7/26/2012

No Pasarán!

- Columna semanal de Sergio Aguayo

Se avizoran tiempos difíciles para los indudables avances democráticos. El autoritarismo corruptor está decidido a imponernos sus modos y costumbres.

Debemos frenarlos.

Los valores de los mexicanos parecen una piel de leopardo: las manchas de cultura democrática y moderna están cercadas de comportamientos autoritarios y tradicionales. Ser democrático supone participar en la vida pública con las armas de la razón y la información. Se tiene cultura autoritaria cuando se delega en los poderosos las decisiones que nos atañen.

El DF y el Edomex son los extremos de las dos culturas. Según el Índice de Desarrollo Democrático México 2011 la capital ocupa el 2º lugar y el Edomex está en un lejano 30º. La Encuesta Nacional de Valores agrega matices dignos de tomar en consideración. El capitalino observa críticamente a las instituciones: sólo 5% tiene "mucha confianza" a la televisión y 5.5% al IFE; el mexiquense es complaciente porque a las televisoras le cree 27%, y al IFE 13%.

Aun hay más. Mientras el DF tiene 50 organismos de la sociedad civil por cada 100 mil habitantes, el Edomex tiene uno (primero y último lugar nacional); en la capital 730 profesores del Nivel III del Sistema Nacional de Investigadores están generando conocimiento, en el Edomex sólo 26; el DF tiene 475 librerías por 90 del Edomex. Este choque entre culturas es observable por todo el país y es clave para entender la mediocridad de nuestra democracia.

Enrique Peña Nieto está empeñado en una operación cicatriz y ahora promete (esta vez sin notario) una serie de reformas democráticas mientras rechaza, entre sorprendido y ultrajado, las acusaciones de que hubo una operación masiva de compra y coacción del voto para favorecerlo. Ya apareció, por supuesto, el coro fácil de los siempre dispuestos a extender el beneficio de la duda a quienes tienen el poder. No es mi caso. Dudo de su vocación democrática por su historial como gobernador y por la forma como condujo su campaña.

La duda crece al comparar la forma como cubrieron el Caso Soriana medios impresos de la capital y de Toluca. Una revisión de los 10 días posteriores a la elección muestra que en el DF, los periódicos Reforma y La Jornada dedicaron unas 36 mil palabras a informar sobre Soriana desde múltiples ángulos. La edición mexiquense de El Sol de México y el diario El Portal minimizaron la noticia (8 mil palabras) y fueron parciales en aspectos clave.

El PRI histórico fue maestro en poner candados y controles a la información publicada. Revisar para esta columna la prensa del Edomex fue un regreso sin nostalgia, aclaro, a los años en que Gobernación movía los hilos de casi todas las salas de redacción. Con evidencia de este tipo considero plausible esperar que un gobierno controlado por el priismo mexiquense intente domar la libertad de expresión, apalancándose en esos medios más interesados en el negocio que en la difusión de información objetiva y confiable.

Enfrentarán resistencias por doquier pero el DF será uno de los principales campos de batalla. Una sorpresa de la última elección es la recuperación de la izquierda. En el DF, Edomex y Morelos la población gobernada por los partidos de izquierda aumentó en 2 millones 619 mil ciudadanos. En el Edomex el incremento fue de un millón y medio de personas (en buena medida por la apretadísima victoria del PRD en Ciudad Nezahualcóyotl).

¿Aprovechará la izquierda esta floración o dejará que se marchite como en otras ocasiones? Por límites de espacio bosquejo un par de ideas.

Los partidos de izquierda requieren con urgencia una estrategia coherente para igualar al alza a poblaciones en tres estadios de cultura democrática: el DF está en lo más alto de la escala pero hay margen para la mejoría, el Edomex está en el fondo y Morelos en el medio.

Es también urgente otro tipo de relación con la ciudadanía, corregir las distorsiones creadas por las tribus y resolver el enigma de los liderazgos carismáticos.

Sería ingenuo esperar una milagrosa iluminación de las izquierdas. Salvo algunas excepciones, lo más probable es que buscarán recluirse en sus panales para darse un festín con las mieles presupuestales. La principal lección de los últimos 50 años es que las élites políticas sólo responden con presión social y mediática.

Quienes creemos en la democracia tendremos que defender las libertades logradas en la ciudad, en otras regiones y en el gobierno federal. Será más fácil conceptualizarlas enmarcándolas en esa confrontación multidimensional de dos culturas políticas. Para ponernos en el tono adecuado recuperemos una consigna que movilizó a los madrileños en la defensa de su estilo de vida y gobierno frente a las hordas franquistas que terminaron imponiéndose. En esta ocasión hagamos que sea realidad el ¡No pasarán!

El Índice de Desarrollo Democrático 2011 fue auspiciado por Coparmex, Fundación Konrad Adenauer y Polilat; la Encuesta Nacional de Valores 2010 por Banamex y Fundación Este País.

Colaboró Marcela León Vázquez

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