No perdamos de vista que la constante incidencia de la fístula obstétrica es una violación de los derechos humanos de mujeres y niñas, que refleja la marginación de las mujeres que padecen este trastorno y el fracaso de los sistemas de salud en satisfacer sus necesidades.
A pesar de que esta lesión no distingue de edades, las niñas son particularmente vulnerables porque sus cuerpos no están preparados para un parto. En todo el mundo, las complicaciones derivadas del embarazo y parto son la causa principal de muerte en niñas de entre 15 y 19 años, según datos del UNFPA.
Sabemos que la fístula obstétrica es la causa del ocho por ciento de las muertes maternas a nivel mundial; además, el 90 por ciento de los casos terminan en el fallecimiento de un bebé dentro del útero, y puede ocurrir durante el parto o previo a éste, así como por la lesión ocasionada por un parto mal practicado, así lo informó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA por sus siglas en inglés).
La Asamblea de las Naciones Unidas, en su septuagésimo séptimo período de sesiones, se informó que medio millón de mujeres y niñas en África Subsahariana, Asia, la región de los Estados árabes, América Latina y el Caribe viven con esta lesión y que cada año se producen miles más debido a la falta de medidas de salud necesarias. El 90 por ciento de los casos terminan en muerte prenatal.
Es importante señalar que el estigma que rodea este padecimiento genera que las mujeres guarden silencio, oculten la situación y esto dificulta conocer la realidad que atraviesan.
Se esperara que entre 2020 y 2030 se celebren entre 10 y 13 millones de matrimonios infantiles a nivel mundial y es probable que ello contribuya a aumentar el número total de casos de fístula, como lo reportó la UNFPA en el 2022.
Las complicaciones del embarazo y el parto son la principal causa de muerte entre niñas de 15 a 19 años de edad en los países de ingreso bajo y mediano. Aproximadamente, una de cada cinco niñas de todo el mundo estará casada o en una unión informal antes de los 18 años de edad.
En el 2003, UNFPA y sus socios lanzaron una campaña mundial para acabar con la fístula en consonancia con los objetivos internacionales de mejorar la salud materna y neonatal con el objetivo de erradicar esta práctica y lograron evidenciar algunos testimonios que permiten acercarse a lo que una mujer vive con esto:
Testimonio de Kadiatou Bah, superviviente de una fístula obstétrica, vivió con esta afección durante casi 20 años:
“Sucedió en el hospital. Me di cuenta de que estaba perdiendo orina”, dijo Kadiatou Bah, sobreviviente de fístula, al UNFPA, la agencia de salud sexual y reproductiva de las Naciones Unidas.
Bah quedó embarazada por primera vez hace más de cuatro décadas, cuando tenía 17 años. Con pocos centros de salud disponibles en su aldea montañosa en Labé, Guinea, había tenido pocas posibilidades de aprovechar los servicios médicos durante su embarazo; tampoco tenía previsto dar a luz en un centro de salud.
Sus planes cambiaron después de dos días de parto. “Cuando quisimos ir al centro de salud, di a luz en el camino”, dijo. «El niño ya estaba muerto».
Aunque no se dio cuenta en ese momento, Bah había sufrido una fístula obstétrica: una lesión devastadora durante el parto que conlleva riesgos que ponen en peligro la vida de las mujeres y sus embarazos. Aproximadamente nueve de cada diez mujeres que desarrollan fístula obstétrica sufren muerte fetal; Mientras tanto, las investigaciones muestran que el trabajo de parto obstruido genera el 6 por ciento de las muertes maternas.
Los efectos de la fístula también son graves para las supervivientes; muchas enfrentan incontinencia, dolencias físicas y mentales y ostracismo social. La discapacidad de Bah abrió una brecha entre ella y su marido, quien le ofreció poco apoyo.
«Ya no podía mostrarme en público», dijo. “La gente me evitaba; Sufrí mucho”.
La UNFPA, señaló que pesar de sobrevivir, mujeres y niñas siguen sujetas a niveles extremos de estigma. «Entre las complicaciones relacionadas con el embarazo, la fístula obstétrica es una de las más graves, ya que también provoca exclusión social», afirmó el doctor Sékou Diallo, ginecólogo de Mamou.
Además, se les debe dar atención médica, psicológica y socioeconómica. Estas lesiones pueden ser reparadas mediante cirugía, no obstante, las brecha en salud hacen complejo que mujeres y niñas tengan acceso a estos servicios.
La fístula obstétrica afecta a numerosas mujeres y niñas quienes carecen de acceso a servicios de salud oportunos y de alta calidad, lo que a su vez depende de que haya un número adecuado de proveedores de atención de salud debidamente capacitados.
Según datos de la UNFPA, en los últimos años desde la pandemia de Covid-19, hubo un colapso en la prestación de servicios de salud, lo que paralizó avances en materia de salud materna y neonatal, lo que probablemente contribuyó al aumento del número de casos de fístula y a la reducción del acceso a servicios quirúrgicos durante el tiempo de la enfermedad.
Incluso, en 2007, la Asamblea General de la ONU reconoció por primera vez que la fístula obstétrica es un problema de salud para las mujeres. En 2020, fue aprobada la resolución 75/159, en la que pedía mayores inversiones y medidas aceleradas para erradicar la fístula obstétrica en el plazo de un decenio, como parte de la agenda de las Naciones Unidas en favor del adelanto de las mujeres.
México
En México, no estamos exentas de esta mala práctica que afecta la salud y vida de las mujeres, por ejemplo en el Hospital Civil de Guadalajara cada año, al menos hay dos casos son atendidos.
Para la coordinadora de especialidades médicas del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la Universidad de Guadalajara (UdeG) Eva Elizabeth Camarena Pulido, aseguró que este tema no figura en Jalisco ni a nivel nacional, sin embargo se pronunció por la importancia de llevar un registro estatal de fístula obstétrica en áreas que realizan este tipo de intervención quirúrgicas como es coloproctología y sean calificadas como salud materna.
Babatunde Osotimehin, director del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), señaló que :
“Para tratar la fístula y facilitar atención médica de seguimiento a mujeres, debemos saber más sobre cuántas mujeres y niñas necesitan servicios y dónde viven. En la mayoría de los casos, el estigma obliga a las mujeres que viven con la fístula a permanecer escondidas y las aísla de sus familias y comunidades.”
El 14 de julio de 2021, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas aprobó la resolución 47/25, reconoció que:
“la morbilidad prevenible asociada a la maternidad es un motivo de preocupación en materia de derechos humanos y que las muertes y lesiones graves y prevenibles de las mujeres y niñas durante el embarazo y el parto no son acontecimientos inevitables, sino que son consecuencia directa de que existan leyes y prácticas discriminatorias y normas y prácticas nocivas en materia de género, de que no se establezcan y mantengan sistemas y servicios de salud eficaces, y de que no se rindan cuentas”.
¿Qué es la fístula obstétrica y cómo afecta a las mujeres?
La Fístula obstétrica está definida en la ONU como una lesión de alta morbilidad, que ocurre durante la prolongación u obstrucción de un parto, es decir, la presión continua de la cabeza del bebé contra la pelvis de la madre que interrumpe el flujo sanguíneo, lo que ocasiona que el tejido muera y se desprenda; el orificio que queda se denomina fístula y afecta a mujeres y niñas que con frecuencia viven en zonas remotas, y a quienes se niega el acceso a una asistencia sanitaria de calidad, a la igualdad y a la dignidad.
Si no se realiza una intervención de emergencia a tiempo; la herida, por no recibir tratamiento médico oportuno de calidad, provoca incontinencia y graves consecuencias médicas, psicológicas, sociales y económicas, además de infecciones frecuentes, nefropatías, llagas dolorosas e infertilidad y en casos más graves, la muerte.
Para acabar con este problema es igualmente importante disponer del tratamiento cuando se produce la lesión, y poder acceder a él. Sin embargo, no todas las mujeres y niñas que la necesitan pueden disponer de este, puesto que el coste medio de la cirugía reconstructiva para la fístula obstétrica es alrededor de 10 mil pesos.
Estos altos costos son obstáculos para mujeres y niñas que ya se encuentran en una situación de pobreza. A esto se suma la escasez de cirujanos altamente capacitados y especializados que presten el procedimiento.
En México, el uroginecólogo del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) “Isidro Espinosa de los Reyes”, de la Secretaría de Salud, Ernesto Rodolfo Rivera Medina, afirmó que el buen estado de salud y adecuado control médico antes y durante el embarazo pueden prevenir la aparición de la fístula obstétrica.
El especialista subrayó que este problema de salud se puede corregir con cirugía, y en el INPer la atención es gratuita para las mujeres que no cuentan con seguridad social. Resaltó que el objetivo de la conmemoración es concientizar a la población acerca de este problema que puede tener impacto negativo en la calidad de vida y en el ámbito social de las mujeres.
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