Enrique Peña Nieto nunca consultó a la ciudadanía sobre tema alguno.
Todo su legado fue impuesto, incluso las inicuas deudas como las del
proyecto de Texcoco.
Es también falso que la consulta convocada por AMLO sea ilegal. El
que no sea alguna de las que habla la Constitución (las cuales sólo se
pueden efectuar el día de elecciones), no quiere decir que sea contraria
a la legalidad. La consulta será un acto de libertad, así del
convocante como de quienes concurran voluntariamente.
Según los contratistas y sus amigos del gobierno, dejando al margen a
los numerosos corifeos, el proyecto de Texcoco es un asunto exclusivo
de los “técnicos”, pero fueron los políticos quienes tomaron la
decisión. Al tiempo, se usarán recursos públicos de directo desembolso
presupuestal y de empréstitos del Estado con la garantía del cobro de un
derecho (TUA) que, como todos, forma parte de la hacienda pública.
Mas el asunto es de mucha mayor importancia. Mientras que Peña Nieto
decidió emprender una obra transexenal de grandes dimensiones, la nueva
fuerza gobernante del país, la cual se formalizará el 1º de diciembre,
no ha simpatizado en absoluto con el proyecto de Texcoco, pero tendría
que financiarlo a costa de otras infraestructuras.
Los promotores del aeropuerto de Texcoco como aeródromo único de la
ciudad, es decir, con exclusión del Benito Juárez y, de paso, de la base
aérea de Santa Lucía, no consultaron más que a algunos expertos y a los
posibles contratistas. Es comprensible que hubiera unanimidad. Esa es
la clase de consultas a las que está acostumbrado el viejo grupo
hegemónico.
A ese problema original se le agrega un segundo que consiste en que
ya se gastaron varios miles de millones de pesos en el último año, a
toda prisa, para que fuera más difícil una marcha atrás. De cualquier
manera, ese aeropuerto no sería inaugurado antes de cinco o seis años.
El único argumento a favor del aeropuerto de Texcoco es el dinero ya invertido.
Otro problema sería el cierre del actual aeropuerto Benito Juárez a
partir del mismo día de la inauguración del de Texcoco. Al respecto no
hay proyectos y mucho menos fondos públicos de inversión. En el
agonizante gobierno de Peña no han pensado en las gigantescas
inversiones que se requerirían para darle un uso distinto, el que fuera,
a una enorme terminal aérea.
Si al nuevo gobierno le corresponde ahora tomar la decisión, así como
también a la Cámara de Diputados en el momento de la aprobación del
presupuesto de 2019, algo en el terreno político tendría que hacerse. La
consulta no será de una amplia cobertura debido a la precariedad de los
recursos disponibles, pero basta con que lo sea para indicar una
tendencia en la opinión popular.
En cualquier escenario, en la consulta no radica problema alguno.
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