Un
ambiente de ilegalidad, zozobra y persecución se deja sentir en el
estado de Puebla, donde el gobernador Rafael Moreno Valle (conocido
destructor del patrimonio histórico y arqueológico), acorde con el
gobierno de traición nacional de Enrique Peña Nieto, impone diversos
megaproyectos de transnacionalización neoliberal contra la voluntad de
pueblos y ciudadanos. Se trata del despojo de tierra y agua, así como
su envenenamiento como producto de las 87 concesiones mineras, más de
10 proyectos hidroeléctricos (solamente en la Sierra Norte), la
extracción de gas y petróleo con fractura hidráulica, la construcción
de diversos proyectos carreteros y los parques eólicos en la región de
Tecamachalco.
Numerosas organizaciones políticas defensoras de
los derechos humanos y de los pueblos indígenas han venido denunciando
la entrega del estado a corporaciones capitalistas, así como la
creciente privatización del agua y el uso de este recurso vital para
favorecer a esas empresas y a sus cómplices locales, cercanos al
entorno del gobernador, quien no ceja en sus afanes futuristas de ser
candidato a la presidencia de la República y, por ello, la opacidad de
la constante derrama de dinero público para promover su imagen personal
como un ejemplo de supuesto dinamismo y progreso que los darwinistas
sociales señalan como “éxito”.
Esta expoliación de recursos y
ocupación de territorios se acompaña, al igual que en el ámbito
nacional, de vergonzosas “reformas constitucionales” de la obsecuente
Cámara de Diputados local, que ha reformado la Ley del Agua en tres
ocasiones y que aprobó al vapor una inaudita ley, propuesta por el
Partido Acción Nacional, que da facultades al Ejecutivo para realizar
expropiaciones inmediatas y urgentes, sin notificar previamente a los
afectados, a quienes se deja en plena indefensión jurídica. La
inconstitucionalidad evidente de esta ley, además de violentar los
derechos humanos fundamentales, abre la puerta a un masivo despojo de
terrenos urbanos y rurales por parte del gobierno estatal, ahora
convertido en una eficiente gerencia empresarial y en un capataz
autoritario de las nuevas haciendas del neoporfiriato actual.
En
particular, el Consejo Tiyat Tlali ha informado sobre la escala de
violencia contra pueblos y organizaciones que “se oponen a los
proyectos de muerte en toda la geografía del estado, como en el resto
del país (que hoy) se ensaña contra el Frente de Pueblos en Defensa del
Agua y la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala”, y denuncia la
detención ilegal de su vocero, Juan Carlos Flores, el 7 de abril, justo
cuando salía de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, “luego de
interponer una queja por la detención de Enedina Rosas Vélez, comisaria
ejidal de San Felipe Xonacayucan, Atlixco, detenida ilegalmente un día
antes”. Este frente, que unifica los esfuerzos de comunidades y
organizaciones en los tres estados, se enfrenta firmemente a un
controvertido proyecto denominado Integral Morelos, que pretende,
contra todo raciocinio y lógica sustentable, e incluso contra las
recomendaciones del Centro Nacional de Desastres (Cenapred) y de la
Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), instalar
dos centrales de generación eléctrica de ciclo combinado de 620
megavatios cada una en las faldas del volcán Popocatépetl, que
consumirían gas natural, transportado por Pemex a través de un
gasoducto de 30 pulgadas por 150 kilómetros, así como un acueducto de
20 pulgadas desde Cuautla, con longitud de 10 kilómetros y una línea
eléctrica de 20 kilómetros desde la subestación Yautepec. El consejo
destaca: “En ninguno de los tres estados se consultó a los habitantes
de las comunidades, ni se notificó a los propietarios de los terrenos
que serán afectados por la construcción de la obra, que se inició en
mayo de 2011; ni las empresas extranjeras que operan el proyecto, ni la
Comisión Federal de Electricidad (CFE), comunicaron a la población en
general los detalles de éste, e igualmente omitieron informar a los
organismos estatales o municipales de Protección Civil, los riesgos de
la construcción que esta obra implica, así como los peligros asociados
a la operación de una instalación estratégica que trasportará 9 mil
millones de litros de gas metano diariamente, a menos de dos metros de
profundidad.”
Ante la resistencia de comunidades y
organizaciones de la sociedad civil, el gobierno de Moreno Valle
respondió con una guerra sucia que es considerada “terrorismo de
Estado”. Detenciones ilegales con lujo de violencia por hombres
fuertemente armados que no ostentan uniformes ni identificaciones ni
mucho menos órdenes de aprehensión y que utilizan automóviles sin
placas y sin logos, quienes constituyen en los hechos grupos
paramilitares al servicio del gobernador. Estos grupos ilegales
demuestran el desmantelamiento del llamado estado de derecho que impera
en toda la República y que en Puebla se devela con marcada violencia
abierta y clandestina. A la fecha ya existen varios presos políticos
procedentes de diversos municipios de la entidad, en su mayoría
comisarios ejidales y comunales, como Avelino Velázquez Tapia, Enedina
Rosas Vélez, Juan Carlos Solís y Abraham Cordero Calderón, integrante
de la organización denominada Los de Abajo y del Frente Campesino del
Valle de Texmelucan y Sierra Nevada, los cuales están luchando contra
los actos expropiatorios relacionados con la construcción del llamado
Arco Poniente. Juan Carlos Rojas escribe desde la cárcel: “Hoy el
gobierno usa la fuerza de sus cárceles, y nosotros la fuerza de la
razón, y la razón siempre podrá volver a sacar fuerza para lograr la
justicia”. Incluso el sediciente gobernador ha amenazado, a través de
sus grupos de choque, al académico de la Benemérita Universidad
Autónoma de Puebla doctor Ricardo Pérez Avilés y a su asistente,
Alberto Melchor Montero, por el apoyo brindado a la lucha contra el
despojo. ¡Toda la solidaridad con los presos políticos y con mis
colegas de la BUAP!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario