Caracterización y significación política de la coyuntura actual
1.
Los brutales y sanguinarios sucesos contra los estudiantes normalistas
de Ayotzinapa la noche/madrugada de 26/27 de septiembre de 2014 en la
ciudad de Iguala, Guerrero, no son solo una tragedia más o una
atrocidad más perpetrada por las fuerzas represoras públicas y oscuras
del Estado mexicano capitalista; son y representan en verdad una
fortísima conmoción política y un sacudimiento de las conciencias, a
nivel político, moral y emocional para todos los pobladores excluidos
de México, y especialmente para los sectores populares que luchan en la
resistencia y tratan de ser o convertirse en antisistémicos. Revelaron
y pusieron en atroz evidencia el actuar no sólo de un Estado-gobierno
ultraneoliberal, cínico y corrupto, sino la grave situación
económico-político-social de una nación-pueblo: agobiada por los
saqueos, la inseguridad, el narcotráfico, la criminalidad, la
semiesclavitud, la pobreza, la precariedad, el sistema de partidos, los
fraudes, la simulaciones, la clase política, la oligarquía, las
instituciones podridas; en fin, la necropolítica (Luis Arizmendi dixit)
exudada por todos los poros del poder: desde el presidente en turno
hasta las autoridades municipales, atravesando el sistema judicial, el
ejército, la marina y las policías de todo nivel. Pues, además, como
han demostrado con mayor crudeza y fuerza las actuaciones de
autoridades durante los últimos años y especialmente evidentes en los
últimos 7 meses y ½: el contubernio entre autoridades, intereses
capitalistas (nacionales y trasnacionales, legales e ilegales) y grupos
delincuenciales de todo tipo se ha convertido en sistémica. “Son lo
mismo”, se ha dicho en vox populi.
2.
Asimismo y como contexto condicional de esta situación, en la historia
mexicana reciente se destacan entre otras decadencias y contradicciones
sistémicas las siguientes: El creciente sometimiento de México al
imperialismo norteamericano (amarrado en el Tratado de Libre Comercio
de América del Norte) bajo condiciones de deterioro económico; es
decir, actuando para socavar la economía nacional mexicana, para
impulsar la militarización, para destruir el Estado de bienestar y por
ello para apuntalar el narco-Estado policial-criminal, el Estado
forbesiano1,
y por ende el neoliberalismo extremo y sumiso a los dictados del orden
capitalista imperial. Asimismo y como uno de sus correlatos, tenemos
los datos de que las transacciones con pesos mexicanos a través de
negocios legales e ilegales, pero principalmente con éstos últimos
(narcotráfico y otros tráficos clandestinos: personas, órganos humanos,
plantas, piezas arqueológicas, etc.) han crecido ampliamente ubicándose
en el quinto lugar mundial2.
Uno de los resultados más atroces de todo ello, se expresa en los
espeluznantes hechos (que ha sido denunciados ampliamente a nivel
nacional e internacional) de la existencia en México de más de 100 mil
muertos y aproximadamente 40 mil desaparecidos en la llamada (por el
propio Estado militarizado y terrorista mexicano) “guerra contra el
narco y el crimen organizado”, o más bien de guerra contra los
empobrecidos y desesperados, víctimas en su mayoría “colaterales”
(víctimas fallecidas de las víctimas sobrevivientes).
3.
Por ello con la masacre de Iguala y lo acontecido en los últimos 7
meses y ½ desde el 26/27 de septiembre, hay un claro y decisivo antes y
después, que marca indeleblemente la historia reciente de México;
pues como dijimos, las repercusiones y los efectos en lo sociopolítico
y en lo ideológico-moral conectado con lo demostrado con las
movilizaciones, las protestas y las férreas persistencias de los
familiares y normalistas (y sus aliados y solidarios nacionales e
internacionales) son lo suficientemente contundentes para saber
reconocer que no se trata de cualquier tipo de acontecimiento o sólo de
unas raya más del tigre narco-neoliberal, sino que en sus profundidades
y su contenidos se trata de acontecimientos topes, límites a los que ha
llegado la necropolitica en su agravio al pueblo-nación, pues aunado a
Atlataya y Apatzingán significan y anudan ese vuelco a la coyuntura y a
una naciente nueva ventana política y social.
4. Aunque
las reacciones de movilización y protesta que en los primeros meses
fueron intensas hayan aminorado, a partir de la llegada
institucionalizada, desviadora y distractora del tiempo electoral, que
en este caso llegó como un desván donde pudieron medio escapar el
sistema político, la presidencia y su gobierno ante la avalancha de
críticas y ante su propia incapacidad y aturdimiento que los mantuvo
unos meses contra la pared. Sin embargo, las heridas, las indignaciones
y los reclamos denunciadores y desenmascaradores no han cesado ni
cesarán, pues se ha conformado ya algo así como un bucle recursivo en
la memoria política social del México agraviado y del México
potencialmente rebelde de los últimos años.
A propósito de la
llegada el ferrocarril electoral, cabe aclarar que no fue el verdadero
movimiento “somos Ayotzinapa” el que, como varios analistas creen,
cambió sus consignas y demandas de presentación de los desaparecidos y
de ¡fuera Peña!, sino que ante el electoralismo rampante, se tuvo que
dar una respuesta política meridiana de que bajo las actuales
condiciones abiertas por el 26/27 de septiembre, las elecciones estaban
de antemano destinadas a servir (manchadas de sangre) al régimen y a
todos sus participantes (léase clase política, clase dominante y
partidos políticos) de todas las posiciones y colores que acudían
gustosos a refrendar (esperando mantener sus recursos y sus
privilegios) esa complicidad e integración con el régimen y a él. Así
pues, la denuncia de las potenciales narcoelecciones y el planteo de
¡boicot! o no participación a y en las elecciones; señalaron y señalan
que dichas elecciones y su lamentable espectáculo (bajo la coyuntura
Iguala-Ayotzinapa) no eran ya la vía para ningún cambio significativo
desde la cámaras, desde las gubernaturas o desde las delegaciones (ni
siquiera para implementar reformas o para revertir las implementadas
desde Salinas de Gortari, y llegando a las de Calderón y Peña Nieto)
sino que servían para maquillajes, derroches, demagogias, falsas
esperanzas y farsas legitimadoras del mismo régimen.
5. De esta manera consideramos, y hemos insistido en ello3,
que sólo las confluencias, las articulaciones y el trabajo
sociopolítico conjunto sobre la base de plataformas, proyectos y
programas de resistencia, lucha, construcción y transformación
encabezados por los explotados y oprimidos y sus organizaciones,
acabarán con el régimen y el sistema socio-económico necropolítico
implementado por el capital en México, y a partir de ello se abrirán
caminos antihegemónicos y emancipatorios más firmes.
6.
Lo que cabe resaltar y que sigue vigente desde dichos acontecimientos
de hace 7 meses y ½ , es que re-iniciaron una nueva oleada de
protestas, exigencias, movilizaciones, rebeldías y develaciones, que
obligaron y han obligado a todas las organizaciones, movimientos,
fuerzas y personas que participan en la política nacional (e inclusive
mundial) a definirse desde un posicionamiento, desde una actuación,
desde una decisión, o desde la indiferencia la complicidad, la apatía o
la incredulidad. Y como hemos dicho se trata de un parteaguas o, como
ha dicho Adolfo Gilly4,
de un rayo histórico del pasado reciente, que relampaguea en el
presente y que marca lo que viene de resistencia y de lucha masiva en
el México de los próximos años. No sólo porque la masacre de
Iguala-Ayotzinapa fue un crimen de Estado, sino porque es un paradigma
que condensa los crímenes y la atrocidades, las violencias y las
explotaciones del régimen y del sistema capitalista mexicano y por
tanto mundial.
7. Retomando la discusión a propósito de
la lucha por los 43 y las elecciones intermedias de junio (de las
cuales ya dimos una postura argumentada5),
ahora planteamos que las especulaciones y argumentos de López Obrador y
sus seguidores de Morena, no están sustentadas; principalmente en lo
que señalan de que la postura de varios sectores de la izquierda no
electoral y no electoralista, de no participar, anular o boicotear (con
activismos y elementos organizacionales diversos, etc.) proviene,
coincide, alienta y/o coadyuva del o al gobierno, del o al PRI, del o
la Oligarquía, del o a la derecha, etcétera. Craso error, falsa
apreciación, equívoco planteamiento de Amlo, Morena y seguidores: pues
la lucha, la resistencia, la protesta y las acciones verdaderamente
cuestionadoras al régimen y antisistémicas en esta coyuntura
Iguala-Ayotzinapa (que arriba hemos sintéticamente caracterizado a
nivel político) NO pasan por participar electoral y electoreramente en
los comicios próximos. Por el contrario, cabe resaltar la coincidencia
de su posición (de López Obrador, Morena y seguidores) de que las
elecciones venideras son la vía (e incluso única vía) de expresión de
la democracia y de la voluntad popular con la postura del propio E.
Peña Nieto, los poderes fácticos (como los empresarios y las
televisoras) y con la del INE en sus atosigadores y hartadores spots (además de la coincidencia con el PAN, PRI, PVEM, PRD y demás partidos oficiales).
Se
trata de una visión y postura errada que manifiesta una falsa lectura y
un equívoco análisis crítico político de la situación en que se
encuentra actualmente el país (y el mundo) y la lucha de las clases y
sectores sociales. Y la propuesta insistente y tardía de llamar a votar
por los candidatos supuestamente “alternativos” y de “izquierda” de
Morena (frente al PRI y sus Aliados, incluido el PRD, PT o Movimiento
Ciudadano, antes aliados de AMLO); o de hacer alianzas
político-electorales entre movimientos sociales y sindicales y Morena
para derrotar al PRI y sus Aliados, se sitúa desgraciadamente en el
oportunismo electoralista. En verdad y honestamente hablando aprecio
que Morena No ha actuado en los últimos 7 meses y medio (y quizá desde
antes) como Movimiento-Partido ni siquiera como Partido-Movimiento (o
“Partido en Movimiento”6),
sino simplemente como Partido electoral (con tintes claramente
electoralistas, es decir centrándose casi exclusivamente en la
competencia y rebatinga entre candidatos, instituciones de Estado y
partidos).
7 ½. Así, por ejemplo, dicho llamado a la
alianza debió haber sido (y No se hizo) desde por lo menos hace 7 meses
y medio, y debe ser ahora y en el futuro inmediato, pero no desde los
intereses electorales/electoralistas, sino una alianza de solidaridad,
de resistencia conjunta, de lucha social brazo a brazo, una alianza
político-social antineoliberal, antiemperialista, antisistémica,
anticapitalista y revolucionaria. ¿Amlo y Morena están dispuestos a
tejerla?, Les dejamos el beneficio del desafío y de la duda.
Notas:
1 Véase mi artículo: “El Estado mexicano, Forbes y el qué hacer en la coyuntura Iguala-Ayotzinapa”, 18-11 de 2014, en http://www.rebelion.org/noticia.php?id=192130 2
“El peso mexicano es la quinta moneda más transada en el mundo en el
mercado cambiario sumando 135, 000 millones de dólares diarios, después
del dólar americano, el euro, el yen, la libra y antes que el yuan
(mucho de este comercio proviene del narcotráfico que opera con la gran
banca como ya se ha hecho evidente con el caso HSBC, entre otros).
Véase Oscar Ugarteche: “Los desaparecidos en México y el ASPAN”,
23/10/2014, http://www.alainet.org/es/active/78252.3 Véase nuestro libelo: Movimientos sociales, políticos, culturales y populares. La disputa por la democracia y el poder en México (1982-2013), Editorial Ítaca, México, 2013.
4 “Este pueblo no olvida ni olvidará el crimen de Ayotzinapa, así pasen días, años, vivan seguros de ellos los jefes de este Estado. En el alma y la vida del pueblo mexicano esta tragedia seguirá presente, irreductible, dolorosa y viva.” Véase Adolfo Gilly: “Ayotzinapa, el rayo que no cesa”, http://www.jornada.unam.mx/2015/04/27/opinion/005a1pol
5 Cfr. “¿La vía electoral no está agotada en México?”, 02-0-2015 en Rebelión, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=195990.
6 “Morena en lo ‘oficial’ es un partido político, pero en la práctica no pierde su esencia de movimiento social, por eso decimos que somos un partido en movimiento. El día que Morena pierda esa cualidad, ese será el día que sí tendrá validez el dicho de ‘todos son iguales?”. Véase Marco I Dávila “Elecciones en México y el llamado al boicot”, en Rebelión, 06-05-2015, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=198489&titular=elecciones-en-m%E9xico-y-el-llamado-al-boicot-. En efecto, Morena se mueve (como Partido en movimiento), y López Obrador ha sido incansable en sus mítines y asambleas, pero desde hace tiempo para beneficio esencialmente al juego electoral-electoralista-electorero.
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