Ontinyent
- Valencia, 20 dic. 13. AmecoPress.- Hoy será un día triste para la
memoria colectiva de las mujeres. Y lo será porque este (des)Gobierno
inicia los trámites legales pero injustos para devolvernos a las
mujeres a un estado de permanente incapacidad plena para decidir sobre
nuestro propio cuerpo y nuestra maternidad.
Nos van a impedir decidir sobre cuando, cómo y con quien queremos ser madres. Es terrible.
Pero
además creo que Ruíz Gallardón, perversamente, ha elegido
simbólicamente este día para llevarlo al Consejo de Ministros. Y me
explico.
Hoy se cumplen
cuarenta años de la muerte de Carrero Blanco, el que estaba llamado a
suceder al dictador. Y además se cumplen también dos años de la llegada
del PP al (des)gobierno actual.
No sé si el
actual y nefasto para las mujeres, Ministro de Justicia, pretendía
celebrar ambos eventos castigándonos a las mujeres, pero es lo que me
temo, por su conocido talante misógino y reaccionario.
Claro que este
ministro forma parte de un gobierno cada día más autoritario y
esencialmente ultracatólico que pretende apropiarse de los cuerpos y la
maternidad de las mujeres, tal cual se hace en las granjas de
maternidad de ganado.
Al dejarnos a
las mujeres sin posibilidad de elegir libremente sobre nuestra
maternidad y sobre nuestro cuerpo, se nos niega la posibilidad de una
vida plena y, sobre todo, libre. Esa libertad y dignidad que se nos
niega pretende devolvernos a etapas de nuestra reciente historia en la
que se nos detenía por interrumpir nuestro embarazo.
Nos devuelve
también a situaciones en donde encontrar la complicidad de
profesionales que nos ayudaran y que tuvieran un compromiso claro con
nuestro derecho a decidir, les podía llevar a la cárcel.
Tampoco
podemos olvidar que se pretende, de nuevo hacer negocio, puesto que la
objeción de conciencia de determinados profesionales de la sanidad
pública a realizar este tipo de intervenciones en centros públicos,
desaparece de inmediato cuando de sus clínicas particulares se trata y
por cuyos servicios se pagan píngües cantidades por parte de las
mujeres que se lo pueden permitir económicamente, condenando a las
señoras sin recursos económicos a someterse a intervenciones poco
seguras incluso para su propia vida.
Tampoco
podemos olvidar que nuestras jóvenes van a volver a una situación poco
deseable en el sentido de que van a tener que dar explicaciones a sus
padres, madres o personas tutoras de su situación, incluso en los
supuestos en que su embarazo pueda ser provocado por agresiones
sexuales de esos mismos padres o tutores, lo cual puede resultar
catastrófico para ellas, pero al parecer a este (des)gobierno, ese tipo
de situaciones no le importa nada.
¿Y qué decir
de los supuestos de malformación de los fetos? Pues que, al parecer,
tampoco importarán y se condenará a toda la familia en aras a esa
ideología ultracatólica, misógina, reaccionaria que nos impone Ruíz
Gallardón.
Y todo ello
aderezado con la intención de llevarnos a las mujeres, de nuevo, a una
situación de sometimiento y de tutela por parte de personas extrañas a
nuestro entorno que han de decidir por nosotras y han de autorizar si
podemos o no ejercer nuestros derecho humanos en condiciones de
igualdad y equidad con respecto a los hombres.
Impedir el
ejercicio pleno de nuestros derechos humanos (y el derecho a nuestra
salud integral lo es) debería quedar excluido de la potestad de
legislar. Pero por lo visto quienes ostentan el poder no lo ven así y,
en su cada vez más autoritaria de entender la democracia, quieren
imponernos su modelo de mujer, familia y sociedad. Un modelo contra el
cual lucharon y perdieron la vida muchas personas en aras al derecho
ser personas plenas en todos los sentidos, incluido el derecho a elegir
ser madres o no.
Con esta
contrarreforma, el gobierno nos equipara a las madres mamíferas de las
especies animales a quienes se les fuerza a maternidades impuestas para
una reproducción comercial. En nuestro caso, seguramente será por
causas menos confesables, pero los métodos utilizados, siguen siendo
los mismos: la total falta de libertad para elegir y por ende, el
recorte de nuestras libertades como mujeres libres que somos.
Y, desde aquí
les acuso públicamente de atentar contra los derechos humanos de más de
la mitad de la población que somos las mujeres. Son claramente
culpables de la merma de nuestras libertades y eso, les pasará factura.
Las mujeres les pasaremos factura y creo que será más pronto de lo que
imaginan. Pese a este (des)gobierno, ben cordialmente.
Foto: Archivo AmecoPress.
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