Un clamor antielectoral comienza a expandirse por todo México. Aquí y allá surgen grupos de activismo anulista o abstencionista...
La caja de Pandora se abrió en Guerrero luego de los hechos de Ayotzinapa y Cocula.
Aparecieron grupos de activistas, intelectuales y ciudadanos en
redes sociales declarando la inminente necesidad de cancelar las
elecciones en ese estado sumido en una crisis de gobernabilidad similar
a la que ha pasado Michoacán.
El clamor antielectoral comienza a expandirse por todo México, aquí y allá surgen grupos de activismo anulista (que proponen voto anulado con una gran cruz), de abstencionistas (que proponen que nadie, pero nadie, se presente a votar).
Los unos y otros argumentan que es indispensable enviar un mensaje
claro a los partidos políticos y a sus representantes para asegurarles
que la sociedad comprende que ellos y los candidatos que eligen no
tienen credibilidad; que los partidos han pulverizado los procesos
electorales y con ellos la democracia electoral mexicana. La han
transformado en una máquina burocrática que deja pasar corrupción,
mentiras y dinero sucio; es un aparato que simula renovación pero en
realidad está destartalado.
Las candidaturas independientes son parte de esa simulación, un logro pírrico, como ha dicho uno de sus principales promotores.
Mientras los partidos siguen sumidos en sus dinámicas de repartición de candidaturas reproduciendo los modelos tradicionales de corrupción, nepotismo, amiguismo, reciclaje y fusión de compadrazgos e intereses inconfesables,
millones de personas en México expresan su desesperación, enojo, o
indignación frente a la capacidad de los líderes partidistas para
ignorar la crisis política y social en que ellos mismos han sumido al
país. Es un hecho que todos los partidos han elegido candidatos cada
vez más ineficientes e ignorantes en aspectos de buen gobierno y
respecto a la Seguridad Humana.
Todos eligen a personas que tienen suficiente dinero para
hacer campañas y comprar votos pero claramente ignoran los orígenes de
sus fortunas. Estratégicamente restan importancia a las hojas
de vida de sus candidatos y candidatas. No hay nada nuevo en admitir
que los líderes de partidos han creado una dinámica operativa que
induce a la putrefacción de los liderazgos, que incita a elegir a los
más corruptos, los más envalentonados para mentir y sostener sus
mentiras públicamente. Las investigaciones periodísticas y académicas
han demostrado plenamente que los partidos han destruido paulatinamente
el débil blindaje que alguna vez tuvo el sueño dorado del Instituto
Federal Electoral; ese IFE que José Woldemberg sigue defendiendo aunque
haya perdido el rumbo y el nombre original. (Alguien debe avisarle a
Woldemberg que su hijo democratizador ha muerto, en su lugar hay una
parvada de buitres afectos a la sabrosa descomposición de los procesos
electorales democráticos, expertos en capitalismo electoral a modo).
Basta entender que ni el voto nulo ni la abstención harán mella a los partidos. Con tener un 5% de votos quedarán salvos. Ellos han puesto las nuevas reglas del opaco juego electoral.
¿Qué hacer entonces? Pues el investigador Edgardo Buscaglia
propone una estrategia realista y efectiva: que agrupaciones civiles
apartidistas exijan a todos los partidos sin excepción que permitan que
un consejo civil multidisciplinario investigue y evalúe a sus precandidatos. Desde
los bienes materiales hasta el historial político y familiar, sin dejar
atrás el coeficiente intelectual y conocimientos mínimos de tareas de
buen gobierno. Un examen de conocimientos, un test psicológico, un
ejercicio de transparencia aplicada con instrumentos medibles y
comprobables (como los que usa la psicología social en áreas de
recursos humanos de las empresas). Con todos los partidos se
aplicarían exactamente los mismos instrumentos de medición y
transparencia.
Ya Buscaglia planteó esta propuesta a senadores del PRD (que se
quedaron mudos). Imaginemos qué sucedería si en verdad un colectivo de
mujeres y hombres intelectuales diverso, con credibilidad, creara un
modelo de evaluación blindado a la corrupción ¿Qué responderán el PRI, PAN, Morena, PRD, Partido Humanista, PVEM y Nueva Alianza a la exigencia de transparencia? Si quieren que la gente vote, deben admitir que sus elecciones han sido equivocadas.
Si creen que sus candidatos y candidatas son en verdad buenos ¿por
qué temerle a la evaluación y transparencia? Después de todo el dinero
que usan para sus campañas es el de nuestros impuestos. Las reglas
creadas por los que están en la punta de la pirámide política y
económica lo han arruinado todo ¿podremos replantear nuevas reglas
desde la base cívica? Yo creo que sí, o al menos habremos de
intentarlo, aunque nos lleve mucho tiempo y esfuerzo sacar de las
boletas a payasos, peloteros, ignorantes, pedófilos, ladrones y
miembros de los cárteles.
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