11/03/2010

Los periodistas pal café......


Julio Hernández López: Astillero
La ilusión cromática ha terminado: Blanca ha sido y seguirá siendo la Casa del mando estadunidense. Manita de pintura republicana que restablece el sentido expresamente conservador del poder gringo: la alternancia de color de piel nunca significó una posibilidad real de cambios profundos, apenas destellos y apariencias ahora desmontados por la misma vía electoral. Barack Obama ya ni siquiera será el mismo, luego de este ajuste comicial de cuentas, pues se esforzará por moverse al centro, por acomodarse a los deseos de la galopante derecha triunfadora para intentar un segundo periodo presidencial de utilería, físicamente instalado en la Oficina Oval, si tal fuera el caso, pero vaciado de cualquier contenido de esperanza que en su primera parte hubiera generado.
El nuevo dibujo del poder estadunidense aumentará las penurias para México en general y en especial para la administración militar calderónica. Con Obama hubo sabidamente improductivos suspiros solidarios en materia de migración, convertido nuestro país más en un problema (y tentación) en materia de seguridad nacional que en objeto de eventuales reivindicaciones serias. Felipe el Guerrero mereció clasificaciones multívocas al ser considerado una especie de Eliot Ness de petate y en algún momento de la fofa agenda bilateral tuvo el gusto de presentarse ante el Congreso estadunidense para bailar un zapateado de presuntas exigencias, desde la indigencia política, que los legisladores gringos parcialmente aplaudieron y unánimente desecharon. Pero es posible que ese desierto salpicado de oasis retóricos fuese mejor para México, desde la desatención y lo prescindible, que el asalto al poder de los grupos de extrema derecha que empujarán el combate abierto a la migración ilegal, el mayor control de la desbordada violencia fronteriza adjudicada al narcotráfico y el impedimento de que en el traspatio pueda prosperar un segundo intento electoral de reformismo teñido de izquierda.
El endurecimiento político del aparato estadunidense acarreará en lo inmediato exigencias más crudas de sometimiento real de la administración felipense, con la amenaza de desestabilización económica y social que para el endeble gobierno pinolero significaría la reinstalación activa de ánimos y operativos devolutorios de paisanos sin documentación legal. Aun cuando Calderón está en expresa sintonía con los diseños de control realizados desde la Casa Blanca y el Pentágono, subsiste una franja de resistencia militar a las pretensiones extranjeras de supervisión y apenas disfrazada subordinación a los mandos estadunidenses. Pero ahora, con nuevos factores decisorios sobre la mesa, el rango de tolerancia del poder gringo será menor, y Felipe (México, en realidad) habrá de sufrir ante los recargados reclamos de orden en las colindancias y de justicia en los casos de ciudadanos acogidos a las barras y las estrellas que acaben siendo daños colaterales inaceptables para el espíritu altivo del imperio que históricamente ha sabido aprovechar esos detalles de violencia menor para desatar apetitos, incursiones y exigencias mayores.
Los reacomodos del país vecino afectarán el curso de las elecciones mexicanas de 2012. Si Obama hubiese tenido una pizca de simpatía por una opción de cambio con sentido popular en México, y ello le pudiese haber llevado a empeñar lo que tuviera de fuerza en impedir factores de distorsión o veto a la izquierda electoral mexicana, ahora tendrá que esforzarse por mantenerse alineado a las rudas exigencias conservadoras de sometimiento del traspatio a terapias derechistas, aunque no necesariamente las ofrecidas por el PAN, habida cuenta de la pésima operación política realizada por el trágico Felipe, pero sí una especie de cierre del círculo de las alternancias consentidas, con el PRI como opción de salvamento, luego de la cesión zedillista de 2000 ante el inflado Fox –cesiones democráticas de Ernesto Zedillo que le han merecido su inserción privilegiada en las elites académica y empresarial de Estados Unidos– y de las acciones desesperadas de construcción de la falsa victoria de un panismo empequeñecido en 2006, cuando el mando gringo apoyó el cierre de filas de las cúpulas mexicanas para impedir el triunfo electoral de quien consideraban un enemigo de sus intereses. El 2006 mexicano, a la luz de lo electoralmente sucedido ayer en Estados Unidos, aparece en el horizonte de 2012 como una historia en busca de guionistas que sean capaces de repetir resultados finales (la exclusión de una alternativa reformista de corte popular, encabezada nuevamente por López Obrador), pero con diferentes cursos narrativos y renovados trucos de suspenso.
En espera de los resultados finales del referéndum californiano sobre cultivo y consumo de mariguana, los indicios disponibles a la hora de cerrar esta columna también apuntaban negativamente hacia el interés colectivo de los mexicanos. En caso de que triunfara el voto contra esa flexibilización, los aires bélicos del comandante Calderón se sentirían reconfortados, pues las masacres cotidianas en México, y el criminal despilfarro del erario en acciones policiales y militares de casi imposible fiscalización verdadera, podrían seguir adelante sin el contraste aberrante de ver morir en nuestro país a unos, mientras otros abrían plácidamente las puertas de la legalización a la misma yerbita vaciladora.
Y, mientras habitantes de Ciudad Juárez, sobre todo estudiantes, pero también miembros de otros sectores de la sociedad largamente agraviada, vencían ayer el miedo y las amenazas, y marchaban por las calles en demanda de que termine ya la agresión federal, así como que se retiren los policías foráneos y los soldados, y se castigue de verdad a quienes lesionaron de gravedad al joven José Darío Álvarez Orrantia, y a quienes roban, secuestran, torturan y asesinan en nombre del Estado, ¡hasta mañana, con el arzobispo de Durango metido en la chapología geográfica, ahora señalando que Joaquín Guzmán está en todas partes, con un don de ubicuidad casi divino!
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Enrique Galván Ochoa: Dinero
En los siguientes países la gasolina es más barata que en México: Venezuela, Nigeria, Egipto, Kuwait, Arabia Saudita, Puerto Rico, Rusia, Panamá, Nicaragua, Sudáfrica, Líbano y Taiwán. Algunos son productores de petróleo –Venezuela, Nigeria, Kuwait, Arabia Saudita–, obtienen importantes ingresos de la explotación del energético y favorecen a sus ciudadanos mediante precios blandos. Mañosamente cuando la Secretaría de Hacienda hace comparaciones sólo toma como ejemplo a los países donde es más cara que en México. Acaba de confirmar que el año próximo continuarán los gasolinazos. El propósito es alcanzar y aun superar los precios de Estados Unidos, de donde se importa un volumen cada vez mayor de gasolina. Sólo que olvida un factor importante: el nivel de los ingresos de los consumidores estadunidenses es, cuando menos, 10 veces mayor al de los mexicanos. Además, la Magna ya alcanzó la regular del otro lado de la frontera. El Banco de México da a conocer que hay señales de que la economía vuelve a desacelerarse. Si es así, ¿no es el momento de parar los aumentos? Media docena de premios Nobel de Economía lo han expresado: éste es el peor momento para subir los impuestos.
Las drogas más peligrosas
La mayoría de la gente está de acuerdo en que algunas drogas son más peligrosas que otras; por ejemplo, la heroína está considerada más dañina que la mariguana. Los gobiernos establecen sus políticas penales y sociales basadas en clasificaciones del daño que cada una causa. Un nuevo estudio publicado por la revista Lancet hizo interesantes revelaciones. Investigadores encabezados por el profesor Davit Nutt, un ex asesor del gobierno de Inglaterra, hicieron un cuadro de 20 drogas de acuerdo con su peligrosidad, considerando el perjuicio que le causan al usuario, a su familia y a la sociedad. El alcohol ocupa el primer lugar. Le siguen la heroína, el crack (derivado de la cocaína), las metanfetaminas, la cocaína, el tabaco, las anfetaminas y la mariguana. Anoche, cuando terminaba de teclear estos renglones, estaba cerrándose en California la votación para decidir si se legaliza el uso de la mariguana.
El súper empresario
Parece que la lista de deudas en que hundió a Mexicana de Avación el protegido del panismo, Gastón Azcárraga, no tiene fin. A Bancomext le quedó a deber 778 millones de pesos; a Banorte, mil 377 millones; asimismo, hay un adeudo por el consumo de gasolina (ASA), más el impuesto por uso de aeropuerto y servicios de navegación. Estos últimos dos conceptos serían suficientes para que se abriera un expediente penal al súper empresario. Lista aparte ocupan los trabajadores y los pensionados, las agencias de viaje y los pasajeros a los que dejó colgados. Según el secretario del Trabajo, Javier Lozano, un banco de inversión se interesa en la aerolínea. ¿Será?

Alfredo Jalife-Rahme: Bajo la Lupa
Antecedentes: no fue gratuito que la última obra de Samuel Philipps Huntington, Quiénes somos (2004), haya versado sobre su intensa mexicanofobia (extensiva a su latinofobia).
Que Huntington –anterior funcionario del Consejo de Seguridad Nacional estadunidense y polémico teórico de un nuevo orden mundial de corte multirracial que plasmó en su Choque de civilizaciones (artículo en Foreign Affairs, verano 1993; y libro en 1996)– haya sido humillantemente rechazado dos veces por la Academia Nacional de Ciencias no alteró el trayecto ominoso de su tesis de odio global.

Carlos Fernández-Vega: México SA
Apenas cuarenta y ocho horas después de sentarse en Los Pinos, el nuevo inquilino organizó pomposo acto en la residencia oficial donde firmó uno de sus primeros decretos de gobierno: el de austeridad, como lo denominó, porque –citó Felipe Calderón– decía don Benito Juárez que bajo el sistema federativo no pueden gobernar a impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes, no pueden improvisar fortunas ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente al trabajo, disponiéndose a vivir en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les señala.
Tal decreto obligaba a reducir 10 por ciento los sueldos netos del propio inquilino de Los Pinos, sus secretarios de despacho y la cadena de mando descendente hasta los titulares de unidad y puestos equivalentes, y justificó la decisión porque hoy los ciudadanos demandan de los servidores públicos el ejercicio de un buen gobierno; es decir, velar por los intereses de la nación y ser responsables en el uso de los recursos de los mexicanos. Por eso mi gobierno se regirá por estrictas reglas de austeridad y eficiencia. Por ello, aplicaremos y promoveremos medidas de austeridad en toda la administración pública.
Pasó el tiempo, y el inquilino de Los Pinos firmó más decretos, puso nuevos topes y fomentó leyes relativas a la famosa austeridad, pero mañosamente dejó abierta una puerta por donde prácticamente se cuela todo, absolutamente todo, menos la austeridad. Por la vía de las llamadas prestaciones a servidores públicos que laboran en la Presidencia de la República, Felipe Calderón y amigos que lo acompañan se sirven con la cuchara grande, y el gasto de la residencia oficial en ese renglón lo documenta, de acuerdo con las cifras de la Secretaría de Hacienda, las cuales revelan que de 2007 a 2009 se registró un incremento cercano a 4 mil por ciento en las erogaciones por el citado concepto, con ganas de que en 2010 la proporción sea aún mayor.
De acuerdo con dichas cifras (que no son otras que las contenidas en el informe oficial que cada tres meses la Secretaría de Hacienda envía al Congreso), el candado de austeridad aparentemente funcionó bien en todo 2007 y en el primer trimestre de 2008, pero a partir del segundo trimestre de ese mismo año, con los tambores de la crisis comenzando a retumbar, el gasto por prestaciones a servidores público se disparó, aunque el relativo a salarios de altos funcionarios se mantuvo dentro de los lineamientos del decreto del 3 de diciembre de 2006.
En el primer año de estadía en la residencia oficial, los servidores públicos que allí laboraban obtuvieron prestaciones por un total de 11 millones 93 mil 183.17 pesos, con un promedio diario de 30 mil 392.28 pesos; en 2009, el año del catarrito y del desplome económico, las erogaciones por tales prestaciones para los mismos servidores públicos sumaron 457 millones 603 mil 190.8 pesos, con un promedio diario de un millón 253 mil 707.37 pesos, un incremento de 41.25 tantos entre una y otra fecha.
En lo que va de 2010 (hasta septiembre) el austero gasto por prestaciones a servidores públicos acumula 271 millones 482 mil 639.37 pesos (promedio diario: un millón 292 mil 774.47). Falta sumar las erogaciones que por igual concepto se realizarán durante el cuarto trimestre del año, con el agravante que es en ese periodo que se registran pagos mucho mayores (70-80 por ciento) por concepto de aguinaldos, gratificaciones, compensaciones y conexos.
La austeridad, vía prestaciones a servidores públicos se puede constatar con el paso del tiempo: Por dicho concepto en 2007 el gasto sumó, en números cerrados, 11.1 millones de pesos; en 2008, 374.9 millones; en 2009, 457.6 millones y en 2010 (hasta septiembre), 271.5 millones. Así, las austeras erogaciones diarias, como promedio, reportaron los siguientes movimientos alcistas: 2007, 30 mil 392.28; 2008, un millón 27 mil 145.54; 2009, un millón 253 mil 707.37 y 2010, un millón 292 mil 774.47 (falta el cuarto trimestre, el de los aguinaldos, gratificaciones, compensaciones y conexos).
Así, en los 46 meses de estandía calderonista en Los Pinos, el gasto documentado (por la Secretaría de Hacienda) por las citadas prestaciones a servidores públicos sólo en la Presidencia de la República acumula (hasta septiembre de 2010) más de mil 115 millones de pesos, monto que ni lejanamente es justificable y ya no por razones de austeridad, sino de resultados, porque en su decreto del 3 de diciembre de 2006 el propio Calderón subrayó que hoy los ciudadanos demandan de los servidores públicos el ejercicio de un buen gobierno; es decir, velar por los intereses de la nación y ser responsables en el uso de los recursos de los mexicanos. Y en los hechos ni uno ni otro.
En el primer trimestre de 2007, ya en el año de la austeridad, la Presidencia de la República, con dinero de los mexicanos, pagó prestaciones a servidores públicos por un total de 2 millones 755 mil pesos; en el tercer trimestre de 2010 (y hasta donde se sabe el austero decreto está vigente) se erogaron, por idéntico concepto, casi 90 millones de pesos. En el primero de los periodos citados no aparecían registrados conceptos como seguros de gastos médicos mayores, de responsabilidad civil, de separación individualizada y/o de vida institucional; en el segundo periodo por estos conceptos se cubrieron más de 17 millones de pesos (independientes de las aportaciones al ISSSTE y al SAR). Tampoco aparecía el renglón pago por riesgo, lo que de julio a septiembre del presente año a los mexicanos les costó 723 mil 600 pesos.
La prestación pago por riesgo sólo aparece registrada a partir del primer trimestre de 2010, periodo en el que su cobertura significó una erogación de 140 mil 785.3 pesos. Todo hace suponer que el riesgo se incrementó severamente en el segundo trimestre del presente año, pues por el mismo concepto se pagó un millón 239 mil 242.83 pesos de abril a junio, pero ese mismo riesgo habría sido menor en el tercer trimestre, toda vez que de julio a septiembre se cubrieron 723 mil 594.29 pesos. ¿Será que en Los Pinos tienen una suerte de riesgómetro y con base en sus indicadores se firma el cheque respectivo?
Las rebanadas del pastel
Para la colección: durante décadas las autoridades han demandado a la ciudadanía ajustarse el cinturón, y la ciudadanía lo ha hecho. Hoy, el gobierno tendrá que ser el primero en aportar este esfuerzo; la sociedad reclama de todos los servidores públicos una mayor conciencia sobre el uso de los recursos que son de los mexicanos (Felipe Calderón, 3 de diciembre de 2006, en la firma del decreto de austeridad).
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mxhttp://twitter.com/cafevega

Ricardo Yàñez: Isocronías
Antonio Eustolio Mohamed Alí Chumacero Lora, me documenta Alma Vidal, titular de Literatura del Consejo para la Cultura y las Artes de Nayarit, se llamaba el poeta que recientemente ha dejado con algo más de soledad a este país y asimismo huérfanos, digámoslo así, de su amistad literaria (y en cierto modo tutelaje) mayor a sus colegas de la región, quienes convocados por esta columna, que los reúne en una sola y colectiva voz, dijeron:
Desde el principio poeta sólido, vigoroso, con mucha condición y gran aliento, siempre supo dónde quedó enterrado su ombligo. Vuelo de colibrí acendrado en el instante de su levedad, vistió con la aparente fugacidad la soledad más intensa de cada uno. Y a sus 80 años lo vimos reír y burlarse de sí mismo, de la vida, de nosotros, con la desfachatez propia de quien se ha asomado a la profundidad. En Nayarit recibió varios homenajes. En dos de los que estuve adoptaba una actitud muy sana. Parecía decir: Háganlo, les hace bien.

El Waterloo de Obama
Los comicios intermedios efectuados ayer en Estados Unidos arrojan resultados desoladores para el partido del presidente Barack Obama: si bien no se materializó el peor de los escenarios, que era la pérdida de la mayoría demócrata en los dos cuerpos legislativos, el control de la Cámara de Representantes logrado por los republicanos y su conquista de varias gubernaturas significan, en los hechos, el fin del impulso político que tuvo hace dos años el actual mandatario y el comienzo de un periodo de disolución de las expectativas de cambio concitadas por éste en el curso de su campaña presidencial.
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El Correo Ilustrado
Exigen que liberen a electricista
Miguel Ángel Márquez Ríos, ex empleado de Luz y Fuerza del Centro, lucha sin descanso por lo más preciado en la vida: su trabajo, necesario para el sostén de su familia, lo cual lo llevó a una huelga de hambre difundida en todo el orbe, ya levantada.
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José Steinsleger /II y último: Paraguay: pasado que pesa
Cuando en 2008 el político y ex sacerdote Fernando Lugo ganó la presidencia de Paraguay, sólo cabía desearle suerte, coraje y la probada fe que puso a prueba como militante ejemplar de los movimientos sociales. La fe mueve montañas, intitulamos un artículo de entonces.
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Luis Linares Zapata: El gran pasivo del modelo
Cuando se discutía acerca del costo que implicaría el rescate bancario mucho se alegó, por parte de los incontables jilgueros del sistema imperante, que no rebasaría uno o 2 por ciento del PIB. Mucho sería lo que, al fin y al cabo, afirmaban, el gobierno recibiría por los activos depositados en poder de los bancos. El entonces senador panista Fauzi Hamdan llegó a calcular que, por cada peso fiscal invertido, recibirían algo así como 70 centavos de retorno. Puras cuentas alegres difundidas con el simple propósito de confundir a la ciudadanía. La mala fe de este personaje, siempre aliado a las peores causas hacendarias de las que aún hace su agosto, ha quedado más que probada. Todavía hoy, el costo real del desaguisado alcanza el billón de pesos, casi 10 por ciento del PIB. Además, se han pagado otro medio billón en intereses desde esos aciagos días a la fecha.
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Carlos Martínez García: Doctas barbaries
Lo doctor no quita lo intolerante. En la historia de la represión por cuestiones religiosas abundan los casos de concienzudas lecturas de libros sacros que conducen a la persecución de los heterodoxos. En dos milenios de cristiandad hay una larga cadena de excesos impulsados por estudiosos de la Biblia, libro que tenían por continente de la revelación divina.
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Alejandro Nadal: Republicanos: trágica victoria
En plena campaña electoral en Estados Unidos, uno de los candidatos republicanos al Senado afirmó: estas elecciones no son sobre recomendaciones específicas, sino sobre principios. Quizás podía haber agregado que no se puede definir una política económica cuando los principios se transforman en supersticiones.
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