3/13/2021

Decálogo ecofeminista para salir de la pandemia

 



Por Redacción AmecoPress



Con motivo de la celebración del 8M, Ecologistas en Acción pone de manifiesto que la crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha agudizado y acelerado la crisis ecológica, económica, social y de género que la precedían.


Madrid, 08 Mar. 21. Amecopress.- La pandemia de la COVID-19 ha mostrado las costuras de un sistema sostenido en relaciones desiguales, de expolio y violencia, y ha agudizado y acelerado las múltiples crisis estructurales que existían previamente: ecológica, económica, social y de género. Nos encontramos ante un prólogo civilizatorio, un acontecimiento que incide en todos los ámbitos de la vida y lo cambia todo.

La respuesta a la emergencia sanitaria solo afronta a los síntomas, pero no a las raíces, que son la fuente del problema, que provoca la rápida desaparición y degradación de los ecosistemas, debido a la acción humana, el mal uso de las energías fósiles, la hipermovilidad, la ganadería industrial, las industrias extractivas, la deforestación y la destrucción de la biodiversidad. De la misma manera que nuestro modelo de desarrollo se apropia de la naturaleza, también se apropia del trabajo y los cuerpos de las mujeres, especialmente de aquellas que viven en territorios del Sur global. La desigualdad de género, el sexismo, el racismo, la LGTBfobia y otras formas de dominación, han condicionado el devenir de la pandemia para miles de personas. Todos estos factores nos han llevado a adoptar un modelo de habitar el planeta, que es incompatible con la vida, que solo tiene beneficios al corto plazo y crecimiento ilimitado, en un planeta con recursos finitos. Un modelo que funciona gracias a los trabajos de cuidados y mantenimiento de la vida realizados principalmente por mujeres que se realizan en condiciones de explotación y precariedad.

Durante la pandemia la presión sobre los ecosistemas ha disminuido, mejorando algunos indicadores ambientales, la actividad extractivista en otros lugares no solo se ha consolidado, sino que se ha visto aumentada. También se han agudizado las diferencias sociales y la exclusión de muchas personas, la mayoría mujeres.
La pérdida de cientos de miles de vidas, de empleos e ingresos, la salud de las mujeres se ha visto afectada de forma dramática. Son las mujeres las que en situación de mayor precariedad y con diferente estatus migratorio, realizan mayoritariamente los trabajos considerados como esenciales, sobre todo de cuidados, tanto en el ámbito laboral como privado, en los hogares, con graves impactos psicosociales en algunos casos.

En este contexto de crisis sanitaria, Ecologistas en Acción señala que se necesita promover otro orden social que enfrente las desigualdades y relaciones de poder existentes y tenga en cuenta la interdependencia y la ecodependencia. Por ello, la organización ecologista ha elaborado un decálogo de medidas que haga posible vivir vidas dignas y compatibles con el equilibrio de la naturaleza, y que defiendan la justicia social, la equidad, la sostenibilidad y lo comunitario, como una transición ecológica justa, para alcanzar una sociedad sin energías fósiles, que revierta la perdida de biodiversidad y que respete los límites de los ecosistemas. También piden una reforma profunda y urgente del sistema fiscal para que sea progresivo, justo, verde y ecofeminista. Se debe reconocer el derecho al cuidado como un derecho fundamental universal en todos los niveles, tanto público como comunitario, sacarlo del ámbito privado y doméstico y de la responsabilidad exclusiva de las mujeres, que los vienen realizando de manera gratuita e invisible. Se debe garantizar la corresponsabilidad del trabajo doméstico y de cuidados entre todas las personas, la sociedad y el Estado.

Piden una reorganización socioeconómica de nuestro sistema productivo, orientándolo hacia una economía de los cuidados que priorice las tareas necesarias para el mantenimiento de nuestras vidas y evite su mercantilización, también una justicia antirracista y decolonial. Abogar también por una dieta sana, ecológica y sostenible, a parte, garantizar servicios y suministros esenciales como agua, comida, saneamiento, energía, vivienda digna y el derecho a la educación pública de calidad, incluyendo la educación para la sostenibilidad, la educación ecofeminista, educación para la paz, educación sexual, la justicia restaurativa, la interculturalidad y empoderamiento de mujeres y hombres como ciudadanos y ciudadanas globales y el derecho a la salud, ya sea física, ambiental, comunitaria, sexual y mental, lo que exige que sea una sanidad 100% pública y universal.

Muestran la necesidad que las ciudades y pueblos sanos y habitables, con especial cuidado a las periferias, donde se priorice la participación comunitaria y no organizando el trabajo y el consumo en función del capital y en oposición y disociación con la naturaleza. Deben ser entendidas como espacios comunes, producidos y reproducidos por quienes los habitan. Lugares inclusivos y saludables que prioricen la coexistencia intergeneracional y la proximidad de espacios naturales, una movilidad sostenible que prime la cercanía, el uso peatonal y en bicicleta y el transporte colectivo, basadas en una economía no lineal sino circular, que cierre ciclos. Y por último reclaman una sociedad libre de violencia machista y racista, que garantice los derechos humanos.

Además de publicar este decálogo ecofeminista, Ecologistas en Acción quiere poner en valor luchas de mujeres que trabajan en dirección a los objetivos planteados. «Desde el sindicalismo feminista de las jornaleras en lucha, a las activistas de la PAH dejándose la piel por el derecho a la vivienda, Territorio doméstico luchando por el 189, Ganaderas en red visibilizando la situación de las mujeres en la ganaderías, o las defensoras del territorio poniendo el cuerpo contra los proyectos extractivistas», destacan.

Rosana Cervera, portavoz de Ecologistas en Acción ha dicho "Este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, Ecologistas en Acción hacemos un llamamiento a todas las personas, y especialmente a las mujeres, para seguir tejiendo alianzas entre las organizaciones feministas y las ecologistas, junto con organizaciones sociales de todo tipo, como las organizaciones que trabajan en defensa de los servicios públicos o los derechos humanos. Porque sabemos que está en riesgo la sostenibilidad de la vida, y que solo podremos asegurarla trabajando desde el ecofeminismo por la justicia socioambiental. El futuro será ecofeminista, o no será".

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