Escrito por Diana Hernández Gómez
CIMACFoto: Diana Hernández Gómez
En 2012, la psicóloga Sonia Vaccaro acuñó el término “violencia vicaria” para hablar sobre ese tipo de violencia en la que una persona utiliza a los hijos o hijas de una mujer para maltratarla y causarle dolor indirectamente. Precisamente, se llama “vicaria” porque sustituye a la mujer como la víctima directa de las agresiones. Pero, ¿cómo identificarla? Hacerlo a tiempo puede salvar la vida de las mujeres pero también de muchas infancias.
Usualmente, la violencia vicaria sucede tras un divorcio o una ruptura. En estos casos, la expareja sigue teniendo contacto con hijas e hijos y los utiliza para provocar sufrimiento a la madre. A pesar de que esto puede parecer una “venganza”, es importante precisar que en realidad es algo mucho más complejo y tiene que ver con la dominación que el hombre desea ejercer sobre la mujer.
En este sentido, es usual que la violencia vicaria esté precedida por otros tipos de violencias contra las mujeres, tales como la violencia económica, el maltrato físico o psicológico y la violencia sexual. Incluso, por intentos de feminicidio.
¿Cómo identificar si estoy viviendo violencia vicaria?
Este tipo de violencia puede alcanzar expresiones extremas como el asesinato de las hijas o hijos. Sin embargo, no siempre es así. De acuerdo con la organización Amnistía Intencional, algunas de las manifestaciones más comunes de violencia vicaria son:Amenazas de llevarse a las y los menores o de quitarle la custodia a la madre sin justificación alguna.
Hablar mal de la madre en presencia de hijas e hijos; esto incluye difamaciones, insultos, humillaciones y amenazas contra ella. El objetivo es, casi siempre, poner a los pequeños en contra de su mamá.
Negar tratamientos médicos a las hijas e hijos cuando los necesitan.
Mentir a la madre sobre el estado de sus hijas e hijos cuando están en custodia de la expareja; por ejemplo: inventar visitas de urgencia al hospital o accidentes cuando los menores están bien.
Sustracción de las hijas e hijos sin el consentimiento de la madre, lo cual puede incluso parecer un secuestro
Tal como explica la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en todas estas expresiones, el agresor deja de lado todo sentimiento hacia sus propios hijos o hijas y se centra únicamente en provocar dolor tanto a ellos como a su madre. Este dolor puede ser tal que desemboca en el suicidio de la mujer.
La falta de credibilidad, otra constante de esta violencia
Tanto la UCM como Amnistía Internacional hacen énfasis en otra característica de este tipo de violencia: la falta de credibilidad ante los testimonios de las mujeres. Uno de los factores que influyen en esto es el pacto patriarcal, con base en el cual, jueces y autoridades ponen en duda la palabra de la madre aún cuando hay pruebas de que su expareja ha sido violenta con ella o con sus hijos o hijas.
En México hay casos como el de Gabriela Martínez, cuya hija mostró claros signos de manipulación psicológica durante un examen. Aún cuando estos signos fueron reconocidos por un secretario de acuerdos en los juzgados, las autoridades le dieron la guarda y custodia al agresor.
Además de esto, Gabriela recibió varias denuncias falsas en su contra por parte de su expareja, misma que ha retenido a su hija desde marzo de 2022. Desafortunadamente, su caso no es aislado. De acuerdo con el Frente Nacional Contra Violencia Vicaria (FNCVV), en nuestro país, 9 de cada 10 hombres acusados de violencia vicaria han denunciado a las madres de sus hijos. Estos procesos se dan injustificadamente en complicidad con las autoridades.
Si estás en esta situación, no dudes en buscar apoyo. Puedes buscar al FNCVV y a diversas organizaciones que están dispuestas a apoyarte. Haz click aquí para acceder a un directorio que preparamos para ti. ¡No estás sola! Ante cualquier violencia, hay redes donde puedes recibir ayuda desde la empatía y la sororidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario