5/07/2014

Feliz cumpleaños ?

Detrás de la noticia
Ricardo Rocha
El PRD cumple apenas 25 años. Pero ha envejecido rápidamente. Todavía más, está en peligro de extinción. Como si de un paquidermo se tratara. Amenazado de una muerte prematura, anticipada, silenciosa y absurda.
No es únicamente de la edad de sus figuras más relevantes. En ciertas etapas de la vida más nos vale creer que la juventud es un estado de ánimo y no un momento cronológico. Pero en este caso, el problema es precisamente de actitud. Por eso, la foto de familia no es la ideal: sobran algunos y faltan otros. Pero aun los que están, no pueden esbozar una sonrisa sincera: detrás de los abrazos se esconden los cuchillos. Y todos están listos para las puñaladas traperas. En el acto conmemorativo del Teatro de la Ciudad, a eso estaban dispuestos tan sólo por los lugares de la primera fila. Imaginemos lo que pueden llegar a hacerse por una candidatura o un cargo en el partido. 
Parece increíble que a un cuarto de siglo de distancia la unidad siga siendo el viejo sueño no alcanzado de la izquierda. Actualmente dividida entre un partido presumiblemente fuerte como el PRD y dos alternativas, como PT y Movimiento Ciudadano, ahora enfrenta el cisma mayor de su historia: el desgajamiento que representa Morena y que acabará con la izquierda como alternativa electoral. Hay un hecho cierto sobre el que poco se ha reflexionado: en las elecciones del 2015 los partidos de izquierda no sólo irán separados sino confrontados. Por ley, Morena no podrá ir coaligado en su primer proceso. Así que será una campal. Y, por supuesto, no se ve en el horizonte ninguna señal que anticipe que las cosas serán diferentes en las presidenciales de 2018. 
Y es que el PRD es un partido de agravios. El rompimiento entre Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador, que fracturó al partido en dos bandos, todavía sigue teniendo efectos demoledores. Luego vendría el tristemente célebre cochinero de 2008 entre Alejandro Encinas y Jesús Ortega, quien finalmente asumiría la presidencia del partido en un mar de fango e iniciaría la etapa de Los Chuchos prolongada ahora con Jesús Zambrano en una presidencia marcada por la disputa feroz contra el grupo de Izquierda Democrática Nacional, IDN, de René Bejarano y Dolores Padierna. Una sucia guerra cotidiana que se agudiza por la lucha interna por la Presidencia y el control del partido, que significará el reparto del pastel de candidaturas del 2015, además de un presupuesto gigantesco para hacer política y amigos. Añádase la cada vez más notoria distancia entre el actual Jefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera y su antecesor Marcelo Ebrard, sobre todo por el tiradero de la Línea 12. Y por si faltara algo al coctel explosivo, el empecinamiento del ingeniero Cárdenas de —a sus ochenta años— hacerse de la presidencia perredista. Él lo dijo muy claro: hace falta una candidatura de unidad, porque “soplan vientos de fractura”; a lo que añadiría que “al país no le sirve una izquierda dócil y dizque a la moda”. 
En cambio, hay quien propugna que “la izquierda debe abandonar sus viejos atavismos de la oposición a todo; ser una izquierda moderna, una izquierda inteligente, pero una izquierda que no se aparte de sus principios… para ponernos en condiciones de mantener esa visión que la sociedad debiera tener de un partido como nosotros; de un partido que proponga y que esté siempre presente para influir, que no se margine”. Esto me dice en entrevista Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado. Sin duda alguna, la voz más representativa de la izquierda, cuya congruencia, serenidad y firmeza lo han consolidado como un político confiable para propios y extraños. Y tal vez el hombre del milagro. La personificación de los que creen que todavía es posible el México que merecemos. 

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