5/10/2014

¿Un sólo género? qué poca imaginación




En 2012 el periódico británico The Guardian se preguntaba si acaso la nostalgia o un cambio en el estado emocional mundial estaba generando el revival de los 90's en la música, el cine, el arte y la moda. La atmósfera comenzaba a impregnarse de un ánimo un tanto idealizador de la era en que se vaticinó el Fin de la Historia por Francis Fukuyama, el neoliberalismo se afianzaba en las economías globales y las pasarelas elogiaban el estilo heroin chic de Kate Moss de cabello descuidado, ojeras profundas, delgadez extrema y piel pálida cual heroinóman@.


Justo ese estilo desenfadado, de cierta ambigüedad sexual, en que la línea entre lo femenino y lo masculino se difumina, donde las tendencias de la moda apuntan a emular a los personajes de Trainspotting pareciese que ha vuelto en la moda, permitiéndonos reflexionar sobre lo femenino y lo masculino, la construcción de los mismos y la incidencia de la moda en éste fenómeno.

Recientemente la modelo sueca Erika Linder quien se ha destacado por tener un estilo andrógino participó en el comercial de ropa JC Jeans Company modelando ropa para hombre y mujer, jugando con nuestras concepciones de feminidad y masculinidad. A través de una serie de gesticulaciones, movimientos, maneras de caminar, vestimentas, maquillaje y accesorios, Linder arma y desarma lo consabido como género masculino y femenino.

Ya desde su cuenta de Twitter, Linder anuncia: “Tengo demasiada imaginación para pertenecer a un solo género” y vaya que sí. Las múltiples campañas publicitarias en las que ha participado modelando ropa masculina y femenina dan cuenta de ello. Desde su aparición en 2011 como un juvenil Leonardo di Caprio en la revista española Candy de Luis Venegas, quien define a su publicación como “la primera revista transversal de estilo”.

Si bien en un principio podríamos decir que por tal o cual estilo de caminar y/o gesticular nos encontramos frente a un modelo masculino, descubrimos segundos después que ese modelo es una ella, o ¿acaso un él? La confusión llega a nosotr@s y nuestro deseo de definir, darle una identidad dentro del binomio mujer-hombre se vuelve imperante, aunque después se desmonta para dar paso a la reflexión de que el género es una construcción social en la que se asignan a hombres y mujeres ciertos roles según su aparente diferencia sexual pero que al fin y al cabo pueden ser intercambiables y no fijos.


El género termina siendo una actuación, una serie de actos repetitivos que según el contexto social determinan lo que es femenino y masculino, como señala la teórica Judith Butler quien explica que la repetición constante de ciertas acciones consolida el género, naturalizando ciertos actos sin cuestionarlos.

El video donde aparece Linder es un ejemplo de la performatividad de género de la que habla Butler, al revelar que el rostro con mirada “sexy” femenino no está integrado en nuestro ADN, sino que es construido y por lo tanto existe la posibilidad a ser alterado, ser transitorio y por lo tanto subvertido. Si la cultura en donde mujeres y hombres nos socializamos construye los roles femeninos y masculinos que oprimen a ambos puede ser modificado pues no son naturales ciertos comportamientos como bien se nos ha querido enseñar como por ejemplo que por ser hombre tienes que ser más activo y la mujer pasiva o que las mujeres usan vestidos y los hombres pantalones (partiendo de los ejemplos más básicos y burdos), esto permitiría sociedades más sanas y de múltiples identidades.

Es muy cierto que la industria de la moda ha jugado y juega actualmente un papel importante en la construcción y deconstrucción de las normas de género, pero ¿qué sucede cuando la androginia, aquello que es inidentificable se convierte en una identidad? ¿Cuál es el propósito de la moda al utilizar modelos andróginos? ¿Por qué capitalizar ganancias económicas con las figuras andróginas de modelos?

Estas son algunas de las preguntas que me surgen al observar fascinada el rostro de Linder que con tan sólo un mohín, un alzar o bajar las cejas construye y deconstruye mis nociones de lo que es femenino y/o masculino en un sólo cuerpo acompañada del mensaje publicitario “Come as you are/Whatever you are” (Muéstrate como eres/Lo que sea que seas).

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