Se queda, dice Layda
El pasado lunes, en Tepenacaxtla, en la muy violenta zona de la sierra de Zongolica, fue asesinado a bordo de su vehículo el diputado federal Benito Aguas Atlahua, adscrito al Partido Verde Ecologista de México, pero llegado a la curul en alianza con Morena y el PT. Antes, había sido presidente municipal justamente de Zongolica. También fue ejecutado su acompañante, el ingeniero Agustín Linares López.
Ambos casos, por el carácter institucional de las víctimas, han
obtenido relativa atención mediática, mientras en otras latitudes
suceden hechos de mayor magnitud criminal que causan efímero asomo y son
desplazados por otros acontecimientos impactantes que igualmente habrán
de caer en la normalización de la violencia, en la rutina de los
lamentos y las condenas de los gobernantes en turno, de las
investigaciones a fondo
y las promesas de que habrá justicia y no impunidad. Letanías sabidas.
Vale también ver estos sucesos en el contexto internacional, en
específico en cuanto a los preparativos virtualmente bélicos que la
entrante administración Trump amaga con aplicar a México. Abona a esos
propósitos intervencionistas el impacto que estos sucesos, incubados
largamente en la descompuesta realidad binacional, causan en el ánimo de
los dos países vecinos (de Sinaloa ni se hable: una crisis prolongada,
con saldo cuantioso de víctimas, un gobernador pasmado y planes
centrados en la acumulación de elementos militares).
Es cierto que la política federal de seguridad pública ha cambiado, en concreto en cuanto al combate a grupos del crimen organizado, con una creciente disposición militar (Defensa y Guardia Nacional) al enfrentamiento, los decomisos, el abatimiento y la persecución de cárteles y personajes relevantes de esas estructuras delictivas, pero vale preguntarse si ello será suficiente (además de las tareas diríase que muy burocratizadas, retóricas y socialmente flácidas que barajan el canciller Juan Ramón de la Fuente y el secretario de Economía, Marcelo Ebrard) para contener la acometida de halcones que desde ahora amenazan a México y tomarán el poder el mes entrante con un ofensivo y disparatado jefe, como es Donald Trump.
Y mientras ayer, en un programa astillado de Internet, algún
despistado conductor se preguntaba si ante la anunciada designación
trumpista de nuevo embajador en México el gobierno de Claudia Sheinbaum
podría considerar enviar como contrapartida nacionalista a Andrés Manuel
López Obrador, para que fuera un movido y movilizante embajador que
defendiera en el propio país vecino el interés de los mexicanos
(recuérdese que en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, el sucesor
de Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, lo nombró secretario de la Defensa
Nacional, cargo que ocupó de septiembre de 1942 a agosto de 1945), y en
tanto el INE advierte que recortar la partida presupuestal que ha pedido
para la elección de juzgadores la pone en riesgo, lo cual ha sido
reiterado en otras ocasiones, aunque la realidad presupuestal le es
adversa a ese instituto, ¡hasta mañana, ya con datos que permitan saber
si la cúpula operante de la Iglesia católica consiguió que este día de
La Guadalupana se produjera una tregua nacional de paz
entre los grupos del crimen organizado del país!
X: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
En el primero de los casos, requirió de tres rondas de votación para
amarrar la posición que dejaba Olga Sánchez Cordero, no sin antes
recibir los atentos saludos de algunos legisladores: no se trata de
un problema de equidad de género, sino de méritos y capacidades; no
tendrá el voto, porque representa el último lugar en desempeño de todas
las magistradas de circuito, de acuerdo con datos del propio Poder
Judicial; el puesto debe ser ocupado por una mujer con trayectoria,
capacidad e independencia
(senador Armando Ríos Peter). Además, Peña
Nieto “apuesta a la subordinación de la Suprema Corte y coloca ahí a
incondicionales como Piña y Laynez Potisek –designado en la misma
fecha–, para garantizar que no se abra un debate jurídico o
constitucional sobre sus reformas” (senador Manuel Bartlett). De
cualquier forma, siempre con el empujón de Peña Nieto, Norma Piña se
convirtió en ministra.
En el segundo, una vez más fueron necesarias tres rondas de votación
para que la susodicha se convirtiera en la primera mujer en ocupar la
presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN). La
crónica de entonces ( La Jornada, Gustavo Castillo) subraya que tal elección constituyó
el trámite más difícil de esta institución desde 1994, cuando el número
de integrantes se redujo de 26 a 11 y se creó el Consejo de la
Judicatura Federal para supervisar el desarrollo administrativo de
juzgados y tribunales
.
Y desde que se sentó en la silla principal de la SCJN, Norma Piña confirmó la validez de aquella advertencia (no
se trata de un problema de equidad de género, sino de méritos y
capacidades; ocupa el último lugar en desempeño de todas las magistradas
de circuito
): errática, caprichosa, mentirosa, plañidera,
prepotente y, sobre todo, abierta defensora de la mafia judicial, la
corrupción, el nepotismo y los extravíos
en el aparato de impartición de justicia
, dejando en claro, por si lo alguien dudara, que ésta sólo es para quien la paga y los demás que se jodan.
Piña presentó su segundo y –felizmente– último informe de labores
(renunció anticipadamente al hueso –se hará efectiva el próximo 31 de
agosto–, pero no por dignidad, sino por dinero, para mantener sus
privilegios junto con su pensión de cuento de hadas), y buena parte de
él se enfocó en defenestrar lo que denominó “narrativa falsa e
infundada, pero repetida tan consistentemente que ha parecido
convertirse en verdad… el punto de quiebre”, frase que resume, sin
reconocerlo, su aparatosa derrota ética, profesional, legal y política
en lo que se refiere a la reforma al Poder Judicial, que ya forma parte
de la Constitución.
Carente de mínima autocrítica –todo fue perfecto
con ella en
la silla principal de la SCJN–, Piña se hizo la mártir y se lanzó en
contra de quienes osaron cuestionarla: “la campaña de deslegitimación de
personas juzgadoras federales comenzó hace más de seis años; no debemos
olvidar los ataques a jueces y magistrados que desde entonces ya eran
constantes; los intentos de injerencia sobre la Judicatura Federal
llegaron a extremos; algunos medios públicos y todos los medios
oficiales se enfocaron en la anulación de la independencia judicial y el
desprestigio público de las personas juzgadoras, sin nunca presentarse
prueba alguna; las coincidencias entre ataques y amenazas a la
Judicatura Federal y a sus integrantes, y el legítimo ejercicio de
nuestra función jurisdiccional se hicieron patentes cuando frente a
decisiones contrarias a los intereses del gobierno se nos llamó
‘traidores al pueblo’ y abiertamente se nos acusó de no ser parte –como
además no debía ser, por no corresponder a cada juzgador– de un proyecto
político dominante”.
En fin, Piña resultó ser una vergüenza para el de por sí desacreditado Poder Judicial y un obstáculo para que los mexicanos tengan acceso a una justicia pronta y expedita. Lo bueno es que ya se va, aunque cierto es que nunca debió ocupar los cargos que ostentó.
Las rebanadas del pastel
En espera de su relevo (un ex oficial de la CIA), el achicharrado embajador
Ken Salazar a punto está de finalizar su estancia en México, pero de
nueva cuenta desaprovechó una oportunidad dorada para quedarse callado.
Ante estos anuncios, cabe congratularse por la partida de Salazar, quien arribó a México en 2021 con una actitud constructiva y prudente y desempeñó su cargo de manera eficaz hasta este año, cuando dio un vuelco en su comportamiento que lo llevó a incurrir en estridencias totalmente impropias de un diplomático y tóxicas para lo que él mismo denomina la relación bilateral más importante del mundo. En este giro, hizo declaraciones injerencistas fuera de lugar y de tono, hasta el punto de que se anuló a sí mismo como interlocutor de Palacio Nacional con la Casa Blanca, y hoy despacha en un papel disminuido al haberse enajenado el respeto y la confianza tanto de las autoridades como de la sociedad mexicanas. Será difícil olvidar los extremos a los que llegó en los meses recientes, en que el gobierno federal debió cumplir con el ingrato deber de recordarle a un embajador los límites y los códigos a los que debe atenerse.
La nominación de Johnson no es muy halagüeña para las perspectivas de
retomar la cordialidad y el buen entendimiento en los vínculos
mexicano-estadunidenses. El coronel fue uno de los 55 militares de su
país que asesoraron a los gobiernos genocidas de El Salvador en la
década de 1980, en el transcurso de la cual Washington ideó los escuadrones de la muerte
que aniquilaron a opositores reales o imaginarios, incluidos los
sacerdotes adherentes a la opción preferencial por los pobres. También
estuvo en los Balcanes en la década de 1990 como parte de un equipo de
la CIA, es decir: participó en las maniobras estadunidenses para inducir
el odio étnico en la antigua Yugoslavia y partir a esa nación en
pequeños países militarmente débiles y fácilmente manipulables, un
procedimiento que hoy se conoce como balcanización. Al retirarse de las
fuerzas armadas continuó trabajando para la CIA, en particular como
enlace con el Comando Sur, la sección del Departamento de Defensa
encargada de la política imperialista en toda América Latina y el
Caribe, excepto México, adscrito
al Comando Norte.
Aunque dichos antecedentes brindan poca tranquilidad en cuanto a las intenciones de Trump en su relación con México y a la conducta que desplegará Johnson en su cometido, lo cierto es que el pronóstico permanece reservado. El cariz que cobre su misión será definido no sólo por sus deseos o los del magnate, sino también por la dinámica de las relaciones, las condiciones estructurales y coyunturales, y las posturas adoptadas por el gobierno mexicano. A final de cuentas, en 2016 Trump ya usaba el mismo discurso y manifestaba idénticos propósitos de emplear la economía como arma política, pero su enviado, Christopher Landau, trabajó de manera discreta y eficiente en mantener abiertos los canales de comunicación.
Cabe desear que el próximo representante de Estados Unidos en México sepa mantener el respeto y el decoro consustanciales a su tarea diplomática; y confiar en que, de no ser así, el Estado mexicano pondrá un alto a cualquier salida de tono.
La austeridad no llega a San Lázaro; se aumentan $620 mil millones para 2025. La cifra correcta es 620 millones de pesos.
El patético eterno retorno imperialista
En estos 11 años consecutivos de reuniones hemos logrado establecer una estrategia única en todo el país para la cooperación, el diálogo y la planeación entre trabajadores y empresas; esfuerzo que no tiene paralelo en ningún otro sindicato nacional. Este evento anual es clave para hacer un balance del año, revisar los avances en proyectos de producción y evaluar los acuerdos contractuales y salariales alcanzados. Además, nos permite anticipar los desafíos de 2025, año que se perfila incierto, debido a los cambios políticos, económicos y comerciales globales. Frente a la llegada de un nuevo gobierno en Estados Unidos, la posibilidad de un cambio en Canadá, la revisión del T-MEC y las tensiones derivadas de las guerras comerciales y armadas, la incertidumbre es palpable. Sin embargo, estas reuniones refuerzan la estabilidad del sector. Así, gracias a la planeación anticipada y al diálogo constante, el Sindicato Nacional de Mineros ha logrado proteger a nuestra industria, una de las principales fuentes de ingresos del país, pues sólo en el segundo trimestre de 2024 la minería generó un producto interno bruto (PIB) de 872 mil 30 millones de pesos y generó empleo para más de 400 mil trabajadores. En un contexto tan incierto, el hecho de que llevemos más de una década reuniéndonos para fomentar la cooperación y el entendimiento mutuo nos ha permitido mantener al sector fuerte y preparado, enfrentando los desafíos con visión y unidad.
Además de la situación política, hoy más que nunca enfrentamos retos enormes: la automatización y digitalización están transformando nuestra manera de trabajar, y la globalización nos exige ser más competitivos sin comprometer nuestros valores. Sin embargo, estos desafíos no nos debilitan. Al contrario, nos unen más como sindicato y como sector: desde el Sindicato Nacional de Mineros hemos negociado mejores condiciones laborales que incluyen aumentos salariales por encima de la inflación y nuevas prestaciones que benefician a los trabajadores y sus familias. Sabemos que la dignidad de nuestra fuerza laboral es irrenunciable, por lo que es nuestro foco de atención principal.
A lo largo de mi trayectoria presidiendo honrosamente el Sindicato Minero, he visto de cerca cómo nuestras comunidades enfrentan los impactos de la actividad minera. Por eso no puedo dejar de insistir en la importancia de una minería responsable: no basta con buscar la productividad, debemos hacerlo respetando las tradiciones y necesidades locales, protegiendo el medio ambiente y asegurando que las tierras afectadas puedan regenerarse. Nuestro compromiso con la sostenibilidad es una acción constante y necesaria para garantizar que las futuras generaciones puedan heredar un entorno habitable.
Como líder sindical y desde mi labor legislativa, he trabajado incansablemente para impulsar reformas que realmente transformen la vida de las y los trabajadores mexicanos. La prohibición de la subcontratación o outsourcing es un ejemplo de ello. Antes, miles de compañeros estaban atrapados en un sistema que los privaba de sus derechos más básicos. Hoy, gracias a nuestra lucha, hemos recuperado la dignidad de su trabajo. También hemos promovido cambios en la democracia sindical, asegurando que los trabajadores tengan voz activa en la elección de sus líderes y en la aprobación de sus contratos colectivos.
Sin duda, está reunión en Guanajuato reafirmó nuestra visión de futuro y fue una celebración de nuestros logros. Estamos avanzando en programas de capacitación que preparen a nuestras y nuestros compañeros para enfrentar los retos tecnológicos del mañana y continuamos fortaleciendo la unidad sindical con iniciativas como la Asociación General de Trabajadores, que busca consolidar nuestras luchas laborales en todo el país. Asimismo, seguiremos exigiendo estándares más estrictos que protejan la tierra, el agua y el aire, elementos esenciales para el bienestar de todos.
Siempre he creído que el diálogo es la herramienta más poderosa para resolver nuestras diferencias; además, sólo en coordinación y cooperación podremos transformar el mundo laboral para que sea digno, justo, equitativo y cuidadoso de los recursos y de los derechos de las y los trabajadores. Agradezco a las más de 44 empresas que participaron en este foro y mostraron su disposición a construir una industria más justa y competitiva. A las y los trabajadores les reitero mi compromiso absoluto: no dejaremos de luchar por su seguridad, su desarrollo profesional y el bienestar de sus familias y comunidades.
La historia de nuestra industria minera nos enseña que la unidad y el respeto mutuo son la clave de nuestro éxito; necesitamos reforzar estos valores para enfrentar los retos con optimismo y determinación. Estoy convencido de que unidos podemos construir una minería que sea ejemplo de justicia, sostenibilidad y productividad, no sólo para nuestro sector, sino para todo México.
Esta lucha es un camino que trazamos juntos. Cada paso que damos es un reflejo del compromiso y la solidaridad que nos ha caracterizado a lo largo de los años. Sigamos adelante con la certeza de que, con trabajo constante, diálogo abierto y unidad, podemos construir un futuro en el que todos tengamos un papel fundamental. Es en la colaboración donde radica nuestra fuerza y es en la visión compartida del mañana donde encontramos la motivación para seguir avanzando hoy.
Si Chiapas hoy está cerca de la guerra civil, vale la pena recordar que nunca ha estado realmente en paz. Militarización, paramilitarización, guerra de baja intensidad y luego una suma de prácticas que hoy se mezclan con el crimen organizado, han marcado al estado fronterizo con Guatemala desde al menos 1994, como han denunciado asociaciones, periodistas y centros de derechos humanos nacionales e internacionales. Es fácil encontrar relatos y denuncias en la red, y cruzando el estado son muchos los cuentos que se encuentran en bares, muros, restaurantes y calles. La historia de Antonio me llegó de un amigo italiano que está pensando venir a Chiapas y está tratando de entender la gravedad de la crisis de seguridad actual. Lo descubrió por casualidad en SoundCloud mientras escuchaba un podcast de Supervivencia Cultural.
El 12 de diciembre, la Corte Interamericana de Derechos Humanos
(Coridh) verá el caso de González Méndez. En la página web de la corte
se lee: Se arguye que esta desaparición no habría sido un hecho
aislado, sino que formaba parte de un contexto de operaciones llevadas a
cabo por grupos armados paramilitares que operaban en Chiapas desde
1995, los cuales habrían operado debido a un plan estatal que buscaba
romper la relación de apoyo entre la sociedad civil y el EZLN. Por lo
anterior, se investiga la responsabilidad del Estado por la violación de
los derechos a la integridad personal, a las garantías judiciales y la
protección judicial, así como las obligaciones de no practicar la
desaparición forzada, establecidas en los artículos 5, 8 y 25 de la
Convención Americana y la Convención Interamericana sobre Desaparición
Forzada de Personas respectivamente, en contra de Antonio González
Méndez
.
Para el Centro de Derechos Humanos de San Cristóbal el Estado mexicano es responsable por la desaparición forzada y por la falta de investigación
. Conseguí hablar con el supervisor del caso, que me contó que en la última audiencia, la de julio de 2023, el
Estado mexicano negó su responsabilidad respecto de esas dos
circunstancias. En esa audiencia la CIDH determinó o sostuvo que el
Estado mexicano sólo era responsable por la falta de investigación y no
así respecto a la desaparición forzada
. Habría sido el grupo
paramilitar Desarrollo, Paz y Justicia el que hizo desaparecer a
Antonio, uno de los grupos paramilitares que las reconstrucciones
históricas/políticas/periodísticas consideran que fueron formados,
armados y movidos por el Estado mexicano con el objetivo de acabar con
la lucha de los pueblos chiapanecos por su autonomía.
Si el 12 de diciembre la Coridh va a discutir la responsabilidad de México en el caso, es sólo gracias a la pareja de Antonio González Méndez, Zonia, quien ha hablado de desaparición desde el primer día. Zonia e hijas de Antonio, ante el silencio del Estado mexicano y la reticencia de los órganos nacionales, decidieron llevar la denuncia a instancias internacionales y encontraron en el Frayba a los compañeros de viaje. Primero la denuncia fue llevada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos luego hasta la Corte Interamericana.
A casi 26 años de la desaparición de Antonio, se puede abrir una
brecha en la historia de las desapariciones forzadas en México. No es un
caso único ni particular, pero es, señala el Frayba, representativo del
actuar del Estado en Chiapas contra los insurgentes y los pueblos en
resistencia. Será la primera sentencia de la CCoridh que se enmarca en
el contexto contrainsurgente y de crímenes de lesa humanidad. El 12 de
diciembre, los compañeros del Frayba concluyen: Hay una audiencia
pública donde la Corte Interamericana hace una lectura de la sentencia.
Básicamente se decidirá si el Estado mexicano es responsable
internacionalmente por la desaparición forzada y por la falta de
investigación
.
Es el coraje y la perseverancia de las familias lo que rompe el silencio. Las madres buscadoras, las familias de los 43 de Ayotzinapa, Zonia y su familia están rescribiendo la historia de México. Así, el 12 de diciembre en México podría pasar a la historia no sólo por ser el día de Nuestra Señora de Guadalupe.
* Periodista italiano
El barrio San Luisito y otros semejantes quedaron bajo la nomenclatura de colonia Independencia con motivo del centenario de la lucha independentista iniciada en 1810. Radican en las faldas de la Loma Larga, una de las estribaciones de la Sierra Madre Oriental que se extiende entre los municipios de Monterrey y San Pedro Garza García. Frente a sí tiene al río Santa Catarina, un río estepario que se llevó en la gran riada de 1909 a unas 5 mil personas. En su cauce se registró la homilía del papa Juan Pablo II ante la asistencia –se dice– de 300 mil feligreses y allí mismo Rigo Tovar justificó el nombre de ídolo de las multitudes atrayendo a 350 mil seguidores.
Por la poca actividad pluvial, el cauce del Santa Catarina albergó varias canchas donde los jóvenes de la Indepe solían jugar futbol. Con la reforma de 1995 al artículo 115 constitucional, que rige la vida del municipio, la administración del de Monterrey encontró una coyuntura para hacer explotable esa superficie y los jóvenes se quedaron sin la posibilidad de practicar el popular deporte. Poco después quedaron involucrados en la violencia de que fue presa Monterrey en el tercer lustro del siglo XXI.
En el seno de los barrios de la Loma Larga es posible leer, como en un palimpsesto, épocas, transiciones, tragedias; e igual, tradiciones de comunidad, de trabajo, de lucha y el embate constante de los predadores urbanos.
Llamados constructores y desarrolladores, esos predadores cuentan con capitales y la complicidad –si no es que la iniciativa del gobierno–, cierto sector social y la Iglesia católica para engrosar sus arcas.
Desde mediados del siglo XIX, los asentamientos más o menos marginales de esa zona han tenido por identidad el desarraigo. Se han poblado con migrantes de otras partes del estado, del país y aun de otros países. Todos han debido abandonar su lugar de origen atraídos por las luces de la ciudad, más tarde por su industria y las oportunidades de una mejor vida que en ella han columbrado. Las industrias que se desarrollaron a principios del siglo XX tuvieron en el suburbio de la Loma Larga un lugar adecuado para tener más o menos cerca a su fuerza de trabajo, pero lo suficientemente separada de sus dueños y de su periferia familiar y de clase.
Las familias que allí habitan se han venido enfrentando a proyectos de obras estatales, privadas o mixtas, que ponen en riesgo su convivencia y residencia en el lugar. La extensión de la Gran Plaza o Macropaza en el corazón de la ciudad; un túnel para desahogar el tráfico vehicular entre San Pedro Garza García y Monterrey y ahora la construcción del Memorial de la Misericordia, en torno a una monumental cruz de 160 metros de altura, como bastidor de la soberbia de una iglesia cuyos principales beneficiarios son las familias más ricas de la ciudad.
Por más de cien años sus habitantes no han dejado de ser, como lo fueron los tlaxcaltecas aliados de los conquistadores, carne de discriminación. Útiles para concretar fines e intereses ajenos, de repente empezaron a ser vistos como la sobrevivencia de lo indeseable: la barbarie, el vicio, la violencia. Y se les estigmatizó. El estigma es un instrumento primario cuyo fin último es la expulsión de los que estorban a los supuestos de la normalidad, la civilización y el progreso.
La respuesta a la gentrificación ha sido la resistencia. Hasta ahora han tenido éxito los habitantes de la Independencia, por la fuerza interna y la solidaridad externa que han logrado conjuntar para defender su morada y su destino. Pero, neoliberales los empresarios regiomontanos y el propio gobierno del estado, el riesgo de la gentrificación crece, y no sólo para los habitantes de la Loma Larga. Los capitales que se vieron ociosos luego de la venta de industrias y bancos, en gran medida se han invertido en la construcción inmobiliaria. El desmonte, el traxcavo civilizatorio y la revolvedora de concreto no duermen.
Al fardo de la angustia de ser expulsados, los habitantes de la Loma Larga suman y comparten con los demás, por némesis urbana, la incomodidad, el desorden, el hacinamiento, la acromegalia, el déficit y la fealdad de Monterrey. La que recibió a los primeros pobladores de la Loma Larga era entonces una ciudad que, según numerosos testimonios, estaba dotada de múltiples atractivos –entre ellos sus bosques rodeados de manantiales y cursos de agua– y en nada se parecía a la que luego historiadores, intelectuales y periodistas le dieron traza de yermo convertido, por obra de los industriales, en un valle próspero y hospitalario.
Si en algún lugar de México se refocila el neoliberalismo, ese se halla, sobre todo, en las entidades federativas y en las capitales donde la asimetría social es mayor y se torna en injusticia orgánica.
Estos conciliábulos se producen en una etapa agónica del capitalismo, cuya salida es agitar el miedo, patrocinar guerras y practicar la represión bajo la fórmula de una violencia extrema. Si se me permite una licencia para explicar el tiempo histórico que vivimos, hace 500 años, Lutero y Calvino, entre otros, cuestionaron el poder de la Iglesia católica, provocando uno de sus mayores cismas. El Concilio de Trento (1545) fue la respuesta. Llevó a miles de hombres y mujeres al exilio, otros ardieron en la hoguera. Quemados vivos mientras una muchedumbre gozosa de ver, en directo, el sufrimiento ajeno, aplaudía a la Santa Inquisición. Hoy, en el ocaso del capitalismo, un batallón de iluminados pretende reditar un orden inquisitorial proclamando su fe ciega en el mercado, al tiempo que ataca a los partidos políticos e instituciones públicas, bajo la imagen de una motosierra funcionando a destajo.
La derecha, sin distinciones, sabe la importancia de sacar músculo.
Hacer visible a sus generales al mando. Sus portavoces promueven la
desigualdad, demonizan la justicia social y se reconocen en el
patriarcado. Alientan la xenofobia y el racismo. Consideran el pago de
impuestos un robo. Refractarios a la democracia, la han condenado como
forma de gobierno. Se proclaman guardianes de las tradiciones
judeo-cristianas. Y en sus discursos alertan: Occidente está en peligro
.
Su mensaje ha calado en las grandes mayorías, siendo vitoreados por
incondicionales, aunque ello les abra las puertas del matadero. Entraran
voluntariamente al sacrificio en nombre del mercado.
Los nuevos führer, llámense Bolsonaro, Trump, Bukele, Milei, Kast, Abascal, Meloni o Marie Le Pen, destilan odio. En su ensayo La plaga social de sicópatas poderosos, José Manuel Naredo subraya: Son
depredadores natos que tratan de imponerse y de ejercitar su poder sin
reparar en los daños personales, patrimoniales u otros que causan a los
demás, sin que por ello sientan arrepentimiento alguno. Sufren un
trastorno de la personalidad antisocial cuya patología son la
manipulación, la insensibilidad, el engaño, la hostilidad, la asunción
de riesgos, la impulsividad e irresponsabilidad
.
Si lo vemos en perspectiva histórica, su fortaleza actual debe anclarse en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. Los nazis y fascistas, conscientes de su derrota militar, buscaron nichos para subsistir y planear su regreso. Sólo era necesario esperar. Mientras, se reorganizaron, crearon redes, se transformaron en ciudadanos modélicos. Formaron parte de los partidos liberales, conservadores y la democracia cristiana mundial. Presentaron sus cartas credenciales como empresarios, banqueros, inversores, nunca abdicaron de su ideología. Miles limpiaron su pasado, gracias a la ruta de las ratas. Red para favorecer su huida y proporcionarles una nueva identidad. Se afincaron en España, Estados Unidos y América Latina. Contaron con el apoyo de Perón en Argentina, Stroessner en Paraguay o González Videla en Chile, y fueron bienvenidos en Bolivia, Brasil, Venezuela, Colombia, República Dominicana o Perú. Echaron raíces y sus descendientes han estado presentes en los golpes de Estado, los gobiernos militares y en los procesos desestabilizadores.
A fines del siglo XX, en la Europa comunitaria, los trabajadores víctimas de las reformas laborales y las privatizaciones han sido permeables al discurso nazi fascista. Les ofrecen un enemigo: inmigrantes ilegales, africanos, asiáticos y latinos. Bajo la influencia de las teorías de la conspiración, los transforman en asesinos, violadores, terroristas, cuyo objetivo es adueñarse de sus propiedades, empleos, destruyendo su patrimonio cultural. Mismo discurso en EU. La diferencia con el crecimiento de la extrema derecha en los países del Este, ha sido el retorno del capitalismo. Su implante, se llevó no sólo el comunismo realmente existente, sino todas las políticas y beneficios sociales, sean cuales fuesen. El desempleo fue caldo de cultivo para el crecimiento de los partidos de extrema derecha, deseosos de ser aceptados en la OTAN y la Unión Europea que, dicho sea de paso, los apoyaron y financiaron. En Polonia, Hungría, Bulgaria, Rumanía, Ucrania, Croacia o Albania no han dejado de crecer o ganar elecciones.
¿Por qué estos cónclaves tan mediáticos? Más allá de la coyuntura, el
triunfo de Trump en EU, son una demostración de poderío y una
constatación de la debilidad de la izquierda institucional que se dejó
comer el terreno y cayó en las redes de la sociedad de mercado. El uso
de símbolos neonazis, la defensa del Tercer Reich y la Italia fascista,
tanto como ensalzar los regímenes militares y las dictaduras en América
Latina son síntomas de un movimiento que ha sabido esperar su momento
para romper la baraja. Y en esta realidad, el pensamiento reaccionario
tiene el campo abonado para crecer. La guerra está en marcha y la
izquierda sigue viéndolas venir, esperemos que no sea demasiado tarde.
Sin una alternativa al capitalismo, estos sínodos
marcan la agenda.
Hoy, 80 por ciento de las agresiones contra defensores de derechos humanos ocurren en América Latina, donde México ocupa el segundo país con mayor índice de violencia y criminalización, según el último informe de Front Line Defenders; 2023, particularmente, fue el segundo año más violento contra defensores ambientales, con 123 agresiones documentadas por el Centro Mexicano de Derecho Ambiental. Además, Artículo 19 documentó 561 agresiones contra periodistas, lo que significa que cada 16 horas ocurre una agresión contra ese gremio aquí.
En este marco de violencia contra quienes defienden y promueven los derechos humanos en México, y en una fecha conmemorativa como el Día Internacional de los Derechos Humanos, es necesario honrar el arduo trabajo que por tres décadas ha efectuado una de las organizaciones defensoras de derechos humanos más emblemáticas en el país: el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan AC (Tlachinollan).
En el corazón de Guerrero permanecen las heridas todavía abiertas por la crueldad de la violenta persecución política y la campaña de contrainsurgencia llevada a cabo por el Estado mexicano desde las últimas décadas del siglo pasado contra los movimientos políticos, magisteriales, campesinos e indígenas que luchaban por la construcción de condiciones de vida digna en uno de los estados con mayores índices de pobreza y vulnerabilidad. Sometidos a desaparición forzada, vuelos de la muerte, amenazas, espionaje y descalificación pública, los pueblos y comunidades de la región de La Montaña en Guerrero resistieron por lo menos desde la década de 1970, desde distintas trincheras y formas de lucha, contra un modelo de Estado que descartaba por completo las identidades y proyectos de vida de las comunidades de dicha región.
Aunque la guerra sucia sea considerada un episodio del pasado, la violencia de Estado en aquellas geografías perdura hasta nuestros días, y Tlachinollan ha sido no sólo testigo y cercano acompañante de dichas realidades, sino su principal denunciante y promotor de justicia. Surgido en 1994 con el respaldo de la naciente diócesis de Tlapa y la apuesta por proyectos pastorales en los pueblos na savi, me phaa, nauas y suljaa, Tlachinollan nació bajo las acusaciones del gobierno estatal y federal de promover movimientos armados. A contrapelo de estos señalamientos, el Centro de Derechos Humanos acompañó las graves violaciones cometidas contra la población campesina e indígena en tiempos en los que se cometieron masacres, como la de Aguas Blancas o la de El Charco.
Desde entonces, Tlachinollan ha efectuado procesos de acompañamiento de defensa integral en numerosos casos, algunos emblemáticos como el de Inés Fernández y Valentina Rosendo, por los que la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) condenó al Estado mexicano por su responsabilidad frente a la tortura sexual cometida por el Ejército contra dichas jóvenes indígenas. Casos como el de los campesinos ecologistas de la sierra de Petatlán que fueron criminalizados por defender los bosques, adquirieron relevancia gracias a Tlachinollan. Tampoco se puede pasar por alto su papel en la lucha por la verdad y la justicia para los 43 estudiantes desaparecidos de Aytozinapa, caso que ha marcado la historia del país y ha sido emblema de la lucha por los derechos humanos en los últimos 10 años.
Esta contundente labor por los derechos humanos en el país, y de manera especial en las regiones de La Montaña y la Costa Chica de Guerrero, han hecho de Tlachinollan un referente de la lucha por la dignidad en México. Por ello, a lo largo de su corta historia, ha recibido reconocimientos y premios de talla internacional, como el de la Fundación MacArthur (2008), la Washington Office for Latin America (2009), Global Exchange (2009), el sexto Premio de Derechos Humanos de Amnistía Internacional (2011), el Premio Amalia Solórzano (2017) y el Premio de Derechos Humanos Robert F. Kennedy (2019).
Frente a un entorno de persistencia de violaciones generalizadas de derechos humanos y de menoscabo de los organismos públicos que deberían defenderlos, como la CNDH, o la eliminación del INAI, México necesita muchos esfuerzos e iniciativas como la que encarna Tlachinollan. Hoy la sociedad civil organizada se ha convertido en el principal referente de confianza para las víctimas y en la principal apuesta de articulación y organización social para defender y hacer posible la dignidad que el ejercicio del poder público y la macrocriminalidad amenazan y a menudo arrebatan de manera violenta.
Tras 30 años de trabajo, es preciso reconocer, visibilizar, honrar y agradecer a esa voz colectiva y articulada que desde las entrañas de las montañas guerrerenses clama, promueve y construye justicia de la mano de los pueblos campesinos e indígenas que permanecen en pie en defensa de la vida y la dignidad en sus territorios.
Los medios occidentales celebran a la supuesta resistencia siria que habría logrado una victoria militar sobre la tiranía
, escondiendo bajo la alfombra que Al Golani, aclamado líder de la contienda, pasó de la clandestinidad del yihadismo
a ser el rostro público –con barba recortada, sin turbante y con camisa
estilo Zelensky– de la victoria militar contra a Al Assad. (Óscar
Gutiérrez, El País, 8/12/24).
El también líder de la organización islamista suní Hayat Tahrir al Sham (HTS) está incluido en la lista de los terroristas más buscados por las autoridades de EU, que ofrecen hasta recompensa por el paradero del heredero de la organización Al Qaeda, ahora entrevistado por CNN y otros medios para mejorar su imagen.
Siria, por su posición geográfica, es parte de un juego geopolítico regional e internacional por lo que ha sido invadida, intervenida, sancionada, bombardeada y saqueada, colapsando hasta llegar a este momento. El analista Juan Antonio Aguilar bien señala los contornos de ese conflicto que lleva más de una década implantado en Siria en el marco de lo que fueron las primaveras árabes del Magreb, que muchos debemos recordar (Túnez, Egipto, Libia y luego también Marruecos) en esa idea de reconfiguración del gran Medio Oriente. (ver Santiago Armesilla, YouTube, 9/12/24).
Cierto, pero es necesario recordar que las también llamadas revoluciones de colores –como la del Maidan, Ucrania, 2014, y Georgia y Rumania actualmente– son parte del diseño de las guerras antiterroristas, marco de referencia que ha permitido la enorme explosión presupuestal que ahora disfruta el Departamento de Defensa de Estados Unidos, el cual supera el billón de dólares (millón de millones) y que se desató a raíz del 11/S, devastando Afganistán, Irak, Somalia Yemen y Libia, faltando Siria e Irán para repartirse el control de recursos y áreas de influencia, desguazando Estados y quebrantando la integridad territorial; como se dice, cantonalizando el territorio, quebrando de paso el papel de Siria como nudo de conexión del ejede la resistencia y del apoyo aPalestina.
Viene a la mente el recuerdo de Libia, de lo que fue antes de su colapso con el asesinato de Gadafi. Como señala Sebastian Salgado (Data Urgente, 9/12/24), Siria también era un país tremendamente próspero que generaba migración del resto del continente africano, no había analfabetismo, era el país con mayor convivencia interreligiosa y Alepo era la ciudad industrial más importante de todo Asia occidental.
Hay que añadir que el país no estaba endeudado, y se mantenía el control del Estado sobre sus recursos, desde 2016 saqueados por EU que mantiene de manera ilegal la ocupación de territorio en el noreste y sureste. Mas de 80 por ciento de su petróleo ha sido robado.
El portavoz de Asuntos Exteriores de China, Wang Wenbin, señaló que las autoridades estadunidenses deben detener de inmediato la exportación ilegal de productos agrícolas y petróleo desde territorio sirio, ocupando áreas clave de cultivos agrícolas y campos petroleros en Siria sin el permiso del gobierno ( Diario Octubre, 31/7/22).
En efecto, el ministro de Exteriores sirio le exige a EU una
indemnización en carta enviada a las Naciones Unidas y al Consejo de
Seguridad: por actos de agresión, saqueo y sabotaje las pérdidas ascendieron a 115 mil 200 millones de dólares entre 2011-2023 (RT, 12/5/23)
.
EU roba no sólo petróleo, sino también cereales sirios. Antes del inicio del conflicto, Siria era un próspero país agrario y producía hasta 4 millones de toneladas de trigo al año, suficientes para satisfacer la demanda interna, y exportar. En el momento de la crisis actual carecía de cereales, teniendo que comprarlos en el extranjero ( Diario Octubre). Lo que estamos viendo es una balcanización de Siria, afirma Salgado, “la están partiendo en 1000 pedazos. No esperaron ni 24 horas para que los tanques israelíes de lo que ya era el Golán ocupado avanzaran a lo que ellos le llaman la zona de seguridad robando 15 kilómetros más. Turquía está ocupando partes del territorio bajo la excusa de perseguir a los rebeldes kurdos apoyados por EU, pero en realidad va por el gasoducto con Qatar que ahora puede atravesar con toda tranquilidad por territorio sirio para llevar el gas a Europa. Los grandes perdedores son las poblaciones sirias , los palestinos y los migrantes.
Facebook: John Saxe Fernández
Es relevante que la reforma judicial aprobada no incluyera a tales tribunales pues sus juzgadores(as) no serán seleccionados vía elección popular; lo anterior tiene un impacto importante, pues la justicia agraria y fiscal, por ejemplo, aunque tiene aristas distintas, detenta gran relevancia, la primera, en atención a grupos vulnerables, y la segunda, tanto a sectores económicos de poder, pero también a pequeños contribuyentes que podrían ser catalogados como vulnerables. Si la elección popular se dice es el mejor mecanismo para democratizar y legitimar a las judicaturas, debió aplicarse también a este tipo de tribunales.
Pero no se buscó reformar a los tribunales dependientes del poder ejecutivo. La respuesta más lógica obedece a que ese tipo de tribunales al no depender del Poder Judicial de la Federación ni de los poderes judiciales locales, sino que pertenecen al Ejecutivo Federal, están de cierta manera capturados por el poder político, no era necesario partidizarlos o politizarlos con una elección popular si ya están -dado su mecanismo de selección- al servicio del gobierno; ese tipo de justicia agraria y fiscal -sin dejar de lado la militar- son las que muchas veces afectan a grupos de personas más vulnerables y, por ende, la reforma judicial debió, bajo el estandarte de la idoneidad de la elección popular como mecanismo de selección, también incluir a este tipo de órganos para reflexionar sobre el sistema actual de designación de sus jueces(zas) o magistrados(as).Veremos si más adelante se incluyen, aunque lo dudo.
* Magistrado Visitador Judicial A
del Consejo de la Judicatura Federal.
Estos festejos a la Virgen mexicana tienen lugar cada año desde fines de la Segunda Guerra Mundial, cuando le fue consagrada una capilla en un altar lateral. Esta celebración reúne a cientos de mexicanos en la nave de la catedral. Cabe señalar que su número aumenta año tras año, al extremo de preguntarse sin ironía de dónde salen tantos compatriotas en la ciudad de París.
Este año, la fiesta a la Virgen de Guadalupe cobra una significación especial debido a la apertura, después de verse cerradas durante poco más de cinco años, de las gigantescas puertas de la catedral de Notre Dame, labradas por verdaderos orfebres como sus muros en el exterior y el interior. Los toquidos dados a estas puertas por el arzobispo de París, durante la reinauguración de la catedral, no pudieron dejar de recordar los llamados a la puerta por los peregrinos en busca de posada para albergarse.
La celebración de la Guadalupana se distingue de otras ceremonias de la Iglesia católica a causa de su carácter muy mexicano: la misa es acompañada por la alegre música de los mariachis que cantan Las Mañanitas a la Virgen morena. La piel de Nuestra Señora de Guadalupe tiene un tinte de bronce como la epidermis de los mexicanos. Tinte de la raza cósmica, según la terminología de José Vasconcelos, o quinta raza, la cual es resultado del mestizaje de las otras.
Puedo afirmar sin exagerar que la capilla de la Virgen de Guadalupe en la catedral de París tiene el altar con mayor número de veladoras. Para confesar mis malos pensamientos, debo decir que la tarde del 15 de abril de 2019, al escuchar que Notre Dame ardía, pensé que las llamas podían haberse iniciado en este altar a causa de los innumerables cirios que los mexicanos encienden en honor a ella.
Ahora, cinco años después, la asistencia de mexicanos y latinoamericanos al altar de Nuestra Señora de Guadalupe en la catedral parisiense de Notre Dame se presenta más que numerosa, como si los fieles a la Virgen quisieran así resarcirse de los años de ausencia obligada.
Cabe recordar en estas fechas que el relato de la aparición de la Virgen se encuentra en un antiguo manuscrito, el Nican mopohua,
redactado en lengua náhuatl hacia 1550. Respecto al origen de la
palabra Guadalupe, existen varias hipótesis. La más aceptada es que
provendría del árabe wadi al-lub, término que se traduce por río de lobos
o río de las escondidas
. Según otras hipótesis, provendría del árabe oued el houb, río del amor
. Sin embargo, en su versión mexicana, el origen se atribuye a la palabra náhuatl coatlallope: el que aplasta la serpiente
.
La aparición de la Virgen fue transcrita por Antonio Valeriano
(indígena culto que enseñaba en el colegio franciscano de Santa Cruz de
Tlatelolco) al náhuatl reformado en el Nican mopohua, literalmente libro que cuenta
, texto fechado entre 1540 y 1560.
A pesar de las dudas, las cuales son legítimas cuando de milagros y apariciones se trata, la fe en la existencia y la bondad de la Virgen de Guadalupe es compartida por millones de creyentes en América Latina y otros lugares de habla española. Hoy, la hermosísima catedral de Notre Dame de París no abre en vano sus puertas: la fila de fieles y, ¿por qué no?, de no creyentes pero curiosos se extiende día y noche a las puertas y en los alrededores de la iglesia en espera de penetrar, al fin, de nuevo a la nave amarrada en el río Sena.
Fluctuat nec mergitur, divisa de la ciudad de París, significa: Es golpeado por las olas, pero no se hunde
.
Palabras que iluminan la historia de París y le dan su profundo
sentido. Cierto: entrar en esta ciudad es embarcarse. El viaje es largo,
pero vale la pena. París bien vale una misa, ¿o no?
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