Magdalena Gómez
Sólo
los seis días previos permiten observar como en un espejo el filo de la
realidad en nuestro país en materia de derechos humanos. En primer
lugar encontramos la publicación en el Diario Oficial de
diversos programas gubernamentales para el periodo 2014 y 2018. Entre
el mar de armonizaciones y estrategias encontramos el déficit
conceptual que no se compadece de la exhaustiva lista del marco
normativo nacional e internacional.
Es el caso de los pueblos indígenas
en el Programa Nacional de Derechos Humanos, cuyo concepto como sujetos
de derechos fue tan debatido; en lugar del mismo reaparece el de
poblaciones indígenas, vulnerables por supuesto, y además se omite toda
referencia a la autonomía y la libre determinación para centrarse en un
problema tan real como limitado, el del acceso a la justicia, en sus
procedimientos y no en sus contenidos:
La población indígena se encuentra en situación de vulnerabilidad, repercutiendo en diferentes ámbitos, pero en particular en la administración de justicia, debido a que los medios existentes no responden al hecho de que no hablen español, no cuenten con recursos económicos para pagar defensa legal y para acceder a los órganos judiciales.
Además,
comunidades, pueblos y personas indígenas son víctimas de prácticas abusivas o violatorias de la debida diligencia. Lo anterior provoca desconfianza y miedo a represalias, por lo que no se acude a los órganos de justicia o instancias públicas de protección de los derechos humanos, situación que se agrava para las mujeres indígenas, puesto que la denuncia de ciertos hechos se ha convertido para ellas en un reto que requiere enfrentar muchas barreras, incluso el rechazo de su comunidad.
Nada que ver con la noticia de un nuevo conflicto contra la
autonomía y sistema de justicia en territorio zapatista con saldos
violentos, cuando integrantes de la Central Independiente de Obreros
Agrícolas y Campesinos Histórica (Cioac-I) pretendieron recuperar a uno
de sus miembros, detenido por intento de robo de un vehículo, y se
enfrentaron con bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) en la comunidad de La Realidad, municipio Las
Margaritas, Chiapas. No se trata de un incidente menor, pues hasta
ahora la autonomía se ha defendido mediante la negociación y la paz.
Por otra parte, el mismo programa es omiso respecto de la situación
de la migración, no aparece en su agenda; sin embargo, es el Programa
Nacional de Población el que da cuenta del mismo:
La población en tránsito es otra manifestación de la dinámica migratoria del país. Cada año miles de migrantes procedentes de países centroamericanos cruzan la frontera sur para internarse en territorio mexicano y desplazarse hacia Estados Unidos. En 2011, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Migración (INM), se registraron 109 mil eventos de tránsito irregular por México.Y refiere como estrategia garantizar los derechos humanos y sociales de los migrantes que transitan por el territorio nacional mediante acuerdos con países de origen y, sobre todo, señala
garantizar el tránsito seguro y ordenado de las mujeres migrantes, menores no acompañados y adolescentes.
También en este caso no hay relación con el propósito señalado y el
violento accionar del Instituto Nacional de Migración (INM), la Policía
Federal y la estatal de Tabasco. Para estas horas la detención masiva y
violenta, el cierre de carreteras, retenes y persecución a cerca de
medio millar de migrantes en la zona entre Tenosique, Tabasco, y
Palenque, Chiapas, se habrá consumado con la deportación. Todo ello en
un clima ajeno al respeto y pleno, eso sí, de violaciones, golpes
incluso a destacados defensores, como fray Tomás González Castillo,
director del albergue La 72, de Tenosique, Tabasco. Ochenta y ocho
organizaciones no gubernamentales (ONG) del país e internacionales
condenaron la política migratoria en la frontera sur y señalaron que
los principios de humanitarismo, asilo, asistencia y garantía de
derechos deberían regir la política migratoria del país, así como un
trato igual, pues a los indocumentados que participan en el Viacrucis
del Migrante, que el 30 de abril arribó a Saltillo, Coahuila, se les
brindó un permiso para permanecer en el país 30 días, por lo que exigen
que sin distinción se les otorgue a todos los migrantes una visa de
tránsito similar.
¿Quién decidió los brutales operativos y
cuál es el propósito? En otro contraste, el relator de la ONU contra la
Tortura señaló que ésta es una práctica generalizada en México y la
Secretaría de Relaciones Exteriores le respondió que sólo es
recurrente. ¿Gran diferencia?
Sin duda resulta congruente que el impulso neoliberal en tiempos salinistas se abriera con el cuestionamiento a la
rancia idea de la soberaníapara favorecer al capital trasnacional y hoy se cuiden celosamente las fronteras; es la continuidad de la condición de patio trasero en que el Estado tiene sumido al país.
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