Texaco continúa explotación petrolera en Amazonia ecuatoriana
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.-La actividad petrolera en el Parque Nacional Yasuní, en Ecuador –una zona de máxima diversidad biológica en el país sudamericano–, vulnera el territorio y la cultura de los pueblos indígenas y preserva patrones de desigualdad para las mujeres, alertan feministas.
En el libro “La vida en el centro y el crudo bajo tierra. El Yasuní en clave feminista”, publicado este año, el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo advierte que los proyectos de desarrollo territorial deben integrar esquemas que consideren las afectaciones para las mujeres.
El Yasuní se ubica en la Amazonia Ecuatoriana. En la zona habitan anfibios, aves, mamíferos y diversidad de plantas. Ahí viven también pueblos indígenas ancestrales como el Waoroni y los clanes Tagaeri y Taromenane, que rechazan todo contacto con el mundo exterior.
En 2006 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó medidas cautelares a estos pueblos por la vulnerabilidad que supone la exposición a posibles actividades petroleras, que afectan de manera irreversible su existencia física y cultural.
No obstante, actualmente hay operaciones petroleras que han afectado al Yasuní, ya que con las exploraciones se han encontrado reservas de crudo pesado que de ser extraído contaminaría el agua, aire y suelo por la cantidad de desechos que serían arrojados.
Según el texto “La vida en el centro y el crudo bajo tierra…”, el mayor auge de la actividad petrolera desde los años 60 en Ecuador, encabezado por la empresa estadounidense Texaco, provocó el aumento de la contaminación en la Amazonia, sobre todo en el agua, lo que afecta principalmente a las mujeres por el tipo de relación que tienen con este recurso natural.
Además, la apertura de vías en la región para la construcción de la infraestructura petrolera ha favorecido a la explotación maderera ilegal. En un enfrentamiento en marzo de 2013 contra la tala ilegal murieron tres trabajadores madereros y una treintena de mujeres, niñas y niños integrantes de un clan Taromenane.
También las regiones petroleras ecuatorianas ostentan la mayor cifra de pobreza e informalidad del país, sin contar que históricamente las condiciones económicas de las mujeres son más desiguales.
El Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo advierte además que las mujeres indígenas absorberán las peores repercusiones de la explotación petrolera: enfermedades, migración, pérdida de autonomía y desempleo, entre otros fenómenos.
RESISTENCIA
En junio de 2007 organizaciones civiles conformaron la Iniciativa Yasuní-ITT, como una forma de visibilizar los impactos sociales y ambientales que la actividad petrolera había causado al país.
La iniciativa demandaba un cambio de modelo energético a favor de los derechos de los pueblos indígenas y la biodiversidad, a fin de revertir un sistema económico basado en la explotación de la naturaleza.
En el libro se narra que en 1990 más de 30 mil personas indígenas y habitantes de la Amazonia Norte Ecuatoriana presentaron una demanda por daños ambientales contra Texaco ante la CIDH, con una resolución favorable en 2011, 21 años después.
No obstante, pese al logro internacional, en 2013 el presidente ecuatoriano, Rafael Correa, con el objetivo de incentivar la explotación extranjera de hidrocarburos bloqueó legalmente la Iniciativa Yasuní-ITT y hasta ahora continúa el permiso para la petrolera de EU.
Tras la decisión del actual mandatario, organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, ecologistas y feministas conformaron el movimiento social Yasunid@s, para exigir una consulta popular que evite la destrucción del Parque Nacional Yasuní.
El Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo es una agrupación multidisciplinaria creada recientemente en Ecuador, que aborda temas como la soberanía alimentaria, la extracción de recursos naturales, el desarrollo de metodologías feministas, y la participación de las mujeres en estos procesos.
Desde esa visión es que esta organización civil se ha sumado a la lucha contra la actividad petrolera en Yasuní.
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