Miriam
Grunstein dijo que hay que tener "ojo con la reforma eléctrica, porque
bien llevada sí puede bajar la tarifa eléctrica, pero mal llevada nos
puede llevar a un desastre". Además, sostuvo que la "CFE, va a morir.
Va a ser una muerte relativamente acelerada en 5 o 6 años".
Las leyes secundarias en materia de la reforma energética que propone el Ejecutivo tienen cosas positivas pero que sólo podrían funcionar con reguladores muy atentos y altamente especializados, sin embargo la Secretaría de Hacienda tiene mucha participación en temas en las que no es su fuerte, consideró Miriam Grunstein, académica del CIDE y especialista en temas de energía. También señaló que hay que poner atención en la reforma eléctrica, ya que es la que mayor repercusión puede tener.
“Se trata de una reforma muy radical, va a haber competencia desde la exploración y producción hasta la distribución al menudeo. En algún momento puede ser que carguemos nuestro tanque (de gasolina) con Petrobras, así va a ser el cambio”, indicó Grunstein en entrevista para Aristegui CNN.
La especialista dijo que “en cuanto a la exploración de aguas profundas tardaría una década, hasta que se produzca el primer barril… no sé si vayan a asociarse (las empresas) con Pemex para la refinación, porque para construir refinerías se llevaría mucho tiempo y además tendría que haber una ponderación muy seria, y hay que ver si es rentable o no”
“Tenemos una larga historia de precios controlados. Eso es lo que podríamos enfrentar a mediano y a largo plazo, la liberalización total de la cadena de valor de los hidrocarburos, es decir petróleo y gas”, agregó.
La también profesora explicó que “estamos hablando de un animal (reforma) muy distinto al que conocemos, (el tema de) electricidad podría darse antes. Nadie habla de reforma eléctrica, pero es la que más me para los pelos, porque estamos hablando de la liberalización del mercado mayorista, es decir que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) no va a ser nuestro único receptor, sino que va a ser el Estado que va atener el control de la red de transmisión. Van a haber generadores privados que se supone que en un régimen de competencia van a ofrecer mejores tarifas, pero esto depende de un sistema de regulación muy complicado”.
Enfatizó que “no tenemos reguladores eléctricos expertos”.
Grunstein puso como ejemplo el caso de California, en donde “se liberalizó el mercado eléctrico, los generadores se coludieron, saturaron la red de transmisión ficticiamente, fingían que estaba muy cargada y argumentaban los costos muy altos y apagones. Sí la sociedad californiana que está informada, se tardó en lograr la intervención del Estado, no quiero pensar lo que nos podría pasar a nosotros que somos mucho más vulnerables”.
“Ojo con la reforma eléctrica, porque bien llevada sí puede bajar la tarifa eléctrica, pero mal llevada nos puede llevar a un desastre. Aquí no es el modelo el que está en cuestión sino como se aplica. Hago un llamado para no dormirse con esto de la reforma eléctrica, porque es la que va a tener un impacto más inmediato tanto en el sector residencial como en el productivo, es muy delicada”, enfatizó.
Para que funcione este modelo es necesario “tener un regulador muy atento a las reglas de mercado que ellos mismos (gobierno) van a emitir, que sepan muy bien los costos de la industria, que no se coludan y que digan los costos verdaderos. Lo único que se abre es el mercado de generación, que es el primer insumo a la red, después pasa por una red de transmisión, después por una red de distribución y después llega a nuestras casas”.
El 80% de la tarifa que pagamos viene de la generación, si esta es eficaz la tarifa será más baja, pero si el Estado se colude, se descuida o invita a sus cuates no será así, acotó la especialista.
Agregó que le preocupa mucho que “estos patrones en un mercado liberalizado, no cambien y siga siendo el favoritismo a los amigos o la colusión”.
Grunstein dijo que la “CFE, va a morir. Va a ser una muerte relativamente acelerada en 5 o 6 años, porque va a tener a su cargo toda la provisión asistencial, mientras los privados van a estar buscando mercado, la CFE pobrecita, chatarrizada y dirigida por burócratas, porque en eso no cambia la ley, va a estar produciendo para el pueblo”.
El otro gran tema es hidrocarburos ya que la ley de hidrocarburos, “tiene un apego al modelo estatista, por más que trata de abrir el mercado y la competencia, todavía hay cosas que son viejos vicios, una intervención fuerte del gobierno en la industria”, señaló.
Hay una cláusula en la que el gobierno puede dar por terminado un contrato en cualquier momento y esto presenta “una enorme inseguridad jurídica a la inversión, es injusta por excelencia”, acotó la profesora.
Asimismo contó que “también hay una intervención de la Secretaría de Hacienda, uno es definir el modelo económico, la fórmula de contraprestación que define qué se lleva el Estado y qué se lleva la empresa, cuando en los países eso lo hace el regulador. La tentación de echar mano va a estar fuerte”.
Por otra parte no le deja a los técnicos la competencia para hacer la auditoría de costos, explicó que “las petroleras te cobran costos, más una utilidad. Para definir cuánto le está costando a la empresa sacar el petróleo y entregártelo, se hace un catálogo de costos, y Hacienda no tiene nada de experiencia auditando costos petroleros. Debería hacerlo la Comisión Nacional de Hidrocarburos”.
Está demasiado presente Hacienda en temas técnicos, aclaró la especialista.
“Una de las condiciones elementales para que una buena reforma petrolera funcione es disociar el poder político de la decisión técnica, y eso no está presente”, dijo Grunstein.
La ley de ingresos petroleros, es moderna, pero va a ser de la aplicación exclusiva de la Secretaría de Hacienda, sin embargo es una ley que “recoge las mejores prácticas de la industria, pero una cosa es cómo se ve en el papel y otra cómo se aplica. Pero para que funcione necesitas tener reguladores muy conocedores, muy estrictos y con ojo muy clínico de cómo funciona la industria”, abundó.
La industria internacional conoce el caso óptimo, el caso de Noruega donde todo es muy transparente, y el caso más opaco que es el de Nigeria. “México se va ir más hacia Nigeria, por las instituciones mexicanas han sido notablemente opacas”, señaló la especialista, quien añadió que “aún así puede haber una gran explosión de la industria mexicana petrolera, aún con la corrupción“.
“He dejado de hacer una valoración de la industria en términos éticos, porque es inútil. Es inútil ver a la industria petrolera como buena o mala, hay que verla como útil o inútil para producir crecimiento”, resaltó.
“Es una industria que por su naturaleza, es corrupta. Por lo que debemos de pujar es por óptimos no por ideales, en las leyes secundarias en materia de transparencia, recogen los principios elementales de las buenas practicas de la industria, se dice qué se tiene qué publicar, cuándo se tiene que publicar… estas practicas tienen éxito en la medida en que la sociedad civil es demandante. Tenemos muchísimos instrumentos como sociedad civil para balconear a las empresas y a los Estados”, finalizó Grunstein.
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