Para
Enrique Peña Nieto fue un septiembre negro, de principio a fin. Comenzó
con la impugnada presentación de algo denominado informe presidencial
ante un Congreso de la Unión que comenzó a sesionar entre las presiones
del pactismo reformista y la protesta en las calles, no solamente en la
ciudad de México ni nada más por los profesores de la CNTE. A mitad de
mes ocurrió el amargo triunfo del desalojo del Zócalo capitalino para
cumplir de manera desangelada con el ritual de unas fiestas patrias que
esta vez estuvieron enmarcadas en la tragedia derivada de lo
meteorológico que pareció derrumbar las expectativas de crecimiento
económico nacional, que sumió al gabinete federal en la fundada
sospecha de que hubo negligencia criminal en la alerta del riesgo y en
la toma de prevenciones adecuadas, y que ha dañado severamente a
centenares de miles de mexicanos y a la infraestructura pública de
varios estados.
Esos 30 días de dura prueba política mostraron a un Peña Nieto sin
reflejos rápidos ni buen equipo de apoyo. No pudo destrabar ni superar
ninguno de los retos que se le fueron presentando ni logró consolidarse
más que en términos de discursos circunstanciales de poca miga y de un
manejo obsesivo pero insustancial de lo mediático. A los profesores
oaxaqueños parece irlos mellando más el desgaste natural, luego de
tantas semanas viviendo en campamentos y desarrollando intensas
jornadas diarias de movilización y protesta, que el oficio político de
los negociadores gubernamentales.
Pero las batallas no se han constreñido a las calles de la ciudad de
México: por todo el país se han realizado actos de oposición a la
reforma laboral para los profesores, oficialmente etiquetada como
reforma educativa. Y se han incorporado al movimiento disidente secciones del SNTE dominadas por la maquinaria oficialista, antes controlada por Elba Esther Gordillo y ahora apenas coordinadas por el frágil Juan Díaz de la Torre. Además, el placebo denominado Pacto por México ha entrado en una fase de estancamiento que parecería preludio de su extinción.
Pero viene octubre, el mes que el peñismo espera sea el de su
revancha, particularmente en términos de aprobación de las reformas
legislativas pendientes, a cuya consecución ha apostado la
administración federal cuanto ha sido necesario, incluyendo la
contención de los ánimos represivos que a no ser por esa suerte mayor,
la reformista, ya se habrían desatado en varios lugares. ¿Octubre
tricolor? Al menos eso prevén en Los Pinos, ya con los arreglos que
permitirían sacar adelante la propuesta energética con el apoyo del PAN
y la fiscal con el respaldo del PRD.
Frente a las estimaciones optimistas del poder federal se levanta
una oposición de crecimiento imprevisible. Del lado izquierdo, contra
la modificación en materia energética y el aumento de impuestos está el
Movimiento de Renovación Nacional (Morena), que a la par de esa
protesta genérica desarrolla sus tareas específicas para convertirse en
partido. El próximo 6 se realizará una marcha que tiene por destino
final (
ahora sí) el hasta ahora inasible Zócalo capitalino. Allí deberá AMLO decidir cuál será el estilo de resistencia civil pacífica que sostendrá ante la desatención peñista de su llamado a que el mexiquense impulse una consulta popular sobre energéticos antes de que el congreso resuelva sobre el asunto, lo que según el tabasqueño habrá de suceder el 15 de octubre a más tardar (por lo pronto, López Obrador dio ayer una semana de plazo a EPN para que conteste sobre la consulta solicitada).
Para
multiplicar fuerzas, AMLO ha aceptado que se convoque a un frente en el
que participará Cuauhtémoc Cárdenas y, con él, la vertiente perredista
encabezada por los Chuchos. Era natural que así sucediera desde que el
tabasqueño y el michoacano hicieron en días pasados un llamado a la
unidad. En el flanco moreno había resistencia a verse nuevamente
igualados con el chuchismo, así fuera solamente de manera visual en los
templetes. Pero, si el dirigente de Morena dijo estar dispuesto a
sentarse a dialogar con Peña Nieto difícilmente podría negarse a
hacerlo con Zambrano y Ortega, o a compartir tribuna con ellos o
específicamente con quien hoy preside el PRD.
Astillas
Jair García consigna en La Jornada Veracruz el despliegue de seguridad que acompañó a Sofía Castro Rivera en la presentación de la obra teatral El cartero,
en el Teatro del Estado: 40 elementos del Estado Mayor Presidencial y
otros tantos soldados, una docena de policías federales, una veintena
de policías estatales y otro tanto de agentes de tránsito, así como un
número indeterminado de policías auxiliares. La hija de Angélica
Rivera, esposa de Enrique Peña Nieto, y de José Alberto Castro, también
requirió para su seguridad del uso de detectores de metales, en arcos a
las entradas del teatro y de forma manual para la revisión directa de
los asistentes a la obra. Desde días antes de la función se prohibió el
estacionamiento de vehículos en los alrededores y sólo se vendió un
máximo de cuatro boletos a cada solicitante, previa presentación de
identificación oficial. El día del espectáculo fueron removidos con
grúas los vehículos cercanos que parecieron
sospechososa los guardianes y fue conjurado cualquier riesgo para la visitante al levantar con camiones la basura y el escombro de la parte trasera del teatro. El reportero García señaló que las medidas de seguridad
aumentaronpor la tarde,
pues Sofía Castro llegó resguardada por más miembros del Estado Mayor Presidencial, policías federales, soldados del Ejército, elementos de la SSP y en todo momento abriéndole paso agentes de tránsito(http://bit.ly/1eSnYpS)... Y, mientras el PAN aprieta en el tema del IVA y lo fiscal, con la vista puesta en su clientela de clase media, ¡hasta mañana, con el papa Francisco enviando 100 mil dolarucos a los mexicanos damnificados por las lluvias (hay ricos rancheros, exportadores de productos sin registro legal, que aportan más que eso de limosna al cura de su preferencia)!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Diálogo
y negociación son los términos que más se escuchan en las cámaras del
Congreso de la Unión, con la intención de lograr acuerdos para sacar
adelante las reformas tan anunciadas. Sabemos que la democracia no es
unanimidad, dijo el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa
Patrón, al confirmar el propósito de su grupo parlamentario de revisar
esta semana las propuestas del PAN y PRD para construir la reforma
político-electoral.
Los objetivos básicos de la reforma fiscal son la justicia y la
equidad, por lo cual tenemos negociaciones para que pague más quien
tiene más, para reducir la desigualdad social y estar en mejores
condiciones de impulsar el crecimiento económico, sostuvo el
coordinador de los diputados del tricolor, Manlio Fabio Beltrones.
¿Quiénes
son los candidatos a ser arraigados, a sufrir el secuestro de sus
bienes e incluso a ser enviados a prisión si no pagan sus deudas? Un
grupo numeroso lo encontraremos entre los que tienen tarjetas de
crédito. Entre los morosos hay muchos que fueron calificados
equivocadamene por los departamentos de análisis de los bancos: les
abrieron una línea de crédito sin calcular que no podrían pagar. De
acuerdo con un reporte a julio de este año de la Comisión Nacional
Bancaria y de Valores, circulan 23.7 millones de tarjetas con un saldo
global de 294 mil millones de pesos. Se estima que alrededor de 10 mil
millones pasarán o ya están en el grupo de los incobrables. También los
encontraremos en el sector de los créditos hipotecarios. Según el
portal de la comisión, en este mes de septiembre hay 1.2 millones de
contratos. La cartera vigente es por 480 mil millones de pesos, de los
que 18 mil millones están en cartera vencida (cifras aproximadas). Sólo
a Bancomer sus clientes le deben más de 9 mil millones. La economía
está en recesión, el gobierno no les paga a las empresas y éstas no les
pueden pagar a sus empleados, así que aumenta el número de despidos.
Aparte está el segmento gigantesco de la población que sobrevive en la
economía informal. Y ahora además la amenaza del arraigo, el secuestro
de bienes y la cárcel.
La amenaza
Desde tiempo atrás los despachos de cobranza intimidan a
los clientes que se retrasan en sus pagos con la amenaza de quitarles
sus bienes, incluso con meterlos a la cárcel. A muchos logran
aterrarlos y los obligan a incurrir en actos desesperados –rematar lo
poco que tienen– para saldar lo que deben, aumentada la cuenta por los
intereses catastróficos. Sin embargo, hasta hoy el artículo 17 de la
Constitución ha impedido que alguno vaya a la cárcel. Dice esto:
‘‘Nadie puede ser aprisionado por deudas de carácter puramente civil’’.
Pero el sector financiero está cobrando la factura por el apoyo que dio
al PRI y a su candidato Peña Nieto en la campaña electoral. Sin tocar
la Constitución se la van a brincar con reformas a leyes secundarias
para apretar dos figuras que ya existían: a) el arraigo domiciliario y
b) el secuestro de bienes. Si el cliente comete alguna violación al
arraigo, por ejemplo que tuviera que salir de emergencia de su ciudad,
se le abriría proceso para meterlo a la cárcel. Ahí está la trampa: no
iría a la cárcel por la deuda, sino por violar el arraigo. Al final es
lo mismo. La reforma financiera ya fue aprobada por la Cámara de
Diputados y ahora está en trámite en el Senado.
Guardando el dinero bajo el colchón
Paradójicamente, la finalidad de la reforma es promover
el flujo abundante y barato del crédito, así como atraer a más clientes
al sistema financiero. La realidad demuestra que la gente le teme.
Según datos oficiales, 43.7 por ciento de los adultos de nuestro país
(30.7 millones) ahorra ‘‘a través de mecanismos diferentes a los
ofrecidos por las instituciones financieras’’. ¿Cuáles son esos
mecanismos? De esos 30.7 millones de personas, 64.8 por ciento guarda
el dinero en efectivo bajo el colchón y 31.7 participa en tandas. Tal
vez esta situación crezca en el futuro, porque te pueden robar el
dinero del colchón, y hasta el colchón, o puedes perder el dinero de la
tanda, pero no por eso te van a arraigar ni a quitar tus demás bienes,
y menos meterte a la cárcel.
Llevaba ya varias columnetas al aire, cuando algunas personas, espero
que con buena intención y si no, no importa, me dijeron: “¿y tú lees
todas las correcciones que le hacen a tus notitas de los lunes?: que no
se dice Universidad Nicolaíta, sino Nicolaita, que el verbo festinar
tiene un significado diferente al que tu le atribuyes, que los
iletrados son tú y Fox y no don Vicente Guerrero. Este último
comentario ocasionó inevitablemente un nombre menos en mi agenda de
amigos. Para no mostrar mi falta de ignorancia me disponía a contestar,
¡Por supuesto!, pero a tiempo registré que la duda me iba a consumir el
epiplón si, por guardar las apariencias, no obtenía la fuente de tales
comentarios. Mostrando una indiferencia semejante a la que exhibiría mi
admirado Ricky Martin ante un artístico desnudo de Shakira, pregunté:
¿a cuáles comentarios te refieres? “Pues a los que mandan a La Jornada en
línea, los osados que leen tu columneta, y que el periódico publica,
sólo ese día, debajo de tu artículo”. Una hora después los había leído
e impreso todos. Era absolutamente imposible contestar, pues no se
incluyen datos del remitente. Además, los que leen el periódico por la
noche o los fines de semana, ya no pueden desahogarse pues cada nueva
edición cancela la posibilidad de comentar sobre la anterior. Por esta
razón abrí una cuenta en hotmail para que el que quisiera decirme algo
pudiera hacerlo con toda libertad y, como en la lucha libre, sin límite
de tiempo. Siempre que puedo contesto los comentarios que me hacen
favor de enviarme, y asumo solidaridades y regañizas sin repelo alguno:
no estoy para perder un solo lector, así deba vestir de nueva cuenta el
sayal franciscano de mi infancia.
Nadie duda que México
requiere una reforma fiscal; la captación de impuestos es inequitativa,
insuficiente e ineficiente en grado superlativo. Ante ello, el proyecto
de reforma-miscelánea del gobierno federal da la imagen de un cazador
furtivo disparando sin ton ni son a todo lo que se mueve, con el
resultado de muchas víctimas inocentes, pocos aciertos y un inaceptable
intento de alinear fiscalmente a Pemex como cualquier empresa para su
privatización, lo cual parece ser el verdadero objetivo tras el confeti
fiscal de esta
reforma
La meta recaudatoria
Con su reforma, el gobierno estima una captación
adicional de recursos por 240 mil millones de pesos para 2014 (el 1.4%
del PIB), cifra que aumentaría en forma gradual en los años siguientes
hasta alcanzar un nivel de 2.9% del PIB en 2018.
Esta meta recaudatoria es, por decir lo menos, ridículamente
insuficiente ante la necesidad del país de elevar su captación entre 10
y 15% del PIB.
De los 34 países que integran la OCDE, México ocupa el último lugar
en eficiencia recaudatoria y captación en relación a su PIB, y esto
incluyendo los gravámenes especiales al petróleo, del que casi todo el
resto carece o es deficitario (Gráfico 1).
Con la novedad de que el desplome
económico que registra el país no es producto de un modelo fallido, del
pésimo manejo del gobierno entrante y/o de políticas excluyentes y
socialmente desastrosas, sino del par de meteoros, Manuel e Ingrid,
que recientemente dejaron caer su furia sobre el océano Pacífico
(especialmente en Guerrero) y el Golfo de México (con Veracruz y
Tamaulipas al frente del inventario de daños).
Y la precisión no sólo es válida sino urgente, pues nadie sabía a
ciencia cierta a qué atribuir el colapso dentro del colapso. Por ello,
el economista (licenciado por el ITAM y doctor por el Instituto
Tecnológico de Massachusetts, y que en sus ratos libres despacha como
secretario de Hacienda) Luis Videgaray tomó el micrófono y explicó: el
citado desplome es producto de los daños provocados por los citados
fenómenos meteorológicos, de tal suerte que el pronóstico oficial en
materia de crecimiento para este agitado 2013 de nueva cuenta se
recorta. Y el funcionario ordenó:
anótese esto como una contribución personal y gratuita a la ciencia económica.
Es bueno que aclare de qué se trata todo esto, pero todo indica que Manuel e Ingrid
se colaron al país subrepticiamente desde diciembre del año pasado,
cuando menos, y no a mediados del presente mes, como todos suponen,
porque entre una fecha y otra el pronóstico gubernamental en materia de
crecimiento económico se recortó tres ocasiones, y contando. Del
original 3.5 por ciento plasmado en los Criterios Generales de Política
Económica, el cálculo se redujo a 3.1 por ciento; de allí, tijera en
mano, la Secretaría de Hacienda anunció que siempre no sería de tal
proporción, sino de 1.8 por ciento, pronóstico que sólo se mantuvo unas
cuentas semanas, porque el más reciente considera que será de 1.7 por
ciento.
Así, Manuel e Ingrid han hecho muy bien su chamba
y, por lo visto, amenazan con un nuevo recorte al pronóstico oficial.
Total, a 2013 aún le quedan tres meses de vida y las tijeras están más
que afiladas. La culpa, pues, de huracanes y tormentas que a nada ni a
nadie respetan, empezando por la visión gubernamental en materia
económica, que siempre es color rosa. Aun así, no falta quien asegure
que en realidad los fenómenos meteorológicos se colaron al país desde
diciembre de 1982, porque desde aquella fecha la economía mexicana se
mantiene en el hoyo, no da una y con un costo social muchísimo mayor al
provocado por los más recientes huracanes, tormentas y/o ciclones.
Qué bueno, pues, que el secretario de Hacienda (quien
propone, dirige y controla la política económica del gobierno federal en materia financiera, fiscal, de gasto y de ingreso y deuda pública, así como de estadísticas, geografía e información, de acuerdo con la definición que del cargo hace la propia Presidencia de la República) esté atento a los reportes del Servicio Meteorológico Nacional, aunque nada mal le caería hacer lo propio con los indicadores económicos del Inegi. Tal vez una salida práctica a todo esto podría ser que el Presidente de la República nombrara a Luis Videgaray coordinador general del SMN, y asunto arreglado.
Mientras lo anterior se sopesa en Los Pinos, en su más reciente
reporte sobre el comportamiento económico el Centro de Estudios de las
Finanzas Públicas (CEFP) de la Cámara de Diputados advierte que los
principales indicadores mantienen su ritmo de deterioro, algo reportado
desde cuando menos un año atrás, esto es, cuando Manuel e Ingrid ni siquiera reunían dos gotas de agua.
En
julio pasado, en este mismo espacio comentamos que el de por sí frágil
ciclo económico mexicano va de mal a peor, pues se encuentra en
desaceleración y haciendo guiños a la recesión, todo ello en medio de
un discurso triunfal, igual de azucarado que de hueco, que narra
fabulosos avances que nadie registra. Resulta que el Inegi reportó que
en abril pasado el indicador coincidente continuó mostrando
signos de desaceleraciónal registrar un valor de 100 puntos (justo la frontera entre desaceleración y recesión) y una disminución de 0.07 puntos con respecto al mes anterior. Por su parte, el indicador adelantado continúa mostrando
signos de crecimientoalrededor de la tendencia al observar un valor de 100.2 puntos y una variación de 0.03 puntos con relación a marzo. En la raya, pues, y en una posición similar a la reportada en el último trimestre de 2008, cuando los mexicanos comenzaron a conocer de qué tamaño era el
catarritopronosticado por el gobierno calderonista.
Pues bien, si se actualiza la información –con la que se cuenta en
septiembre del presente año–, entonces el indicador coincidente acumula
12 meses al hilo a la baja –reducciones leves, pero constantes–, sin
visos de recuperación, al pasar de 100.53 en julio de 2012 a 99.89 en
junio de 2013. Por su lado, el indicador adelantado se ha reducido de
100.8 a 99.91 en el mismo periodo, de tal suerte que la economía
mexicana está justo en la línea fronteriza de la recesión.
Por su parte, el CEFP resume que, con base en la información del
Inegi, al cierre del primer semestre de 2013, y en comparación con
igual periodo de 2012, retrocedieron los consumos privado y público, la
inversión, la exportación de bienes y servicios, y el empleo, cuando
menos, y esto fue mucho antes de que el Servicio Meteorológico Nacional
en la lejanía encontrara indicios de la formación de Manuel e Ingrid.
Sobre estos últimos, la Secretaría de Hacienda divulgó lo siguiente:
considerando el efecto de las lluvias e inundaciones sobre la capacidad productiva nacional, se estima que el efecto neto sobre la tasa anual de crecimiento del PIB es una disminución en 0.1 puntos porcentuales. Esto se traduce en que en las estimaciones correspondientes al escenario central de la secretaría, la tasa anual de crecimiento del PIB se reduciría de 1.8 por ciento a 1.7 por ciento.
Bien, pero el balance es mucho más grave: de 3.5 por ciento de
crecimiento originalmente pronosticado ya vamos en 1.7 por ciento, es
decir, una caída de 50 por ciento en apenas nueve meses.
Las rebanadas del pastel
El inquilino de Los Pinos ordenó investigar quiénes
permitieron y se beneficiaron con la urbanización de humedales en la
hoy anegada zona Diamante de Acapulco. Excelente decisión: sólo falta
que designe a Diego Fernández de Cevallos como investigador en jefe, a
Carlos Salinas de Gortari como titular del Registro Público de la
Propiedad, y a los ex gobernadores y presidentes municipales como
secretarios de actas.
Twitter: @cafevega
D.R.: cfvmexico_sa@hotmail.com
Es
elevado el número de pacientes en etapa terminal o de personas en
agonía que de una manera u otra manifiestan su rechazo a la muerte
inminente o que lo dicen con todas sus letras: no me quiero morir,
aunque su calidad de vida sea mínima y sus posibilidades de mejoría
nulas.
Más que amor a la vida o apego a la existencia, sobre todo en
individuos de avanzada edad y notable deterioro físico, esta
contradicción refleja el temor a lo desconocido o a dejar a los seres
queridos, el pánico a ya no ser la persona con nombre y apellidos que
se ha sido o, en la mayoría de los casos, debido a los patrones
religiosos y socioculturales y a la historia personal del sujeto.
Este vitalismo tan inoportuno como artificial corresponde no sólo a
una falta de herramientas para asumir nuestra condición de mortales
sino además a las numerosas ideas equivocadas con respecto a la muerte
y el morir. Es común entonces escuchar de los conmovidos familiares del
terminal expresiones admirativas como
el gran amor a la vidapor parte del agonizante, cuando se trata de la angustiada renuencia de éste a dejarse ir, en ese postrer viaje sin boleto de regreso, tan amedrentador para quienes no han sabido desaprender a lo largo de su existencia.
Nadie quiere morirse, insistía una anciana moribunda, divorciada a los cuatro años de casada y que había hecho cuanto le había pasado por la cabeza, excepto enamorarse y tener sexo, pues su religión se lo prohibía si no era dentro del matrimonio. Esa erofobia o aversión al goce erótico a partir de sus represiones y de su frustrada experiencia matrimonial fue en el fondo el factor determinante de su pánico a morir. Como nunca aprendió a entregarse y a soltarse, le resultaba aterradora la idea de disolverse y de fundirse con lo desconocido.
En
referencia al escándalo por el espionaje que dependencias del gobierno
estadunidense realizan en contra de gobiernos, instituciones, empresas
y personas de numerosos países, el periodista Glenn Greenwald, quien ha
difundido materiales secretos obtenidos por el ex consultor Edward
Snowden –actualmente refugiado en Rusia y perseguido por Washington–,
señaló la necesidad de erradicar el predominio de Estados Unidos en la
Internet y de conformar grupos de naciones que operen vías
independientes de acceso a la red mundial. El reportero de The Guardian habló de la pertinencia de que Argentina y Brasil construyan
una Internet propia, lo mismo que la Unión Europea, algo que hasta ahora sólo ha hecho China.
Comenta sobre desmayos en el Metro
Como jubilado del STC, comento la nota en la sección Capital
Tumulto en la estación Candelaria del Metro provocó desmayo de ocho mujeres.
Una
vez más existe la posibilidad de que el gobierno estadunidense, o al
menos una parte, deje de funcionar si en el Congreso no se llega a un
acuerdo para aprobar el presupuesto del año fiscal que empieza mañana.
A partir de la medianoche, la mayoría de las oficinas del gobierno
federal cerrarán sus puertas. Más de 800 mil empleados federales
dejarán de asistir a sus labores y probablemente dejarán de percibir
sus salarios. En principio, las oficinas gubernamentales dependientes
de cada estado continuarán sus labores, ya que operan con presupuestos
propios, pero como parte de ese presupuesto proviene de la federación,
paulatinamente tendrán que cerrar sus puertas también. Otros sectores
que se verán seriamente afectados son los que tienen alguna relación
comercial o financiera con el gobierno estadunidense. Debido al cierre
de sus oficinas, aunque esto sea sólo por algunos días, el gobierno
dejará de cumplir a tiempo con el pago de sus deudas, lo que podría
generar un cargo adicional de miles de millones de dólares por los
intereses o castigos derivados de esa omisión.
Las
reformasno son lo que pretenden ser. Para esconder su carácter y vencer a quienes las resisten se han montado como campañas de propaganda, más que como actos de gobierno. Mientras la atención pública se ve atrapada en ese juego mediático, avanza sigilosamente la más grave y dañina de las supuestas reformas: el despojo alimentario, la liquidación de nuestro maíz y de la cultura que nos permite seguir siendo quienes somos.
El
Presidente de la República llegó cansado a Acapulco. De mal humor. Se
encaró con damnificados que reclamaban ayuda urgente. Les dijo que
nadie tenía derecho a lucrar políticamente con la tragedia que vivían,
que muchos no podrían volver a sus casas por estar en zonas de alto
riesgo, en terrenos que vendieron líderes corruptos y sin la seguridad
jurídica y física necesarias. Regañó a un senador del Partido de la
Revolución Democrática por decirle que sus colaboradores lo estaban
engañando. También pudo estar molesto al ver que ellos, encabezados por
el secretario de Gobernación, Emilio Chuayffet, y el de Defensa,
Enrique Cervantes (además del gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre),
no se coordinaban para resolver el grave problema que dejaba el
huracán. En fin, dijo que no iba a prometer lo que no podría cumplir,
ni a hacer milagros ni a resolver la situación en un día. Pero sí el
apoyo necesario para la reconstrucción sacando dinero de donde fuera.
Y, además, que el gobierno no permitiría ya que la población
se vaya a vivir en zonas de riesgo. Ese 11 de octubre del 1997, el presidente Zedillo adelantó su regreso de Europa, donde andaba de visita, para atender el desastre ocasionado por el huracán Paulina en Oaxaca, Guerrero y Chiapas.
La película Hannah Arendt,
de Margarethe von Trotta, devuelve a la discusión el controvertido
asunto de lo que ella denominó la banalidad del mal. El planteamiento
surgió a raíz de la cobertura periodística que Arendt hizo del juicio
de Adolf Eichman en Jerusalén, en 1961.
Debo
haber tenido 12 años cuando escuché por vez primera el relato de los
asaltos a caballo a la fortaleza donde habitaba Trotsky. El capitán
Sangrefría, Rosendo Gómez Lorenzo, me narró los hechos de una manera
brutal, sin concesión al sentimentalismo. Lenguaje escueto de militar,
sólo hechos. Tuve la oportunidad de escucharlo porque, a las horas del
crepúsculo nocturno, me paseaba en bicicleta por el parque de la
colonia Periodista, donde vivíamos. El capitán me descubrió con una
cajetilla de cigarros, comprada en secreto para su hija Luisa. A su
edad, le era fácil adivinar mis pensamientos y, desde luego, saber
cuando alguien quería engañarlo. Me dio una lección: la mentira era un
acto valiente cuando se trata de evitar la traición. La mentira es una
astucia de la estrategia bélica. La traición, una bajeza de cobardes.
Como la de Mercader. Nosotros atacábamos a descubierto, a caballo.
Queríamos matarlo, no asesinarlo.
Aguas.
Rodeado por cuatro ventanillas amplias; afuera la lluvia se convierte
en aguacero y a la redonda el mundo gris y mojado se encharca a una
velocidad escalofriante. Intenta salir. No lo logra. Más bien comprende
que no vale la pena. Aún por encima del nivel alcanzado por la
inundación, los semáforos siguen dando órdenes que nadie está en
condiciones de obedecer, anegados unos, sumergidos otros, o varados, o
flotando a la deriva. El verde del siga, de metálico poderío, y su
reflejo en el agua. El rojo, imperioso. Contra un cielo que igual
podría no existir. Aguante compadre, no se me doble. Sólo queda
esperar. Aguante el rato. Serenidad y paciencia, mi querido Solín.
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