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México no es colonia de nadie, no es protectorado de nadie), a partir de hoy el aparato administrativo y político de la llamada Cuarta Transformación tendrá su mayor prueba de fuego (tal vez literalmente), con la asunción formal de Donald Trump que ha sido larga y puntualmente precedida de anuncios de acciones del republicano en contra de los intereses generales de México y, en particular, del proceso de cambio institucional que se viene desarrollando desde 2024.
La acometida de la entrante administración de Estados Unidos sólo alberga dudas en cuanto a su intensidad, a su belicosidad. Trump se ha esmerado en advertir que organizará la mayor deportación de inmigrantes irregulares de la historia de ese país, que etiquetará como terroristas a cárteles criminales y que impondrá aranceles a productos mexicanos y renegociará (con ánimos de abandonarlo o someterlo aún más a su conveniencia) el tratado norteamericano de libre comercio. Para ello ha hecho nombramientos que son igualmente una virtual declaratoria de guerra política, social y económica contra México.
Por su parte, la administración claudista pareciera resignada a un papel reactivo, a veces más preocupada la oratoria oficial por hacer ver al nuevo poder estadunidense los costos internos que le significarían las medidas ejecutivas que anunciará hoy Trump que por desplegar una estrategia eficaz, a la medida del reto. La primera línea de la estructura política y administrativa del gobierno mexicano no se ajustó proporcionalmente a las agresiones tan cantadas.
Omar García Harfuch se ha esmerado en generar estadísticas operativas de apariencia correctiva, con tufo a la escenografía clásica de Genaro García Luna y sin que el predominio de los grupos criminales haya descendido mas que en las estadísticas oficiales nada confiables.
Juan Ramón de la Fuente es un personaje de genética política alejada de la defensa de los intereses populares, sin arrestos ni pretensiones de liderazgo verdaderamente defensor de los paisanos en riesgo y atenido a la sabidamente anémica red consular, que en muchos casos está afectada de burocratismo crónico, distanciamiento de los migrantes y refugio de políticos reblandecidos.
Marcelo Ebrard navega sin verdadera emoción (aunque, profesional, la finja), maltratado que fue (y, con él, el interés nacional) en la primera presidencia de Trump y maltrecho también en los rejuegos internos del claudismo; más activa y apoyada luce Altagracia Gómez, la empresaria de las verdaderas confianzas de Palacio Nacional, tejedora del neoliberal Plan México que busca crear sintonía con el arribo explícito de la arrolladora plutocracia a la Casa Blanca.
En el terreno migratorio tampoco hay novedades en la formación defensiva mexicana. Por circunstancias extrañas se mantiene en el control del Instituto Nacional de Migración quien lo fue a lo largo de la mayor parte del sexenio obradorista (desde junio de 2019, cuando relevó al académico Tonatiuh Guillén). A pesar de que se anunció que sería relevado por Sergio Salomón Céspedes Peregrina en cuanto éste dejara la gubernatura de Puebla, lo que sucedió el 13 de diciembre del año pasado, lo cierto es que Garduño sigue en el puesto (este 15 participó en un foro, junto con la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez: https://goo.su/tYHuLS), como también es cierto que sigue sujeto a proceso penal por la muerte de migrantes en Ciudad Juárez y que, en general, su característica al frente del INM ha sido represiva, despótica, funcional a los intereses estadunidenses de contención de los flujos migratorios.
Ya se verá, a partir de hoy, cuando Trump comience a soltar las medidas ejecutivas que afecten a México, el tamaño y la eficacia de la resistencia de la administración Sheinbaum. ¡Hasta mañana!
X : @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, juliohdz@jornada.com.mx
Por ejemplo, Karen Elizabeth Nava Castro, investigadora del Instituto
de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático perteneciente a la UNAM,
nos describe la realidad de un mundo que nos rodea y que amenaza acabar
con nosotros. El título de su escrito ya nos lo dice todo: Casi 99 por ciento de la población del orbe respira aire sucio.
Estamos aviados, diría Venancio, el español con boina de la tienda de
la esquina que ha sabido defenderse de los OXXO. La escasez del agua nos
ahoga (vaya expresión) y ahora el aire, otro elemento indispensable
para la vida y cuya pertenencia había correspondido a todo ser humano
desde el primer hálito de su existencia, y que se ha convertido en otro
bien en manos privadas que lo negocia con grandes utilidades.
La Organización Mundial de la Salud advirtió que los niveles de la
polución continúan siendo peligrosamente altos en muchas partes del
mundo, lo que provoca que casi 99 por ciento de la población respire
aire de mala calidad
. Algunas de las enfermedades que podemos mencionar y que tienen como origen la polución atmosférica, son padecimientos cardiacos y aún algunas enfermedades reproductivas y mentales
.
Sigue explicando la investigadora, “que muchos de los contaminantes del
aire como las diminutas partículas PM10 PM2.5 son capaces de penetrar
en nuestros pulmones y llegar al torrente sanguíneo… y son responsables
de aproximadamente un tercio de las muertes por accidente cerebro
vascular, así como una cuarta parte de las defunciones por infarto”.
Como ven, las siete (o 10), plagas desatadas por Dios Padre como
castigo por mantener de rehén a su pueblo elegido, resultan travesuras
infantiles en comparación a las fatales consecuencias que ocasionan al
pueblo de México, y en general a todos los países (más aun, aquellos que
los grandes consorcios industriales y financieros se empeñan en seguir
irónicamente denominando como en vías de desarrollo
). El agua, el
sol, el aire, los mares, el espacio terrestre y más allá, eran de la
humanidad, ahora pertenecen a los 3 mil grandes multimillonarios que
existen actualmente. Si ellos desean, cualquier cosa puede ser suya, si
es que no lo es ya. Ellos se han apoderado de todo lo que el trabajo de
millones de seres humanos durante cientos de años ha creado.
En la siguiente semana veremos cuáles son los grupos más poderosos en México y quiénes los conforman. ¿Quién encabeza a las mineras nacionales que operan en la Bolsa Mexicana de Valores? ¿A quién pertenecen las compañías que conforman el Grupo México? ¿Qué empresas son las mayores productoras de plata en el mundo? ¿Cuál es la segunda empresa minera más importante en México? Ya Braulio Carbajal nos dará contestación a éstas y otras cuestiones la próxima semana, en uno de sus excepcionales reportajes de los cuales extrajimos preguntas y respuestas.
1) El empleo productivo es el motor básico de la creación de riqueza en una economía, el principal recurso de un país, y para el trabajador, fuente originaria de ingresos, bienestar, seguridad y dignidad.
Consideramos que el empleo formal (estable y con acceso a la seguridad social) y la formalización del informal (que ya cuenta ahora con servicios médicos gratuitos y es factible conectar su acceso a pensiones y créditos a la vivienda y al consumo), con remuneraciones justas, deberían ser el eje de la política económica y social.
Sin embargo, el modelo económico actual es estructuralmente inadecuado para generar el empleo requerido y es por ello que la nueva estrategia económica, sugerimos, debería enfocarse en la incorporación masiva, en todas las actividades, de la población subocupada y desocupada al trabajo productivo, estable y con ingresos justos.
2) Para ello resulta necesario acotar el predominio monopolista y monopsonista de las grandes corporaciones extranjeras y nacionales que copan desmedidamente los mercados y una gran parte de la actividad económica de México. Establecer límites racionales a la participación de corporativos, empresas, marcas, productos y servicios en el mercado nacional (pueden crecer hacia afuera) a fin de abrir espacios crecientes de mercado a la producción de micro, pequeñas y medianas empresas y cooperativas mexicanas (las grandes generadoras de empleo), que con calidad pueden satisfacer en alto grado un mercado al que ahora no tienen acceso. Combatir la pobreza con subsidios sirve, sin duda, pero tiene límites y nunca podrá sustituir al trabajo.
3) Es preciso recuperar la autodeterminación económica que el país ha
perdido al firmar los perniciosos y desiguales tratados de libre
comercio, libre inversión y subordinación económica con Estados Unidos y
Canadá (T-MEC) y Europa (TLCUEM), principalmente. El libre comercio
es totalmente asimétrico, condicionado y básicamente aprovechado por las transnacionales; también la libre inversión extranjera directa
(IED) que ha desplazado o comprado a la industria nacional y a
innumerables servicios en donde no aportan mayor cosa, pero sí esquilman
al país, sus recursos y el valor agregado, y la libre inversión financiera
, que en su versión especulativa (la mayor parte) causa más daños e inestabilidad comercial y cambiaria que prescindir de ella.
Trump nos hará un gran favor dinamitando el T-MEC, como asegura hará imponiendo aranceles. Nos causaría serios trastornos en lo inmediato, pero ello nos obligaría a reordenar nuestra economía sobre bases, posibilidades, y prioridades propias, con nuevos acuerdos comerciales justos y una inserción adecuada al mercado global. México crecía tres veces más cuando tenía una economía con base interna y no había tratados de libre comercio; hoy debemos replantear los términos de nuestra interacción externa, dejar de ser tributarios del norte y participar en la reorganización de un nuevo mundo.
4) Vital es avanzar aceleradamente a la autosuficiencia alimentaria, elemento perdido con el neoliberalismo. Al campo deben volcarse grandes inversiones para infraestructura y operación, y sobre todo asegurar precios mínimos remunerativos a los productos primarios y máximos al consumidor a fin de impulsar una integración agropecuaria eficiente y una sustitución del abasto externo por interno con productos sanos y de alta calidad.
5) Fundamental es también la reindustrialización del país con base en recursos propios, tecnología intensiva en trabajo humano y en las necesidades de la nación. El modelo maquilador es un espejismo y no tiene futuro; saber y hacer las cosas, sí. Replegar a las empresas monopolistas y abrir mercado a la pequeña y mediana industrias es el camino, así como buscar la integración de éstas en las cadenas de proveeduría corporativa para un creciente valor agregado mexicano. A corto plazo podemos recuperar muchas manufacturas. Prometedor es, por ejemplo, producir autos eléctricos propios de bajo costo.
6) Asimismo, debemos enfocar la remexicanización de los servicios, que hasta la apertura neoliberal y los TLC era un espacio económico satisfactoriamente cubierto por empresas mexicanas. Aquí debe seleccionarse con lupa el ingreso de capital extranjero, acotar los monopolios (o semimonopolios) y fomentar el desarrollo de todo tipo de servicios nacionales.
7) Una distribución más equitativa del ingreso. En los últimos años el gobierno de la 4T ha logrado paliar la pobreza y la pobreza extrema en el país incrementando el salario mínimo y transfiriendo recursos públicos vía subsidios a diversos sectores sociales considerados vulnerables, con un impacto muy positivo. Sin embargo, lo ha hecho recuperando recursos vía austeridad, reasignando el gasto, con algunas mejoras fiscales, y por la contratación limitada de deuda (la cual debería decrecer en términos nominales y como porcentaje del PIB), y queda poco margen frente a los enormes compromisos públicos con la salud, educación, pensiones, seguridad, infraestructura e inversión productiva. La desigualdad sigue siendo abismal.
8) Para seguir avanzando, México requiere una acción fiscal de gran profundidad para captar cuando menos el doble de recursos en relación al PIB, pues es el país de la OCDE con peor captación: 17.7% del PIB en 2023 contra el promedio de 33.9% de los miembros, y no se diga contra los países socialmente avanzados como Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia, Italia, Noruega o Suecia, con más de 40%.
México cobra proporcionalmente los mismos impuestos (35% es su tasa máxima) a las personas que ganan 50 mil pesos al mes que a quienes ganan 5 mil millones al mes. Prácticamente todos los países de la OCDE tienen tasas máximas de ISR al ingreso personal superiores a la de México, 45.9% en promedio, destacando Suecia (52.2%), Portugal (53%), Austria (55%), Francia (55.4%), Dinamarca (55.9%) y Japón (55.9%). Por equidad, México debería aplicar tasas crecientes a los ingresos superiores hasta 60%, incluyendo todo tipo de ingresos y ganancias. El objetivo es que México recupere por ISR a personas físicas no el 3.7% del PIB actual, sino al menos el 8.2% que captan en promedio los países de la OCDE, y de ahí a 12 por ciento o más de algunos países (Finlandia, 12.7%; Canadá, 12.8%; Nueva Zelanda, 14.3%, o Dinamarca, 24.8%).
En el ISR a las utilidades empresariales, México tiene una tasa correcta de 30% fija, pero sólo capta 3.9% del PIB. Esto es menos de lo que captan países con tasas fijas inferiores como Japón, que recauda 4.4% del PIB; Canadá, 4.7%; Irlanda, 4.7%; Países Bajos, 4.9%; Luxemburgo, 5%, o Noruega, 11.7%. Colombia, con una tasa fija de 35%, capta 7.2% de su PIB. Está claro que México tiene mucho por avanzar en materia fiscal.
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En la práctica, ¿qué tan diferente es Trump de sus 46 antecesores en
la Casa Blanca? No mucho –aunque es el primero en ser condenado
judicialmente en sentarse en la Oficina Oval–, porque todos han sido
guerreristas, expansionistas, golpistas, injerencistas y demás, siempre
en el ejercicio de su sueño húmedo –el Destino Manifiesto, aderezado con
la Doctrina Monroe– de que Estados Unidos puede hacer lo que le plazca
por ser el elegido
de quién sabe quién.
De entrada, al menos en el discurso (mano dura
, promete), Trump se dice dispuesto y preparado para emprender todo tipo de guerras, con otra de sus banderas ( America first): fronteriza (con la mira puesta en México como prioridad máxima
),
migratoria (deportación masiva), narcotráfico (extramuros, porque
internamente nadie lo toca), expansionista, tecnológica, comercial,
económica, financiera, social (en terceros países), ideológica y las que
añada, comportándose como si fuera el salvaje dueño del planeta, sin
respetar nada ni a nadie, y lo hace ante una comunidad de naciones
mayoritariamente agachada. Pero, ¿llevará a la práctica todas sus
amenazas y chantajes, o se trata de escarceo del magnate para medir las
posibilidades reales y la debilidad de los que tiene enfrente?
En vía de mientras, uno de los temas (no el único) que más preocupa a buena parte de los países latinoamericanos es la deportación masiva más grande de la historia
de sus respectivos conciudadanos, lo que se asocia a la drástica caída
del envío de remesas (además, Trump amenaza con cobrar impuestos), ambas
advertencias hechas por el presidente de una nación, Estados Unidos,
construida con base en migrantes de todos los rincones del planeta.
Las remesas tienen un peso específico y creciente en las economías receptoras y el despido masivo
implicaría el estallido de una bomba social. México es el mayor
receptor en América Latina (cerca de 66 mil millones de dólares en 2024,
96 por ciento provenientes de Estados Unidos) y ocupa el escalón número
dos a nivel mundial, sólo por debajo de India. Desde luego, se trata de
un monto nada despreciable (sobre todo por el beneficio que representa
para las familias receptoras), pero ese volumen de divisas equivale a
poco más de 2 por ciento del producto interno bruto (PIB).
Los casos económicos y sociales más preocupantes corresponden a naciones centroamericanas y algunas caribeñas, porque para ellas dicho envío de divisas representa una proporción muy elevada de sus respectivas economías. De acuerdo con estimaciones del Banco Interamericano de Desarrollo, para Nicaragua esos dineros equivalen a cerca de 30 por ciento de su PIB. En el caso de Honduras se aproxima a 28 por ciento, a 25 por ciento en El Salvador y a 20 por ciento en Guatemala. Para Jamaica, 21 por ciento, Haití 16 por ciento y República Dominicana, 9 por ciento.
Aunque en menor proporción que en México y Centroamérica, para las naciones del sur del continente las remesas provenientes de Estados Unidos también son relevantes. Por ejemplo, Ecuador, Perú, Colombia, Uruguay y Argentina.
Entonces, todo dependerá de la reacción de la comunidad de naciones –si es que está dispuesta– para detener el embate de Donald Trump y sus hordas retardatarias, así como de la respuesta y presión interna de millones de estadunidenses que están en contra del regreso al medioevo que encabeza el magnate. Alternativas hay, y no pocas, para enfrentar a este salvaje, pero entre todos hay que empujar parejo.
Las rebanadas del pastel
Más tardó en conocerse el alto el fuego
en Gaza que el genocida Benjamin Netanyahu en intentar retractarse y aclarar
que se trata sólo de una decisión temporal
, porque, dice, Israel se reserva el derecho de reanudar la guerra
cuando se le pegue la gana. En vía de mientras, ¿quién pagará por el
genocidio y la devastación? El halcón y su banda de asesinos no pueden
quedar impunes. ¡Viva Palestina!
Pero el retorno de Trump en los hechos es resultado de un golpe posiblemente mortal contra lo que queda de esta democracia, y su investidura debería de ser un día de luto para lo que queda de esta república imperial, y algunos advierten que el retorno de Trump es posiblemente un tiro de gracia.
El país de la libertad
a partir de este lunes será encabezado
por un criminal convicto, un violador y abusador sexual, un estafador,
un campeón de la mentira y un golpista que ha amenazado con usar a las
autoridades judiciales y fuerzas de seguridad, incluyendo las militares,
para reprimir a sus opositores. Con él, continuará la anulación de
derechos civiles, laborales y ambientales y otras conquistas sociales de
las últimas décadas dentro del país, se impulsará la xenofobia, se
continuará la censura de libros, se garantizará el derecho sagrado a las
armas de fuego; todo, mientras los más ricos se hacen más ricos. En
torno a la política exterior, se tendrá a un ultranarcisista admirador
de los autócratas encabezando lo que Jeffrey Sachs califica de el país más ilegal y peligroso del mundo
durante las últimas décadas.
¿Cómo es posible que esté de regreso?, sigue siendo la pregunta una y
otra vez. Son muchos los factores, incluyendo la profunda disfunción
del sistema político que el propio ex presidente Carter calificó de ser una oligarquía, con soborno político ilimitado
.
Por otro lado, su elección también comprueba el fin del principio
fundamental de que en este país no hay nadie por encima de la ley.
Hannah Arendt, en su exploración del totalitarismo hace décadas –y que ahora es lectura obligada para entender esta coyuntura– señala una de las grandes maniobras que también explica la actual coyuntura estadunidense: “la mentira constante no tiene el propósito de que el pueblo crea en una mentira, sino el de asegurar que ya nadie crea nada. Un pueblo que ya no puede distinguir entre la verdad y la mentira, entre lo correcto y lo equivocado… Con ese pueblo, uno puede hacer lo que quiera”.
El periodista y analista Chris Hedges recuerda que él, junto
con otros como Noam Chomsky, habían alertado durante los últimos 20 años
de que la creciente desigualdad social y la erosión de las
instituciones democráticas estaban inevitablemente llevando hacia un Estado autoritario o cristiano fascista
.
Señala que escribió en 2007 que “la desesperanza… esta anulación de un
futuro, llevó a los desesperados a los brazos de aquellos que prometen
milagros y sueños de gloria apocalíptica”. Pero subraya hoy que Trump es
un síntoma, no la enfermedad, ya que la pérdida de normas democráticas se inició mucho antes
, y su regreso al poder es parte de la muerte del sistema político del país.
La Estatua de la Libertad llora, pero las comunidades que invita desde que ella llegó como inmigrante de Francia y que han construido y dado vida a este país, se preparan para enfrentar a las fuerzas oscuras y un clásico bully cobarde de secundaria, quien siempre ataca a los más vulnerables para demostrar su fuerza. Tienen de aliados una amplísima gama de defensores de derechos y libertades civiles de las mujeres, de los inmigrantes, de las llamadas minorías, de los gays, junto con sectores progresistas de sindicatos, ambientalistas, y otros progresistas por todas las esquinas de este país.
Después de haber permitido el triunfo de la derecha electa por una minoría, estas fuerzas ahora enfrentan el reto de crear la resistencia necesaria para la resurrección de los derechos y libertades que son las señales de vida de una democracia. Dependerá sobre todo de las dimensiones de una indignación colectiva (aquella invitación de Stephane Hessel: indignaos) ante la injusticia que proclama su triunfo a partir de hoy.
B.B. King Stormy Monday Blues. https://www.youtube.com/watch?v=WFi3C_5U9_Y
Mavis Staples. No time for crying. https://www.youtube.com/watch?v=Z7m-kbPOrl8
ser prudentes y cuidadososen nuestra relación con el gobierno que ya se inicia.
En aquel momento no parecían tan reales todas las amenazas del presidente convicto, pero para la presidenta Claudia Sheinbaum, sin dudar y sin subestimar, la idea de prevenir era, y es, la defensa de la soberanía del país, y empezó a perfilar una labor que hoy está convertida en una constante de trabajo en el que están comprometidos todos los factores de su gobierno.
La situación no ha sido fácil. En la Casa Blanca nunca ha habido un aliado, y pese a la oratoria presidencial, que en algunos momentos hubiera parecido amistosa, las acciones xenofóbicas llenan las páginas de la historia de ese país. Vale recordar ahora cuando el presidente Eisenhower puso en marcha la Operación Espaldas Mojadas, que hizo posible la deportación de más de una docena de millones de mexicanos en 1954; hay versiones que hablan de que durante la primera semana de ese operativo se detuvo y se enviaron a México a 12 mil 300 migrantes mexicanos, y al final del mes más de 20 mil habían sido detenidos.
Aunque en fechas recientes se ha dicho que fue Obama quien más mexicanos ha deportado, los datos duros indican que en la administración de Bill Clinton, 7 millones 447 mil mexicanos fueron forzados a dejar Estados Unidos, la cifra más alta de los últimos tiempos, con lo que Clinton se convirtió en el campeón de las deportaciones.
Ayer, durante un discurso pronunciado en el Capital Oe Arena de
Washington, a unas horas de su toma de posesión, Trump volvió a lanzar
el amago. Ahora dijo que mañana, para cuando se ponga el Sol, la invasión contra nuestras fronteras se habrá detenido
.
Para nuestro país y para la presidenta Sheinbaum el asunto es muy claro, y con el trabajo de la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, se ha elaborado un plan que, aunque no se sabe mucho de él, se tiene la seguridad de que se habrá construido con la idea de hacer menos traumática la deportación.
Lo que se tiene en claro es que, como nunca se logró, más allá de las posturas extremas, convocar con éxito a los representantes más conspicuos de la iniciativa privada para formar algo así como una red de protección contra la injusticia de las deportaciones.
Es decir, lo que sabemos hasta ahora es que México está listo para enfrentar una estrategia que vaya en contra de nuestra gente, en caso de que se diera. Tal vez por eso es que Juan Ramón de la Fuente aseguraba que a Trump no se le temía, pero sí se le medía.
Así las cosas, habrá que estar pendientes de las primeras acciones de Trump y de la respuesta que dentro, ojo, dentro de aquel país se dé a esas acciones, porque allá también se cuecen habas.
Y también, y de todas formas, la reacción en México a la posibilidad de que se cumplan las amenazas del presidente convicto y a las que ha convocado Claudia Sheinbaum podrían darse mañana mismo en caso de que sean extremas. Así van las cosas.
De pasadita
No hay alcaldía, en los casi mil 500 kilómetros de la Ciudad de México, que no esté invadida por baches de todos tamaños, desde los que apenas nacen hasta los que ya son verdaderos hoyos.
Y lo peor es que, por ejemplo, en la Cuauhtémoc, antes de hacer un trabajo que remedie de fondo el problema las compañías se han dedicado en buena parte a parchar los baches, y más tardan en cubrirlos que en lo que vuelven a formar, más profundos y más peligrosos. Aguas.
Velázquez sabe que Billy no se anda por las ramas, pues, a pesar de su imagen de personaje amable y gentil, en el pasado no tuvo empacho en mandarlo a la cárcel. El pleito no sólo es entre tío y sobrino. También hay una moderna historia de Caín y Abel, pues el choque por el control de la cementera y del equipo incluye al mayor de los hermanos Álvarez, a Alfredo, quien en calidad de testigo protegido destapó la cloaca: una enorme trama de corrupción, desvío y lavado de dinero.
Es otro episodio con tinte policiaco, el cual hace virar la atención de las canchas hacia los señores de pantalón largo que se debaten en contiendas con alta dosis de adrenalina, mucho más hipnotizantes y cruentas que las que vemos en los terrenos de futbol. En una de las última entrevistas con Billy, en aquellas lujosas oficinas ubicadas al sur de la ciudad, y cuando ya soplaban aires de cambio, aseguró que no tenía problema si gobernaba otro partido, uno distinto a los que durante décadas le permitieron hacer y deshacer.
Se dijo listo para sumarse, ¿cómo?, habló de que tenía cemento, mucho cemento para las grandes obras y proyectos
del gobierno. Todo indica que no hubo acuerdo ni pactos… Pero con Billy
nada es casual, sabe que se avecina un drástico relevo de jueces y
magistrados y prefiere resolver su caso ya mismo, con los de la vieja
guardia, los suyos… Velázquez está inquieto y advirtió el sábado: “No te
estás enfrentado a gente buena (…) es preocupante y tienes que tomar
todas las medidas y responsabilizar a esta familia si me pasa algo”.
Billy, prófugo por más de 4 años, tiene enfrente el caso de su cuñado y también directivo del club, Víctor Garcés, quien fue detenido en junio de 2022 por operaciones con recursos de procedencia ilícita, y en diciembre pasado recibió libertad condicional por tener 83 años y problemas de salud, porta un brazalete electrónico y cumple prisión domiciliaria a pesar de las protestas de la Fiscalía General de la República… Prohibido parpadear: bajo la lupa están los casos de Ricardo Salinas y de Emilio Azcárraga Jean con acusaciones en Estados Unidos.
El América no prestó jugadores a la selección y botó el inicio del Clausura 2025, pero ni con ese acopio de fuerzas le pudo ganar al Inter de Miami, y tras el 2-2 del sábado en el Allegiant Stadium de Las Vegas, cayó en penales ante los de Lionel Messi. De ninguna manera fue un fracaso, el partido convocó a más de 45 mil espectadores. El equipo amarillo regresó feliz tras la colecta de dólares, directo al festejo entre plumas, lentejuelas y música de banda para celebrar el tricampeonato en el parqueadero del estadio Azteca.
Pintoresca la segunda fecha del torneo: Tras medio año, Javier Chicharito Hernández volvió a jugar 90 minutos, sin embargo, las Chivas cayeron 2-3 en su visita al Necaxa… El colombiano James Rodríguez aún no jugaba un minuto con los Panzas Verdes y ya era merecedor del gafete de capitán… ¿De qué sirve ser líder? Cruz Azul y Martín Anselmi ahora se administran o quizá se apagan, suman un punto de seis posibles… Los juveniles del América no pudieron repetir victoria ante Xolos, aun así entregan la estafeta al primer equipo ubicados entre los punteros…
El corte de caja del Tri B que anda de gira, será después de chocar contra River Plate, el martes, pero el triunfo en Brasil fue inesperado y da ánimo a la plantilla que perdió otra pieza con la lesión de Jorge Ruvalcaba. El Inter de Porto Alegre sobrellevó el partido, cumplió a secas el compromiso tras verse forzado a interrumpir su pretemporada… Hubo junta de dueños y se cocinan algunas bajas…
La mala: Memo Ochoa tuvo infortunado partido en Portugal. La buena: César Chino Huerta debutó con el Anderlecht, anotó y agradó al público belga.
Otro aspecto inédito es que ningún mandatario estadunidense había inaugurado su periodo con una distancia tan grande entre sus promesas –o sus amenazas, según se le mire– y las posibilidades reales de llevarlas a cabo, además de que ningún inicio presidencial había generado tantos temores y rechazos dentro y fuera de Estados Unidos como los que suscita el de este día.
Por esas razones, aunque el lema de Donald Trump evoca el retorno a un pasado tan grandioso como mítico, muchos sectores temen que su segunda administración marque, en cambio, el inicio de la decadencia irremediable de la superpotencia vecina y que sea el comienzo de un proceso de demolición de instituciones, derechos y alianzas externas, y acaso también de la economía estadunidense.
Ciertamente, el programa trumpiano coloca bajo ataque a las mujeres, las minorías y los sectores vulnerables de la sociedad, y ello explica que incontables personas hayan salido el sábado pasado a manifestarse en muchas ciudades del país vecino a expresar su propósito de organizar la resistencia ante lo que se dibuja como un retroceso histórico de los derechos civiles. Para ellos no hay optimismo posible, sobre todo si se toma en cuenta que el regreso del magnate al poder presidencial ocurre en un contexto mundial caracterizado por el crecimiento de las ultraderechas más autoritarias, intolerantes, atrasadas e ignorantes.
Por otra parte, aunque una de las esencias de ese nuevo gobierno es, en los hechos, la entrega de un poder político inconmensurable a un puñado de billonarios del sector digital –Elon Musk, Mark Zuckerberg y Jeff Bezos, los más prominentes–, en los capitales industriales y comerciales estadunidenses hay preocupación por los impactos negativos que las medidas anunciadas por Trump puedan tener dentro del país.
No es sólo que los aranceles con los que el nuevo ocupante de la Casa Blanca ha amenazado a sus socios de México, Canadá y Europa –por no hablar de las medidas proteccionistas que anunció contra las importaciones procedentes de China– induzcan un grave incremento a los precios al consumidor, sino también que las cadenas productivas establecidas entre Estados Unidos y sus socios del T-MEC podrían tener un efecto sumamente pernicioso para la industria local, que depende en buena medida de partes e insumos procedentes de sus vecinos y socios.
Por añadidura, los anuncios de detenciones y expulsiones masivas de trabajadores indocumentados no sólo desembocarían en una infinidad de tragedias personales para quienes sufrieran esas medidas aberrantes e inhumanas, sino que podrían traducirse en un déficit de fuerza laboral y en una caída pronunciada de la competitividad estadunidense ante Asia y Europa.
En México ha generado temor e irritación la aberrante idea de Trump y de varios de sus colaboradores de catalogar como organizaciones terroristas
a los grupos delictivos dedicados al trasiego de drogas, y no tanto por
el absurdo conceptual de esa potencial homologación, sino porque, de
acuerdo con las leyes abusivas y extraterritoriales de Estados Unidos,
ella conferiría a Washington la facultad de emplear fuerza militar en
nuestro territorio.
Pero, a pesar de los oscuros amagos que el inicio de la segunda presidencia de Trump proyecta en el planeta, debe recordarse que en la primera éste no pudo consumar la mayor parte de sus amenazas; por lo que atañe a la comunidad internacional, en el balance final resultó ser uno de los presidentes estadunidenses menos belicistas de la historia y, ante México, uno de los menos injerencistas.
Puede discutirse en qué medida esa falta de correspondencia entre las palabras y los hechos forma parte de un estilo personal de negociar –detestable, sin duda–, en qué proporción se debió a un choque inexorable con la realidad y si hoy día se repetirá esta incongruencia o si las nuevas condiciones políticas permitirán a Trump imponer los puntos más nocivos y destructivos de su discurso. Pero en lo inmediato, Estados Unidos y el mundo viven tiempos de zozobra.
Deportar, falsa solución. Hago al respecto los siguientes comentarios:
Los migrantes representan un valioso capital humano para el país de origen y el país receptor. A México no le conviene perder tan apreciable palanca de desarrollo y tampoco a Estados Unidos. De ahí que la mejor alternativa sea negociar a fin de que la necesidad que tiene de migrantes el país receptor y de remesas la nación de origen sea resuelta por acuerdos de contratación temporal con derechos laborales.
Por otra parte, Estados Unidos, Canadá y México pueden constituirse en una zona altamente competitiva si programan un intercambio sin precedente de capacitación y formación de capital humano: desde los menos calificados hasta especialistas en las ciencias y tecnologías que están cambiando los paradigmas de la existencia humana y del desarrollo.
Por lo anteriormente dicho, la perspectiva que tiene Donald Trump sobre la migración es errada y miope. Pobre Trump, tan lejos de los migrantes y tan cerca de sus prejuicios.
Primitivo Rodríguez Oceguera
Ésta es una apretada síntesis de sus principales logros y fracasos.
Covid: la formidable respuesta que la administración Biden dio a la pandemia ocasionada por el covid se pudiera sintetizar en la producción y distribución de vacunas que permitieron que 250 millones de personas las recibieran y que el número de muertes se redujeran de 23 mil por semana a 400.
Infraestructura: la creación de un espectacular plan de gasto en la construcción y reparación de la infraestructura en carreteras, aeropuertos, puentes, sistemas de agua y comunicación por Internet a lo largo de todo Estados Unidos por más de un trillón de dólares.
Salud: amplió el sistema de salud conocido como Obamacare mediante el que se incorporaron aproximadamente 10 millones de personas a los beneficios de salud pública, incluyendo la promoción en la producción de medicinas y una disminución sustancial en su precio, entre ellas la insulina, tan necesaria para millones de estadunidenses diabéticos.
Desempleo: mediante una combinación de recursos públicos y privados se abatió el desempleo de 8.05 a 3.63 por ciento derivado de los programas de apoyo a la industria y los grandes y pequeños establecimientos comerciales, así como la inversión en infraestructura, independientemente de que los beneficios del programa no alcanzaron a madurar y llegar a toda la población.
Medio ambiente: los programas de apoyo al medio ambiente incluyeron la restricción en la explotación del petróleo en áreas reservadas y la obligación de aumentar el rendimiento de combustible por parte de los fabricantes de autos.
Pero, en medio de todo ello, también sus yerros marcaron su administración. Tal vez el más desastroso fue la salida de las tropas estadunidenses de Afganistán, después de que Trump en las postrimerías de su administración firmara un acuerdo con el Talibán para tal efecto. La forma precipitada y desorganizada en que se efectuó esa salida fue una mancha indeleble que marcó la administración Biden.
Otro gran problema que Biden trató de resolver tardíamente fue el de miles de indocumentados que cruzaron la frontera que abarrotaron calles y jardines de importantes urbes, como Nueva York, ante la impotencia de las autoridades para darles alojamiento y comida. La presión de los legisladores republicanos y los de su propio partido para que atendiera el problema en forma más eficiente obligó al presidente a tomar medidas extremas para coartar la llegada de indocumentados y deportar a miles que, a fin de cuentas, no dejaron satisfecho a nadie.
Su decisión de relegirse y el haber estado de acuerdo con la dirección del Partido Demócrata para que no hubiera elecciones primarias para escoger al candidato de su partido a la presidencia, y su tardía decisión de abandonar la carrera por la relección, después de su desastrosa participación en el último debate con Trump, fue considerado otro factor que costó a los demócratas la presidencia. La suma de errores que abrieron las puertas de la Casa Blanca a un personaje como Donald Trump fue tal vez la afrenta más grande para millones de estadunidenses.
Con todo, el legado del presidente Joseph Biden es laudable, si se toman en cuenta los graves momentos en que tomó las riendas de Estados Unidos y logró sacarlo de una de las más graves crisis que haya sufrido, incluido su esfuerzo por restaurar y reservar la democracia.
Hoy 20 de enero es considerado día de fiesta nacional en este país por celebrarse el nacimiento de uno de los más grandes defensores de los derechos civiles, Martin Luther King. Paradójicamente, también es el día en que rendirá juramento como presidente Donald Trump, quien se ha distinguido por su discurso racista en contra de los derechos civiles de los negros y las minorías raciales.
De sur a norte, de oriente a occidente, y en otras direcciones, el homo sapiens ha emigrado hasta poblar los cinco continentes, y los flujos no cesan porque el imperativo de mitigar las necesidades básicas de comida, refugio y vestido, están por encima de fronteras nacionales, credos ideológicos, sistemas políticos y modelos económicos. Y lo decíamos, no de ahora, sino de siempre.
Por eso, criminalizar a los migrantes, lo mismo en sectores gubernamentales y sociales de nuestros vecinos del norte que en algunos países europeos donde gobierna o tiene una alta influencia la extrema derecha, es deshumanizante, es antihistórico, es flagrantemente violatorio de los derechos humanos. Es una actitud retrógrada, contraria a la civilización, y contraria incluso a los cimientos del progreso.
Legislar para legalizar
primero la detención y luego la
expulsión de un migrante sin juicio previo, sólo con la acusación
sumaria, interesada y facciosa de un funcionario menor, por ejemplo, es
contrario a los principios elementales del debido proceso que contemplan
diversos tratados y declaraciones de derechos humanos, de los que
Estados Unidos forma parte.
Separar familias, padres inmigrantes e hijos que ya tienen la nacionalidad estadunidense sería contrario al estado de derecho porque estarían atentando contra sus propios ciudadanos al privarlos de sus progenitores, sería también abiertamente lesivo a la dignidad de toda la familia, al generar un daño sicológico irreparable.
Expulsar a quienes sólo buscan mejores estándares de vida significa también no ponderar la enorme aportación que los migrantes hacen no sólo a las economías de sus países de origen, sino sobre todo a las economías a las que sirven. No es una opinión subjetiva, es una realidad acreditada con cifras.
Para citar el caso de los migrantes mexicanos, es del dominio público que las remesas son ya la segunda fuente de divisas del país, sólo después de la exportación de autos. El año pasado las remesas alcanzaron la cantidad histórica de 60 mil millones de dólares, sin contar diciembre. Son una aportación fundamental para el sustento de sus familias, de sus comunidades de origen y de la propia economía nacional. Pero la contribución a la economía estadunidense es aún mayor, pues a México sólo envían alrededor de 25 por ciento de sus ingresos, el otro 75 por ciento lo gastan en bienes, servicios e impuestos en la economía local, sin contar la inmensa plusvalía que generan en las empresas, cultivos y distintos sectores económicos donde aportan su fuerza de trabajo, productiva, esmerada y honesta.
Hay estados como California, Texas, Nuevo México y Florida, además de Nueva York y Chicago, cuyas economías, en algunos casos con un PIB estatal superior a la de la mayoría de países europeos, se desplomarían sin el trabajo, el consumo y las contribuciones fiscales de los trabajadores migrantes. Las ciudades fronterizas de ambos lados, sobre todo, languidecerían.
Y hay que decirlo, a Estados Unidos emigran también egresados de instituciones de educación superior y posgrados, que detonan ahí su conocimiento y desarrollan su potencial productivo. Tanto ellos como el resto de hermanos migrantes son talentosos y productivos. Llegan a producir, no a delinquir. Criminalizarlos es una actitud sesgada, deshumanizada y regresiva.
En cuanto al T-MEC, es un mecanismo que ha beneficiado a las tres partes, a México, a Estados Unidos y a Canadá. Es un esfuerzo colectivo que en la teoría de juegos se llama esquema de suma positiva, porque al final nadie le quita nada a nadie y todos salen ganando. Claro, con sectores que habría que revisar de parte nuestra, como lo relativo a los productos agropecuarios, y especialmente los granos básicos.
Desmantelar, desvirtuar o debilitar al T-MEC sería perder competitividad frente a otros mercados, como el de China y el de los tigres asiáticos. Imponer aranceles a las importaciones, algo totalmente contrario al espíritu de los mercados de libre comercio, golpearía a las tres economías. El arancel cobrado a los productos e insumos que ingresan lo terminarían pagando los propios consumidores, lo que incentivaría la inflación, encogería los mercados y reduciría el crecimiento de la economía.
Eliminar y aún restringir los alcances del T-MEC sería el fin del mayor mercado común de mundo. Sería la mejor noticia, pero para los competidores de otros polos de poder económico, que siempre le han disputado la hegemonía a este lado del Atlántico, aunque también podría derivar en un enfriamiento de la economía mundial. Un esquema de perder-perder.
En suma, una embestida contra los migrantes, su criminalización y expulsión sumaria, sería inhumano y también lesivo para la economía que hoy se beneficia de su productiva fuerza de trabajo. Vulnerar al T-MEC sería también una decisión de perjuicio compartido para todos los actores. Es tiempo de elevar la mirada y proteger el interés de todas las partes. En próximas colaboraciones abundaremos sobre ambos temas.
Aunque esta injerencia no implicó agresiones bélicas directas, fue un proceso en el que la amenaza de intervención de Estados Unidos (EU) en la península de Baja California fue casi consumada y hubo momentos de gran rispidez que estuvieron cerca de descarrilar las cosas. Militares estadunidenses, sin permiso ni aviso, ingresaron con material de guerra al país y no fue fácil expulsarlos. Más adelante, un portaviones con toda su flota se instaló en frente a nuestras costas y su comandante respondió con provocaciones cuando se le ordenó abandonar aguas nacionales.
Gracias al heroico e incansable trabajo del recién nombrado por el presidente Manuel Ávila Camacho comandante del Pacífico
,
el general Lázaro Cárdenas, y un puñado de patriotas como Heriberto
Jara, Francisco J. Mújica y Luis Alamillo, entre otros, México pudo
evitar que las fuerzas armadas de EU se aposentaran en la península, so
pretexto de proteger al continente americano de un eventual ataque
japonés después de la ofensiva a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941.
De esta manera se pudo conjurar que EU instalara una base militar en nuestro territorio. Todo indica que los estadunidenses tenían el ojo puesto en un punto: la Bahía Magdalena, en Baja California Sur, un lugar largamente codiciado de tiempo atrás no sólo por EU sino por Japón y Alemania, dadas sus características naturales, al ser una bahía de gran profundidad y con una defensa natural que le proporcionan las dos islas que tiene enfrente.
Desde tiempos de Porfirio Díaz, la bahía se había convertido en un apetecido bocado. En 1907 México había otorgado dos concesiones al vecino del norte, una para realizar prácticas de tiro y otra para una estación carbonífera que suministraría combustible a la escuadra de ese país en el Pacífico. Como mudos testigos están los cascos de enormes proyectiles empleados en dichas prácticas, así como la foto de un submarino estadunidense que encalló en la zona.
Con base en el libro de Ángel J. Hermida Ruiz Cárdenas, Comandante del Pacífico, se sabe que cuando Estados Unidos entró de lleno a guerra, buscó que soldados suyos entraran y se establecieran en México bajo la consideración de que nuestro país carecía de la tecnología, así como de las capacidades para impedir un posible ataque japonés desde la poco poblada Península. La posición de México fue clara y contundente: la defensa de México corresponde a los mexicanos y lo que se requería es que EU aportara el material, en este caso lo principal eran los radares, así como capacitación y entrenamiento a nuestras tropas, como finalmente sucedió.
Un dato no menor es que el gobierno estadunidense, por lo demás, contaba con altos personajes del Ejército Mexicano que aceptaron y apoyaron los intentos injerencistas y buscaron descarrilar la cuidadosa negociación de Cárdenas con John L. DeWitt, el jefe del Comando de la Defensa Occidental de Estados Unidos.
De modo que la lucha de estos defensores de la soberanía se dio tanto
en el frente externo como en el interno y no sin el respaldo popular,
según Hermida: mientras se celebró la negociación, gente de todas las
clases sociales se mantuvo en alerta y en cierto momento se presentó en
la frontera con lo que tenía a la mano, desde pistolas hasta
herramientas agrícolas o costales con piedras. Como bien lo dijo el
general Jara, después de haberse conjurado aquel peligro: es algo más de lo mucho que debe México a Lázaro Cárdenas. Todavía tuviéramos a los estadunidenses en el país si se les deja
.
Existen dos significativas coincidencias entre lo que sucedió entonces y lo que actualmente estamos viviendo en la relación entre los dos países. Como entonces, en Estados Unidos se levantan voces diciendo que México no es capaz de enfrentar a un enemigo común, ahora los cárteles del narcotráfico y que se trata de un asunto que deben enfrentar sus fuerzas armadas.
De igual forma, durante la Segunda Guerra Mundial la prensa jugó un papel estratégico para abonar a la percepción de pánico de un posible embate nipón a la población estadunidense, facilitado desde el territorio mexicano; actualmente, también la prensa corporativa en ambos lados de la frontera se encarga de instalar la versión de que los narcotraficantes mexicanos, y por ende México, son responsables de la epidemia de consumo de drogas en EU.
La segunda coincidencia es consecuencia evidente de la primera: tanto en la década de los años 40 del siglo XX como ahora, EU utiliza como pretexto un problema común, para sostener que México es incapaz de enfrentarlo por sí mismo y justificar por ello la necesidad de su intervención, de diversos modos, en el territorio mexicano.
Hoy como ayer, la amenaza a la soberanía nacional es una realidad que no debe ser tomada a la ligera. Independientemente de la profunda asimetría que hubo y hay entre los dos países, la historia nos demuestra que es precisamente mediante la política, el diálogo y el entendimiento que es posible ejercer una relación de colaboración y no de subordinación con Estados Unidos.
Y actualmente, con el regreso de Donald Trump a la presidencia, cuyo equipo, según algunas fuentes, ha hablado de invasiones suaves
a México para ejecutar a miembros de cárteles, todavía más.
Estados Unidos tiene más de 800 bases militares en todo el mundo, incluyendo la recientemente otorgada por el gobierno de Noboa en las Islas Galápagos. En México no hay ninguna.
Signado por una gran complejidad −y más allá de los éxitos y reveses sufridos en el primer cuarto de siglo−, el Gran Polo Patriótico, va. Desde diciembre de 1998, el chavismo ha ganado 29 de las 31 elecciones realizadas. Bajo el liderazgo de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, el proyecto bolivariano no sólo ha sobrevivido a distintas formas de guerra (no convencional, de color, híbrida, mediática, cibernética, cognitiva, de clase, etcétera) del Pentágono y la CIA, incluidos golpes de Estado fallidos, castigo colectivo, intentos de magnicidio, invasiones mercenarias y acciones desestabilizadores de la OEA y el Grupo de Lima, sino que ha incrementado su base social de apoyo. No menos importante es la institucionalidad fundada en una Constitución que sirve de base al original proyecto en construcción del socialismo del siglo XXI.
La jornada previa a la juramentación de Maduro, la dirigente del partido Vente Venezuela, María Corina Machado, había convocado a una gran concentración que, en la lógica de las tácticas de la guerra asimétrica, buscaba provocar una confrontación directa con las autoridades y la imposición de una agenda de perturbación política, con el acompañamiento internacional de las vocerías anglosajonas y sus vasallos de Latinoamérica y la vieja Europa. Pero la denominada Operación Marcha Final, concebida por Machado como su Día D, fracasó. Y con ella su épica triunfalista: en la escuálida concentración efectuada en la calle Élice del municipio Chacao, el más rico del país y bastión tradicional de la oposición en Caracas, hubo más periodistas que gente. Por lo que el acto proselitista, diseñado para provocar una conmoción política de tipo insurreccional, terminó desinflándose sin pena ni gloria. De paso, dejó a los ex mandatarios y capos políticos iberoamericanos de la ultraderecha internacional literalmente colgados de la brocha.
Lo que siguió fue la puesta en escena −a través X e Instagram−, de que su caravana había sido atacada
por agentes de la seguridad del Estado y estaba detenida
. Sin embargo, cuando la noticia
recién empezaba a ser tendencia, se acabó: la propia Machado difundió
un video donde aparecía semioculta bajo una capucha negra, afirmando:
“Estoy bien, estoy segura. Hoy es 9 de enero. Salimos de una
concentración maravillosa. Se me cayó […] una carterita azul donde tenía
mis pertenencias. Ya estoy bien, a salvo. Y Venezuela será libre”.
El fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, calificó el hecho de operación sicológica
diseñada para desatar violencia de cara a la asunción de Maduro el día siguiente; una mediocre operación encubierta de bandera falsa
.
Ante la nueva simulación de Machado, que apelando al uso de la política
como espectáculo activó la mediatización de la (des)información y su
viralización internacional inmediata, Saab aseveró que la histriónica
dirigente sufre de un narcisismo social exacerbado
para llamar la atención, lo que es indicativo
de que padece de trastorno límite de personalidad (TLP o borderline).
Circunscrito al campo de las operaciones sicológicas, el show de
Machado logró saturar la agenda (des)informativa, producir un efecto
victimizador e impulsar un mayor grado de injerencia extranjera. De allí
que tras la difusión de fake news por los comanditos de Vente Venezuela, de inmediato y sin verificar la información, agencias internacionales como Ap y Afp y medios como El País de Madrid y la cadena Caracol en Colombia, se aprestaron a afirmar que Machado había sido secuestrada
por el régimen. A la vez, denotando una previa complicidad con el bulo,
en forma automática se pronunciaron los presidentes Milei, Boric, Noboa
y Mulino, así como la élite de los partidos conservadores españoles
Popular y Vox: Aznar, Rajoy, Díaz Ayuso, Núñez Feijóo, Abascal y
Cayetana Álvarez y sus palafreneros latinoamericanos Macri, Duque,
Uribe, Santos, Fox y Calderón. Incluso Donald Trump mordió el anzuelo, y
recuperando la narrativa reaganeana de los años 80 sobre la Contra nicaragüense, llamó a Machado y a su delfín, Edmundo González, luchadores por la libertad
.
Ante la debilidad política exhibida por Machado, para recuperar la ofensiva podrían reactivarse recursos y dispositivos dentro del umbral de la guerra irregular, como en el periodo 2014-20: atentados, sabotajes, acciones terroristas o de violencia política selectiva. Un contexto que poco favorece los artificios diplomático-propagandísticos de Edmundo González en el extranjero, quien no pudo cumplir su promesa de juramentarse y asumir en el Palacio de Miraflores.
Tras el arribo de Trump a la Casa Blanca, es previsible que, en un “último round”, Machado buscará la intervención directa del imperio del caos
(E. Todd dixit) recargado, con el apoyo del lobby de Florida con Marco Rubio a la cabeza: el próximo secretario de Estado considera que Venezuela es gobernada por narcotraficantes
(sic). Pero, en lo inmediato, el vacío de poder y la crisis de
liderazgo dejados por Machado y González, podría ser llenado por el
colombiano Álvaro Uribe, quien recientemente, en Cúcuta, llamó a una intervención militar internacional
en Venezuela. Por razones estratégicas del andamiaje narcoparamilitar que
representa, Uribe, asesino serial cultor del terrorismo de Estado y
bajo cuyo mandato el ejército acuñó la figura de los falsos positivos,
necesita una conmoción política, social y armada en Venezuela, y con el
aval de Trump, podría apelar a actores armados colombianos y mercenarios
extranjeros, articulados por el Comando Sur.
Una vez más la alianza cívico-militar patriótica junto al chavismo bravío movilizado en las calles, han sido clave en el sostenimiento de la paz en Venezuela. Con su democracia participativa y protagónica, la revolución bolivariana se defiende sola. Pero ante los amagos injerencistas, no debe menguar la solidaridad internacional.
seguridad nacional. ¿Qué hay detrás de estas advertencias? ¿Por qué un presidente de EU rompería con la tradición de la posguerra y abiertamente diría eso? Todo tiene que ver con el control del comercio y el control de los recursos que aseguren una victoria en las industrias del
futuro.
Primero, el Canal de Panamá, Canadá y Groenlandia. ¿Cuál sería el propósito de anexar dichos territorios? A través de la historia, el comercio marítimo ha sido dominado, en gran medida, por quien controla los cuellos de botella. La creación de pasajes artificiales, como el canal de Suez (CS), o el de Panamá (CP) han sido fundamentales en otorgar ventajas estratégicas a los países que tuvieron su control, así como en dar una ventaja económica competitiva a quien pueda usarlos. Trump sabe que si logra controlar el CP y utilizarlo para sus intereses, puede complicar la conquista china del mercado Europeo, en particular en industrias como los vehículos eléctricos, razón por la cual busca anexarlo. Si bien dichos canales son extremadamente relevantes, en el futuro se abrirán dos nuevas rutas marítimas que tienen el potencial de cambiar la dinámica de poder en las relaciones comerciales.
Regresando a Canadá y Groenlandia, por ellos pasa una de esas rutas
marítimas comerciales más importantes para el futuro, conocida como el pasaje del noroeste (PNO)
.
Hoy, la ruta es muy complicada y poco económica, ya que gran parte del
año se encuentra congelada y para navegarla, se requiere una embarcación
rompehielos, por lo que no resulta la mejor opción. Sin embargo, los
pronósticos climáticos son que para 2027, la ruta se encuentre
totalmente libre de hielo más de la mitad del año, por lo que se
convertiría en una ruta muy viable y algo extremadamente estratégico de
controlar. Por ejemplo, un viaje entre el puerto de Rotterdam (Europa) y
San Francisco (EU), sería 7 mil kilómetros más corto mediante el PNO
que por la ruta actual del canal de Panamá. Esto se suma a que el PNO no
tiene las limitaciones que el CP tiene, donde los barcos deben subir y
bajar 26 metros para lo cual se usa un sistema de esclusas que los
elevan y bajan de manera controlada. Esto tiene dos implicaciones.
Primera, la operación del CP está condicionada a que haya suficiente
agua para llenar y vaciar las esclusas y segunda, los barcos que pueden
pasar por el CP, tiene una dimensión máxima que, en la actualidad ya ha
sido rebasada. Los barcos más grandes del mundo, no pasan por Panamá.
La importancia estratégica de controlar el PNO para EU aumenta si consideramos que el otro gran pasaje del ártico, que tiene el potencial de remplazar al Canal de Suez, el pasaje del mar del Norte (PMN), es controlado casi en su totalidad por Rusia. Como ejemplo, un barco que sale de Rotterdam hacia Yokohama (Japón), recorrerá tan sólo una tercera parte de la distancia y ahorrará en promedio 180 mil dólares por viaje en costos de transporte, utilizando el PMN comparado con el canal de Suez. Además, un barco que usa el PMN no se enfrentará a los hutíes en el mar Rojo ni a los piratas somalíes en la costa de África.
En lo que respecta a Canadá, sería muy complicado que EU anexe el país. Lo que es más viable es que establezca bases y operaciones militares para controlar dicha ruta. La amenaza que parece más seria es anexar Groenlandia. No es la primera vez que se propone. En 1946 EU hizo una oferta formal, de nuevo en 2019, Trump intentó hacerlo. La renovada importancia de Groenlandia radica en que, además de controlar el PMO, le daría acceso a otro gran recurso estratégico para el futuro, los minerales raros, de los cuales Groenlandia tiene grandes reservas de 24 de los 32 catalogados como tales. Trump tiene dos objetivos, limitar el acceso chino a dichos recursos e imitar la estrategia de industrialización china para desarrollar capacidades.
Primero, Groenlandia había estado atrayendo mucho capital chino para su sector minero. Anexar ese territorio le daría el control de esa decisión a EU y le permitiría vetar esas inversiones. Segundo la industrialización China fue en gran parte una estrategia de control de la materia prima. Mediante restricciones a las exportaciones de esos materiales, fue logrando subir en la cadena de valor al obligar a las empresas a hacer las actividades de más valor agregado en China. Por ejemplo, las baterías de litio. China impuso restricciones al litio que podía exportarse, por lo que las empresas debieron instalar plantas para refinarlo y convertirlo en baterías, siempre acompañado de políticas de transferencia tecnológica. El acceso y control a la materia prima fue la clave. Los minerales que obtenían en otros países eran importados a China y aplicaban las restricciones. EU ya aplica esa estrategia en enriquecimiento de uranio para uso civil.
El control de esos minerales es estratégico. Sus aplicaciones van
desde paneles solares, generadores eléctricos (para todas las
tecnologías), motores eléctricos, y baterías, hasta sistemas de armas inteligentes
,
inteligencia artificial y computación cuántica. Es un error continuar
con una discusión únicamente ideológica y ridiculizadora para explicar a
Trump. Detrás de él, existe todo un proyecto imperialista que entiende
que esta puede ser su última oportunidad de frenar el declive de su
modelo.
X: @aloyub
un poco de calentamiento global. Aunque reconoció que la víspera de Año Nuevo será
la más fría de la que se tenga registro, nos vendría bien un poco de ese viejo calentamiento global por el que nuestro país, pero no los demás, iba a pagar billones de dólares para protegernos de él. ¡Abríguense!
Su burla del cambio climático al que califica de una farsa que crearon los chinos para perjudicar a las industrias estadunidenses
,
recibió la respuesta del mundo académico: Trump ignoraba la diferencia
entre el tiempo y el clima. El primero se refiere a las condiciones
atmosféricas durante un periodo corto, como la ola polar que este mes
azotó a EU. Mientras el clima es un panorama más extenso de los patrones
del tiempo.
Quien hoy asume de nuevo la presidencia de su país, igualmente ignora las causas que ocasionan los mayores incendios en el estado de California. Volcó toda su crítica hacia las autoridades locales. Las calificó de ineptas y de no estar preparadas para evitar y combatir eficazmente el fuego en Los Ángeles. Denigrar, mentir, es la forma que suele hacer para sumar adeptos. Pero aún reconociendo fallas en el sistema estatal de protección, hay otros factores que cuentan en la enorme tragedia que afecta a cientos de miles de ciudadanos y sus bienes.
Vale recordar que a mediadios de septiembre de 2020, el negacionista
Trump, entonces presidente de EU, visitó con gran prisa California para
informarse lo más posible
, de los incendios que en esos días arrasaban con miles de hectáreas en la costa oeste de dicho estado y que dejaron 30 muertos.
Con los conocimientos científicos de que suele hacer gala, Trump
aseguró que esos incendios no se debían al cambio climático, al
calentamiento del planeta, sino a una mala gestión forestal. Y que
estaba convencido de que la ciencia no sabía lo que está pasando
, ignorando las advertencias de la comunidad académica sobre el calentamiento de la Tierra y sus efectos en el clima.
Y por enésima vez, Trump expresó su convencimiento de que el clima comenzará a enfriarse
,
y que sólo hay que esperar un poco para que ello suceda. Entonces, como
ha hecho ahora con el magno desastre en California, sostuvo que todo lo
que pasaba se debía a una mala gestión de los bosques
, a árboles como cerillas
, que mueren y se secan allí”. No sólo en California, sino en Oregon y Washington, también afectados en 2020 por el fuego.
Pero los gobernadores de esos tres estados le reiteraron que, si bien
las causas de los incendios son variadas, la fundamental es el
endurecimiento de las condiciones climáticas debido al calentamiento
global. Gavin Newsom, gobernador de California, le reiteró al
negacionista climático por excelencia durante dicha visita que : El calor se está haciendo más intenso y la sequedad se está haciendo más aguda
.
Y luego le explicó claramente por qué los fuegos son más graves que
nunca. Le pidió que respetara la opinión de los especialistas, de que el
cambio climático era real y genera tragedias como las que vivían esos
días por el fuego. Trump respondió secamente: Por supuesto
.
Los incendios recientes en Los Ángeles darán mucho qué hablar. Pero deseo agregar una causa poco mencionada: la forma anárquica y sin planeación alguna en que miles de personas ocuparon extensas áreas forestales, de pastos y diversas especies vegetales. Ellas han comprobado el poder de un viento con fuerza de huracán que aviva el fuego, el cual acaba rapidamente con todo a su paso.
Suman más de 150 mil los afectados en sus hogares o sitios donde trabajaban. Las víctimas mortales 25, y desaparecidas 26. Estos incendios son los más costosos en la historia de EU, con pérdidas superiores a 300 mil millones de dólares.
El TLCAN culminó las reformas económicas iniciadas en los 80, orientadas a la privatización, apertura comercial y menor intervención estatal, con el objetivo de integrar a México en la economía global. Aunque buscaban atraer inversión extranjera y reducir la brecha con EU y Canadá, estas medidas no consideraron las desigualdades estructurales ni las vulnerabilidades de sectores clave como el agrícola.
Ese sector enfrentó serios desafíos con la aplicación del TLCAN. Antes del tratado, millones de pequeños y medianos agricultores dependían de la producción de maíz, no sólo como base económica, sino como un elemento central de su identidad cultural y social. Sin embargo, la llegada de maíz subsidiado de EU inundó el mercado mexicano con productos a precios que superaron la capacidad competitiva de los productores locales. Sin subsidios y políticas de apoyo comparables, muchos campesinos quedaron en desventaja. Esto resultó en el abandono de tierras cultivables, aumento en la pobreza rural y una importante pérdida de soberanía alimentaria. El maíz, símbolo y pilar de miles de comunidades, pasó de ser fuente de sustento a reflejar la precariedad y exclusión que afectó al campo.
El impacto en el campo mexicano no se limitó a las dificultades económicas, sino que desencadenó un éxodo masivo de la población rural. Sin oportunidades, muchas familias debieron abandonar sus comunidades, migrando hacia las ciudades o a EU en busca de un futuro mejor. Este desplazamiento desarraigó comunidades enteras, fragmentando el tejido social y dejando pueblos rurales casi vacíos, al tiempo que las ciudades enfrentaron el reto de absorber a una creciente población de trabajadores vulnerables.
El colapso del campo impulsó la expansión del narcotráfico en regiones como Guerrero, Michoacán y Sinaloa, donde, ante la falta de alternativas económicas, muchos agricultores recurrieron al cultivo de amapola y mariguana. Esto fortaleció un ciclo de pobreza, violencia y dependencia, mientras el narcotráfico llenaba el vacío estatal, imponiendo su control territorial y social. Estas áreas se convirtieron en centros de actividades ilícitas, marcadas por exclusión, inseguridad y abandono institucional.
El TLCAN también profundizó las desigualdades regionales en México. Mientras las zonas industriales del norte experimentaron crecimiento gracias al modelo maquilador y la integración comercial, las comunidades rurales del sur enfrentaron un creciente rezago. Este desequilibrio impulsó patrones de migración interna hacia las ciudades, acelerando una urbanización desordenada y creando cinturones de pobreza.
Por otro lado, las remesas de Estados Unidos se convirtieron en un sustento esencial para muchas familias, aunque al mismo tiempo fomentaron una dependencia económica que limitó el desarrollo de economías locales sostenibles. La constante migración de jóvenes en edad laboral debilitó más a las comunidades rurales, dejándolas vulnerables y atrapadas en un ciclo de pobreza y exclusión que resulta difícil de romper.
El TLCAN no logró cerrar las brechas entre México y sus socios del norte; por el contrario, las amplió y puso en evidencia algunos de los costos sociales y económicos más profundos asociados a las políticas neoliberales implementadas en el país. La crisis en el campo, el incremento de la dependencia alimentaria y la expansión del narcotráfico destacan la urgente necesidad de replantear las estrategias de desarrollo económico para abordar estos desafíos estructurales.
Tras más de tres décadas de experiencia con el TLCAN y ahora el TMEC, el modelo vigente ha mostrado limitaciones para garantizar un desarrollo verdaderamente equitativo. Problemas como la migración masiva, el crecimiento del narcotráfico, las desigualdades regionales y la dependencia económica evidencian la necesidad de un cambio estructural.
Es evidente que la economía mexicana enfrenta un grave problema profundamente arraigado, que demanda una reflexión seria, un replanteamiento estructural y, sobre todo, un amplio debate nacional. Es crucial que la sociedad tome plena conciencia de lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en el campo, donde la falta de oportunidades ha sido un factor determinante en el surgimiento de fenómenos como la migración masiva y la expansión del narcotráfico. Es urgente implementar medidas concretas para reactivar el campo, fortalecer su capacidad productiva, superar sus vulnerabilidades y promover un desarrollo más equitativo y sostenible en beneficio de toda la población. Las soluciones deben surgir de este debate, explorando y considerando todas las opciones posibles.
* Director del Cide
La atención sobre las cuestiones geopolíticas claves y sus posibles consecuencias es inaplazable. El segundo gobierno de Trump empieza hoy, con la abierta pretensión de incidir en las corrientes comerciales y de inversión mediante medidas proteccionistas, con la afirmación de intenciones geopolíticas como las ya expresadas en cuanto a Groenlandia, Panamá, Canadá y México, y otros escenarios en los que no se descarta el uso de la fuerza.
Se reafirmará la demanda de una mayor contribución económica de los países europeos al sustento de la OTAN en materia de defensa conjunta, en un momento en que la Unión Europea enfrenta condiciones de rezago económico y tecnológico y profundas fracturas sociales y políticas; los países que la conforman están muy conscientes de su actual desventaja.
La confrontación con China, la otra gran potencia mundial, es una condición insoslayable del entorno internacional y despliega posibles escenarios de conflicto en muchos frentes, entre los que no se puede eludir la confrontación militar.
La intención expresa de la segunda administración Trump, como queda claro en principio, es reposicionar el poder económico y militar de Estados Unidos en el campo global y reforzar la seguridad interna con la mira en la migración, el narcotráfico y el terrorismo. Este asunto tiene, como es obvio, muy diversas aristas.
Ya se ha visto la dirección adonde esto apunta y el peso que tiene en las relaciones internacionales. Aun sin que Trump hubiera tomado posesión se fraguó el apurado y aún nebuloso acuerdo de cese el fuego en Gaza alcanzado apenas hace unos días en Doha. Seguirá, conforme a lo que se ha planteado, la intervención en la guerra desatada por la invasión de Ucrania por Rusia y que se extiende desde febrero de 2022 con grandes pérdidas de vidas y destrucción material. Estas cuestiones tienen ramificaciones relevantes e inciertas en áreas políticamente sensibles como el caso de Medio Oriente y el conjunto de Europa.
Las relaciones con China, que está embarcada en un amplio activismo global, abarcan el control de territorios estratégicos y la extensión de la influencia política, económica, tecnológica y militar. Las tensiones que han ido en aumento entre ambos países apuntan a la intención del gobierno de Xi de afianzar la posición en el estrecho de Taiwán y ampliar significativamente la presencia en regiones del Indo-Pacífico y África.
Otro espacio de las relaciones de poder es el que representa el dólar como moneda de reserva mundial. Esto ha sido denominado un privilegio exorbitante y habría que ubicar de modo objetivo las condiciones y las expectativas de que por ahora esto pudiera disputarse económica, financiera y políticamente de modo significativo. El dólar es una especie de arma económica.
La historia no se repite y su estudio consiste en el reconocimiento de los patrones de su desenvolvimiento. En este sentido una cuestión crucial, que no debe pasarse por alto, es la precariedad de las condiciones existentes en un momento o una época determinada. Nada es permanente. Este es un rasgo esencial de la dinámica social y debe formar parte de la estructura del análisis de los procesos que se observan y de la forma de pensar, aunque los políticos suelen ignorarlo por conveniencia.
En 1989, luego del colapso de la Unión Soviética, se proclamó el
triunfo de la democracia liberal y del mercado; así aparecía por vez
primera la grandilocuente expresión del fin de la historia
que
hizo famoso a Fukuyama. Poco después, John Mearsheimer proclamaba que se
extrañaría la Guerra Fría, en un célebre artículo publicado en 1990.
Esto da qué pensar, sobre todo luego del fin del entusiasmo neoliberal
que irrumpió en ese mismo tiempo con el llamado Consenso de Washington.
Hoy estamos en otra dimensión política y económica que enmarca lo que
nos ocupa.
Hay una vertiente en el entorno de las disputas y los enfrentamientos
económicos y políticos y que está en la naturaleza de los patrones del
desenvolvimiento histórico a los que se ha aludido. Es el de la guerra, y
a esto hay que aproximarse con sumo cuidado, de lo que estoy
consciente, pero no debe ignorarse. Apenas un par de pinceladas: Mark
Rutte, secretario general de la OTAN, declaró días atrás que es urgente
adoptar una mentalidad de guerra
y advirtió que los miembros de
esa alianza no están suficientemente preparados para una creciente
amenaza a la seguridad por parte de Rusia. Para ello propone reforzar
las defensas con mayor gasto y capacidades. No estamos listos para lo que se nos viene en unos cuatro o cinco años
, ha dicho.
El militar retirado de Estados Unidos y reconocido experto en estrategia H. R. McMasters declaró hacia el final del año pasado: Hay
una guerra económica en curso. Hay guerras reales en curso en Europa y
Medio Oriente y hay una guerra acechante en el Pacífico. Creo que la
única manera de prevenir que se extiendan es convenciendo a los
adversarios de que no pueden lograr sus objetivos mediante el uso de la
fuerza
. Estas ideas no están ocultas en la visión de Trump y las
posturas políticas y los intereses económicos que representa. Hay
quienes explícitamente cuestionan si es que la situación hoy es
equivalente a 1914 o 1939. Esto no debe perderse de vista. Es parte de
la precariedad del proceso histórico.
Ya en posesión de carro, ajeno o propio, me tiré al asfalto, siempre con la mirada en la salida. Pocas cosas más difíciles que dejar la ciudad; es un viaje en sí, y pesado, alcanzar los bosques, huizachales y magueyales, las milpas y nopaleras que dan marco a los caminos del altiplano antes de arribar a selvas, costas, barrancas o desiertos. Y más ciudades. Confieso, no sin jactancia, haber manejado en un mismo vehículo a los 32 estados, sus respectivas capitales, chorromil pueblos, ciudades menores y parajes. No acostumbro ir de pasajero.
La mecánica no se me da. Manejo de oído. Al no ser especialista en nada, tampoco lo soy en eso. Pero habitualmente llego a mi destino si lo hay, o a cualquier otra parte. Puede ser de chiripa, de milagro o inevitablemente. Cuando en el sureste me convertí en reportero de tiempo completo comprobé que, tanto o más que periodista, era chofer.
En cierta ocasión, alguien que sabía de yoga, meditación trascendental y sicoanálisis me dijo que tantas horas solitarias al volante me hacían la chamba para una meditación silenciosa sin límite de tiempo, aún con las distracciones. El ingrediente de la música siempre fue consustancial al viaje. Cuánto disfruté acelerar y coger las curvas con Abraxas, de Santana, y Riders on the Storm, de los Doors. Gozo la incomparable compañía de la música medieval, renacentista, clásica, romántica, contemporánea, blues, rai, quali, ragas, norteñas, baladas, metal pesado, tecno, progresiva, hip hop, jazz y más jazz. O los impecables sonidos del silencio.
Horas, días, semanas sobre ruedas. Muchas veces conduje 800 o mil kilómetros de un tirón, 12 o 15 horas para llegar a Los Mochis, Monterrey o San Cristóbal de Las Casas. Día y medio a Cancún. No pocas veces realicé viajes absurdos, erráticos, inútiles, me extravié, tomé la ruta más larga o la más jodida. Hoy los navegadores satelitales cambian algo la experiencia, sobre todo si cuento con la gracia de un guía o una copilota.
En honor a la verdad, además de perder el rumbo o el tiempo a solas, también he pasado largas horas, muchas de ellas deliciosas, con personas de mi más alta consideración. Las carreteras son propicias para la conversación. Deja tú la música, la meditación, el encantamiento del paisaje. Rifan bien el cotorreo, las confesiones, los recuerdos en voz alta. Incluso los prolongados silencios en compañía. O los pasajeros dormidos, señal de que van a gusto y sin nervios.
Las prolongadas travesías nocturnas como el Vuelo de noche, de Saint-Exupéry, hipnóticas en esas autopistas con fantasmas luminosos señalando los carriles, un videojuego en vivo. Correr a lo que dé la máquina, tomar bien las curvas, rebasar a los odiosos tráileres de doble remolque (el enemigo mayor), salir airoso, o no, de percances y errores. Incurrir en la necedad caprichosa de aquel conductor en Vanishig Point, película de culto de Richard C. Sarafian (1971), basada en un relato de Guillermo Cabrera Infante y con una pionera pista sonora de blues y soul, donde un tal Kowalski corre entre Denver y San Francisco un Dodge Challenger hasta sus últimas consecuencias.
Buenas o malas, no son pocas las ideas ociosas que se me ocurren al volante. Lo malo es que las olvido si no tomo nota, cuando escribir y manejar son incompatibles. Repaso mi vida personal como una película de terror donde me caliento la cabeza y soy la víctima, o con mayor frecuencia el victimario o el pendejo. Las horas en carretera son buen recipiente para cachar los veintes que me caen. Como la skater de Dire Straits, hago mis películas en locación.
Todo lo anterior sin ser injusto con las epifanías, los recuerdos deliciosos, los planes locos, las fantasías desbordadas, las alucinaciones lúcidas, la paz que fluye sobre los hermosos caminos planos del Chilam Balam. Encuentros con aves, reptiles, mamíferos salvajes o de granja. Suelen ser simpáticos, aunque una noche, en un vochito ajeno, choqué contra un asno inamovible. Él se repuso y reanudó la marcha que había interrumpido segundos antes. La cajuela curva del vochito reprodujo en bajorrelieve la figura del burro y me lo llevé como condecoración de estúpido.
Lo contrario a lo sucedido la tarde de ayer en la temporada de aniversario con toros de Pepe Garfias que no querían embestir: se querían ir de la plaza, se acostaban en el redondel para dormir y la corrida fue muy deslucida.
Salvó la tarde el diestro español Borja Jiménez que a base de estar en el asta acabó cargando una oreja y salió triunfador.
El toreo como la muerte y el amor como la magia son cercanía con lo misterioso, lo fantástico, lo inesperado, con lo que se quiere y no se tiene: opuesto a lo mecánico, lo repetitivo, lo robotizado. Desconocimiento y miedo, pero atención por el peligro, búsqueda de lo no encontrado, depósito de lo interno en el toro, angustia que parte de una partición y sensación de misería a la que se siente uno impedido de asistir a la apoteosis de lo instintivo, del fondo de la sangre.
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