Este panorama político prevalece mientras la humanidad padece dos problemáticas sustanciales, origen de todos los males: la doble explotación que realiza una minoría de minorías del trabajo humano y del trabajo de la naturaleza. Lo primero mantiene la mayor desigualdad social de toda la historia en la que 56 millones con fortunas de un millón de dólares o más disponen de 45.8 por ciento de la riqueza mundial, mientras 2 mil 879 millones de seres humanos, 55 por ciento del total, poseen 1.3 por ciento de esa riqueza (datos del Banco Suizo). Lo segundo es que esa misma minoría, actores de un capitalismo corporativo, basada en el uso de combustibles fósiles (carbón mineral, petróleo, gas y uranio) ha desencadenado desde 1860 una contaminación industrial de tal potencia que ha dislocado el equilibrio ecológico global y ha terminado provocando un caos climático. Dado lo anterior, un gobierno y un partido de izquierdas serían aquellos que buscan remontar esas dos problemáticas nodales. Y es aquí donde aparecen los gobiernos progresistas de la América Latina que han ganado y perdido (Brasil, Colombia, Bolivia, Ecuador, Chile, Uruguay, etcétera) y tres gobiernos que destacan por sus acciones por el bien común: India (desde 2014), Bután y México.
Los increíbles resultados de las elecciones del 2 de junio de 2024, que incrementaron en 3 millones los votos obtenidos en 2018, que le otorgaron a Morena las mayorías posibles y reales de las cámaras de Senadores y Diputados, y que batieron de manera contundente a la ultraderecha, atrajeron de inmediato la mirada del resto del mundo y la atención de innumerables analistas.
Como sucedió en India y Bután, en México todo lo logrado ha sido obra
de un estadista fuera de serie, Andrés Manuel López-Obrador, cuyo
esfuerzo titánico y una visión única del juego político dieron lugar a
este proceso que él mismo llamó Cuarta Transformación (4T). El primer
rasgo innovador es que su ideología política para nada cabe en la
geometría convencional de izquierda y derecha. Su postura antineoliberal
la edifica a partir de la historia del país y de sus principales
personajes. Sus decisiones tienen como referentes sucesos del pasado. Su
segundo aporte radica en la frase por el bien de todos, primero los pobres
,
la cual le inspiró para hacer llegar a 28 millones de hogares al menos
un programa social, incluyendo tres que los empoderan (Sembrando Vida,
Escuelas del Campo y Escuelas para el Bienestar). El tercer aporte fue
su batida frontal contra la corrupción, a pesar de fallos imperdonables
de funcionarios de su gabinete. Su cuarta hazaña fue su apoyo a los
jóvenes, ofreciendo becas y trabajos, así como el sistema de
Universidades Benito Juarez, con 140 planteles y 45 mil estudiantes
localizados en las zonas más marginadas. Su quinta contribución es que, a
diferencia de otros gobiernos progresistas, logró vencer a 80 por
ciento de los medios de comunicación (prensa, radio, Tv y redes
sociales) que se pusieron en su contra, mediante los medios
gubernamentales y las llamadas mañaneras. Este gobierno ha traído
esperanza en el porvenir, para resolver gradualmente sus mayores
problemas. Los mexicanos vivimos en un país excepcional dentro de un
mundo que parece dirigirse peligrosamente al caos.
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