La avanzada mexicana
Leonardo García Tsao
La Jornada
Toronto. Como cada año, el
fin simbólico del verano –un periodo en especial pobre para la
exhibición cinematográfica, sobre todo este 2016– viene compensado por
la sucesión de tres festivales de prestigio: Venecia, Telluride y
Toronto. Aunque los tres comparten títulos, el tercero es el más
democrático, pues si bien acude en masa la gente de la industria, está
programado para los habitantes de la ciudad y anexas, que tienen la fama
bien ganada de ser los cinéfilos más entusiastas del mundo.
Con una programación de lo más ecléctica, el llamado TIFF ofrece
películas para todo tipo de gustos, preferencias o manías. Sobra decir
que el festival es un inmejorable escaparate para los estrenos
hollywoodenses de temporada. Ya he mencionado en anteriores ediciones
cómo la antes tradicional decisión de inaugurar con una película
canadiense se ha sustituido por el estreno gringo de rigor.
En esta ocasión, ese honor le ha correspondido a Los siete magníficos, remake del clásico de John Sturges de 1960 que, a su vez, era un remake occidental de Los siete samuráis,
la obra maestra de Akira Kurosawa (hace tiempo que Hollywood perdió la
noción de la originalidad). El director de esta nueva versión es Antoine
Fuqua, quien se ha especializado en dirigir a Denzel Washington en sus
papeles de badass. Esta vez los siete titulares son un grupo
multiétnico que no defiende a unos campesinos mexicanos de unos
bandidos, sino a unos pueblerinos controlados por un malvado magnate.
Hablando de lo que nos concierne, o sea el cine mexicano, da gusto
comprobar que ahora la representación es más nutrida que de costumbre.
Está el revelador documental Bellas de noche, de María José Cuevas, antes visto en Ambulante; La caja vacía, segundo largometraje de Claudia Sainte-Luce; La región salvaje, la nueva realización de Amat Escalante, recién competidora de Venecia; Tamara y la catarina, de Lucía Carreras, y El laberinto del fauno, dentro de la sección de clásicos restaurados (dado que Guillermo del Toro se encuentra filmando su nueva obra, The Shape of Water, en Toronto, es muy probable su presencia en la proyección).
Haley Bennett, luego de la conferencia de prensa sobre Los siete magníficosFoto Afp
Está también la coproducción X500, del colombiano Juan Andrés Arango. Y tres cortometrajes: Verde, de Alonso Ruizpalacios, y los trabajos experimentales Ánima. Silueta de cohetes, que data de 1976 y fue dirigido por la fallecida cubana Ana Mendieta, y As Without So Within, de Manuela De Laborde; sin olvidar Salt & Fire,
la más reciente ficción de Werner Herzog, coproducida por México a
través de la compañía Canana (Gael García Bernal es uno de los actores
principales). El prolífico alemán presenta además el documental Into the Volcano en el festival.
Puede decirse que nos llevamos la parte del león. Otras
cinematografías latinoamericanas participan con menos títulos. De
Argentina están Los decentes, de Lukas Valenta Rinner; Hermia & Helena, de Matías Piñeiro, y Kékszakállú, de Gastón Solnicki. Brasil cuenta con Aquarius, de Kleber Mendonça Filho, ya exhibida y reseñada en Cannes; Colombia presenta La mujer del animal, del
estimable veterano Víctor Gaviria, y Pariente, de Iván D. Gaona. Chile exhibe Jesús, de Fernando Guzzoni, y Neruda, de Pablo Larraín, precedida por los elogios recibidos en el festival de Cannes. (Larraín también presenta su más reciente Jackie, de producción británica). Y dos cinematografías caribeñas, la cubana y la haitiana, están representadas por Santa y Andrés, de Carlos Lechuga, y Ayiti mon amour, de Guetty Felin, respectivamente.
Como siempre, uno enfrenta esa imposible programación con la
resignación de enfrentar lo inabarcable. A partir de hoy empieza el
juego frustrante de escoger una película sobre otras, con el riesgo de
tomar la decisión equivocada. Ya les iré contando.
Twitter: @walyder
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