Masculinidades tóxicas. Todo es provocador, políticamente incorrecto, y deliberadamente irritante en esta segunda película de Paparella; nada, sin embargo, parece muy alejado de la realidad en este entorno rural dominado por la competitividad y el alarde machista. No muestran otra cosa las conductas de sus protagonistas masculinos, tres hermanos que ostentan un raro nivel de insensibilidad afectiva no sólo entre ellos, sino en su relación esporádica con las mujeres cercanas, a las cuales invariablemente tratan como objetos de un placer expedito y desechable, cuando no como prostitutas mal pagadas. Uno de ellos, Marcos (Ulices Yansón), el más joven, es adicto al rock metalero, exhibe un individualismo próximo a la enajenación sicótica y su temperamento es de una irritabilidad a flor de piel: un perfecto idiota de mecha corta. Otro hermano, Matías (Andy Gorostiaga), vive atormentado por el secreto inconfesable de un padecimiento físico menos oprobioso por su gravedad que por su posible efecto emasculante: un cáncer de testículo. Walter (Emanu Elish), el hermano mayor, un desempleado a la deriva, tiene el ánimo embotado por el consumo inmoderado de cocaína y por su carácter potencialmente explosivo.
Dos tragedias sacuden el analfabetismo moral de estos tres parias sociales: una muy personal, la muerte de la madre, elemento crucial en todo machismo edípico, y otra, más general y destructora, el desbordamiento de un río y la necesidad imperiosa de torcer su cauce para evitar un desastre mayor. El realizador argentino disecciona, con filo crítico muy sobrio, la colisión entre esas tres recias virilidades lastimadas y el fragor irreductible de una naturaleza salvaje.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional Xoco a las 13:15 y 18:15 horas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario