El monumento, en Ottawa, rinde homenaje a la contribución de las mujeres en la política.
Crédito de la foto: Radio Canada
Crédito de la foto: Radio Canada
-Sheila Copps, exviceprimera ministra canadiense, diputada, autora.
Desde tiempos inmemoriales, la política ha sido una esfera de la vida
pública que ha estado reservada a los hombres y ello ha implicado no
sólo que los cargos públicos tanto ejecutivos como de representación
fueran ocupados por los varones, sino que la política se comprendiera en
códigos y pautas masculinas, marginando a las mujeres en los procesos
de toma de decisiones sobre los asuntos de interés para la sociedad.
Ante esta situación, ya a finales del siglo XX, se implementaron
medidas para promover el acceso de las mujeres a cargos políticos de
responsabilidad, como el sistema de cuotas. Esta medida tiene un
objetivo equilibrador de las desigualdades que enfrentan las mujeres
para acceder a cargos políticos, al forzar su ingreso al poder público y
no dejarlo completamente a la buena fe de los partidos políticos, ni a
sus procedimientos tradicionales de selección.
La cosa cambió realmente después de la Cuarta Conferencia Mundial de
la Mujer en Beijing en 1995, que llevó, por ejemplo, a que en la región
latinoamericana, se implementaran las reformas legales que contemplaban
las cuotas para mujeres. No es casual que la gran mayoría de los países
que han adoptado las cuotas lo hayan hecho entre 1996 y 1997.
La aceptación que hoy existe en América Latina en torno a las cuotas
en función de género, según encuestas de opinión, muestran que 2/3
partes de la población considera que las cuotas son, en general,
beneficiosas para el continente.
Más de 120 países ya las han introducido para asegurar el lugar de las mujeres en la política.
Si la imposición de cuotas tiene el mérito de obligar a la acción, no
es una solución mágica! El primer ministro Justin Trudeau optó por la
paridad en la composición de su gabinete el pasado otoño, pero la medida
es cuestionada, incluso por mujeres.
¿Qué piensa de las cuotas impuestas para asegurar un lugar a las
mujeres en el poder ejecutivo y en los partidos políticos? Esa fue la
pregunta que Radio Canadá-Toronto le hizo a Sheila Copps, exviceprimera
ministra canadiense, diputada, autora.
“Creo que es una buena idea. El año pasado fui a hacer un trabajo en
Argelia, porque el gobierno había decidido de repente imponer un tercio
de diputadas mujeres. No solo a nivel federal sino provincial y local.
La diferencia en Canadá es que tenemos un sistema de la primera persona
elegida y no se puede utilizar una cuota en esa circunstancia. Pero como
estamos en revisión del sistema electoral, gracias a las promesas del
gobierno, podría ser un cambio que se aplique en un momento determinado.
Eso será posible solamente si cambiamos de sistema”.
El pasado 4 de noviembre el nuevo primer ministro de Canadá, Justin
Trudeau, tomó posesión del cargo y de inmediato anunció un diverso
gabinete, en el que la mitad de los puestos eran para mujeres. Cuando se
le preguntó porque eligió tantas mujeres, dijo, “estamos en 2015”.
¿Hay que apostar absolutamente a la paridad?
“Un gabinete igualitario es por nombramiento. Es por eso que en los
países que cuentan con un sistema de elección proporcional, son los
partidos políticos los que deciden quienes serán los candidatos. Eso es
más fácil porque no es un voto sino una nominación”.
Sheila Copps está haciendo campaña para que los puestos vacantes en
el senado, unos 26, sean ocupados por mujeres, dado que esos cargos son
también nombrados.
“Soy realmente pro a la idea de tener la igualdad por nombramiento en
el sistema actual, es seguro también que los partidos políticos
pueden garantizar un proceso de nominación que estimule al mismo tiempo a
las mujeres”,
Pero no todas las mujeres están de acuerdo con la política de cuotas.
Van más lejos y la cuestionan públicamente. Dicen que prefieren que los
organismos no se vean sometidos a las cuotas porque quieren tener la
seguridad de que son reclutadas por su competencia y no porque hay que
tener un total de mujeres.
Sheila Copps cree que hay que utilizar los medios que se presentan
para garantizar mayor participación de las mujeres en la política.
También recuerda que el nuevo gabinete del premier Trudeau dio la
señal en el país que habrá cambios. Pero cambiar el sistema electoral,
proporcional o no, es otro desafío.
“El proceso de cuotas garantiza por una vez que las mujeres no serán dejadas de lado”, indica.
El sexismo de la sociedad canadiense
¿Que podría facilitar la vida de las mujeres en política, que podría hacerla más atrayente?
“Las mujeres harían más política si tuvieran la vida más fácil. Que
la sociedad sea más equitativa en relación a lo que hacen los hombres y
las mujeres. Los hombres pasan muy bien en política porque la gente cree
que son fuertes. Mientras que la agresividad en las mujeres no está
reconocida ni respetada. Eso es signo de una sociedad sexista. Entonces
hay que cambiar la sociedad en general”.
“En el caso de hombres y mujeres en los partidos políticos a menudo
las mujeres son criticadas por la manera de vestirse, de peinarse, etc.,
que no tiene nada que ver con la política mientras que los hombres, con
un saco y corbata roja están muy bien. Hay que terminar con el
sexismo”.
Las cuotas no resuelven todos los problemas que rodean a la falta de
representación de las mujeres en el mundo de la política. Pero sí han
tenido un importante efecto simbólico porque han venido sensibilizando a
la población sobre el problema de la inequidad, así como de la
situación de la mujer y de los problemas que enfrenta. Igualmente, el
debate en torno a la adopción de cuotas ha permitido que se vaya creando
el hábito de pensar en las mujeres como profesional y políticamente
capaces de ocupar cargos de responsabilidad pública.
RCI, la entrevista con Sheila Copps fue de Line Boily de Radio Canadá Toronto, CEPAL
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