordaron temáticas relativas a los sistemas de parentesco, familia, simbolismos, lingüísticas, antropología física, etnohistórica y cosmovisiones, enfrentando obstáculos o problemas que hasta la fecha atañen a las mujeres en este campo.
Muchas de ellas afrontaron la falta de reconocimiento y realizaron malabarismos entre vida familiar y trabajo, incursionaron en temas muy variados y con marcos teóricos distintos, pero todas con un quehacer profesional que respondió a las condiciones particulares en que se practicaba la antropología en México.
También rescata a las feministas comprometidas que dan acompañamiento a personas afectadas directamente por situaciones derivadas de los grandes problemas nacionales, tales como las familias de personas desaparecidas, a las trabajadoras del hogar o a familiares de víctimas de este fenómeno.
Además de la activa participación de las mujeres indígenas en los procesos de movilización que recorrieron el continente americano de norte a sur desde las últimas décadas del siglo XX, quienes expresaron, además de su compromiso con las luchas autonómicas de sus pueblos, una agenda política que reivindicaban espacios de dirección en organizaciones y sus pueblos de origen, así como aquellas vinculadas con demandas de género específicas.
Otro tema atañe a la necesidad que han tenido las antropólogas feministas y de género de repensar sus enfoques y categorías ante los cuestionamientos que han planteado personas cuyas identidades y condiciones sexo-genéricas no son binarias.
Este sucinto recuento, sin duda somero, es el trasfondo de las diversas posturas teóricas que suscriben las autoras presentes en este libro que da voz a mujeres que experimentaron situaciones de violencia o de trata por parte de aquellas que viven en la frontera sur.
Por tanto, prevalece la confianza de que los textos contribuyan a las reflexiones entre antropólogas feministas, “pero también a establecer diálogos con personas interesadas en adentrarse en nuestro campo desde otras posturas, desde fuera de la disciplina y, en particular, con todas aquellas que encuentran en los feminismos las posibilidades de imaginar y de poner en práctica relaciones humanas emancipadoras”.
Sigue la embestida para borrar a las mujeres de la constitución y las leyes
Directora de la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe, A.C. (CATWLAC por sus siglas en inglés).
Al comenzar el 2023, vimos con mucha preocupación que la Diputada Aleida Alavés sigue empeñada en modificar la Constitución para eliminar la categoría de discriminación por sexo.
La Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), en su Artículo 1 establece que:
Artículo 1
A los efectos de la presente Convención, la expresión «discriminación contra la mujer» denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
Este es un Artículo muy importante que establece la definición de discriminación basada en el sexo y además nos define la igualdad sustantiva, o sea, igualdad de derechos, igualdad de oportunidades e igualdad de resultados.
La reforma constitucional a la que nos referimos es conocida como reforma de igualdad sustantiva y creo que en la Cámara de Diputadas y Diputados no alcanzan a entender a favor de quién se acuñó el término y lo que debería significar, a pesar de que la CEDAW es un tratado ratificado por el Estado mexicano desde 1981, y por lo tanto, en base al Artículo 1 de nuestra Carta Magna, es un tratado vinculante para el Estado mexicano y por lo tanto obligatorio.
Se declaró que se esperaba tener aprobada la reforma de la Constitución para el 8 de marzo, por cierto, Día Internacional de las Mujeres, a pesar de la CEDAW.
Cito cómo está la propuesta para que quede el Artículo 1º. De la Constitución, cuando se refiere a la discriminación:
“Artículo 1.
Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias y orientaciones sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas…”
“Artículo 4.
Toda persona tiene derecho a la autonomía reproductiva, esto es, a decidir de manera libre, responsable, informada y segura, sobre tener hijas e hijos o no, con quién y el número e intervalo entre éstos, a recibir servicios para acceder al más alto nivel de salud sexual y reproductiva, así como la prevención, sanción y reparación del daño por esterilización involuntaria o de cualquier otro método anticonceptivo forzado.
La mujer, el hombre y toda persona, tienen derecho al libre desarrollo de la personalidad.…”
Y por último quiero referirme al Artículo 41, por cuanto se refiere a la 3 de 3, que dice:
… “Artículo 41.
…Los partidos políticos son entidades de interés público; la ley determinará las normas y requisitos para su registro legal, las formas específicas de su intervención en el proceso electoral y los derechos, obligaciones y prerrogativas que les corresponden. En la postulación de sus candidaturas, se observará el principio de paridad de género; así como que las candidatas y los candidatos cumplan con los siguientes requisitos:
- a) No estar condenado o condenada, o sancionada o sancionado mediante resolución firme por violencia familiar y/o doméstica, o cualquier agresión de género en el ámbito privado o público;
b) No estar condenada o condenado, o sancionada o sancionado mediante resolución firme por delitos sexuales, contra la libertad sexual o la intimidad corporal; y
c) No estar condenada o condenado, o sancionada o sancionado mediante resolución firme como deudora o deudor alimentario moroso.”
Qué tristeza me da que un logro de muchas para alcanzar la paridad en todo, no se entienda por la Diputadas de la Cámara Federal y de los Congresos de los Estados, aunque si se presuma. La paridad es de las mujeres para el beneficio de las mujeres
En defensa de la libertad de expresión y del análisis feminista sexo/género
Robert Jensen
Como muchas feministas radicales que también tienen sus raíces en la política de izquierdas, el profesor Robert Jensen se ha quedado perplejo al ver cómo muchos en la comunidad liberal/progresista/de izquierdas no sólo han abrazado una ideología transgénero que es intelectualmente incoherente y antifeminista, sino que también han respaldado los intentos de silenciar a los críticos de la teoría de la ideología de la identidad de género. En este ensayo, que reseña el nuevo libro «Cancelar Guerras», Jensen aboga por una sólida defensa de la libertad de expresión y del análisis feminista radical del sexo/género en el patriarcado.
En tres décadas de vida académica, he tropezado con mi cuota de escaramuzas en lo que un nuevo libro llama las «Guerras Canceladas», a veces esquivando balas retóricas de ambos lados. Dependiendo del tema y de los críticos, se me ha acusado tanto de impulsar una agenda antiamericana como de ser un reaccionario intolerante en el lado equivocado de la historia.
Ser denunciado desde diversos ángulos políticos no prueba que uno sea lúcido: «la derecha me odia y la izquierda me odia, así que debo de estar en la onda» es una mala defensa. Pero creo que mis historias de guerra indican las críticas que se reciben si uno ofrece un análisis radical del poder y una defensa sólida de la libertad de expresión.
Como ocurre con casi todo lo importante en los asuntos humanos, conciliar estos principios políticos e intelectuales es difícil. Por razones comprensibles, la gente suele querer ignorar la complejidad de ese proceso, restar importancia a la frecuencia con que entran en conflicto los intereses y evitar la confrontación. En este ensayo, sugiero que nos metamos en el lío y lo discutamos respetuosamente, en público, basándonos en normas intelectuales compartidas.
Historias de guerra
Empezaré describiendo los disparos públicos más visibles contra mí, que se produjeron pocos días después del 11-S, cuando la gente me criticó por unos artículos que escribí en los que criticaba duramente la política exterior de Estados Unidos y argumentaba enérgicamente en contra de ir a la guerra tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
Mis detractores más acérrimos me tacharon inmediatamente de cobarde, traidor, antipatriota y poco viril. Unas semanas más tarde, cuando se intensificó la presión pública para que me despidieran, el presidente de la Universidad de Texas en Austin intervino, llamándome públicamente «una fuente inagotable de estupidez». (Sea amable al juzgar la frase algo inelocuente; era químico, no poeta). Casi todos mis colegas de la facultad se pusieron a cubierto en lugar de defender la libertad académica, y mucho menos reconocer públicamente que podrían estar de acuerdo con un análisis antibélico, pero las protecciones de mi plaza demostraron ser lo suficientemente resistentes y continué enseñando en la UT hasta mi jubilación en 2018.
Aquellos meses fueron especialmente tensos, pero pisaba terreno conocido. Para entonces ya había sido denunciado por varias personas y grupos por apoyar los derechos de los palestinos, criticar el capitalismo, argumentar que el racismo seguía siendo un aspecto definitorio de la sociedad estadounidense y cuestionar la explotación sexual de las mujeres por parte de los hombres en la pornografía. Esas críticas continuarían, viniendo de la derecha, del centro y de la izquierda, dependiendo del tema. A veces era posible el debate intelectual con los críticos, a veces no. Pero incluso durante los tensos meses posteriores al 11-S, nunca me sentí cancelado.
Eso cambió en 2014, cuando escribí mi primer artículo cuestionando la ideología del movimiento transgénero.
En los años siguientes, una librería radical local a la que había apoyado durante mucho tiempo envió un correo electrónico (sin hablar conmigo primero) anunciando que rompía todos los lazos conmigo. Los activistas trans acudieron a algunas de mis conferencias públicas para protestar o intentar reprimirme a gritos, aunque las charlas no trataban sobre el transgenerismo. Varios grupos que me habían invitado a hablar de temas como la crisis ecológica me retiraron las invitaciones tras las quejas. Y, por supuesto, no puedo saber cuántas personas que podrían haber querido incluirme en una actividad declinaron invitarme sólo para evitar problemas.
Estas reacciones negativas a mis escritos procedían casi exclusivamente de liberales/progresistas/izquierdistas, incluso de personas a las que contaba como amigos. Otros amigos y colegas me decían a menudo, en privado, que estaban de acuerdo con mi análisis y que los ataques les parecían injustos, pero que no se atrevían a expresar sus opiniones ni a apoyarme en público, no fuera a ser que se convirtieran en un blanco.
El único apoyo público constante procedía de compañeras feministas radicales, pero incluso algunas de ellas me dijeron que guardaban silencio en público para no poner en peligro otros proyectos importantes, una motivación que sin duda comprendí.
Cuando la gente me pregunta cómo me siento al respecto, señalo que soy un hombre blanco con un doctorado y profesor titular en una gran universidad de investigación que vive en el imperio estadounidense con fondos de jubilación adecuados; es difícil imaginar a alguien con más ventajas. Escribí y hablé voluntariamente sobre temas que sabía que eran controvertidos, creyendo que los profesores titulares de las universidades públicas no sólo tienen el derecho sino la obligación de opinar sobre los temas del momento, cosa que sigo haciendo en mi jubilación. A diferencia de las personas que no tienen protección laboral pero hablan claro, a mí no me despidieron. A diferencia de las mujeres que se niegan a dar marcha atrás, nunca me han amenazado con violarme. Hubo algunas ocasiones en las que me preocupaba que alguien me golpeara en un acto, pero nunca me han agredido físicamente.
No necesito que la gente se compadezca de mí; me va bien. Lo único que me preocupa es el modo en que se está restringiendo la investigación intelectual y el debate político en este ambiente. Bueno, esa es mi principal preocupación, pero también es cierto que había algo extraño en ser atacado por personas que ofrecían sobre todo invectivas en lugar de argumentos racionales y luego me acusaban de ser odioso e intolerante.
Fue aún más extraño cuando amigos y aliados con los que había trabajado durante años se me echaron encima o se callaron, todo porque me atreví a defender que el sexo biológico es una realidad material, que la teoría de la identidad de género refuerza el patriarcado y que las niñas y las mujeres tienen derecho a espacios y actividades para un solo sexo en una cultura hostil.
Esas experiencias me llevaron a «Cancelar las guerras: cómo pueden las universidades fomentar la libertad de expresión, promover la inclusión y renovar la democracia». (Sí, lo sé, ha sido una larga introducción a la reseña de un libro).
*Robert Jensen es profesor emérito de la Universidad de Texas
Interior oculta información sobre la presencia de varones autoidentificados mujeres en las cárceles femeninas.
Asociaciones de mujeres exigen que se explique por qué debe prevalecer la opacidad frente a los derechos fundamentales, libertades básicas y seguridad de las mujeres presas.
Denuncian que la responsabilidad del reconocimiento de la identidad psico-social a efectos de separación penitenciaria, recae sobre el personal de Instituciones penitenciarias y ni siquiera se exige que se haya procedido al cambio de sexo registral del interesado.
Con fecha 31 de enero de 2023 la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior del Gobierno de España negó información sobre si ha procedido al ingreso en un centro penitenciario de mujeres de un asesino confeso .
El caso remite a la noticia del 31 mayo 2021 del periódico Canarias 7 en que se informaba de que Jonathan de Jesús Robaina Santana, autor confeso del asesinato de su prima Vanessa Santana en Betancuria, pidió por medio de su abogado que le llamen por el nombre de Lorena, puesto que había iniciado un proceso de cambio de sexo dentro del centro penitenciario.
La noticia indica que “el letrado de la defensa, Roberto Orive, se dirigió al presidente del Tribunal, el magistrado José Luis Goizueta, interesando que durante todas las sesiones del juicio se dirijan al acusado y lo mencionen utilizando el nombre de Lorena puesto que había sido reconocido así incluso por Instituciones Penitenciarias”.
En relación con esa noticia, se solicitó al Portal de Transparencia de la Administración información sobre si Jonathan de Jesús Robaina Santana ha ingresado en un centro penitenciario de mujeres.
Como respuesta a dicha solicitud de información, la Secretaría de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior del Gobierno de España ha respondido que «En relación a la petición que presenta, se participa que es la Instrucción 7/2006 de esta Secretaría General la que determina el procedimiento a seguir en casos como el que se refiere.
La citada Instrucción sobre la integración penitenciaria de personas transexuales establece que “las personas transexuales cuya identidad oficial de sexo no concuerde con su identidad psico-social de género podrán solicitar de la Administración Penitenciaria el reconocimiento de ésta a los efectos de separación interna a que se refiere el art. 16 de la Ley Orgánica 1/1979 General Penitenciaria” y estipula un procedimiento por el que, “con los preceptivos informes de valoración médica y psicológica y el reconocimiento de la identidad psico-social de género, a efectos penitenciarios, las personas transexuales sin identidad oficial de sexo acorde con esta, podrán acceder a módulos y condiciones de internamiento adecuados a su condición”.
En otras palabras, la responsabilidad del reconocimiento de la identidad psico-social a efectos de separación penitenciaria, recae sobre el personal de Instituciones penitenciarias y ni siquiera se exige que se haya procedido al cambio de sexo registral del interesado.
El Ministerio del interior no indica expresamente si ha procedido al ingreso en una cárcel de mujeres y señala que “ los datos específicos de cada supuesto pertenecen a la parcela más íntima y personal de sus titulares, necesitándose su consentimiento expreso para proceder a su publicidad (artículo 15 Ley 19/2013, de 9 de diciembre).»
Conocer el ingreso de una persona y la separación en el interior de los establecimientos teniendo en cuenta, con carácter prioritario, los criterios de sexo, edad y antecedentes delictivos no parece afectar al derecho a la intimidad, a los derechos de las personas que requieran una especial obligación de tutela o garantías de anonimato.
La Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, en un amplio documento expositivo, recuerda al Ministerio del Interior que no está reclamando información sobre la ubicación exacta del preso, sino si este ha sido internado en una cárcel de mujeres.
La Alianza CBM ha mostrado su disconformidad con dicha respuesta y ha presentado RECLAMACIÓN ante el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno, organismo independiente encargado de promover la transparencia de la actividad pública y garantizar la observancia de las disposiciones de buen gobierno.
Para la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, que ha dado el soporte jurídico a la queja, “los derechos en riesgo son los de las mujeres presas, sus libertades y seguridad básica”. En el escrito recuerdan que las mujeres presas son “un colectivo de especial vulnerabilidad, con escasos datos, estadísticas e informes oficiales y actualizados sobre su situación.”
La queja recuerda las Reglas de las Naciones Unidas para el tratamiento de las reclusas y medidas no privativas de la libertad para las mujeres delincuentes (Reglas de Bangkok) y lo ya expresado por la Relatora especial para la violencia contra las mujeres y las niñas de Naciones Unidas, Sra. Reem Alsalem que ya ha alertado de abusos del proceso para acceder a espacios de un solo sexo en las prisiones.
La Relatora Especial de ONU sobre la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, Alice J Edwards, ha afirmado que las prisioneras tienen derecho a protección frente a delincuentes sexuales, sin importar que se autodeclaren mujeres.
Desde la Alianza CBM se reclama realizar un juicio de proporcionalidad o ponderación de derechos en base a la petición de datos y recuerda que es un derecho conocer y clarificar si dicha persona se encuentra actualmente alojada en un módulo de hombres o de mujeres ya que estamos ante un caso de una persona, con DNI con mención registral de sexo varón, que confesó haber matado a su prima de 30 martillazos que acabaron con su vida y que cuando agonizaba la violó con objetos por vía anal y vaginal y eyaculó sobre su cadáver. Esta persona pidió en el juicio ser llamado Lorena y afirmó que se sentía mujer.
En el escrito remitido a Transparencia se solicita que en caso de no ser atendida la queja, se clarifique normativamente por qué prevalecería la intimidad o protección de datos alegada por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, frente a los derechos fundamentales, libertades básicas y seguridad de las mujeres presas que pudieran compartir espacios con el asesino y violador de Vanessa Santana (celdas, baños, enfermería,…), en caso de estar alojado en un módulo de mujeres.
En España las mujeres presas representan aproximadamente un 7,6% de la población reclusa, uno de los mayores índices de Europa occidental, donde el porcentaje medio es del 4,5%.
Escocia suspende los traslados de presos trans a cárceles de mujeres
europapress agencia
El consejero de Justicia del Gobierno escocés, Keith Brown, ha anunciado la suspensión de los traslados de los presos trans a cárceles de mujeres a la espera de un estudio al respecto que está realizando el Servicio Penitenciario Escocés y garantizar mientras su seguridad. La medida implica que ningún convicto transgénero con antecedentes de violencia contra las mujeres sea enviado a una prisión femenina ni a una sección femenina de cárceles masculinas …
«Entiendo que la cuestión de una mujer trans condenada por delitos de violencia o sexuales es un tema muy sensible y que es comprensible que haya preocupación pública», ha declarado Brown, según recoge el diario ‘The Scotsman’. Brown ha recordado que la ministra principal, Nicolas Sturgeon, ha subrayado que «no debemos permitir que se insinúe que las mujeres trans en sí mismas suponen una amenaza para las mujeres».