No es un problema
procesal, técnico ni aritmético (en ciertos momentos claves, como las
exitosas marchas pacíficas de este sábado, ni siquiera de partidos o de
un candidato específico). Es la acumulación de graves problemas sin
resolver, la explosiva inviabilidad del sistema político y electoral, la
distancia abismal entre las mafias partidistas y los intereses de la
sociedad y, en ese nefasto marco general, el específico conjunto de
prácticas cínicas, fraudulentas y delictivas con que se pretende imponer
como presidente de la República a un personaje intelectualmente
limitado y políticamente atado a los peores intereses.
Enrique Peña Nieto ya ha sido instalado en términos políticos y
mediáticos (desde la misma noche de las elecciones, con apresuramiento
cómplice del PAN, Los Pinos y Televisa); diplomáticos, con el
reconocimiento injerencista de un abanico de gobiernos extranjeros entre
los que destacan Barack Obama, Mariano Rajoy, Hugo Chávez, Raúl Castro y
Hu Jintao (éste, con invitación a una visita oficial a China), y
jurídicos (las resoluciones del IFE y la fundada convicción de que el
tribunal electoral federal solamente estaría dispuesto a imponer
sanciones menores y hacer reconvenciones, pero no a anular el proceso
presidencial).
Y sin embargo... a pesar de la contundencia de esos hechos, que en
otras circunstancias habrían abatido razonablemente los ánimos
contestatarios de los opositores, la protesta pública y el rechazo a la
imposición se mueven. Más allá del segmento de voto duro en favor de
López Obrador (incluso podría decirse que a pesar del perfil concreto de
éste) se ha instalado también en el escenario la contraparte social del
peñanietismo formalmente victorioso: una masa social profundamente
insatisfecha con el funcionamiento de su sistema político y activamente
decidida a impedir la instauración de un cesarismo sexenal con copete.
Frente a la apabullante conjunción de factores de poder que han
impuesto y sostendrán a Peña Nieto, y ante esa efervescente
indisposición colectiva a asumir tal imposición y sus ya anunciadas
consecuencias, Andrés Manuel López Obrador ha decidido, al menos hasta
ayer, aplicarse en el camino sabidamente fallido de la recurrencia a lo
jurídico, sostenerse en el juego de las cartas marcadas de la farsa
electoral. Le han dejado solo la mayoría de los personajes que él mismo
exhibía hace semanas como signos de unidad y fuerza. Marcelo Ebrard
administra su feudal moneda de canje, el Distrito Federal, y hace
arreglos para beneficio futuro de él y su equipo ganancioso (Manuel
Camacho, por cierto, se coló a última hora en los lugares de privilegio
para ser senador, en una maniobra al estilo Juanito). Y los
Chuchos también gananciosos acompañan al tabasqueño con la advertencia
de que en cuanto suene el final del litigio electoral habrán de aceptar
puntualmente esos resultados y alzarán la mano al así legitimado
ganador, que saben no será AMLO en ese eje peñanietista del IFE y el TEPJF.
Aun así, López Obrador ha sido capaz de exhibir el carácter no sólo
ilegítimo sino incluso ilegal de la presidencia prepagada. Sigue siendo
el único mexicano con poder nacional de convocatoria masiva y de sus
decisiones depende la estabilidad del sistema actual y la gobernabilidad
del peñanietismo. No tiene condiciones para llamar a movilizaciones o
protestas como las que tanta polémica generaron en 2006 pero, en un
esquema de complicada interpretación, de cuya correcta lectura dependerá
su futuro personal y el de Morena, tiene ahora a la vista una corriente
social dispuesta a la lucha por el cambio, y a la resistencia ante las
anunciadas embestidas del neoliberalismo salinista en segunda edición,
con el PAN adjunto, cual sucedió de 1988 a 1994, en la primera
presidencia de Carlos Salinas.
Pero esa corriente social, conformada sustancialmente por el
amorfo movimiento del 132, ha ido caminando por fuera de los arreglos y
concesiones entre cúpulas de la clase política de
izquierday es probable que a estas alturas asuma la figura de AMLO más como símbolo de lucha histórica a contracorriente que como reivindicación de lucha electoral por lo inmediato. Es decir, el gran movimiento social que ha surgido por fuera de los partidos y las candidaturas está luchando y lo seguirá haciendo no necesariamente en defensa del arribo de AMLO a la Presidencia de la República, sino en defensa rigurosa de su derecho a elegir en libertad, sin trampas ni delincuencia política. Ese movimiento podría ser la verdadera resistencia a las maniobras de abuso y corrupción que practicarán los inversionistas que han comprado una presidencia sexenal con la esperanza fundada de multiplicar sus ganancias y consolidar sus privilegios. Pero se necesita un líder social, muchos líderes sociales, no un candidato o candidatos aferrados a la comprobadamente inalcanzable zanahoria electoral.
En ese contexto AMLO habrá de anunciar hoy su posicionamiento
firmerespecto a las elecciones. Ayer mismo los dirigentes de la trinidad partidista que le apoya expresaron su desconocimiento de las cifras oficiales que le dan el triunfo a Peña Nieto. Anunciaron que tienen más pruebas de la compra de voto en favor del PRI y que transitarán los caminos legales correspondientes. Ya se verá lo que proponga hoy el tabasqueño para dar continuidad a esa lucha electoral y ¿social?
Y, mientras @evagolinger ha entrevistado a este tecleador en su programa Detrás de la noticia, en el segmento en español del canal Russia Today, del minuto 6:30 al 12:30 (bit.ly/Mb8Ua3),
¡hasta mañana, con la zalea del zorro traicionero arrojada a mitad de
escena panista para entretenimiento expulsor, mientras bajo la mesa se
cierran los tratos para el cogobierno prianista que dará impunidad a los
saqueadores y criminales de 12 años a la fecha y a los que se frotan
las manos para entrar en depredadora acción a partir de diciembre
próximo!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
En escenarios distintos
se están desarrollando los acontecimientos posteriores al primero de
julio: los recuentos de votos, la impugnación, la protesta, pero también
la lucha por las posiciones políticas. Con los 19 millones de votos que
el IFE le atribuye a Enrique Peña Nieto (aunque sólo es 23 por ciento
de los 80 millones de electores) debería sentirse con las manos libres
para formar su gabinete como quisiera. Sin embargo, la inclusión de
algunos cartuchos quemados podría exacerbar el ánimo de la protesta que
ha sacado a millares de personas a las calles. Fidel Herrera, Moreira,
Mario Marín, Yarrington, Eugenio Hernández, Ulises Ruiz, y otros de la
misma categoría, tal vez tendrán que resignarse por ahora con un lugar
en la lista de espera. Una posición del gabinetazo llama la
atención: la Secretaría de Hacienda. Hasta ahora parece que Luis
Videgaray será la elección natural de Peña Nieto. Fue su tesorero en el
gobierno del estado de México, es diputado con licencia, ocupaba la
presidencia de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la actual
legislatura, fue jefe de la campaña de Eruviel Ávila y actualmente es el
coordinador general de la de Peña Nieto. Un economista egresado del
ITAM y el MIT bostoniano. En los comentados debates que Carmen Aristegui
organizó con los otros coordinadores de campaña, Ricardo Monreal y
Roberto Gil Zuarth, mostró que no sólo maneja bien los temas económicos,
sino que posee habilidades políticas. No falta quien opina que no le
convendría ocupar Hacienda porque es una dependencia conflictiva y
desgastaría sus posibilidades de ser candidato presidencial en 2018. Por
otro lado, la semana pasada comenzó a mencionarse para el mismo cargo
al actual titular de Hacienda, José Antonio Meade. Es economista del
ITAM y licenciado en derecho de la UNAM, tiene un doctorado de economía
de la Universidad Yale. Para muchos es el mejor elemento del gabinete de
Calderón, sustituyó al humorista involuntario Ernesto Cordero y
devolvió a Hacienda la seriedad. Su permanencia –dicen sus promotores–
enviaría un mensaje de confianza a los mercados. Dicen los que saben que
la decisión ya está hecha, favorece a Videgaray, aunque Peña Nieto
podría aprovechar en otra posicion a José Antonio Meade.
El juicio
Anuncia el presidente del PAN, Gustavo Madero, que hoy
comenzará el juicio a Vicente Fox por alta traición. Los estatutos del
partido prevén que los traidores deben ser expulsados. Sin embargo, Fox
sólo recibirá una
enérgica amonestación. Tiene el deslenguado de Guanajuato un argumento para su defensa: si se trata de castigar a los que cambiaron de bando y trabajaron –oculta o públicamente– por el candidato presidencial del PRI, saboteando a Josefina Váquez Mota, el primero que debería ser echado tendría que ser Felipe Calderón. ¿Ya se preguntaron por qué, debiéndole tanto Televisa, no exigió su apoyo al PAN?
Los más importantes
diarios de Estados Unidos dedicaron un buen espacio a las elecciones en
México; la mayoría de ellos elogió la madurez del electorado y no fue
una gran sorpresa la victoria del candidato priísta. En cierta forma
algunos de ellos, como el New York Times, habían anticipado,
con algunas reservas, el triunfo de Peña Nieto, con base en las
encuestas de opinión mexicanas. La cadena de televisión pública PBS
transmitió en los días previos y posteriores a la elección varios
segmentos analizando las características de los candidatos. También, en
alguna forma, anticipaba el triunfo del priísta.
En general, para los medios estadunidenses dos son los temas en los
que han mostrado mayor interés en torno al desenlace electoral: ¿cómo
continuará la lucha contra el narcotráfico? y ¿qué papel tendrá Estados
Unidos en esa lucha? La otra preocupación es lo que pasará con Pemex y
si Peña Nieto cumplirá su promesa de abrirlo a la inversión privada.
Al celebrar su cumpleaños el pasado 4 de julio, Estados Unidos es una superpotencia a la que le gusta proclamarse
número unoen casi todo: desde la retórica oficial a la mitología popular cunde eso de que es el
mejorpaís del planeta, el más libre, el más rico, el más avanzado, el más informado, en fin, como reiteró hace poco el presidente Barack Obama,
la nación indispensable en los asuntos mundiales.
Estados Unidos puede congratularse de ser number one en varios aspectos, pero también en otros que nadie desea celebrar, mucho menos mencionar durante las pasadas fiestas patrias.
Producto, sin duda, de la efectivísima
cuan resultona política económico-social del régimen, México es
reconocido internacionalmente y acumula galardones que nadie envidia.
Uno de ellos, tristemente, se lo ha ganado a pulso por ser una de las
naciones latinoamericanas con mayor población juvenil que ni estudia ni
trabaja, ante la falta de oportunidades y el desinterés gubernamental.
Así, medalla de bronce –compartida con Nicaragua– por mayor número de ninis (cerca de 8 millones) en el contexto subregional, sólo superado por Guatemala y Honduras.
Se trata de los mismos ninis que, con la sensibilidad social que lo caracteriza, el gobierno calderonista descalificó por herejes (
no creen en Dios, les dijo Felipe Calderón el 26 de junio de 2009), de tal suerte que, para
corregirse, su mejor oportunidad (el de Los Pinos dixit) es integrarse al aparato de seguridad del Estado; las secretarías de Gobernación y de Educación Pública (con Fernando Gómez Mont y Alonso Lujambio a la cabeza) negaron rotundamente su existencia (
no exageren: sólo son 285 mil, según versión pública de agosto de 2010); la Secretaría de Desarrollo Social, con Heriberto Félix Guerra en la oficina principal, los tildó de “esquezofrénicos” por
echarle la culpa a los demás(en el mismo mes y año), y así por el estilo.
Y mientras desde el poder negaban su existencia, el número de ninis
mexicanos crecía a paso veloz, como lo documenta la Cepal en su Informe
regional de población en América Latina y el Caribe 2011 (Invertir en juventud),
recientemente salido del horno, en el que da cuenta de que México ocupa
el tercer lugar regional en número de jóvenes (25 por ciento del total)
que ni estudian ni trabajan, sólo atrás de Guatemala y Honduras,
empatado con Nicaragua y por arriba de El Salvador. México, pues (esa
potencia económica envidiada por todos, de acuerdo con el discurso
oficial) mantiene a sus jóvenes en condiciones verdaderamente
lamentables. La deuda política, económica y social del régimen con la
juventud es enorme y creciente, pero hoy la
autoridadse
sorprendede que esos jóvenes se manifiesten y tomen las calles.
Ya en el plano regional la Cepal subraya que el hecho de que cerca de
25 por ciento de los jóvenes de 15 a 29 años no pueda satisfacer sus
necesidades mínimas en América Latina, incluidas las alimentarias,
impide el ejercicio efectivo de los derechos que les han sido
reconocidos y, ante los desafíos del bono demográfico, obstaculiza el
desarrollo sustentable de la sociedad en la que viven.
Los datos vuelven a confirmar las tristemente célebres inequidades étnicas y de género en la región, donde se observa mayor incidencia de la pobreza en el caso de las mujeres en todos los países. En Ecuador y México, la brecha entre hombres y mujeres asciende a más de cinco puntos porcentuales, mientras en Paraguay, Honduras y Perú apenas ronda el uno por ciento. En el caso de la migración a Estados Unidos según datos de 2007, 5.5 millones de jóvenes de América Latina y el Caribe, de edades entre 15 y 29 años, vivían en esa nación, lo cual representa un porcentaje mayor al 25 por ciento del total de inmigrantes de estos países;
la gran mayoría de los mismos son jóvenes provenientes de México.
Los jóvenes de la generación de los años noventa, apunta el organismo,
han nacido y crecido en un entorno marcado por las crisis económicas, y las profundas transformaciones de las sociedades latinoamericanas. A la crisis de la década de los ochenta y sus repercusiones en materia laboral y de pobreza, siguieron las políticas de ajuste y una mayor presencia del sector privado en la provisión de servicios sociales. Estas condiciones han marcado el contexto institucional en que se han desarrollado las relaciones entre el Estado, el sector privado y las juventudes en la región, y que aún son mediadas por un acceso segmentado al sistema educativo, así como a las oportunidades que se abren en los espacios laborales para su inclusión socioeconómica. Los datos sobre empleo juvenil en América Latina y el Caribe muestran una situación precaria y todavía lejana del cumplimiento de los objetivos y principios expresados en diversos instrumentos internacionales.
El panorama en América Latina muestra claros rezagos en
materia de estándares del trabajo decente para su juventud, tanto en lo
que respecta a las condiciones requeridas para su autonomía y
emancipación, como a la protección ante la vulnerabilidad a la pobreza.
Si bien la participación laboral, la ocupación y el desempleo entre los
jóvenes han experimentado una evolución positiva en el tiempo, incluso
en un contexto de crisis financiera, persiste no obstante un escenario
caracterizado por la exclusión de vastos sectores de la población y una
marcada desigualdad en el acceso a las oportunidades laborales. Esta
desigualdad afecta con mayor intensidad a quienes habitan en áreas
rurales y, contrariamente a lo que sucede con la educación, a las
mujeres jóvenes. De esta forma, no existen plenas garantías respecto del
derecho al trabajo en la región.
En países como México, se observa una brecha superior a 30 puntos
porcentuales en la asistencia a un establecimiento educativo de los
jóvenes del tramo de 15 a 19 años de edad entre los que pertenecen al
quintil de menores recursos y aquellos que integran el quintil de
mayores recursos, lo que da cuenta de una alta desigualdad en las
condiciones de acceso a la educación, señala la Cepal.
Poco más de un tercio de los jóvenes de entre 15 y 19 años de América Latina y el Caribe no asisten a ningún establecimiento educativo, lo que revela brechas relevantes en la finalización de los estudios secundarios y en el paso a la educación terciaria. Se observa una tendencia generacional a un menor acceso y conclusión de los niveles educativos por parte de los hombres jóvenes. Lo anterior puede ser explicado por dinámicas de temprana inserción laboral que pueden conspirar contra la oportunidad de los jóvenes de acumular activos importantes para sus proyectos de vida presentes y futuros.
Las rebanadas del pastel
La cosa es calmada (Clavillazo dixit):
la Fepade podría tardar más de tres meses en resolver las averiguaciones previas relacionadas con el caso de las tarjetas de Soriana, presuntamente utilizadas para comprar sufragios, revelaron funcionarios de la PGR(La Jornada, Gustavo Castillo). ¡Felicidades!, mexicanos impacientes, que cuando tal fiscalía se pronuncie (si es que algún día lo hace) sobre el asunto de la compra del voto, ya el Tribunal Electoral habrá declarado presidente copetón electo, es decir, se repetirá el numerito de 2006, cuando el propio TEPJF sentenció que
la elección no fue limpia, pero vale. ¿Lentitud o complicidad?
Según las últimas cifras de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la ONU,
en 2011 el PIB de toda la Región totalizó 5.668 billones de dólares y
fue 4.3% superior en términos reales al de 2010 (Gráfico 1). Con ello,
la tasa media de crecimiento anual (TMCA) de la última década
(2002-2011) fue de 3.6%; y el crecimiento para este año se proyecta en
3.7%.
Del PIB total regional, el 98.9% corresponde a las 20 naciones con
lenguas de origen latino (español, portugués y francés), y el 1.1% a las
13 naciones no latinas del Caribe, básicamente anglófonas.
Ayer, en Huexca,
Morelos, culminó el Encuentro Nacional Estudiantil convocado por el
movimiento #YoSoy132 con un documento que, en la parte modular, expresa
su rechazo al modelo económico neoliberal –un sistema
que sólo favorece a la minoría– y a las reformas educativas adoptadas en su cumplimiento, las cuales han causado grave daño a la educación en México.
Sobre el sentido ciudadano
Vivimos en la tierra de la oligarquía global, la democracia de las corporaciones y consorcios, de la dictablanda
de los medios, del supervotante de las cortes supremas de la nación. El
ejercicio ciudadano se diluye –y aun se desvanece– entre los decretos
formales de instituciones desinstitucionalizadas, huérfanas de
coherencia actual, vaciadas de sentido cabal y funcionalidad en las
condiciones cambiantes y líquidas del mundo contemporáneo; instituciones
cáscaras, como las llama Alan Touraine.
Esta vez no te llamo
amigo sino hermano. El amigo se elige o abandona a voluntad. El hermano
es para siempre. En nuestro caso, hasta triunfar o perecer. Es el
destino de todo aquel que abraza una causa superior.
Cometidas ya las elecciones de la ignominia, México amaneció partido en tres.
El 15 de junio pasado el
licenciado Calderón anunció haber revocado la autorización para que la
empresa española Hansa Baja Investments construyera un enorme proyecto
inmobiliario en una zona virtualmente virgen de Baja California Sur y
carente de agua: Cabo Pulmo. Durante años los pocos habitantes del
lugar, científicos de México y el resto del mundo, centros de
investigación y organizaciones defensoras del medio ambiente,
denunciaron que, entre otras cosas, ese proyecto era una amenaza para la
formación de los arrecifes coralinos más importantes y conservados del
norte del continente, además de no cumplir con la legislación ecológica
vigente. El proyecto (Cabo Cortés se llama) contemplaba la construcción
de 27 mil habitaciones entre residencias y hoteles, dos campos de golf,
centros comerciales y demás áreas de servicio requeridos para un
complejo que ocuparía casi 4 mil hectáreas. Agréguese una marina para
490 naves en las dunas costeras del llamado por Jacques Cousteau el
Acuario del mundo.
El proceso electoral que
terminó el primero de julio fue controvertido. Las circunstancias son
bien conocidas y han sido ampliamente debatidas. Pero la elección,
legalmente, aún no está concluida. Que se impugnen los resultados es un
derecho amparado por la ley; que lo haga AMLO, es para muchos motivo de
crítica. Que acepte, dicen, los resultados y admita su derrota. Para eso
hay tiempo, no es necesario excitarse.
Por extraño que suene,
hubo un tiempo en que México hizo frontera con Rusia en un confín donde
los límites eran todavía difusos. Hacia 1806, por la costa de la Alta
California, Nueva España llegaba a San Francisco y las misiones de San
Rafael y Sonoma. Ese año desembarcaron en la bahía unos enviados del zar
Alejandro I, con fama de loco, buscando establecer los límites de la
América Rusa que comenzaba en Alaska. E
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