AFGANISTÁN – Afganistán enfrenta una creciente crisis de problemas de salud mental, sobre todo entre mujeres, según destaca un informe de las Naciones Unidas. Funcionarios del departamento de salud mental del hospital regional de Herat observaron un preocupante aumento del número de mujeres afectadas por trastornos psicológicos en la provincia.
Según el documento, casi 80 % de las personas que buscan tratamiento para la depresión son mujeres y niñas. El centro médico registra una afluencia diaria de 100 pacientes en busca de asistencia.
“Cada día vienen 100 personas a recibir tratamiento, y más de dos tercios son mujeres”, según uno de los médicos de la Asociación de Psicólogos Clínicos de Herat, quien pidió reserva de su identidad por cuestiones de seguridad.
Casi 400 personas recibieron tratamiento en un mes, un número que aumenta cada día. La mayoría de ellas reciben atención psicológica, pero los pacientes que padecen enfermedades graves son derivados al hospital psiquiátrico regional de Herat.
Varios factores contribuyen al aumento de las enfermedades mentales entre las mujeres, entre ellos las dificultades económicas y el régimen opresivo de los talibanes que ensombrece sus perspectivas de futuro. Además, el aumento generalizado de la violencia doméstica contra las mujeres, sumado a las restricciones impuestas a la educación y el empleo femeninos, agravan el problema.
“A menudo sufro ataques de pánico repentinos”, contó Marjan, una paciente del hospital. “Siento el corazón débil y lucho constantemente contra el letargo. La prohibición de mi educación me ha sumido en la depresión”, se lamentó.
Con lágrimas en los ojos y dolor en la voz se lamentó y preguntó cuánto tiempo pasarán recluidas las mujeres como ella, encerradas entre las cuatro paredes de sus casas y viviendo con la incertidumbre del futuro.
“Soy la tercera esposa de mi marido, y siempre soy objeto de violencia y palizas por parte de él o de sus esposas”, continuó Marjan.
En algunas regiones, como Herat, los matrimonios polígamos son habituales, lo que provoca conflictos intrafamiliares en los que las mujeres se llevan la peor parte.
Marjan, víctima de un matrimonio de ese tipo, reveló sus intentos fallidos de suicidio y atribuyó su difícil situación a los talibanes. Obligada por su padre a casarse durante el régimen talibán, debió abandonar su papel de activista civil y antigua empleada de una organización de derechos humanos bajo el gobierno anterior.
“Ahora sólo me quedan los recuerdos de una vida que ya no existe”, expresó con gran amargura.
Nafas Gul, madre de cinco hijos, también en la provincia de Herat, relató que su hija, Shirin Gul, de dieciséis años, sufre una grave depresión, a juzgar por sus llantos habituales y por llamar a su casa prisión, explica su madre. Shirin ya no va a la escuela.
Los recuerdos han deprimido a la mayoría de las niñas y mujeres. Muchas de ellas permanecen en sus casas, incapaces de trabajar o de seguir estudiando.
Con el regreso de los talibanes a Afganistán en 2021, las mujeres quedaron privadas de sus derechos, especialmente del derecho al trabajo y a la educación. La mayoría de las mujeres de Herat están en contra de reconocer la legitimidad del gobierno talibán, más bien dicen que el reconocimiento debería darse a cambio de mejorar su situación.
Los médicos advierten de que, si no se interviene, seguirá aumentando el número de personas que sufren depresión, sobre todo en la provincia de Herat.
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