2/11/2013

Los periodistas pal cafe...



El secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, le ha dado patriótico valor militar al Pacto por México. Orador en una ceremonia sabatina de la tanda de conmemoraciones verde olivo que se produce en el mes en curso, el general secretario equiparó la histórica Marcha de la Lealtad que se produjo cien años atrás, en momentos críticos del maderismo, con el Pacto por México y las políticas peñistas de bienestar colectivo.
Así lo dijo Cienfuegos, en el Alcázar de Chapultepec, frente a Enrique Peña Nieto: Nos congratula el Pacto Nacional logrado recientemente por los líderes políticos del país. Saludamos, también, las reformas e implementación de políticas de Estado en favor del bienestar colectivo. Ese espíritu propositivo y los hechos consecuentes son, justamente, la Marcha de la Lealtad moderna que el país requiere. La lealtad es de todos y para todos. Civiles y militares debemos capitalizar y potenciar sus enormes frutos (http://bit.ly/V9qIor ).
Más allá de las motivaciones del general Cienfuegos para decir lo que circunstancialmente al oído peñista le guste escuchar, hay un enfoque impropio, hasta peligroso, en ese acomodo de lo histórico con lo coyuntural. En ese tono y en ese contexto, el jefe operativo de las fuerzas armadas mexicanas está condenando al paredón cívico a quienes en el legítimo uso de sus derechos políticos disientan e incluso confronten el tal Pacto por México y las políticas sociales del peñismo, por ejemplo, la cruzada contra el hambre y otros planes a cargo de Rosario Robles y su secretaría de promoción electoral. Dando continuidad a la línea de pensamiento expresada por el general Cienfuegos, quienes estuviesen contra el Pacto y las mencionadas políticas acabarían siendo una especie de traidores a la Patria, susceptibles de combate para impedir que hagan daño.
Una exageración histórica de ese tamaño corre incluso el riesgo de disolverse por cuenta de los propios firmantes del Pacto tan enaltecido. Resulta que los Chuchos perredistas y el gustavismo panista están siendo jalados por las necesidades electorales hacia planes de alianza en varios estados, lo que está provocando recelo en Los Pinos.
Pero lo más delicado es el hecho de que el ejercicio formal de las obligaciones de algunas secretarías del gabinete peñista, sobre todo la de Gobernación, está generando turbulencias y torpedeo hacia el propio Pacto, como si esos secretarios, en especial Miguel Ángel Osorio Chong, quisieran descarrilar el pacto coordinado por José Murat por diferencias políticas o porque su propio jefe, Peña Nieto, considerara que tal pacto tuvo una utilidad importante como instrumento de legitimación pero hubiera llegado el momento de sostenerlo en una vitrina discursiva al mismo tiempo que se le desacredite en la práctica, particularmente en el terreno minado del cumplimiento de los pomposos compromisos de reformas profundas que se les hicieron a los Chuchos y al gustavismo con tal de recabar su firma.
Hoy, la aduana legislativa, con Gamboa y Beltrones deseosos de desinflar la burbuja del pactismo, habrá de pasar por la prueba de la congruencia en el caso de las telecomunicaciones (es decir, de los intereses del duopolio televisivo contra el corporativo de Carlos Slim, hasta ahora impedido de entrar al reparto del pastel de la pantalla en señal abierta). A fin de cuentas, para los dirigentes perredistas y panistas lo importante no será el cumplimiento de lo pactado, sino el ya haberse revalorado frente a los adversarios internos (los Chuchos frente a AMLO y Gustavo Madero frente al calderonismo) y su enganche como coadyuvantes opositores de lo que Los Pinos dicte a lo largo del sexenio que va corriendo (en una de esas, los Chuchos se niegan a cumplir el proyecto inicial de entregarle la presidencia del PRD a Marcelo Ebrard para que depurara al sol azteca y pudiera ser candidato presidencial en 2018. Ortega y Zambrano han revalorado sus acciones con este Pacto y en relación directa con Peña, así que ninguna necesidad tendrían de deshacerse de ese capital en lo inmediato).
Una última observación al discurso del general Cienfuegos y su referencia a la Marcha de la Lealtad, inscrita en el capítulo de la Decena Trágica: ¿el Pacto por México y las políticas de bienestar colectivo de EPN tendrán el mismo destino que la marcha de los cadetes del Colegio Militar, que sirvió para que el presidente Madero se trasladara de Chapultepec al Palacio Nacional, aunque días después el desenlace le fue trágicamente adverso? ¿Quiénes son actualmente los factores de conspiración que requieren de protectoras marchas de lealtad: el sindicalismo del tipo Gordillo y Romero Deschamps, el duopolio televisivo, los empresarios de élite indispuestos ante una reforma fiscal que les quitara privilegios? ¿O resulta que el general Cienfuegos hizo una equiparación oratoria meramente coyuntural?
Astillas
En el marco de los reacomodos que está realizando el gobernador Graco Ramírez (entre ellos, el Mando Único de las policías), el procurador de justicia, que llevaba 16 días en el cargo, sufrió una de esas confusiones que con frecuencia afectan a ciudadanos indefensos pero que ahora alcanzaron ribetes de aberración extrema, pues agentes de la Secretaría de Seguridad Pública fueron quienes dispararon contra vehículos en uno de los cuales viajaba el procurador Rodrigo Dorantes, en una situación confusa que terminó con tres guardaespaldas del funcionario muertos... Morelos ha sido escenario de feroces peleas por el control de la plaza y sus vinculaciones hacia Guerrero. Recuérdense los episodios del asesinato de Arturo Beltrán Leyva a finales de 2009 y el ataque de policías federales contra dos personas de la embajada de Estados Unidos y un marino, en agosto del año pasado... En Piedras Negras, la hija del secretario de seguridad pública de Coahuila, Gerardo Villarreal, fue atacada por un comando armado. El blindaje del vehículo y la reacción de la escolta salvaron a la hija del funcionario... Y, mientras el PRI asegura que no apoyará el IVA en alimentos y medicinas, ¡hasta mañana!
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Hay que patrocinarles un VTP –viaje todo pagado– a los muchachos de Hacienda, pero no a Aspen ni a Las Vegas, sino a algunas ciudades de Texas donde la gasolina ya es más barata que en México. Insisten en que allá sigue siendo más cara. Los combustibles aumentaron el sábado anterior por tercera ocasión desde que tomó posesión el presidente Peña Nieto: el litro de Magna ahora cuesta $11.03, la Premium $11.59 y el diesel $11.39. Cada producto subió 11 centavos. Amegas –la asociación de expendedores de gasolina– está suministrando un dato interesante en su portal: el precio de la Magna incluye 36 centavos de IEPS, la Premium 44 y el diesel 30. Es el impuesto especial sobre productos y servicios; la recaudación va a los siempre necesitados gobernadores y el jefe de Gobierno del DF. Aparte pagamos el IVA de 16%. Hacienda dice que con los gasolinazos aumenta sus ingresos y evita un desequilibrio presupuestal. No dice, sin embargo, que su origen es que nuestro país está favoreciendo a las refinerías de Estados Unidos. Les compramos la mitad de la gasolina que consume el país, somos su mejor cliente mundial. Y ahí sigue flotando la pregunta: ¿quiénes son los empresarios y políticos que están aprovechándose del negocio?
Devaluación del Bolívar
En vísperas del Carnaval, el gobierno venezolano devaluó su moneda, el bolívar fuerte. No se debe a la enfermedad del presidente Chávez, quien ya tiene dos meses en Cuba bajo tratamiento de un cáncer agresivo y persistente. Aun si estuviera en Caracas y sano, hubiera tenido que devaluar la moneda. Desde el viernes anterior, se necesitan 6.30 bolívares para comprar un dólar, frente a los 4,30 del tipo anterior. Igual que México, su gobierno vive del petróleo; le rendirán ya convertidos a pesos los dólares que reciba. Espera un ingreso adicional de 80 mil millones de bolívares. También como México, no produce sus propios alimentos. Aumentarán de precio. El salario mínimo bajó de 476 a 325 dólares mensuales, lo cual significa una caída de 32%, de acuerdo con la firma consultora Econométrica. ¿Y la gasolina? Antes del viernes se llenaba un tanque con un dólar y centavitos. No ha habido indicación sobre un cambio.
La venta de la Corona
Al final de cuentas, a pesar de los quisquillosos cuestionamientos de las autoridades estadunidenses, el Grupo Modelo venderá a la Anheuser Bush InBev la mitad de las acciones que la convertirán en dueña total de la principal firma cervecera mexicana. Tal vez por eso, una de las herederas del Grupo Modelo, Marisun Aramburuzabala, se veía tan tranquila y contenta departiendo y comiendo el sábado en el restaurante Contramar, de la Condesa, acompañada por un grupo de amigos.
Día soleado
De cada 3 dólares que ingresan a México, 2 son de capital golondrino. De ahí que el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, anunciara desde Asia que se están formando nubarrones que anuncian la ‘‘tormenta perfecta’’. Lástima que al volver a México cambió el discurso y dijo que tenemos un ‘‘día soleado’’. Ya lo recordaremos, como lo del catarrito.



En su informe al cuarto trimestre de 2012 sobre la Situación Económica, las Finanzas y la Deuda del país, la Secretaría de Hacienda establece que el balance (preliminar) de la cuenta pública en el año fue deficitario en -404 mil millones de pesos (-2.6% del PIB), cifra que excedió en 35 mil millones al déficit presupuestado originalmente (-369 mm), y en 50 mil millones al déficit de 2011 (-353 mm) (Gráfico 1).
Tal déficit se dió no obstante que los ingresos presupuestarios ascendieron a 3.517 billones de pesos (207 mil millones más de lo presupuestado), debido a que el gobierno gastó 244 mil millones más de lo autorizado y elevó el gasto a 3.923 billones.



Allá por mediados de 1988 el entonces presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Agustín F. Legorreta Chauvet, aseguraba que la novela rosa de la Bolsa Mexicana de Valores había llegado a su fin. Nostálgico, daba el pésame meses después de que en la propia BMV se concretó uno de los mayores desplumaderos en contra de 350 mil pequeños y medianos inversionistas, a quienes Miguel de la Madrid responsabilizó del crac bursátil (octubre de 1987) y los acusó de codiciosos y bisoños en las artes de especular en el mercado bursátil.
El 19 de octubre de 1987 la Bolsa Mexicana de Valores reventó (y en la masacre Legorreta Chauvet fue uno de los escasos ganadores, por medio de su casa de bolsa Inverlat), y el de por sí limitado número de inversionistas que en ella participaban (bisoños o no) se desplomó a sólo 160 mil. En su mejor momento (antes del crac), tales inversionistas equivalían a 0.62 por ciento de la población total del país.
Transcurrieron los años, y el ex presidente de Banamex (el mismo que en 1988 juró que el salario mínimo en México resultaba más que suficiente para vivir cómodamente) fue desmentido tajantemente por la realidad, porque cinco lustros después de su nostálgica declaración la Bolsa Mexicana de Valores no sólo es más elitista que la de 1987 (lo que ya es decir), sino que se confirma como la mamá de las novela rosas en el mundo, toda vez que en ese lapso los inversionistas se redujeron hasta representar apenas 0.18 por ciento de la población nacional (tres veces menos que en 1987) y los valores por ellos acaparados representan el 40 por ciento del producto interno bruto del país. Si eso no es novela rosa, entonces ¿qué es?
La Jornada (Roberto González Amador) nos ilustra al respecto: “para el puñado de inversionistas que participa en el mercado accionario mexicano, los últimos seis años –periodo que para el resto de la población y el sector productivo estuvo marcado por la más profunda crisis económica en ocho décadas– fueron de multiplicación de ganancias. Un reducido grupo de inversionistas, equivalente a 0.18 por ciento de la población del país, posee acciones de empresas que cotizan en el mercado bursátil local por un monto que, comparativamente, representa 40 por ciento del valor total de la economía mexicana, estableció información de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores”. Todo, desde luego, libre de impuestos.
Al cierre de diciembre pasado, abunda La Jornada, 203 mil 254 inversionistas, número que equivale a 0.18 por ciento de la población total del país, poseían activos invertidos en el mercado bursátil mexicano, según los datos de la CNBV. En conjunto, esos valores sumaron 6 billones 384 mil 67 millones de pesos. Esta cantidad representa 40 por ciento del producto interno bruto; es decir, del valor a precios de mercado de todos los bienes y servicios producidos en el país durante un año. El PIB de México es actualmente de 15 billones 603 mil millones de pesos, de acuerdo con cálculos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, contenidos en los Criterios Generales de Política Económica 2013.
Y de cereza: entre 2007 y 2012 la economía de México registró un crecimiento promedio anual de 1.95 por ciento, de acuerdo con información oficial. En ese mismo periodo, el valor de los activos del grupo de inversionistas que participa en el mercado accionario mexicano aumentó seis veces más que el producto interno bruto, según los datos de la CNBV y del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
La anterior es la mejor muestra de cómo se democratiza el capital en México (Salinas-Aspe dixit) y de la inobjetable condición de economía-casino que ha adquirido el país en tres décadas (de Miguel de la Madrid a la fecha). Lo mejor del caso es que en el marco de la espeluznante concentración del ingreso y la riqueza que aquí se registra todavía cabe otra criba, que es el de los barones Forbes. Como apunta la Cepal, en México hay un multimillonario por cada 11 millones de habitantes, o si se prefiere, casi 6 millones de pobres por cada súper rico.
De acuerdo con la información de González Amador, 203 mil inversionistas bursátiles acaparan valores por 6.38 billones de pesos (equivalentes al 40 por ciento del PIB), pero en el detalle cabe mencionar que sólo los diez barones Forbes (0.000009 por ciento de la población total) concentran alrededor de 2 billones de ellos, es decir, cerca de una tercera parte del citado pastel (si se prefiere alrededor de 14 por ciento del producto interno bruto), y ya en el exceso la gruesa rebanada de uno de ellos, Carlos Slim (el 0.0000009 por ciento de esa población), se aproxima a un billón de pesos (6.7 por ciento del PIB para él solito).
El paraíso, pues, por mucho que en 1988 Agustín F. Legorreta Chauvet decretara el fin de la novela rosa del mercado bursátil mexicano. El otro lado de la moneda es lo que describe la Cepal: los recursos que México obtiene por impuestos a la propiedad o al patrimonio representan la tercera parte del 0.42 por ciento del PIB que obtienen en promedio el resto de los países de América Latina y casi la cuarta parte del 0.68 por ciento calculado para las naciones en transición. A escala mundial la media de este tipo de impuestos equivale a 1.04 por ciento del PIB y para los países de la OCDE, al que pertenece México, llega a 2.12 por ciento, es decir, 12 veces más que nuestro país, que se coloca en el tercer lugar latinoamericano de los que menos ingresos obtienen por estos impuestos, ya que desde los 90 equivalen a 0.18 por ciento del PIB.
Y el organismo regional remata así: los contactos políticos, el origen social, el trato favorable en materia tributaria y las regulaciones que benefician a los ricos también contribuyen a la acumulación de grandes fortunas sin una vinculación productiva evidente. Así, cualquier intento por elevar los impuestos puede dar origen a fuga de capitales y ahorros, y dado el poder de las élites económicas no se debe subestimar su capacidad de ejercer presión para evitarlo.
Las rebanadas del pastel
Y preparaos, mortales, que en este contexto ya viene otra novela rosa: la reforma fiscal de gran calado, que lo único que presagia es IVA a todo y para todos (para democratizar el consumo), obvio es que con el decidido impulso del PRI, el partido que, según dice su dirigente nacional, no arria banderas ni revierte posiciones; que nadie se confunda (César Camacho dixit). Ajá.



De acuerdo con una encuesta elaborada por el Colegio de la Frontera Norte (Colef), de 2005 a la fecha se han incrementado la violencia y el maltrado sufridos por migrantes mexicanos a manos de funcionarios estadunidenses. Según las entrevistas aplicadas a deportados, en 2005 sólo 12 por ciento informaron haber sufrido agravios como violencia verbal, agresión física, empujones o golpes y decomiso de pertenencias; esa proporción subió a 16 por ciento en 2008, 20 por ciento en 2010 y sigue incrementándose. Los datos indican que unos 100 mil migrantes vuelven al país mediante la expulsión voluntaria y otros 250 mil optan por someterse a juicio y son deportados una vez que reciben sentencias por violar las leyes migratorias. En el segundo caso es frecuente que los expulsados se vean separados de sus hijos, muchos estadunidenses por nacimiento, quienes quedan a cargo de dependencias que, ante la ausencia de los padres, son entregados en adopción.

Lamenta opiniones sobre Jacqueline Peschard
Querida Carmen: Hubiera querido que después de su infortunado intercambio con el funcionario de comunicación del Ifai, a través de El Correo Ilustrado, el señor Enrique Galván recapacitara y entendiera que no es con gracejadas como se puede dirimir el delicado asunto de la honra y el honor de las personas. No ocurrió así y todos debemos lamentarlo.

El desarrollo industrial, agrícola, tecnológico, del entretenimiento y los servicios ha hecho posible que la economía del estado de California sea no sólo la mayor de EU, sino la sexta del orbe. No obstante esa característica, en 2010 el déficit del estado rondaba 20 mil millones de dólares y amenazaba con hundirlo en una crisis económica de proporciones catastróficas. Sin embargo, dos años más tarde sucedió lo inesperado: el gobierno eliminó el déficit y sentó las bases para continuar por esa vía. La fórmula para ello se puede encontrar en cualquier texto de economía: más impuestos, menos gasto y mayor crecimiento. La pregunta es: ¿por qué tardó tanto la solución? La respuesta: la preeminencia del interés privado, que se imponen al de la sociedad en su conjunto.

Después del extraño ac­cidente en las instalaciones de Petróleos Mexicanos (Pemex) se desató una tormenta de comentarios en las redes sociales, poniendo en tela de juicio la veracidad de las explicaciones que del hecho han dado las autoridades, y esto no tanto porque sea inverosímil que se haya acumulado el gas en un sótano y luego estallado.

Ados meses de la toma de posesión de Enrique Peña Nieto la ciudadanía comienza por tener una idea del conjunto, si bien en definitiva apenas en grandes pinceladas que marcan un panorama aproximado, aunque todavía difuso. Un conjunto que se ha distinguido hasta ahora por su carácter contradictorio, a veces profundamente contradictorio, y que está muy lejos de aproximarse a algo que pudiéramos llamar un principio de consenso. Nada de eso.

En octubre pasado, Enrique Peña Nieto visitó España. Durante su estancia en Madrid se entrevistó con el presidente Mariano Rajoy, a quien ofreció toda su ayuda para salir de la grave crisis económica por la que atraviesa ese país. Más que una crisis de carácter financiero, le dijo Peña Nieto, es de confianza.

Durante ya más de seis años la principal cuestión política en los países más desarrollados ha sido el paro. Gente que pierde su empleo, jóvenes que no lo encuentran, empresas que dejan de funcionar, máquinas e instalaciones subutilizadas, crédito que no llega a quien lo necesita, familias que pierden su casa, pensiones que se reducen, servicios sociales que se deterioran, pobreza y marginación que crecen.

Cuando uno llegaba a Bamako, al final de los años 80, lo primero que veía era el esplendor de la naturaleza. El aeropuerto era un enorme galerón de tejas de lámina de zinc con la pátina de contundentes y sutiles tonos del ocre que el herrumbre le regalaba. Sostenida por grandes troncos apenas desbastados, abierta a los cuatro costados, colmada por pequeños haces de luz que creaban un universo de ángulos formado por los agujeros de los clavos inexistentes y la vejez de la cubierta al dejar pasar el sol del amanecer, la galera rebozaba calor y olas de sonido que iban del murmullo al grito en menos de un suspiro. Más parecía un gran mercado. Los agentes migratorios vestían camisas abiertas a mitad del vientre y calzaban chancletas de plástico de las llamadas en mi infancia de pata de gallo. Todos sonreían.

Cuando se hayan disipado los últimos inciensos, los homenajes nacionales y las-loas-interminables, su obra seguirá ahí. Si México es afortunado y dentro de 50 o 100 años alguien lee aún poesía, es muy posible que atesore, y bien, los numerosos iluminados versos de Rubén Bonifaz Nuño, poeta mayor donde los haya. La posteridad, esquiva y rara, da sorpresas, obedece leyes propias, pero no podrá sino ser generosa con él. Ni fundador ni culminación de nada, simplemente en la médula de lo más logrado y digno de nuestra tradición, la de, ustedes disculparán, nuestros clásicos. Un poeta en estado natural.

Primer tiempo. En el documental Los invisibles (Les invisibles, 2012), del realizador francés Sébastien Lifshitz, 11 personas entre los 60 y 80 años –gays, lesbianas y bisexuales–, la mayoría instaladas hoy en algún lugar perdido de la provincia francesa, evocan una época menos afortunada de su juventud en que la disimulación, el silencio y la marginalidad eran condiciones imperiosas para la supervivencia social. Lo que se callaba en los años 50 y 60 era una orientación sexual oficialmente ligada a la enfermedad mental. Dice una lesbiana: La homosexualidad nunca fue para mí una elección, simplemente algo inscrito en mis genes.

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