Antonio Gershenson
Después
de que el precio del crudo mexicano llegó a 40 dólares el barril en
diciembre pasado y ahora esté acercándose a 60 dólares, vale la pena
ver algunos factores que inciden en estos precios.
La producción en Estados Unidos a partir de
fracturamiento hidráulico, no de crudo tradicional, se complica porque era muy rentable con el petróleo convencional a 100 dólares o más, pero con los bajones habidos, ya no. Esa producción de fracking bajó porque importar petróleo convencional ya era más barato. En otros países pasaron cosas similares. Y entonces el petróleo convencional empezó a subir.
De todos modos, los precios son mucho más bajos que en periodos
anteriores y aquí se sigue actuando en términos de conceder todo a las
trasnacionales con tal de que vengan a
invertir, cediéndoles campos y pozos que estaban antes reservados para Pemex. El precio tuvo un poco de avance, pero la entrega no lo tuvo.
La producción promedio de Pemex de 2013 fue de 2,522 miles de
barriles diarios (Mbd). La de 2014 ya fue de sólo 2,429 Mbd. Y la de lo
publicado de 2015, sólo tres meses (lentitos, ya estamos a mediados de
mayo), 2,300 Mbd (y eso que no les tocó el bajón de principios de
abril). Los aumentos de producción quedaron confinados a los discursos;
es claro que todo el sexenio será de reducciones de la producción.
La otra magia prometida de mayor entrega a las trasnacionales y que
aumentará la producción está desmentida por las anteriores entregas a
trasnacionales en Chicontepec (promedios anuales de 69 miles de
barriles de crudo diarios en 2012, a 44 miles en 2015, baja a menos de
dos tercios del valor inicial), Burgos (de 1,515 mmpcd en 2009 a 1,222
en 2015, baja de 19 por ciento) y Veracruz (de 956 mmpcd en 2008 a 414
en 2015, baja de 43 por ciento), con reducciones en la producción de
petróleo y de gas natural.
Lo que ha aumentado del gas natural es su envío a la atmósfera
(¿cómo le hacen para cometer tantas torpezas en tan poco tiempo?),
aumentando ese envío de 124 mmpcd en 2013 a 248 en 2014 y a 261 mmpcd
en los primeros tres meses de 2015. Y luego andan de ansiosos por
importar gas natural de Estados Unidos, algo les tocará de ahí. Y por
gastar en gasoductos carísimos.
Hay
que señalar que se puede aumentar la producción de gas natural, lo está
demostrando la región del litoral de Tabasco. Aumentó, año por año, de
87 mmpcd en 2003 a 972 en lo que va de 2015, o sea, subió 11.2 veces.
Su producción representa 16.9 por ciento del total ya. Y también
aumentaron la producción de crudo en ese mismo tiempo, en 8.8 veces.
Así que dejen de voltear sólo hacia el norte y hacia sus bolsillos.
Ayer estuve en una conferencia en la que propuse algunos puntos para remediar esta situación:
Terrenos y campos petroleros que deben regresar a Pemex plenamente,
para su desarrollo y producción, dando preferencia a áreas no sólo más
productivas, sino de mayor calidad, dando prioridad a las que tienen
petróleo más ligero.
Cancelar proyectos caros y poco productivos, como Chicontepec.
Impulsar áreas que han tenido aumento importante y constante de la
producción de crudo y de gas natural, como Tsimin-Xux (Tabasco).
Las obras de desarrollo, que incluyan las fases posteriores de la
producción, como son la refinación, la petroquímica y similares.
Los funcionarios culpables de afectación de una u otra forma de los
bienes de Pemex deberán no sólo salir de su puesto, sino ser juzgados
al respecto.
Se debe suspender la creciente importación de gas natural y
producirse más nacional, que lo tenemos a menudo abandonado o se lanza
también al espacio.
Desarrollo intensivo de las fuentes renovables de energía, para
reducir el consumo de combustibles incluso en la generación de
electricidad, y lograr un mejoramiento ambiental.
Pemex deberá ser nuevamente integrado en una sola empresa, entre
otras razones para liquidar la multitud de funcionarios rapaces.
Así que aunque suba algo el precio del petróleo, los funcionarios de
Pemex siguen con su “voy derecho y no me quito…” al desastre.
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