Como los boletos ya están pagados, los diputados pueden cambiar de destino sus pases pagados para ir a sus estados a trabajar
Además de tener viajes internacionales sin limitaciones, los diputados federales
gozan también de viajes nacionales que les pueden dejar una ganancia en
efectivo al final de la Legislatura o boletos para otros acompañantes,
pagados con dinero del erario.
Cada uno de los diputados que
viven en una entidad lejana del Distrito Federal, a más de 300
kilómetros, reciben cada semana un boleto de avión para acudir a
trabajar a sus estados.
De ninguna manera están obligados a
viajar conforme lo dicen los vales que canjean por boletos. Cada
legislador dispone de sus viajes como mejor le convenga.
Dichos
boletos están reservados en la clase Y, la más alta dentro de la clase
turista, una tarifa que no posee restricciones para realizar cambios o
movimientos de horarios, vuelo, destinos o número de pasajeros si se
viaja en una clase más baja.
Fuentes consultadas por La Silla Rota
revelaron que cada diputado que vive a más de 300 kilómetros de la
Ciudad de México recibe entre 30 mil y 50 mil pesos mensuales en bonos para canjearlos por pasajes clase Y, la más costosa.
Sin
embargo, los legisladores pueden hacer varios movimientos con esos
boletos pues, al considerarse ya un gasto hecho para los grupos
parlamentarios, se le toma le cuenta como “gastado”.
Los
diputados pueden ir con sus bonos o cupones de viaje a las oficinas de
boletos de avión que están ubicadas en San Lázaro. Ahí, los
legisladores pueden entregar su bono por la cantidad que le corresponde
y pedir un cambio de destino y, si se disminuye el precio, hasta pueden viajar sus acompañantes.
En San Lázaro funcionan tres agencias de viajes: Alpandeire, Jovi y Gengis Khan, además de una oficina de boletos de Aeroméxico. Es en estas oficinas donde se cambian los pases por boletos de avión.
Por
ejemplo, si el legislador es de Hermosillo, Sonora, puede acudir a la
oficina de boletos y pedir un cambio de destino a Acapulco, Guerrero.
Si disminuye la clase, de Y a E, la más baja, es posible que le alcance
para llevar a uno o más acompañantes con el mismo boleto, por el mismo
precio, que ya fue pagado por la Cámara de Diputados.
Así, los
diputados federales pueden cambiar el trabajo en sus estados por
vacaciones en cualquier destino de playa o colonial que decidan.
La
otra posibilidad es que los diputados acudan a la oficina de boletos y
decidan cambiar la clase de su vuelo a una más baja. El dinero
restante, se devuelve a cada uno de los legisladores al final de su
periodo como congresistas.
Este beneficio ya causó polémica
antes. Al final de la LX Legislatura, en agosto del 2009, Gerardo
Priego Tapia, diputado del PAN, devolvió más de 827 mil pesos por
concepto de “ahorros en boletos de avión” que había obtenido por
cambiar la clase de sus vuelos a los que tenía derecho cada mes para
viajar a Villahermosa, Tabasco, de donde es originario.
La
prestación de los boletos de avión incluye a diputados de estados como
Guanajuato, Michoacán o Guerrero, debido a que algunas comunidades de
esas entidades se encuentran dentro del rango de distancias que son
beneficiadas con viajes pagados con dinero público.
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