Jesusa Cervantes
MÉXICO,
D.F. (apro).- “¡Aquí están difamando a todos… no voy a permitir que se
manche la reputación de nadie!”, reclamó con estridencia Fernando
Belaunzarán, diputado del PRD, quien el jueves 4 buscó defender “la
honra” de los legisladores federales.
El motivo que impulsó al “ofendido” diputado a tomar la palabra en
San Lázaro se debió a que de nueva cuenta se llevó a tribuna el tema de
los “bonos” que recibieron los legisladores por aprobar las reformas de
Enrique Peña Nieto. Un asunto que los marcará en la historia del país,
lo quieran o no.
Y conforme van pasando las semanas van apareciendo nuevos indicios
que robustecen los hechos, aunque los involucrados pretendan hacer de
ello “un mito” parlamentario. Basta echar un vistazo a lo sucedido la
mañana del miércoles 3 en el Senado de la República, durante la reunión
previa de la fracción del PAN y en donde el legislador por Jalisco,
José María Martínez, denunció que su coordinador, Jorge Luis Preciado,
le ofreció medio millón de pesos a cambio de retirar sus reservas
durante la discusión de la reforma político-electoral.
En la Cámara de Diputados, una vez aprobadas las 11 reformas
peñistas y avalados los presupuestos millonarios para remodelar el
recinto legislativo de San Lázaro, se pretende ahora poner en orden la
casa, transparentar el uso de sus recursos y hasta hacer que la
Auditoría de la Federación tenga mayor acceso a la forma en que los
grupos parlamentarios utilizan el dinero que reciben.
Sin embargo, debe recordarse que sólo en los dos primeros años de la
actual legislatura los partidos políticos, a través de sus
coordinadores, han recibido al menos mil millones de pesos en lo que se
denominan “subvenciones”.
Cuando se discutía el tema de la transparencia y adecuaciones al
reglamento de la Cámara, Ricardo Monreal Ávila, coordinador de
Movimiento Ciudadano (MC) y quien desde octubre de 2013 intentó
regresar los millones de pesos que han llegado a la cuenta del grupo
parlamentario por concepto de “subvenciones extraordinarias”, aplaudió
la propuesta, aunque también reconoció que el nuevo coordinador de la
Junta de Coordinación Política, Manlio Fabio Beltrones, quiera ofrecer
cuentas claras sobre el manejo de las mencionadas subvenciones
extraordinarias.
De inmediato, legisladores de PRD y PAN se sintieron aludidos y
ofendidos. Fernando Belaunzarán, viejo aliado de Rosario Robles durante
su paso como jefa de Gobierno del Distrito Federal (1999), desenvainó
la espada de la rectitud y honradez para revirar a Monreal si estaría
dispuesto a firmar una iniciativa que obligara a los grupos
parlamentarios a dar cuentas del dinero que reciben.
Con esta nueva ley, argumentó el impoluto perredista, “se ayudará a
que no se difame a los diputados… diciendo que han recibido dinero en
lo individual para apoyar o no ciertas reformas… pero también para
acabar con las pantomimas y shows”.
En respuesta, Monreal recordó el vía crucis administrativo que ha
seguido su grupo parlamentario para regresar 15 millones de pesos que
aparecieron en sus cuentas bancarias por “subvenciones
extraordinarias”, recursos que en una parte se depositaron justo en
plena discusión de la reforma energética.
Belaunzarán, molesto, sostuvo que en su fracción “no recibimos un
peso partido por la mitad” para aprobar las reformas de Peña Nieto, y
acusó a Monreal de hacer campaña política a costa de la “reputación y
honradez” de los diputados.
Pero no sólo los perredistas salieron prematuramente a defenderse,
cuando aún no había acusación por delante, también lo hicieron los
panistas, quienes enviaron al veracruzano Víctor Serralde Martínez a
defender su honor y honradez.
Se trata del mismo diputado que en noviembre pasado fue señalado por
alcaldes de Guanajuato de participar en el cobro de “diezmos” a cambio
de lograr dinero para sus municipios. Es el mismo que junto con el
grupo cercano al excoordinador Luis Alberto Villarreal recibía millones
de pesos a cambio de hacer su trabajo legislativo.
Ese mismo diputado, Víctor Serralde, intentó exhibir a Monreal al
decir que no le “hiciera al loco”, que sí quería en verdad regresar el
dinero de las subvenciones extraordinarias, que depositara esos
recursos.
“Ya pudo haber hecho ese depósito”, dijo triunfante el inexperto
político, quien recibió como respuesta de Monreal un duro golpe que no
pudo responder: “Yo no le hago al loco, usted es el que no debe hacerle
al corrupto”. Y remató diciéndole que al PAN no le dieron 15 millones
como al MC, sino muchos millones más, pues ello dependió del número de
diputados de cada fracción.
Por cierto, MC sólo tiene 20 y el PAN suma 114.
Mientras Belaunzarán, el viejo colaborador de Rosario Robles y hoy
tan cercano a Los Chuchos del PRD, siguió alentando la provocación y
con ello exhibiendo a su propio grupo parlamentario.
No pudo soportar se manchara así su honor y de nuevo pidió la
palabra para reclamar a Monreal que “decir que fueron corrompidos los
diputados, sin ninguna prueba, es una difamación vil”.
Su estrategia fue astuta al decirle a Monreal que cuando el
zacatecano fue coordinador del PT en el Senado, nunca devolvió las
subvenciones extraordinarias. Y, en el colmo del cinismo, Belaunzarán
aceptó que la entrega de esos recursos “es una práctica común”.
Más aún, dijo a Monreal que por qué solo quiere regresar 15 millones
de los 40 millones que ha recibido el partido del Movimiento Ciudadano.
La impericia política y falta de conocimiento de Belaunzarán lo
colocaron en bandeja de plata frente a Monreal, quien aclaró al
perredista que él nunca manejó la parte económica del PT, sino la
política, y eso por acuerdo del presidente de dicho partido, Alberto
Anaya.
Zuleyma Huidobro, también del MC, aclaró al perredista que los 15
millones se regresan porque son ilegales, pero los 25 restantes sí
están previstos en la ley e incluso se encuentran etiquetados para qué
se deben usar.
La diputada, quien en plena discusión de la reforma energética
reclamó la entrega de “bonos” a los diputados –disfrazados de
“subvenciones extraordinarias”—, reviró a Belaunzaran que sí son bonos,
pues se dieron justamente en las fechas de aprobación de las 11
reformas peñanietistas.
Lo sucedido en la Cámara de Diputados esta semana y lo revelado en
el Senado sólo indican que la historia los recordará no por haber
formado parte de la legislatura más productiva, sino la más corrupta.
Se trata de la legislatura que a cambio de subastar la patria
recibió más de mil millones de pesos, tan sólo para los 500 diputados
federales, y ello sin considerar cuánto les tocó a los senadores Por lo
pronto, ya sabemos que hubo el ofrecimiento a uno, por una ley, de
medio millón de pesos.
Las cifras, sin duda, empezarán a surgir cuando esté en pleno la
campaña electoral de 2015. La deshonestidad de algunos legisladores es
ilimitada, pero lo verdaderamente vergonzoso es que por unos cuantos
millones éstos entregaron el futuro de los mexicanos.
Comentarios: @jesusaproceso y mjcervantes@proceso.com.mx
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