Por Araceli Damián
En mayo del año pasado, el New York Times
publicó un artículo que señala que, de acuerdo con datos del Comité
Internacional de la Cruz Roja sobre las guerras observadas desde los
años setenta, en escenarios de combate entre grupos armados se
registraba una persona muerta por cada cuatro heridos. En cambio, en
nuestro país “la relación es inversa: el Ejército mexicano mata a ocho
enemigos por cada uno que hiere” (1). Con base en esos datos, el
profesor jubilado de la Universidad de Nueva York y pionero del estudio
de la letalidad en diferentes fuerzas armadas, Paul Chevigny, declaró a
ese periódico que eso muestra que “hay ejecuciones sumarias”.
Esta
letalidad se confirma en los dos operativos contra el crimen organizado
en los que participó la Marina la semana pasada, en las ciudades de Tepic y Reynosa,
en donde 24 civiles fueron “abatidos”, 23 de ellos presuntos
delincuentes y un conductor de taxi, hasta el momento no se tienen
noticias de heridos. Al parecer, el Secretario de la Marina, Vidal
Francisco Soberón Sanz, pretende demostrar al presidente norteamericano
Donald Trump que las Fuerzas Armadas Mexicanas sí pueden hacer su
trabajo contra los “bad hombres”, pero el resultado fue letal, haciendo
un claro uso excesivo de la fuerza.
Estos operativos se dan en el contexto en el que tanto dicho Secretario, como el de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, han estado presionado al Congreso para que se apruebe la Ley de Seguridad Interior,
que supuestamente regulará la actuación de las fuerzas armadas en
acciones que corresponden a la autoridad civil, es decir, a las
policías. En septiembre pasado, el general Cienfuegos señaló que, ante
la disyuntiva de participar en estos operativos “con el riesgo de ser
procesados [los soldados] por un delito que tenga que ver con derechos
humanos a lo mejor les conviene más que los procesemos por no obedecer,
entonces les sale más barato”(2). Esta declaración es una confesión de
la elevada probabilidad de que los elementos de las fuerzas armadas
violen los derechos humanos de los presuntos delincuentes en los
operativos.
Como se sabe, a los integrantes del ejército se les
capacita para tener una efectividad letal en caso de invasión extranjera
o guerra. No obstante, frente a la delincuencia el procedimiento
consiste en detener a los presuntos culpables y llevarlos ante el
ministerio público para que se inicien las investigaciones. Aun cuando
los secretarios de la Defensa, el de Marina, el de Gobernación, Osorio
Chong y los gobernadores argumenten que estas muertes se dan debido a
que los delincuentes atacan con armamento sofisticado y en ocasiones
superior al de las propias fuerzas armadas, ello no se refleja en el
índice de muertos civiles frente a los de agentes de seguridad en
enfrentamientos. Así, en los operativos de 2013 se registraron 20
muertes de civiles por cada soldado del ejército fallecido y en 2014,
hubo 40 civiles muertos por cada marino caído (3).
Otro de los
aspectos que preocupa sobre el actuar de las fuerzas armadas es que sus
titulares desconfían del nuevo (y del anterior) sistema de justicia
penal. Así, el Secretario de la Defensa “dijo que (el nuevo) no está
funcionando como debiera ser para que tengamos en la cárcel a quienes le
están haciendo daño a la sociedad”, argumentando que los delincuentes
están logrando su libertad denunciando supuestas torturas durante la
detención. Lo cierto es que este mismo Secretario tuvo que salir a pedir
disculpas recientemente, debido a que un video que circuló en redes
sociales mostraba a un elemento de la policía federal y otro del
ejército torturando a una mujer mediante asfixia con bolsa de plástico en la cabeza.
La preocupación se debe también a que la Procuraduría General de la República no investiga, como debiera ser,
lo ocurrido cuando hay bajas civiles en enfrentamientos con las Fuerzas
Armadas. Así, según Silva, Gutiérrez y Correa, óp. cit.), entre
2007-2009 y 2012-2013 la PGR no realizó ninguna investigación, en 2010 y
2012 sólo una y en 2014, tres. Pero, además, en los casos en los que se
ha comprobado la violación a los derechos humanos, incluyendo las
ejecuciones extrajudiciales, los delitos han quedado en la impunidad,
como sucedió en Tlatlaya, caso en el cual la justicia militar y civil
prácticamente exoneraron o impusieron penas mínimas a los culpables.
La
Ley de Seguridad Interior que se pretende aprobar en este periodo de
sesiones busca regular el Art. 89 constitucional, que en su fracción VI
señala como una de las facultades y obligaciones del presidente la de
“preservar la seguridad nacional, en los términos de la ley respectiva, y
disponer de la totalidad de la Fuerza Armada permanente o sea del
Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea para la seguridad interior y
defensa exterior de la Federación”.
Diversos especialistas han
criticado las tres iniciativas de Ley de Seguridad Interior que existen
actualmente (del PRI, PAN y PRD) debido a que carecen de un diagnóstico
de la situación de violencia en el país y cómo han actuado las fuerzas
armadas desde que salieron a la calle; tampoco plantean cómo se
supervisará su labor y dejan únicamente de observador al legislativo,
órgano de “control” que sólo recibirá informes. Además, las iniciativas
carecen de planteamientos sobre cuáles serán los mecanismos para que las
Fuerzas Armadas retornen a los cuarteles, y tampoco esbozan mecanismos
para atacar las causas, tanto de la violencia, como de la ineficacia en
la actuación de las policías municipales y estatales.
Las Fuerzas
Armadas deben regresar a sus cuarteles, la evidencia muestra que una vez
que inicia su actuación en territorio la criminalidad aumenta. En
México no hay pena de muerte y, sin embargo, las fuerzas armadas
ejecutan a supuestos criminales. Asesinarlos no resuelve el problema de
la delincuencia organizada, por el contrario, nos lleva a una
absurda espiral de violencia, mientras que, el uso excesivo de la fuerza
lo único que genera es miedo en la sociedad.
1.- Azam Ahmed y Eric Schmitt “En México, la letalidad desproporcionada de sus fuerzas armadas genera preocupación” https://www.nytimes.com/es/2016/05/26/la-letalidad-desproporcionada-de-las-fuerzas-armadas-genera-preocupacion-en-mexico/
2.- Jesús Aranda, “Exige Cienfuegos regularizar función de las fuerzas armadas”, La Jornada 12/septiembre/2016 http://www.jornada.unam.mx/2016/12/09/politica/003n1pol
3.- “Índice
de letalidad 2008-2014: Disminuyen los enfrentamientos, misma
letalidad, aumenta la opacidad”, Carlos Silva Forné y Rodrigo Gutiérrez
Rivas del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM y Catalina
Pérez Correa, del CIDE.
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