Pedro Echeverría V.
1. Me causó mucha sorpresa escuchar, hace dos días, el discurso muy combativo de la gobernadora de Quintana Roo Mara Lezama. Me sorprendió porque no conozco ni el tono de la voz del gobernador de Yucatán y sí escuche mucho los pasados discursos de la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, pronunciados en la cámara de senadores junto a Bartlett durante la Presidencia de Peña Nieto. Sin embargo, el discurso de la quintanarroense Lezama me pareció bueno en la forma, pero en contenido sólo le escuché cositas, llamados, intrascendencias, a pesar que Quintana Roo es una entidad de las 32, muy importante por su economía, sus hoteles, sus ingresos turísticos y por la fuerza de trabajo que desde mediados de los setenta ha construido la región.
2. Quintana Roo apenas logró su independencia de Yucatán en 1901, cuando el gobierno de Porfirio Díaz mando someter y asesinar a miles de indígenas rebeldes que habían participado 50 años antes en la guerra de castas. Ya independizado de Yucatán, por la baja cantidad de sus habitantes, Q.Roo, tuvo la categoría de “territorio” unos 70 años, hasta que el gobierno de México –al impulsar el rápido desarrollo de Cancún- le otorgó la categoría de estado. El estado de Campeche también se hizo independiente de Yucatán 50 años antes, es decir, a mediados del siglo XIX. En número de habitantes, Campeche pasó de 86 mil en 1900 a un millón en 2020; Yucatán pasó de 15 mil en 1910 a 2 millones en 2020 y Quintana Roo de 9 mil en 1910 a un millón en 2020.
3. Pienso que la gobernadora tiene que informar de los multimillonarios negocios que se han hecho y hacen alrededor las propiedades de tierras, de los hoteles, de los gigantescos negocios de inversión que se realizan en Cancún y la Rivera Maya, que es un poderoso centro turístico con nivel internacional. Todos los gobernadores han salido gigantescamente ricos, incluso con participación en el narcotráfico, que ha actuado con mucha libertad en la región. En Quintana Roo tiene que impulsarse la investigación –tal como la realizó la maravillosa Lydia Cacho- con el fin de conocer a fondo, informar y castigar a los más de mil personajes implicados en los enormes negocios multimillonarios. Si no se investiga e informa, todo se convertirá en demagogia.
4. Pienso que el gobierno de López Obrador, aunque muy blandengue, a pesar de haber aprobado y hasta impulsado, que cientos de gentes del PRI, PAN, PRD, sigan dominando su partido Morena, ha animado a algunas gentes de izquierda empiecen a intervenir. Me gustó el tono de la gobernadora de Quintana Roo, pero seguramente tiene prohibido denunciar a exgobernadores, sobre todo, a empresarios que tienen fuertes negocios en la Rivera Maya. No hacerlo es grave porque sería un gobierno más que no ayuda a resolver problemas graves como: ¿Cuántos trabajadores hay en la Rivera Maya, en qué condiciones viven, ¿cuál es su salario, ¿cómo y porqué se desarrolla la delincuencia, cuántos presos comunes hay en prisión y cuántos de cuello blanco?
5. Espero que el argumento de que el gobierno de López Obrador fue más de lo mismo no se responda que “no se pudo”, “no nos dejaron”, o peor, “que se hizo lo que le dejaron hacer”. Sabía AMLO del tipo de enemigo a que se enfrentaría, pero pensó que con su pragmatismo y su bondad religiosa podría someter al enemigo. Nada de eso, los multimillonarios y políticos mexicanos son muy poderosos y experimentados en negocios. Han sido capaces de someter a todos los gobiernos, aunque se digan independientes. Por ello el pueblo mexicano ha vivido siglos de pobreza, miseria y ha soportado durante ese tiempo gigantescos saqueos en su economía y en su vida. Espero que la nueva gobernadora no se quede en el mismo discurso de queja y de lloriqueos. (5/III/23)
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