Pedro Echeverría V.
1. Van de la mano los gobernantes de Chile y México. Michelle
Bachelet y Enrique Peña Nieto hablan el mismo idioma de mentiras y
falsedades que usan tratando de engañar y someter a sus pueblos; son
los gobiernos de derecha al servicio de los EEUU. Por ello dicen que el
presidente Peña gritó con entusiasmo como una muestra de alegría y sin
albur: “México para los chilenos y Chile para los mexicanos”; “Chile y
México son hermanos”. Chile, México, Perú y Colombia pertenecen a la
Alianza del Pacífico, creada en 2011 por EEUU y el peruano Alan García,
el colombiano Santos, el chileno Piñera y el mexicano Calderón con el
objetivo de confrontar a los países progresistas de Cuba, Venezuela,
Bolivia, Argentina, Brasil, Ecuador, Nicaragua.
2. El escritor chileno Marcos Roitman publicó ayer en La Jornada un
magnífico artículo en el que analiza la situación de Chile en estos
momentos que Bachelet visita México, dice: Mientras la presidenta de
Chile visita México los mineros del cobre son reprimidos, hace unas
semanas un trabajador del cobre fue abatido por las balas de los
carabineros y el pueblo mapuche sigue siendo exterminado, expulsado de
su territorio, acusados de terrorismo; los terratenientes son
beneficiados con expropiaciones, mientras estudiantes y profesores
luchan en las calles contra la privatización. Cientos de miles de
chilenos venden sus pertenencias, hipotecan casas y recurren a
préstamos. Hay un desmantelamiento de la sanidad en beneficio de la
privatización.
3. Durante los 18 años de pinochetismo en Chile, el imperio de EEUU
y sus seguidores buscaron terminar al gobierno allendista con medidas
intervencionistas para “enderezar” el rumbo económico. Se confió el
manejo económico a unos jóvenes egresados de economía en la Universidad
Católica de Chile, la mayoría con postgrado en la Universidad de
Chicago. Lo “Chicago Boys” (como les llamaron) venían de EEUU trayendo
la idea del “monetarismo” que consistía en limitar el gasto público, la
burocracia y el funcionamiento libre del mercado. Friedman y Hayek eran
los exponentes del liberalismo económico (enemigos del keynasianismo)
influyeron a los jóvenes durante su estancia en Chicago. Benefició a
una minoría de millonarios e hizo más pobre y miserable al pueblo.
4. No olvidar que Salvador Allende, el socialdemócrata iluso que
creyó que en el gobierno iniciaría cambios importantes en Chile, fue
derrocado con un golpe de Estado por el general asesino Augusto
Pinochet y el gobierno de los EEUU encabezado por Nixon y su famoso
canciller Kissinger en 1973, a menos de tres años de su gestión. Fueron
miles de activistas de izquierda e inocentes del pueblo los asesinados
cuando Pinochet se hizo cargo del poder junto a los empresarios y
fascistas. Ese golpe de Estado fue condenado en todo el mundo, pero
luego los gobierno de Aylwin 1989, Frei 1993, Lagos 2000, Bachelet
2006, Piñera 2010 y Bachelet 2014, han gobernado como gobiernos de
derecha, contra la economía, los mineros, los servicios de salud y
educación.
5. ¿Puede olvidarse acaso que los muertos de la dictadura de
Pinochet fueron 3000, además de 2000 los desaparecidos mientras pasaban
por las cárceles más de 60 mil chilenos? ¿No se recuerda acaso que
fueron decenas de miles de chilenos los exiliados a México y otros
países, y perseguidos a partir de septiembre de 1973? Pareciera que
aquellas masacres criminales se olvidaron durante los seis gobiernos
que prometieron reivindicar al pueblo. ¿O es que el pueblo chileno con
90 por ciento de la población no indígena es dominantemente
conservadora como se pensó cuando en 1973 se desarrollaron en las
calles los ruidosos cacerolazos? Si esto fuera así entonces las fuerzas
de izquierda sólo podrán lograr avances lentos esperando el avance de
otros países que lo ayuden.
6. Escribe con justicia Roitman: “México y Chile se parecen. Fosas
comunes, impunidad y muerte. Los cuerpos de los 43 estudiantes de la
Escuela Normal de Ayotzinapa, sin ir más lejos. Tal vez por ello
Bachelet y Peña Nieto firmarían un protocolo de acuerdo para la
formación conjunta de los cuerpos de seguridad del Estado. ¿Qué
aprenderán los unos de los otros?”. Seguramente nada nuevo porque los
dos ejércitos –el de Chile y México- han sido educados y entrenados por
las fuerzas armadas de los EEUU. En México se piensa que Lagos y
Bachelet, al ser del partido socialista, seguirían la línea de Allende;
pero nada de eso son tan derechistas como el PRI, el PAN, el PRD en
México. De nada sirvió el sacrificio mortal de Allende.
7. La población chilena apenas es la sexta parte (o menos) de los
120 millones de mexicanos, pero es el primer productor mundial de cobre
y su exportación representa un tercio de su economía. Los EEUU –como
sucede en todo el continente- intervienen de manera determinante en el
control de estos minerales así como en la represión contra los obreros
mineros. Los gobiernos de México y Chile, representantes de sus
burguesías, poseen objetivos comunes: seguir enriqueciendo a una
minoría de personajes dominantes y mantener controlados a los
trabajadores. Bachelet, dos veces presidenta no tiene nada de
“socialista” porque es enemiga del pueblo. Será “bienvenida” del
gobierno y los empresarios mexicanos, pero nunca del pueblo de México.
“Chile para el gobierno y los empresarios chilenos”. (15/VIII/15)
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