Su independencia unilateral alienta el separatismo y el terrorismo en el mundo, advierte el CLAEI
La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, analiza la declaración unilateral de independencia de la provincia serbia de Kosovo, para emitir una recomendación a solicitud de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Lo que decida el más alto tribunal global tendrá repercusiones de la mayor importancia, puesto que está en juego la doctrina de la inviolabilidad de la integridad territorial de los estados. Una decisión favorable equivaldría a dar paso franco al separatismo.
Consideran los analistas del Círculo Latinoamericano de Estudios Internacionales (CLAEI) --una organización privada, no lucrativa, de análisis, reflexión, investigación e intercambio de información, con sede en la ciudad de México--, que no se puede excluir la posibilidad de que la presión de Estados Unidos lleve a la Corte a tomar una decisión politizada, esencialmente violatoria del derecho internacional.
Si la recomendación de la CIJ es favorable a la acción unilateral del espurio gobierno kosovar, alentará a los movimientos separatistas en todo el mundo, incluida América Latina y provocará una ola de conflictos étnicos, con el consiguiente incremento de las actividades terroristas internacionales.
Pese a que Washington lleva a cabo una campaña incesante a favor de los separatistas kosovares, 130 países miembros de las Naciones Unidas se han negado a reconocer la ilegal independencia de Kosovo. En contrapartida, la demanda de Serbia ante la CIJ, para que declare la nulidad de dicha acción, es apoyada por naciones que han experimentado, en alguna medida, el problema del separatismo o lo han vivido en sus fronteras, entre ellas China, Argelia, Azerbaiyán, Argentina, Rumania y Eslovaquia; y que por lo mismo comprenden la amenaza que entraña el caso de Kosovo para la estabilidad internacional.
Es muy probable, subrayan los especialistas del CLAEI, que el “síndrome de Kosovo” aliente las disputas territoriales en América Latina y el Caribe, en torno a reclamaciones de autonomía y separatismo como las que han tenido lugar en meses recientes en Bolivia; y surjan así nuevos focos de tensión de alto riesgo.
A su vez, algunos países que se apresuraron a reconocer la ilegal independencia de Kosovo, comienzan a lamentar su decisión y, al parecer, podrían dar marcha atrás. Conforme al diario alemán Frankfurter Allgemeine, el vicepresidente del Parlamento checo, Wojtech Philip, habría comentado que, luego de un voto de desconfianza parlamentaria contra el actual gobierno de la República Checa, se abre la posibilidad de que reconsidere su reconocimiento a Kosovo, acordado por el exprimer ministro Mirek Topolanek (quien debió renunciar y fue sustituido provisionalmente por Jan Fischer en marzo último), en contra de una amplia oposición social y política y del propio presidente Vaclav Klaus.
Conforme a Europol, el cuerpo de seguridad de la Unión Europea (UE) encargado de recabar y administrar la información confidencial en el ámbito de la delincuencia organizada, Kosovo sigue siendo una de las más importantes bases del tráfico de drogas y vehículos robados en Europa; y al mismo tiempo, es el principal trampolín para la emigración ilegal hacia la Unión Europea.
Esta situación persiste pese al apoyo financiero en gran escala y a la asistencia técnica y humana aportada por una parte de la comunidad internacional, precisan los analistas e investigadores de Europol, quienes hacen notar adicionalmente la estrecha interrelación existente entre el gobierno, la clase política, los empresarios y el crimen organizado en Kosovo.
El periodista británico Michael Montgomery presentó los días 9, 10 y 13 de abril, en la radioemisora BBC Radio 4, un escalofriante reportaje testimonial titulado: “Revelan los horrores de los campos de prisioneros del ELK”, donde algunos sobrevivientes, víctimas del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), brazo armado del gobernante Partido Democrático de Kosovo (PDK), narraron las atrocidades a que fueron sometidos sistemáticamente. El máximo líder de ambas formaciones y primer ministro kosovar, es el terrorista Hashim Thashi, conocido por sus vínculos con Osama bin Laden y con los cárteles de la droga europeos.
Los excesos perpetrados, principalmente contra los serbios kosovares, habitantes originales de la región, incluyen la extracción de órganos vitales como riñones, ojos, hígado, para comercializarlos en el mercado negro. Montgomery da cuenta de que las demandas de los agraviados y del gobierno de Serbia para que se investiguen estos crímenes, han sido sistemáticamente ignoradas por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la UE y las Naciones Unidas.
El mismo tema, con más testimonios y datos duros, fue abordado por el periodista suizo Jan-Arno Deren, quien publicó el 13 de abril, en el influyente diario Le Temps, de Ginebra, un amplio y devastador reportaje con el título de “Las prisiones secretas de la rebelión de Kosovo”.
Luis Gutiérrez Esparza, del CLAEI, estuvo asimismo en Kosovo durante el bombardeo de la OTAN a la extinta Yugoslavia y fue testigo presencial de las atrocidades de los kosovares de origen albanés contra la población serbia. Del trabajo de Gutiérrez Esparza existen testimonios importantes, como un documental filmado en los escenarios de la turbulenta provincia y una serie de reportajes publicados en el diario mexicano unomásuno.
Reconocer la independencia unilateral e ilegítima de una provincia serbia gobernada por una mafia criminal vinculada con el terrorismo y el narcotráfico, es uno de los peores errores cometidos por Estados Unidos, la UE y la OTAN, concluyen los analistas del CLAEI.
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