Francisco López Bárcenas
El año 2019 tiene
varias significaciones en la formación de la nación mexicana, su
situación actual y su relación con los pueblos indígenas. Con él se
cumplen 500 años de la llegada de Hernán Cortés y sus huestes a la gran
Tenochti-tlan, capital del imperio azteca, con lo cual comenzó la
conquista y colonización del Anáhuac, que se convertiría en colonia de
la Nueva España y que ahora es capital del Estado mexicano. El hecho no
pasa desapercibido para quienes nos preocupan la situación y el futuro
del país. El mismo Presidente de la República se ha pronunciado en
diversas ocasiones exigiendo que los españoles de ahora nos pidan perdón
por los actos de los españoles de entonces; mientras desde la academia
se elaboran análisis sobre lo que ocurrió y continúa sucediendo en
nuestra nación.
A los pueblos indígenas este suceso les interesa, aunque de manera
distinta a la que provoca el interés a la mayoría de los mexicanos,
sobre todo porque ellos continúan sufriendo las prácticas coloniales que
los españoles trajeron consigo, las mismas que heredaron los criollos
que se hicieron del poder político del país después de la guerra de
Independencia, y ahora reproducen los políticos que a cinco siglos de
aquellos sucesos ejercen el poder, sean del partido que sean y proclamen
la ideología que proclamen. Como en aquellos tiempos, sus acciones se
ven legitimadas por algunos indígenas que los apoyan para certificar sus
acciones, sin importar que con ello contradigan prácticas y discursos
de reinvidicaciones autonómicas de años pasados.
Un claro ejemplo de esto es la lucha que diversos pueblos indígenas
de la Ciudad de México vienen sosteniendo desde hace años en defensa de
sus derechos políticos y territoriales, ignorados por la Constitución
política de ella, aprobada el 31 de enero de 2017, misma que es
promovida como la más avanzada en su tipo, ignorando que ignora los
derechos políticos de los pueblos originarios, derecho central para el
ejercicio de la autonomía. Superando esa limitación jurídica los pueblos
indígenas de la capital del país han recurrido al derecho internacional
y han registrado importantes batallas para superar este colonialismo
que se ejerce sobre ellos.
Dentro de estas luchas sobresale por sus logros la del pueblo de San
Luis Tla-xialtemalco, en la alcaldía de Xochimilco, que este domingo 20
de octubre instalará su Concejo Autónomo de Gobierno. Después de un
largo y tortuoso proceso ante tribunales electorales que desde un
principio reconocieron su derecho a gobernarse por sí mismos de la
manera que lo consideren necesario y de enfrentar la falta de voluntad
política de las autoridades de la alcaldía –morenista– que considera que
son más importantes sus intereses políticos que los derechos de los
pueblos originarios. Finalmente la sentencia judicial correspondiente ha
quedado firme. Ya no está en la voluntad de las actuales autoridades de
la alcaldía de Xochimilco reconocer o no este derecho porque están
obligadas a acatar la sentencia en los términos acordados, de lo
contrario caerían en desacato y podrían hacerse merecedoras de sanciones
adminitrativas severas, de las cuales la más drástica sería la
destitución.
El del pueblo de San Luis Tlaxialtemalco en únicamente uno de otros
casos de reclamo del derecho de los pueblos indígenas por la vía
judicial. Es importante tener presente que ellos no exigen que se
reconozca su Concejo Autónomo de Gobierno sólo para evitar los enlaces
territoriales o subdelegaciones que durante mucho tiempo fueron sus
representantes ante las entonces delegaciones y que en las décadas
recientes se convirtieron en empleadas de las autoridades
delegacionales; también lo hacen porque necesitan una representación
legítima para reclamar su derecho al uso y disfrute de sus recursos
naturales, bosques y aguas entre ellos, de los cuales la parte urbana de
la Ciudad de México es beneficiaria sin que ellos reciban una
retribución por cuidarlos.
A 500 años del inicio de la colonización, el sistema político
mexicano continúa siendo colonial para los pueblos indígenas en nuestra
nación, por eso no cesan los esfuerzos de los pueblos originarios por
emanciparse. La lucha de San Luis Tlaxialtemalco, en la alcaldía de
Xochimilco es un claro ejemplo de ello.
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