“El sistema de salud actual está llegando a su límite. Está fracasando para pacientes de enfermedades raras, por ejemplo”, dijo a IPS la española Judit Rius, directora en Estados Unidos de la campaña de acceso a medicamentos de Médicos Sin Fronteras (MSF).
“Por eso, el TPP puede ser una herramienta para promover la salud, mejorar la innovación y el acceso, en vez de impulsar sistemas fallidos y caros basados en patentes monopólicas”, agregó.
Este acuerdo de libre comercio entró en vigor en enero de 2006 para Brunei, Chile, Nueva Zelanda y Singapur. Otros ocho países se sumaron luego y están negociando su incorporación: Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Perú y Vietnam.
De los 29 capítulos en negociación, los de propiedad intelectual, inversiones y compras gubernamentales contienen propuestas, impulsadas sobre todo por Estados Unidos, para limitar el desarrollo de medicamentos genéricos, que se venden con el nombre de su principio activo y pueden elaborarse una vez que ha vencido la patente del fármaco original de marca.
"No es
realista pensar que los países en desarrollo vayan a invertir en
investigación y desarrollo para producir nuevas moléculas", ante la
capacidad de inversión de las corporaciones trasnacionales. – José Luis
Cárdenas
Por ser menos costosos, los genéricos son esenciales para el combate
de enfermedades, sobre todo en países pobres y en desarrollo.Según Rius, las propuestas del TPP que se han filtrado a la prensa “retrasan y obstruyen la competencia de medicamentos genéricos, perjudicando la reducción de precios” lograda en los últimos años.
“Los más afectados serían los pacientes, las organizaciones proveedoras, los ministerios de salud y economía, los países en desarrollo y las empresas que producen genéricos”, abundó.
Esos laboratorios están preocupados.
El pacto “puede llevar a que se prolonguen las patentes y se impida el acceso a medicamentos”, dijo a IPS el abogado José Luis Cárdenas, asesor del directorio de la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos de Chile.
“No es realista pensar que los países en desarrollo vayan a invertir en investigación y desarrollo para producir nuevas moléculas”, ante la capacidad de inversión que tienen las corporaciones trasnacionales, indicó.
Ya se han realizado 19 rondas de negociación, la última en Brunei entre el 23 y el 30 de agosto. A partir de entonces, las discusiones ya no son generales, sino temáticas. Las 29 mesas de trabajo tratan asuntos como agricultura, propiedad intelectual, ambiente, servicios, telecomunicaciones e inversiones, entre otros.
Las patentes farmacéuticas gozan de una protección de 20 años, según el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (Adpic) adoptado en 1994, en el marco de la creación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Pero en 2001, la OMC reconoció que los países tienen derecho a priorizar la salud pública ante emergencias nacionales y también pueden, en tales casos, emitir licencias obligatorias incluso durante la vigencia de una patente farmacéutica.
Washington propone que el TPP extienda cinco años más las patentes de fármacos químicos y 12 años las de los biotecnológicos, que tratan enfermedades como cáncer, diabetes y hepatitis.
También insiste en imponer la exclusividad de los datos de pruebas clínicas, que impediría a los laboratorios de genéricos y biocomparables salir al mercado de inmediato una vez expirada la patente, y en la polémica introducción de nuevas patentes para un mismo fármaco (“evergreening”).
Otras medidas sobre la mesa son la imposición de patentes a procedimientos diagnósticos, terapéuticos y clínicos y la creación de un tribunal supranacional para entender en disputas entre los Estados y las corporaciones.
Este conjunto de iniciativas “afecta el acceso a medicamentos de los sectores menos favorecidos de México”, porque tiene implicancias en “la calidad, seguridad y efectividad de los fármacos”, dijo a IPS el experto Gustavo Alcaraz, de la Asociación Mexicana de Fabricantes de Medicamentos.
Alcaraz forma parte del Cuarto de Junto, un grupo de delegados empresariales a los que la Secretaría (ministerio) de Economía permite monitorear las negociaciones, pero obligándolos a firmar un acuerdo de confidencialidad sobre su contenido e impidiendo que tomen apuntes sobre los documentos en debate.
Este secretismo impide que la sociedad civil, la academia o los usuarios de la salud puedan acceder a lo que se está negociando y expresar sus puntos de vista.
MSF ha pedido a los gobiernos que no suscriban acuerdos contrarios a la salud pública.
De hecho, la campaña civil lleva años.
Expertos y organizaciones no gubernamentales solicitaron en 2011 al relator especial de las Naciones Unidas sobre el Derecho a la Salud, Anand Grover, que interviniera mediante un llamado urgente a los gobiernos concernidos en el TPP.
En respuesta, Grover envió una misiva a las autoridades nacionales. Solamente Australia, Chile y Nueva Zelanda contestaron, defendiendo el secreto y asegurando que el derecho a la salud sería respetado.
Los efectos de protecciones exageradas a la propiedad intelectual en la salud están estudiados.
Una investigación publicada en 2009 por la revista HealthAffairs concluyó que “las reglas de propiedad intelectual del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, América Central y República Dominicana (DR-CAFTA) sobre exclusividad de datos y patentes son responsables de la salida de varios medicamentos genéricos de bajo costo del mercado de Guatemala y de la negativa de entrada a otros varios”.
El Tratado de Libre Comercio de Estados Unidos y Jordania hizo que los precios de las medicinas en ese país de Medio Oriente “subieran 20 por ciento desde 2001″, según un informe que publicó en 2007 la organización Oxfam. “Los precios más altos están amenazando la sostenibilidad financiera de los programas de salud pública” en Jordania, agregaba ese texto.
Los detalles del acuerdo están sobre la mesa en la cumbre anual del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico, que se celebra entre este lunes 7 y el martes 8 en la isla indonesia de Bali.
Tras una reunión del TPP sobre propiedad intelectual, celebrada en México entre el 23 de septiembre y el 2 de octubre, Estados Unidos y Japón consideran proponer que la extensión de los plazos para las patentes medicinales se aplique a los países desarrollados, permitiendo períodos más cortos para naciones en desarrollo, como Malasia y Vietnam.
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