Utopía
Eduardo Ibarra Aguirre
Por ningún lado se observa la necesidad política para que el presidente Andrés Manuel haga a sus seguidores y audiencias sumamente robustas, archimillonarias, advertencias como las siguientes: “Lo que estoy vislumbrando es que va a continuar la transformación. Va a haber continuidad con cambio, va a ser muy difícil que se retroceda; no van a poder los conservadores retrogradar”.
De acuerdo con López Obrador, la ciudadanía “está consciente de los cambios que se han generado, por lo que se seguirá adelante”. Y sentenció: “Que no se piense que ya en septiembre, que termino, del año próximo, ya no va a continuar la transformación y que van a regresar los corruptos, y que va a regresar el gobierno de las minorías a robarse todo el dinero del pueblo. Lo que diga mi dedito”. Dijo al final en una expresión muy suya, pero fuera de todo lugar en la antesala del proceso electoral de junio de 2024 y a unos días de los comicios dominicales en el estado de México –del hasta hoy Grupo Atlacomulco paradigma de la mezcla de política y negocios– y Coahuila del “moreirato” priista y que muy probablemente el tricolor cumplirá un siglo en el Palacio de Gobierno de Saltillo. Gracias, entre otros, a Ricardo García Berdeja.
Cómo se le ocurre a Obrador aludir a “mi dedito” en tales circunstancias y cuando la contienda del 2 de junio del 24 está en pleno curso, para bien y para mal, pero no sólo en la coalición gobernante que es a la que llama la atención la Comisión de Quejas y Denuncias del Instituto Nacional Electoral, al exigir a Morena acotar las actividades de los aspirantes a su candidatura por la Presidencia de la República, así como a la militancia y sus simpatizantes. Como si estuvieran muy quietecitos en los demás partidos, hombres y mujeres que forman parte de los poderes institucionales y de los fácticos, éstos últimos todavía muy poderosos con todo y la Cuarta Transformación.
Además el dedo presidencial es emblemático de tiempos idos, afortunadamente, del presidencialismo absolutista, a lo que sin duda desde ayer contribuyó y aún lo hace ampliamente el tabasqueño de Tepetitán (Macuspana). Él como pocos sabe de las implicaciones autoritarias, nugatorias de la soberanía popular del “dedazo”. Y por ello ni de chiste es pertinente jugar discursivamente con tal figura.
Apenas la semana pasada el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ordenó al titular del Ejecutivo federal abstenerse de hacer pronunciamientos electorales. Y el mismo López Obrador muestra con mucha claridad los riesgos de sus juicios al adelantar: “Me van a volver otra vez a cepillar los del tribunal, que ya no quieren que hable, pero no creo que cometa yo ninguna infracción”. Como diría el clásico michoacano que se forjó en Ciudad Juárez, “Pero qué necesidad”.
Salvo su mejor opinión, los tiempos en curso con una ofensiva creciente de la dictadura mediática azteca, pero que constituye un fenómeno latinoamericano y global; con el Poder Judicial practicante de la judialización de la política al extender amparos a diestra y siniestra a los adversarios de la 4T y bloquear en forma casi sistémica las decisiones legislativas del autónomo Congreso de la Unión; en tales circunstancias los juicios y las declaraciones presidenciales sería harto plausible que se expresaran con mayor rigor y dejando los menores márgenes posibles para que sean objeto de la manipulación mediática, misma que es una función y práctica de muy viejo cuño de la mediocracia mexicana y también mundial.
Acuse de recibo
De Libros de ayer y hoy, de Teresa Gil: “Ciento cuarenta y cinco años de haber nacido, cumple Francisco Villa, Pancho Villa, el Centauro del Norte, el 5 de junio. Pero hace cien años que ya no está con nosotros. Fue asesinado en una emboscada en Parral (Chihuahua) por un venal tipejo llamado Jesús Salas Barraza. Su centenario se celebra este año dedicado a lo que realmente fue ese singular personaje y no a las historias frívolas que circulan sobre él. Su personalidad arrolladora al frente de la famosa División del Norte que tanto envidiaban Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón, trascendió a lejanos confines, pero fueron ellos, los norteños sonorenses, los que siguieron enfrentándolo hasta crear el tinglado que lo relaciona con la historia de la agresión a los chinos cuando las leyes que los negaban fueron expedidas por los dos caudillos. A esas historias se suman las muy diversas narraciones de su origen, que nunca coinciden con la realidad. Y la insistencia en lo que ya eran en ese entonces las mentiras creadas que rodaban. Sobre todo tildándolo de bandolero. Pese a que en Europa ya retumbaba el realismo y el romanticismo había cedido su paso, en México lo provinciano aún tenía partes ramplonas aunque ya la Revolución mostraba sus beneficios, en medio del maremágnum político”… N-360º es un noticiero de la televisión abierta (8.3) que vale la pena ver, de las 14 a las 15 horas. Conducen Jesús Escobar y Belinda Urías.
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