Socialismo Latinoamericano
No es de Trump de quien debemos ocuparnos; es de los gobiernos de México, la partidocracia y la oligarquía, que por acción y omisión han dejado a nuestra patria en un grado de indefensión mayúsculo |
Donald Trump ha
manifestado con transparencia su condición de misógino, racista y
xenófobo, lo que le ha merecido el repudio de una amplia mayoría de
ciudadanos en Estados Unidos de América (EUA) y en gran parte del mundo.
Casi
todas las políticas que está promoviendo el flamante presidente de la
aún más poderosa nación del planeta están mereciendo en su país y en
muchos otros el repudio social y la crítica de especialistas como Paul
Krugman, premio Nobel de economía, quien calificó la propuesta de
aplicar un 20% de arancel a productos importados desde México para pagar
el muro fronterizo como una muestra de “ignorancia e incompetencia” por
parte de la administración que encabeza Donald Trump. Cada día se suman
denuncias formales y acciones de organizaciones sociales, autoridades y
la propia justicia estadounidense contra las decisiones del nuevo
presidente de Estados Unidos. La justicia de EUA rechazó su apelación
para mantener el veto migratorio que impide la entrada en el país de
ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.
Consecuencias para México
Las
primeras declaraciones y actos de gobierno del presidente de EUA tienen
un efecto fundamentalmente mediático, de discutible aplicación y de
consecuencias negativas para México cuya dimensión aún resulta imposible
establecer con certeza.
Respecto a la construcción del muro,
casi un tercio de la frontera tiene muro de concreto, rejas
electrificadas y cámaras de vigilancia; los dos tercios restantes poseen
condiciones geográficas y climáticas que hacen casi imposible el paso
–sin que ello haya detenido o menguado la inmigración de millones de
mexicanos–. Autoridades de más de 20 localidades fronterizas
estadounidenses ya se han manifestado en contra de su construcción,
afirmando que su costo es exorbitante y no será eficaz en su propósito,
como sí lo sería, afirman, un trabajo coordinado entre las autoridades
de ambos países para garantizar la seguridad.
En relación con la
salida de Estados Unidos del Tratado Transpacífico (TTP) y la posible
renegociación o salida del Tratado de Libre Comercio para América del
Norte (TLCAN), ambos casos deben ser motivo de discusión con base en
información racional y comprobable sobre los perjuicios o beneficios que
ambos acuerdos comerciales tienen para México. Con datos objetivos, los
resultados comprobables para México del TLC firmado con EUA y Canadá
hace 22 años son contundentes respecto al saldo negativo; lo que se ha
logrado saber de las secretas negociaciones del TTP presagian resultados
similares o peores, aunque la salida de EUA de éste por decisión de
Donald Trump, lo hacen prácticamente inviable, algo sin duda benéfico
para México.
La política de deportaciones que declaró Donald
Trump hasta ahora no ha pasado de amenazas de muy difícil cumplimiento.
Quien no amenazó pero sí deportó a cerca de 3 millones de mexicanos fue
Obama, y quienes expulsaron aproximadamente a 15 millones de mexicanos
han sido los gobiernos mexicanos desde 1982 a la fecha.
Trump y el establishment en EUA
La candidata a la presidencia del establishment en Estados Unidos fue Hillary Clinton. Salvo en casos específicos como el del lobby sionista, las ideas e iniciativas de Trump no promueven los intereses del establishment estadounidense en su conjunto, más bien atentan contra ellos.
Más
temprano que tarde –de una u otra forma– es muy probable que los
grupos del poder real en EUA pongan a Donald Trump a trabajar por sus
intereses, como ha sido con todos y cada uno de los presidentes de
Estados Unidos al margen del estilo personal de gobernar y del partido
al que representen.
La unidad nacional en México
Debemos
celebrar las expresiones de patriotismo que está manifestando la
abrumadora mayoría del pueblo de México, pero al mismo tiempo llamar a
la reflexión para evitar caer en la frustración. La grave crisis que hoy
enfrentamos la enorme mayoría de los mexicanos no es consecuencia de
las declaraciones y decisiones de Donald Trump. Más aun: las
repercusiones negativas que pueda acarrear la concreción de las medidas
por él anunciadas no son responsabilidad del gobierno de EUA, sino
resultado directo de las políticas que a lo largo de las últimas cuatro
décadas han aplicado los gobiernos priistas y panistas.
Sin duda
lo que el gobierno de Estados Unidos decida tendrá un impacto en México;
sin embargo, no está en manos de los mexicanos influir
significativamente en dicho gobierno, pero sí es nuestra responsabilidad
actuar en México para que el sentido y las dimensiones de ese impacto
sean benéficos o lo menos perjudiciales posible.
No es de Trump
de quien debemos ocuparnos; es de los gobiernos de México, la
partidocracia y la oligarquía que por acción y omisión han dejado a
nuestra patria en un grado de indefensión mayúsculo.
El gobierno
federal mexicano –la partidocracia y los grupos de poder– pretenden usar
a Trump como una oportuna excusa. La convocatoria a la unidad nacional
que realiza es engañosa e inoperante. Hasta el momento, la reacción del
gobierno ha sido de sumisión; se ha comportado como un subordinado del
gobierno de EUA al limitarse a reaccionar a la defensiva, sin buscar
alianzas estratégicas con otros países de América Latina, en primer
lugar, y del resto del mundo para sumar fuerzas que permitan enfrentar
los desafíos y obtener mejores condiciones de negociación.
En ese
contexto, el “fenómeno Trump” debe funcionar como acicate para la
organización ciudadana con el propósito de pensar y construir un
proyecto para un México libre, justo y soberano en el siglo XXI.
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