Encabezan 24% de 25 millones de hogares en el país: Inegi
ONG: trabajan y atienden a sus hijos en medio de condiciones laborales adversas
Muchas viven con sentimientos de culpa mal atendidos y entre críticas de la sociedad, dice experta
Millones de mexicanas que combinan el trabajo con el cuidado de los
hijos viven con sentimientos de culpa por dejarlos solos mucho tiempo,
cuando no corresponde a ellas garantizar la conciliación entre el
trabajo y la familia con los derechos laborales y los de la infancia a
tener una vida segura y feliz, sino al Estado, señala la organización
DserFoto Luis Humberto González y Notimex
Ángeles Cruz Martínez
Periódico La Jornada
Sábado 10 de mayo de 2014, p. 2
Para
6 millones de mujeres que son madres y jefas de familia la vida no es
fácil. Combinar el trabajo, la obligación de llevar el sustento para
sus hijos y asegurarse de que ellos tengan un sano desarrollo es un
reto enorme, y para muchas muy difícil de cumplir. Representa una problemática a la que el gobierno no presta atención más que en el discurso.
En los hechos, afirma Adriana Jiménez, coordinadora de la Red por
los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddeser), las mujeres, sobre todo
las de menores ingresos, se enfrentan a situaciones cada vez más
adversas, como las nuevas condiciones laborales, que permiten contratos
de tres o seis meses, les obstaculizan el acceso a derechos sociales,
como guardería para los hijos, el disfrute de la media hora de
lactancia o los permisos de cuidados maternos cuando alguno de sus
vástagos se enferma.
Y aun cuando pudieran hacer uso de alguno de estos permisos para
ausentarse, ellas procuran no tomarlos por temor al despido. En cambio,
dice, pueden cumplir jornadas laborales hasta de 12 horas o hacer
largos recorridos desde su casa para llegar al trabajo, a costa de
dejar solos a sus hijos y sufrir, ellas mismas, un desgaste físico y
emocional que tampoco nadie se ocupa de atender.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (Inegi), en México hay alrededor de 25 millones de hogares,
de los cuales 24 por ciento son encabezados por mujeres, los cuales
están integrados por tres personas en promedio.
A pesar del cúmulo de responsabilidades que enfrentan estas jefas de
familia, en ocasiones también deben hacer frente a señalamientos de la
sociedad y sentimientos de culpa mal entendida, porque en realidad
corresponde al Estado garantizar la conciliación entre el trabajo y la
familia, los derechos laborales y los de la infancia a tener una vida
segura y feliz. Pero eso no ocurre en México, señala Adriana Jiménez.
Algunas de las madres-jefas de hogar con más posibilidades
económicas no escapan a estos problemás.
También deben trabajar y dejar
a sus hijos en guarderías donde pasan la mayor parte del día; los más
grandes en escuelas y cursos de todo tipo durante las tardes, o bien al
cuidado de algún familiar.
Ellas también enfrentan sentimientos de culpa, y algunas tratan de
superarlos en la sicoterapia, explicó Claudia Sotelo, directora del
Centro de Especialización en Estudios Psicológicos de la Infancia
(Ceepi). Son pocas las que tienen esa posibilidad, y de todas formas
son reflejo de la realidad: ocho de cada 10 mujeres que acuden a
terapia son jefas de hogar que se sienten culpables por no pasar más
tiempo con sus hijos pequeños.
La
especialista advirtió sobre la importancia de una visión integral de la
situación, porque tan mala es la culpa por estar ausente del hogar como
la frustración en que viven las que, tal vez con mejores condiciones
económicas, dejaron su desarrollo personal y profesional para dedicarse
al cuidado de sus hijos.
Debido a que las condiciones que viven las madres de familia en
México son tan variadas, se hace necesario hacerles saber y comprender
que en la vida hay tiempos para realizar todo lo que está a su alcance y ofrecer a sus hijos lo que requieren de acuerdo con la etapa de desarrollo en que se encuentren.
Sotelo comentó que los primeros cinco años de vida son muy
importantes, porque se construye la personalidad de los niños y las
características que los regirán a lo largo de sus vidas. En esta etapa
las madres deben darles calidad en los tiempos que pasan con ellos, aun
cuando sean cortos. Por ejemplo, leer un cuento que les puede tomar
sólo algunos minutos.
Después de esa edad, los niños se vuelven más autónomos y ellas
pueden emprender nuevas tareas o plantearse otras metas. Mencionó que
los sentimientos de culpa son un fenómeno de nuestros tiempos, pero
es necesario que se haga conciencia sobre el mismo y matizarlo. De esa
manera, las madres pueden tener relaciones afectivas más sanas con sus
hijos.
Para Adriana Jiménez, de Ddeser, otra parte del problema está
relacionada con la corresponsabilidad, no asumida en muchos casos, de
los varones. Aunque ha habido avances, todavía persisten creencias como
que el cuidado y crianza de los hijos es una tarea que corresponde sólo
a ellas.
Es una concepción que debe cambiar en las personas, las empresas y
sindicatos, a fin de que desde esos ámbitos también se favorezcan las
condiciones para ejercer una paternidad responsable, apuntó.
Abuela malcriando nietos, dedicada a mi trabajo (maestra de escuela primaria). Me convertí nuevamente en mamá.
Lilia
Alejandra desaparece un 14 de febrero de 2001 y su cuerpo fue
encontrado una semana después en un lote baldío, con huellas de tortura
y violencia sexual. A raíz de esta situación es que nace la asociación
“Nuestras Hijas de Regreso a Casa”, organización conformada por
familiares y amigos de jóvenes desaparecidos y asesinados en Ciudad
Juárez, Chihuahua.
Asesorada por algunas personas y en compañía
de Marisela Ortiz, fundamos la organización y como siempre he dicho -no
fue que un día me levantara y decidiera ser activista- ¡No!, fue la
omisión, negligencia y corrupción de las autoridades lo que nos obligó
a constituirnos en Asociación. La necesidad de exigir que hicieran su
trabajo bien hecho a quienes se supone son nuestros abogados, pues esa
es la función del M.P. (Ministerio Público), realizar las
investigaciones y defensa a las víctimas, pero la realidad es otra, que
nos ha obligado a las madres a luchar en contra del Gobierno y las
instituciones encargadas de impartir justicia, a convertirnos en
investigadoras y buscar nosotras mismas a nuestras hijas, ya sea en el
desierto realizando rastreos, en bares de la localidad o donde alguna
llamada anónima nos indica que las vieron; asimismo, apoyando a otras
madres en la misma situación, pertenezcan o no a la organización.
En
estos 13 años de lucha hemos recibido acosos de las instituciones
gubernamentales, además de amenazas de todo tipo, hasta el intento de
asesinato. Sabemos que no todas las amenazas han partido del Gobierno,
pero sí que es el mayor interesado en mantenernos calladas, pues no le
conviene que rompamos el silencio y alcemos la voz para denunciar los
actos de corrupción que hay en las filas de la Procuraduría.
La
realidad señala que el problema no acaba y al contrario, se agrava cada
vez, pues siguen desapareciendo jóvenes. En la actualidad, se tienen 85
osamentas en el Servicio Médico Forense sin identificar. Según el
fiscal Ernesto Jáuregui, titular de la Fiscalía de Género del estado de
Chihuahua, esto nos indica la gravedad de la situación, y el Gobierno
sólo nos lo oculta.
“10 de mayo, nada que festejar”
“Todas son nuestras hijas, todas son nuestras asesinadas”
Pocas veces nos detenemos a pensar las probables consecuencias que tienen los adelantos en la ciencia y/o la teconología, lo primero que hacemos es celebrar que sea un avance en, es el caso de un tema muy interesante que trae Daniela Villegas a su espacio en este programa, leí en una nota que por un lado veíamos muy lejano las consecuencias de un cambio clilmático cuando en realidad ya lo estamos padeciendo, el futuro nos alcanzó, de qué manera estamos alterando la naturaleza, cuáles serán los resultados, los libros de ciencia ficción pueden ser ya una realidad, Daniela nos habla hoy de útero artificial, un tema que ya da mucho que hablar.
Y hablando de éstos derechos reproductivos y también sexuales, hemos hablado de la pasada reunión de la Conferencia Internacional Cairo + 20, por qué son importantes estos eventos? Porque son formas de obligar a los gobiernos a cumplir con el respeto de los derechos humanos, aún cuando muchos no firman o no acuerdan hay una presión internacional que los tiene en la mira, y así vamos reduciendo o aumentando según sea el caso las violaciones y el respeto a nuestros derechos, el análisis de hoy es sobre los principales debates en dicho Conferencia, los logros y desafíos del encuentro: las nuevas y viejas alianzas conservadoras que tienen el foco puesto en el control de los cuerpos y las sexualidades, los temas silenciados- aborto y trabajo sexual, entre otros-, la soberanía como barrera para no debatir creencias culturales y religiosas y las dificultades para hablar de la sexualidad por fuera del paradigma de la salud, entre otros tema, hablaremos de :Retos y desafíos del lenguaje: la Conferencia Internacional de Cairo+20 Retos y desafíos del lenguaje: la Conferencia Internacional de Cairo+20
Y continuando con los derechos reproductivos, hemos hablado del error que la Secretaria de Desarrollo social la mexicana Rosario Robles tuvo hace unas semanas con respecto a amedrentar a familias indígenas negándoles la asistencia de un programa social que ayudaba las familias más pobres, porque decía: ellas tenían más hijos para vivir del gobierno, y decimos que fué tremendo error ya que es mundiamente conocido el hecho de corrupción de los políticos mexicanos, las formas de vida que presumen en redes sociales, los onerosos sueldos que disfrutan en contraste con la desmedida pobreza de un pueblo maltratado, Soledad Jarquin nos habla sobre De la Rosa de Guadalupe a Rosario Robles
Y continunando con los derechos sexuales y reproductivos, hablaremos sobre los estereotipos, en nuestros países la vida de las mujeres esta delimitida por tiempos y espacios, un eje es la maternidad, el estudio y o el trabajo es posiblemente un lujo del que no todas disfrutan, continuamente escuchamos a las chicas de menos de 24 años, cuando te casas, para después insisitir en cuando los niños, hablaremos del problema de las solteronas, Cuba: Treintañeras sin pareja son mal vistas
Las mujeres que viven en la calle y se embarazan a diario se
enfrentan con actos discriminatorios, falta de acceso a la salud, malos
tratos y criminalización.
Son vistas como malas mujeres y por tanto se
les niega el derecho a ser madres, opina El Caracol, AC. Sin programas
integrales de atención, el destino mandatado por el Código Civil
capitalino para sus recién nacidos es la separación del seno familiar.
El artículo 492 de dicho ordenamiento obliga a la madre a entregar a su
hijo a las instituciones de asistencia social. De los infantes no queda
rastro, asegura la organización no gubernamental
El miedo acosa a Martha desde
hace más de 1 año. Sale poco a la calle, apenas lo necesario para
llegar al consultorio médico, a la tortillería, por leche o a la
tienda. Acompañada de su hija, se escurre por las calles con prisa.
Desconfía.
Teme que en cualquier momento personal
del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Distrito
Federal (Dif-DF) se lleve a Daniela, tal como lo establece el Código
Civil capitalino. Conoce a algunas mujeres a las que les ha pasado. Por
eso ahora procura permanecer el menos tiempo posible fuera de la casa
de religiosas donde le brindan hospedaje.
Fue advertida desde que Daniela nació
en diciembre de 2012. “Me lo dijeron en el hospital: si me ven con
ella, me la quitan. Me advirtieron que si me ven tantito en la calle
con ella, haciendo algo, limpiando parabrisas o algo, me iban a mandar
al Dif, por eso no salgo”, detalla Martha, con espanto,
mientras mira a su hija dormir en sus brazos: cabello rizado y claro,
coleta bien ajustada, los dientes que se empujan entre las encías.
Sabe bien que a las mujeres que
sobreviven en el espacio público no se les permite quedarse con sus
hijos. Bajo el amparo del artículo 492 del Código Civil para el
Distrito Federal, los menores, hijos de callejeros, son separados de
sus madres y familia a través de diferentes mecanismos, denuncia Luis
Enrique Hernández Aguilar, director de El Caracol, AC.
Dicho artículo establece que “la ley
coloca a los menores en situación de desamparo bajo la tutela de la
institución autorizada que los haya acogido, quien tendrá las
obligaciones, facultades y restricciones previstas para los demás
tutores. Se entiende por expósito al menor que es colocado en una
situación de desamparo por quienes conforme a la ley estén obligados a
su custodia, protección y cuidado y no pueda determinarse su origen.
Cuando la situación de desamparo se refiera a un menor cuyo origen se
conoce, se considerara abandonado.”
Daniela pudo ser un caso más.
Fue retenida en el hospital. “No me la enseñaron ni me la llevaron para
que le diera de comer. No me la iban a dar”. Martha estaba desesperada, triste. No sabía qué hacer. No comía. No le daba hambre.
Personal del hospital interpuso una
denuncia en el Ministerio Público en su contra por supuesto maltrato
infantil. “Me pusieron una queja. En la Agencia me decían que yo no iba
a ser madre”. Para recuperar a Daniela debía llevar testigos que aseguraran que estaría bien con la niña, en un lugar estable.
—¿Por qué se le acusaba de maltrato infantil? –se le pregunta a Hernández Aguilar.
—Porque la bebé nació en la calle.
Martha dormía en los alrededores
de la estación Juárez del Sistema de Transporte Colectivo Metro, en las
banquetas, con un grupo de jóvenes. Se dedicaba a pedir dinero, charolear,
eventualmente hacía mandados, sacaba puestos, lavaba loza. Aunque
notaba que el vientre se le agrandaba no sabía que estaba embarazada.
El dolor de cabeza, de estómago y la fiebre la obligaron a pedir que la
llevaran al médico.
Con la noticia vino el miedo. Pensaba que no tendría el apoyo de nadie, pero los compañeros no la dejaron sola. Cuando nació Daniela
fueron ellos quienes la arroparon para que no sintiera frío y llamaron
a la ambulancia, a Locatel; fueron ellos quienes, desesperadamente y
sin éxito, buscaron una patrulla.
No alcanzó a llegar al hospital. La
niña nació en la calle. “Las personas me ayudaron. Si no me hubiera
ayudado nadie mi hija se me hubiera muerto”. La ambulancia tardó mucho.
Los dolores de parto le llegaron a las 5 de la mañana. “Me agarré bien
fuerte de las cobijas”.
Le dio aviso al compañero que la
cuidaba durante la noche. “La ambulancia no quería venir que porque
siempre nomás era cuento de nosotros. Sentí mojado el pantalón, pedí
prestado uno. En ese momento nació”. Martha estaba de pie. Por
instinto sostuvo con las manos al diminuto y resbaladizo cuerpo para
evitar que la cabeza callera al suelo. “Me dijeron que si hubiera caído
en el suelo le iba a poder dar una infección y se iba a quedar más
tiempo internada en el hospital. Vi cuando lloró, lloró cuando nació,
se movió y todo…”. Los compañeros la taparon con una playera para que
no le diera frío. “La playera no estaba sucia, me dijeron que si estaba
sucia le iba a hacer daño”.
Renuente a dejar la vía pública durante
el embarazo, a partir de esa madrugada no volvió. “Ha cambiado mi vida,
ella me la hizo cambiar. Estoy en un lugar para madres solteras. Tengo
donde calentarle el agua, donde bañarla y todo. Ahorita andar en la
calle es peligroso, están pasando muchas cosas allá donde me quedaba”.
Durante sus pocos minutos en la calle
se mantiene perceptiva, ve a las mujeres con sus hijos: “Se quedan con
ellos en la calle. Siento feo por los niños. Venía yo de las tortillas
y una señora estaba vendiendo dulces con su hijo, ahí me reflejé”.
Ahora aspira a conseguir un trabajo y
pagar una renta. “Me gustaría estar en un lugar estable para salir
adelante con mi hija. Yo sé que sí se puede echándole ganas, he visto a
madres así, solas, que salen adelante con sus hijos. Ser madre no es
fácil, hay que darle de comer, escuela, doctor, estar pendiente. Cuando
ella se me enferma, luego luego al doctor. Nunca la he dejado sola”.
La falta de documentos de identidad ha
entorpecido el tránsito. “No he buscado trabajo porque no me dieron
hoja de alumbramiento de ella, me pedían muchas cosas, mi credencial
[de elector], el CURP [Clave Única de Registro de Población] y tres
testigos. Así sin un papel un día me la vayan a quitar… Y cómo
compruebo que es mi hija”.
Dejó sus documentos oficiales cuando se
fue de la casa donde creció. Ya no la encuentra, tampoco a los
documentos ni a la familia. “Los locatarios me dijeron que si me quería
ir con mi familia ellos me pagaban el pasaje. No los encontramos. Viven
en Xochimilco. Ahorita estuviera yo con ellos”, dice resignada.
Busca ayuda gubernamental para
encontrar un empleo: “Hago bien las cosas. Quiero salir adelante con mi
hija. Que lo que no me dieron cuando era niña se lo pueda dar”.
—¿En qué te gustaría trabajar?
—A mí me gusta mucho la cocina, hacer quehacer. Cuando no estaba embarazada trabajaba en [el mercado de] Jamaica, en una cocina.
—¿Dónde se quedaría la niña?
—En una guardería. Allá [en la casa
hogar] tenemos quien cuide a los niños, pero luego se desesperan, no es
como la mamá que está al pendiente, a qué hora va a comer, si ya comió.
Sin un acta de nacimiento, Martha
no tiene posibilidades de acceder a una instancia infantil para
trabajar, a programas sociales de madres solteras o de desempleo.
Luego de 18 años de experiencia con
población callejera, los integrantes de El Caracol están convencidos de
que lo que se requiere es una instancia que entienda la complejidad del
fenómeno y facilite a las madres en situación de calle el acercamiento
institucional.
“Nadie tiene por qué vivir en la calle.
La propuesta es inclusión social, acceso a la justicia, a documentos de
identidad, trabajo, vivienda, a un programa integral de atención”,
refiere Hernández Aguilar, en entrevista con Contralínea.
La criminalización callejera
A decir de Luis Enrique Hernández, el
artículo 492 del Código Civil para el Distrito Federal tiene “especial
dedicatoria” para las mujeres en situación de calle.
Contenido en el Capítulo V de dicha
normatividad, el artículo coloca a los menores en situación de
desamparo bajo la tutela del Sistema para el Desarrollo Integral de la
Familia del Distrito Federal.
“Se considera como situación de
desamparo la que se produce de un hecho a causa de la imposibilidad,
del incumplimiento o inapropiado ejercicio de los deberes de protección
establecidos por las leyes para la patria potestad, tutela o custodia
de los menores, cuando éstos queden privados de la necesaria asistencia
material o moral; ya sea en carácter de expósitos o abandonados […] En
todos los casos, quien haya acogido a un menor, deberá dar aviso al
Ministerio Público Especializado”, se lee en el Código.
Al director de la organización civil no
le queda claro bajo qué criterios se determina la moral de una mujer.
“El Estado parte de un juicio de valor: ‘No trabajan, no tienen la
moral necesaria. No deben de tener hijos’. Se les criminaliza porque
hay una representación social que las concibe como malas madres”.
El Código también se refiere a la
asistencia material, que incluye contar con el alimento necesario,
ropa, vivienda digna, educación, salud. Elementos de los que carecen
quienes viven en la calle.
De acuerdo con el Código Civil del
Distrito Federal, como una obligación, los nosocomios deben dar parte
al Ministerio Público cuando se presenten estas circunstancias. La
Procuraduría General de Justicia les pide que cambien su estilo de
vida. “No se puede de manera inmediata. Las mujeres se deprimen,
consumen sustancias tóxicas y es casi imposible recuperar al niño”,
refiere el defensor de derechos humanos.
Para las mujeres callejeras que se
convierten en madres de familia, el drama no comienza ahí, sino desde
el embarazo. Se acercan a los hospitales para solicitar atención médica
y constantemente se les niega o se les trata con discriminación,
trayendo para ellas incluso la muerte, denuncia la organización civil.
Claudia Martínez Cruz, de 23 años,
integrante del grupo callejero ubicado en las calles Artículo 123 y
Humboldt, en la colonia Centro de la Ciudad de México, perdió la vida
tras dar a luz a su primer hijo la tarde del domingo 22 de agosto de
2010, por no haber tenido un apropiado seguimiento clínico del embarazo
y, por ende, la oportuna detección de enfermedades o posibles
complicaciones.
Ello, sumado a la negligencia médica,
desembocó en el fallecimiento de la joven por preeclampsia en el
Hospital General la Villa, luego de haber sido rechazada del Hospital
de la Mujer y del Hospital Gregorio Salas. Aunque se presentó una queja
por esos hechos, a la fecha, la Comisión de Derechos Humanos capitalina
no ha emitido recomendación alguna.
De acuerdo con El Caracol, el embarazo
de una mujer en situación de calle debe ser atendido como de alto
riesgo. El consumo de sustancias y la mala alimentación, aunado a las
precarias condiciones de higiene, las coloca en una situación
vulnerable: “En los espacios de salud no se reconoce como tal”.
Hernández Aguilar expone que no hay
programas que tengan como objeto la salud sexual y reproductiva. “Los
niños terminan naciendo en la calle o en condiciones no planeadas”.
Cuando las mujeres llegan a pasar los filtros de los policías que
resguardan las puertas de entrada de los hospitales, no existen
protocolos médicos para tratarlas. Asegura que en una tesis de la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales se documentó cómo en el
trabajo de parto el doctor hace lo posible por infligirles dolor a las
mujeres de calle con la idea de castigarlas. “Ese trato podría ser
calificado como tortura o tratos crueles”.
Sin rastro
Además de la retención de menores en
los centros de salud capitalinos, El Caracol ha tenido conocimiento de
otros “mecanismos” utilizados por la autoridad para quitarles a las
mujeres de calle la tutela de los niños, desde el “convencimiento”
hasta la firma “voluntaria” de madres analfabetas.
Las organizaciones desconocen el número
de niños que han sido alejados de sus familias, tampoco sabe del
destino de los menores: “No hay cifras de cuántos, quiénes y dónde
están”.
De los casos que conoce El Caracol, AC,
“ninguna de las madres sabe el paradero de sus hijos. Les dicen que
están en una institución privada pero ya no les permiten mantener
contacto”, señala Luis Enrique Hernández.
Relata que El Caracol solicitó la
información a través de la Ley de Transparencia y Acceso a la
Información Pública del Distrito Federal. Les respondieron que cinco
menores fueron acogidos por el Programa Hijos e Hijas de la Ciudad.
“Desconocemos si la cifra es real o no”.
El Programa, con 5 años de operación,
tiene por objeto “contribuir al bienestar social de la población en
situación de calle, particularmente de las y los menores de edad, así
como mujeres madres que se encuentren embarazadas o tengan bajo su
cuidado a sus hijos e hijas menores de edad que vivan en las calles del
Distrito Federal”, según consta en su portal de internet.
Perteneciente al Dif capitalino, uno de
los tres mecanismos de acceso al Programa permite la canalización por
conducto de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal.
“La Jefatura de Unidad Departamental de Asistencia a Niños en Situación
de Calle y la Coordinación del Programa, a petición de la PGJ-DF, hacen
una revisión del caso (averiguación previa en la que está involucrado
el o la menor) y determina si es candidato(a), es decir, población en
situación de calle, que no cuente con algún familiar que pueda hacerse
responsable y que no presente padecimientos siquiátricos o condiciones
de salud que no puedan ser atendidas por la institución receptora. En
caso de ser candidato se le canaliza a alguna institución de acuerdo a
su perfil”.
Para Luis Enrique Hernández, los
espacios del sistema Dif no siempre son los más adecuados. Ilustra con
el caso de Casitas del Sur, que se dio a conocer en 2008 y dejó al
descubierto la sustracción de 15 menores de casas hogar y otros centros
de asistencia, como el Centro de Adaptación e Integración Familiar, en
Monterrey, Nuevo León, y en la casa hogar La Casita, en Cancún,
Quintana Roo.
Hasta el momento, siete personas están
detenidas y consignadas por ese caso, de acuerdo con la Procuraduría
General de la República. De los 15 menores que desaparecieron de los
albergues en el Distrito Federal, Monterrey y Cancún, 12 han sido
recuperados, entre ellos Ilse Michel Curiel Martínez, quien fue
encontrada el 7 de marzo en el Estado de México, mientras que el 2 de
abril fueron localizados en Puebla los hermanos Azael Israel, Nathanael
Isaí y Hefzida Magdalena Juárez Ojeda.
La complejidad del fenómeno
Para Perla
Gómez Gallardo, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del
Distrito Federal, se trata de un tema delicado porque, “antes que nada,
se tiene que ver la integridad y la salud del niño o la niña. Hay una
situación de protección integral a niñas y niños por interés superior.”
En el caso de que el interés superior del menor implique quitárselo a la madre, Martha
opina: “Se siente feo que les quiten a sus hijos. Uno como madre sufre
para tenerlos, luchar por ellos. Yo he visto casos así, que les quitan
a sus hijos, pero también porque luego las mamás no quieren salir de la
calle. A mí me costó salirme…”.
—¿Crees importante que las mujeres que tienen niños no vivan en la calle?
—Sí, porque los niños corren peligro.
Pese a eso, lamenta que a las mujeres de calle no se les ofrezcan oportunidades.
—Cuando te advirtieron que enviarían al Dif a Daniela, ¿te ofrecieron trabajo?
—No.
—¿Y tienes trabajo?
—No.
—¿Recibes algún apoyo del gobierno?
—Tampoco. Me gustaría que me ayudaran con despensa, para que a mi hija no le falte nada.
Luis Enrique Hernández señala que el
interés superior del niño debe entenderse desde la perspectiva de la
Convención sobre los Derechos del Niño, de la Organización de las
Naciones Unidas, la cual estipula que la mejor alternativa para el
infante es estar con su familia.
“En vez de quitarles a sus hijos, se
debe garantizar la inclusión de las familias: atender integralmente el
fenómeno. Tenemos un gran desafío como sociedad. Falta trabajar mucho
en el tema”, concluye el defensor.
Para la realización de este trabajo se solicitó la postura del Dif-DF. Al cierre de edición, no se obtuvo respuesta.
En 2012 el periódico británico The Guardian se preguntaba si acaso la nostalgia o un cambio en el estado emocional mundial estaba generando el revival
de los 90's en la música, el cine, el arte y la moda. La atmósfera
comenzaba a impregnarse de un ánimo un tanto idealizador de la era en
que se vaticinó el Fin de la Historia por Francis Fukuyama, el neoliberalismo se afianzaba en las economías globales y las pasarelas elogiaban el estilo heroin chic de Kate Moss de cabello descuidado, ojeras profundas, delgadez extrema y piel pálida cual heroinóman@.
Justo ese estilo desenfadado, de cierta ambigüedad sexual, en que la
línea entre lo femenino y lo masculino se difumina, donde las
tendencias de la moda apuntan a emular a los personajes de Trainspotting
pareciese que ha vuelto en la moda, permitiéndonos reflexionar sobre lo
femenino y lo masculino, la construcción de los mismos y la incidencia
de la moda en éste fenómeno.
Recientemente la modelo sueca Erika Linder quien se ha
destacado por tener un estilo andrógino participó en el comercial de
ropa JC Jeans Company
modelando ropa para hombre y mujer, jugando con nuestras concepciones
de feminidad y masculinidad. A través de una serie de gesticulaciones,
movimientos, maneras de caminar, vestimentas, maquillaje y accesorios,
Linder arma y desarma lo consabido como género masculino y femenino.
Ya desde su cuenta de Twitter,
Linder anuncia: Tengo demasiada imaginación para pertenecer a un solo
género y vaya que sí. Las múltiples campañas publicitarias en las que
ha participado modelando ropa masculina y femenina dan cuenta de ello.
Desde su aparición en 2011 como un juvenil Leonardo di Caprio en la
revista española Candy de Luis Venegas, quien define a su publicación como la primera revista transversal de estilo.
Si bien en un principio podríamos decir que por tal o cual estilo de
caminar y/o gesticular nos encontramos frente a un modelo masculino,
descubrimos segundos después que ese modelo es una ella, o ¿acaso un
él? La confusión llega a nosotr@s y nuestro deseo de definir, darle una
identidad dentro del binomio mujer-hombre se vuelve imperante, aunque
después se desmonta para dar paso a la reflexión de que el género es
una construcción social en la que se asignan a hombres y mujeres
ciertos roles según su aparente diferencia sexual pero que al fin y al
cabo pueden ser intercambiables y no fijos.
El género termina siendo una actuación, una serie de actos
repetitivos que según el contexto social determinan lo que es femenino
y masculino, como señala la teórica Judith Butler quien explica que la
repetición constante de ciertas acciones consolida el género,
naturalizando ciertos actos sin cuestionarlos.
El video donde aparece Linder es un ejemplo de la
performatividad de género de la que habla Butler, al revelar que el
rostro con mirada sexy femenino no está integrado en nuestro ADN,
sino que es construido y por lo tanto existe la posibilidad a ser
alterado, ser transitorio y por lo tanto subvertido. Si la cultura en
donde mujeres y hombres nos socializamos construye los roles femeninos
y masculinos que oprimen a ambos puede ser modificado pues no son
naturales ciertos comportamientos como bien se nos ha querido enseñar
como por ejemplo que por ser hombre tienes que ser más activo y la
mujer pasiva o que las mujeres usan vestidos y los hombres pantalones
(partiendo de los ejemplos más básicos y burdos), esto permitiría
sociedades más sanas y de múltiples identidades.
Es muy cierto que la industria de la moda ha jugado y juega
actualmente un papel importante en la construcción y deconstrucción de
las normas de género, pero ¿qué sucede cuando la androginia, aquello
que es inidentificable se convierte en una identidad? ¿Cuál es el
propósito de la moda al utilizar modelos andróginos? ¿Por qué
capitalizar ganancias económicas con las figuras andróginas de modelos?
Estas son algunas de las preguntas que me surgen al observar fascinada
el rostro de Linder que con tan sólo un mohín, un alzar o bajar las
cejas construye y deconstruye mis nociones de lo que es femenino y/o
masculino en un sólo cuerpo acompañada del mensaje publicitario Come
as you are/Whatever you are (Muéstrate como eres/Lo que sea que seas).
A
comienzos de abril fue realizada en Nueva York la 47ª sesión de la
Comisión de Población y Desarrollo de Naciones Unidas, en la que se
debatió cuánto avanzó el mundo en derechos sexuales y reproductivos
desde la Conferencia Internacional de Población y desarrollo que se
desarrolló en El Cairo en 1994. María Alicia Gutiérrez -integrante de
la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y de la Asociación Civil
FUSA, que participó de la sesión como parte de la delegación de
organizaciones de la sociedad civil- analiza en este artículo los
debate principales, logros y desafíos del encuentro: las nuevas y
viejas alianzas conservadoras que tienen el foco puesto en el control
de los cuerpos y las sexualidades, los temas silenciados- aborto y
trabajo sexual, entre otros-, la soberanía como barrera para no debatir
creencias culturales y religiosas y las dificultades para hablar de la
sexualidad por fuera del paradigma de la salud, entre otros temas.
Por María Alicia Gutiérrez*
COMUNICAR IGUALDAD- Hace escasos días se realizó en Nueva York la47 Reunión de la Comisión de Naciones Unidas de Población y Desarrollo Cairo+20.
El evento, de suma importancia en el proceso de revisión final que
culminará en septiembre, fue antecedido de conferencias regionales
desarrolladas durante 2013. La de América Latina y el Caribe, realizada
en Montevideo y de cuyos debates resulto un documento clave, el Consenso de Montevideo, firmado por los países participantes de la región avanza en propuestas y legislaciones sobre los temas clave de la Plataforma de Acción.
En Nueva York, Uruguay en la figura de su embajador, partiendo de un draft zero
(documento borrador para la discusión), de alrededor de 28 páginas,
logró articular un documento de consenso luego de numerosos debates,
dificultades y controversias. Los intercambios iniciales marcaron un modus operandi que hubo que ir desbaratando lentamente y con pericia:los
países alineados en posiciones conservadores aducían sistemáticamente
problemas de procedimiento, de ubicación en la sala y varias argucias
más para dilatar el tiempo del debate y demorar los consensos
necesarios para el documento final que se logró en las últimas horas del viernes, fecha límite para su entrega.
La conformación de la delegación argentina encabezada por la
embajadora Marita Percival, y los funcionarios de carrera/negociadores
Luz Mellon y Eduardo Porretti, incluyó a representantes de las
organizaciones de la sociedad civil, articuladas en la Alianza de las
Organizaciones de la Sociedad Civil, quienes habían formulado un
documento de revisión para la reunión de Montevideo. La conformaban:
Mabel Bianco (FEIM), Lourdes Bascary (CELS), Paola García Rey (Amnesty
Internacional), Marcelo Ferreyra (Global Initiative for Sexuality and
Human Rights – Heartland Alliance for Human Needs & Human Rights),
Victoria Tesoriero (Católicas por el Derecho a Decidir), Mariel Bernal
Vilte (Kolla-ECMIA: “Enlace Continental de Mujeres Indígenas de las
Américas”), Pamela Martin García (CEDEM), Mariana Iacono (Mujeres
viviendo con VIH) y Maria Alicia Gutiérrez (FUSA).
La cálida recepción y el reconocimiento de los saberes compartidos
produjo una sinergia de trabajo que apuntaló la excelente intervención
de los negociadores.
Dada la imposibilidad de articular estrategias y propuestas bajo la
cobertura de la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños), Argentina instrumentó una reunión con diversos países de
América Latina y el Caribe para poder acordar en algunos puntos
básicos: incluir derechos sexuales; la continuación de la revisión de
la Conferencia de El Cairo más allá del 2014; la estrecha relación con
la revisión de las Metas del Milenio 2015 y la inclusión de los
tratados internacionales, regionales y locales entre otros). Se logró
un acuerdo básico regional (con auto exclusión de Guatemala, Honduras y
Nicaragua) sin que ello obstara la toma de posiciones nacionales en
otros conflictivos campos temáticos.
¿Qué
temas definieron los puntos de fricción y como se organizaron las
diferentes coaliciones/estrategias? Haré referencia sólo a algunos
temas:
Derechos sexuales: Es un lenguaje que no permeó la
Conferencia 1994 y fue motivo de enormes controversias en las
revisiones sucesivas. Esa puja prevaleció en el debate actual. La idea
de la reproducción y la sexualidad bajo el paraguas del derecho a la
salud sigue persistiendo y en ese sentido es complejo introducir
avances. Sin embargo, tampoco es posible ocultarlo. El enorme trabajo
desarrollado, tanto entre las intrincadas paredes de Naciones Unidas
como de las organizaciones sociales en los diversos niveles de
interacción no permitieron que dicha formulación sea olvidada y más
aún, como el retorno de lo reprimido, reaparece en varios
cuestionamientos (entre otros la inclusión o no del término“familias”
por sobre el monolítico heterosexual “familia”).
Soberanía: La inclusión del concepto de soberanía como
paraguas para el desarrollo de los derechos humanos locales y el
resguardo de cualquier forma de intromisión de unos estados sobre otros
(antiguo debate que tiene un sustrato muy fuerte en la memoria
sangrante de los procesos de colonización). Sin embargo, y con el
avance de las regulaciones internacionales, se levanta una sospecha: si
soberanía es autonomía legítima en la toma de decisiones locales o
supone regirse sólo por las creencias culturales, tradiciones,
religiones. No se podría menos que acordar por el respeto irrestricto a
la soberanía pero, al contraponerlo con lo global presupone el
desconocimiento de acuerdos regionales e internacionales, lo que resta
eficacia a la demanda de grupos e individuos en otras esferas que
trasciendan el Estado Nación.
Pobreza: La controversia que atravesó Cairo 1994,
retornó revitalizada tras el desarrollo sustentable y las condiciones
de mitigación y o eliminación de la pobreza. La Santa Sede nuevamente
enarbola su bandera de defensa de los pobres contra las supuestas
políticas de derecho que quieren eliminar no la pobreza como mal
endémico e injusto sino a los pobres a través de políticas de control
de la fertilidad. Viejo argumento reciclado que no se entiende, ni se
explica porque va en contradicción con los derechos humanos básicos de
las personas.
SOGI (sigla en inglés para orientación sexual e
identidad de género): Las organizaciones de la sociedad civil junto con
algunos países (entre ellos Argentina), intentaron que el
derecho quedara explicitado en el documento, lo que no fue posible frente a la resistencia de países y alianzas conservadoras.
Hubo grandes ausentes en el debate: entre otros, el aborto que fue
silenciado mayoritariamente (excepto países del norte de Europa, la
India, Nepal y Cuba que promovían revisar y remover las leyes
restrictivas) trabajo sexual y otros temas.
Al igual que en Cairo, una de las tareas de la Articulación
Feminista y las organizaciones de la sociedad fue enfrentar, en el
campo discursivo, a los diversos grupos fundamentalistas, encabezados
básicamente por la Santa Sede, pero también por otras religiones y
tradiciones. Algunos países africanos reunidos en el Grupo Africano,
con Camerun a la cabeza, llevaron la voz cantante de la oposición
conservadora. Este monolítico bloque defensor de las tradiciones
culturales y religiosas tenía sus fisuras representado en Sud Africa y
otros países que sistemáticamente intentaban salir de ese
encorsetamiento. Lo mismo se visualizó con los países árabes cuyo
vocero principal Egipto, intentó aglutinar un bloque que también (caso
Líbano en el tema SOGI) mostró sus fisuras y diferencias. Esto nos
habla de una serie de
realineamientos que si bien tienen sustratos comunes y convergentes,
difieren en algunos temas y eso hace posible pensar en un armado de una
delicada filigrana de acuerdos y alianzas.
Para
finalizar, si bien la Conferencia de Población y Desarrollo plantea un
sinnúmero de problemáticas que hacen a los tópicos de su propia
nominación (desarrollo sustentable, soberanía alimentaria, migración,
entre otros), los cuerpos y
la sexualidad están jugando un rol altamente significante en la
construcción discursiva del derecho internacional y en los
realineamientos geopolíticos del orden multilateral. Este
proceso que se inicia hacia fines del siglo XX, y que se puso en la
escena internacional con las diversas conferencias de Naciones Unidas
de la década del 90 del siglo pasado, reapareció fuertemente en los
debates recientes y en la necesidad de defender como punto de no
retorno la propia Conferencia de Cairo del 1994. No son nuevos estos
realineamientos: han aparecido en cada una de las revisiones realizadas
en este complejo proceso de veinte años.
El desarrollo de los acontecimientos, y la gestión de Uruguay como
país líder de la conferencia, permitió acceder a un documento de
consenso que traduce en alguna medida la dificultad y la potencialidad
de las negociaciones para que el juego no finalice en un suma cero. En
este contexto si bien fueron logrados algunos avances (defensa de los
derechos humanos de las personas afrodescendientes y de las poblaciones
indígenas), quedaron por
fuera el acceso al aborto legal y seguro y el derecho a una vida
libre de violencias basada en la identidad de género y la orientación
sexual.
El documento adolece de enormes deficiencias, los vacíos siguen
siendo demasiados. La lucha continua. Entre lo global y lo local, en
ese campo de disputas que la sexualidad y los derechos conllevan, es
imperativo continuarconstruyendo
espacios donde las demandas y necesidades de las personas puedan ser
expresadas como es el caso de la presentación del Proyecto de ILE de la
Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito en
nuestro país.
* Integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal,
Seguro y Gratuito/ Coordinadora del Area de Advocacy de FUSA.
La Habana, mayo (SEMlac).- El antiguo estigma de la
solterona parece seguir acechando a las cubanas que pasan de treinta
años de edad y no tienen pareja estable. Ellas sufren la presión social
por no tener descendencia ni haber logrado el matrimonio, asegura una
reciente investigación de la periodista Mayra Pombo. Al estudiar la representación social de la soltería de 12 habaneras
entre 30 y 49 años de edad, la graduada de Filosofía encontró que,
socialmente, a la soltera de estas edades se le considera una mujer
loca, grosera, conflictiva, neurótica, mojigata o rara. Ellas sufren el rechazo social por desafiar el "deber ser" femenino
y son presionadas, directa o indirectamente, por las familias y
amistades que preguntan sobre su vida sentimental y cuestionan la
elección de vivir solas. La tesis "Soltera en los treinta… ¿y qué? La deconstrucción de un
mito", por la que Pombo obtuvo el Máster en Ciencias Sociales de la
Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana,
incluye un pormenorizado estudio filosófico de la construcción social
de imaginarios patriarcales sobre la soledad femenina. "Las mujeres contemporáneas experimentan, en muchos casos, una
contradicción: el ansia de libertad y espacio y el logro del ideal
romántico en el terreno amoroso", señaló la reportera de la revista
digital Cubanow. En la idealización del amor y las relaciones personales impuesta a
la identidad femenina existe, a su juicio, una fuente de insatisfacción
y baja autoestima de las mujeres. "Nos han enseñado que podemos tenerlo todo, carreras profesionales,
la libertad vedada a nuestra abuelas, pero también que necesitamos ser
amadas o encontrar a 'la media naranja' para estar completas", destacó
Pombo durante el acto de defensa académico, la pasada semana. Pese a los espacios y libertades sociales alcanzados por la mujer
moderna, aún siguen existiendo valores patriarcales en la vida privada
que estandarizan la relación de pareja por la cultura machista
dominante en Cuba. "Las mujeres occidentales contemporáneas se desarrollan exitosamente
en las esferas de lo profesional, la cultura, el arte, la política;
pero esta aparente autonomía se distorsiona en lo relativo al
matrimonio y la maternidad", sostuvo la investigadora. La mayoría femenina en la enseñanza superior, que a cierre de 2013
llegaba a 66 por ciento, ha derivado en la postergación del casamiento
y el incremento de mujeres y madres solteras en la isla caribeña,
expuso. Otros factores que inciden en el cambio de paradigma de pareja en
las cubanas son la falta de vivienda propia y los problemas económicos
de un país en crisis hace casi 30 años. Todas las solteras de la investigación se han sentido cuestionadas,
presionadas o discriminadas en algún momento de sus vidas debido a su
estado civil, una realidad que las deja incómodas ante preguntas y
comentarios de personas cercanas. Por otra parte, en espacios profesionales y sociales es frecuente
que les pongan tareas extra, pues aprecian sus responsabilidades menos
importantes que las de mujeres casadas o con hijos. Frente a la representación social de que las solteras se encuentran
"incompletas", Pombo encontró características comunes como seguridad en
sí mismas, actividades extralaborales, gustos bien definidos, alto
nivel de exigencia con los hombres y necesidad de autosatisfacción. Ellas desean encontrar un hombre que les respete prioridades,
espacio personal y valore su profesión e independencia, y no están
dispuestas a modificar una parte importante de su vida por tener pareja. La maternidad también se encuentra entre sus preocupaciones, lo que
en opinión de Pombo demuestra que esta sigue representando una
exigencia asociada al sentido de la vida de la mujer y su identidad. En opinión de la investigadora, se necesita un cambio de paradigma
en cuanto a la soltería femenina, al que pueden contribuir los medios
de comunicación si naturalizan el tema como opción válida de vida y
dejan de presentarlo como objeto de disfuncionalidad, rareza o burla. "En la medida en que una sociedad cambie su mentalidad por
introducir la teoría y prácticas de equidad de género, este estereotipo
acerca de las mujeres solteras irá desapareciendo", consideró. "No podemos seguir promoviendo una cultura que no valora a la mujer
independiente y esta, en aras de legitimarse, deba exhibirse con una
pareja", agregó.
El
programa Oportunidades no apoyará a las familias indígenas que tengan
más de tres hijos, “porque la recreación se ve como una forma de que
ingrese más dinero a sus hogares”
México
D.F,, 08 may. 14. AmecoPress.- En México suceden hechos inverosímiles.
Por ejemplo, un político puede hacerse millonario con sólo estar unos
meses sentado en su curul defendiendo las causas partidistas y no los
problemas sociales.
Un
presidente de partido puede comprar en poco más de un millón de pesos
el camino libre para que su hermano sea candidato a la presidencia
municipal.
Es común que un dirigente sindical pueda superar todas las expectativas de riqueza gracias a las cuotas de las y los agremiados.
Hay notorios
recuentos de corrupción en el sistema presidencial mexicano y ni qué
decir de los virreyes en cada una de las entidades del país y de sus
colaboradores más cercanos, tanto que resulta ocioso señalar uno tras
otro.
Por eso
resulta interesante analizar lo dicho por la Secretaria de Desarrollo
Social, la ex perredista y ex jefa de gobierno en el Distrito Federal,
Rosario Robles Berlanga, quien anunció que el programa Oportunidades no
apoyará a las familias indígenas que tengan más de tres hijos, “porque
la recreación se ve como una forma de que ingrese más dinero a sus
hogares” y que se suspenderá el apoyo económico por nacimiento que
actualmente se entrega.
De nueva
cuenta, como se hace ancestralmente, se condena la pobreza y todo lo
que implica y no las razones que ocasionan la pobreza, entre las que
destacan la corrupción del sistema político mexicano.
Además,
pretenden recular en un programa asistencial que durante años le ha
dado grandes dividendos a los políticos, sus los partidos y, claro, a
los gobiernos.
Es más fácil,
así parece, pretender resolver el problema de la pobreza distribuyendo
migajas entre la gente en lugar de resolver de fondo el problema a
través de cero tolerancia a la corrupción y cumpliendo a cabalidad con
lo indica la Constitución Política Mexicana que mandata a reconocer (y
por tanto a practicar) los derechos humanos de cada uno y cada una de
las mexicanas y no, como sucede, a recibir migajas de un pastel que
sola clase política se come en grandes tajadas.
Resulta, por
demás grotesco considerar que las familias que tienen más de tres hijos
buscan “defraudar” al sistema del programa Oportunidades, porque a más
hijos e hijas les representan más ingresos, pero no es corrupción la
desigualdad salarial que impera en este país.
No es
corrupción que en este país la llamada clase política sea tan grade
como los -500 diputados y diputadas federales, 128 senadores,
gobernadores, el presidente y por supuesto sus amplios, muy amplios
gabinetes y séquitos- y que sigamos pagando sus privilegios.
Lo dicho por
doña Rosario Robles resultará siempre molesto. Primero porque está
violentando el derecho de las personas a tener los hijos que deseen,
como dice la Constitución; segundo porque las “becas” de Oportunidades
no resuelven el problema de la pobreza, pero dicen que les “ayuda”.
Ahora resulta
que las familias de indígenas pobres no tienen derecho a recibir ayuda
por tener más de tres hijos, mientras que otros se reparten bastante
dinero en portafolios y amarrados con ligas, de los cuáles ninguno está
preso y otros hasta gobernadores son.
¿Acaso el
tener tantos hijos no es resultado del sistema? Lo que por cierto ha
inhibido las campañas o políticas públicas para educar a las personas
en prevención de enfermedades como VIH-SIDA o los contagios de
transmisión sexual y que ahora repuntan entre la población joven?
¿Acaso no es a
través de la televisión que se educa “religiosamente” a las familias
mexicanas con la Rosa de Guadalupe y otros programas, y donde se les
dice que el aborto es un pecado mortal, lo mismo que rechazar a los
hijos e hijas que Dios manda y que por tanto se deben tener?.
¿Acaso no es a
través del sistema mexicano de televisión y educación en las aulas
donde no se habla de los derechos sexuales ni de la salud reproductiva?
¿Ni qué pensar en la prevención ni en el uso del condón en algunas
instituciones de educación superior privadas en Oaxaca y en otras
ciudades del país? Campañas, presupuestos que parecen invisibles en las
políticas públicas de la Secretaría de Salud.
No son estos
acasos algunas de las contribuciones más importantes para que las
mujeres tengan más hijos y por tanto más necesidades, al grado tal de
que algún brillante se le ocurrió el programa Oportunidades que vienen
arrastrando sexenio tras sexenio priistas y panistas y luego priistas y
también los perredistas en el D.F.
Como es
“brillante” también el programita Sin Hambre, con el cuál las familias
reciben 14 alimentos básicos con un costo de 640 pesos mensuales, lo
que ella se gasta en un café, en un labial, en unas chanclas para
bañarse…nada importante.
Y, por último,
me pregunto ¿cuántas familias se quedarán fuera del programa? Sabrá que
estas mujeres son las que menos posibilidades tienen en la vida, menos
educación, menos acceso a la salud pública…Las mexicanas estamos más
lejos de los derechos humanos y más cerca de la televisión y la iglesia.
Así estamos esperando las ocurrencias del funcionariado y no el disfrute pleno e los derechos humanos, así de simple.
A comienzos de abril fue realizada en Nueva York la 47ª sesión de la Comisión de Población y Desarrollo de Naciones Unidas, en la que se debatió cuánto avanzó el mundo en derechos sexuales y reproductivos desde la Conferencia Internacional de Población y desarrollo que se desarrolló en El Cairo en 1994. María Alicia Gutiérrez -integrante de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto y de la Asociación Civil FUSA, que participó de la sesión como parte de la delegación de organizaciones de la sociedad civil- analiza en este artículo los debate principales, logros y desafíos del encuentro: las nuevas y viejas alianzas conservadoras que tienen el foco puesto en el control de los cuerpos y las sexualidades, los temas silenciados- aborto y trabajo sexual, entre otros-, la soberanía como barrera para no debatir creencias culturales y religiosas y las dificultades para hablar de la sexualidad por fuera del paradigma de la salud, entre otros temas.