Si existe alternativa
Pasé muchos años
viviendo en la apatía que normalmente vive el pueblo de México y fue un
miércoles 27 de junio de 2012 que una persona cercana a mí me invitó a
un mitin de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), para ser exactos al
cierre de campaña de su candidatura a la presidencia. No me
impresionó él, sino las pancartas, lo que gritaba la gente y, al
finalizar el discurso que dio, no podía creer que lo que decía estuviera
pasando en nuestro país: robos, saqueos, venta, muertes, desapariciones
y presos políticos. Al final, aprecio que se me quitara una venda de los ojos. La persona que me invitó era algo así como un fan
de AMLO y a mí lo que no me cabía en la cabeza es que, hasta ese día,
yo había vivido en una burbuja donde nada pasaba y tampoco me importaba.
Después de este “encuentro cercano del tercer tipo”, empecé a
buscar información sobre si era verdad lo que había escuchado: busqué en
redes sociales y hasta creé un perfil para informarme; a la par,
encontré gente que me ayudó a obtener más información y busqué en mi
comunidad quién era afín al Movimiento Regeneración Nacional (MORENA),
que en ese tiempo era todavía un movimiento, pero ya todo apuntaba a que
no tardaría en convertirse en partido. Encontré gente cercana a este
proyecto y creí que era la “esperanza de México”. A partir de ello,
estas personas me invitaron a apoyar y más porque en ese momento ya
estaban conformados los delegados distritales y ya había habido una
asamblea para elegirlos lo cual era el primer paso para construir MORENA
como partido. De ahí empecé a involucrarme más, tanto que hasta fui
a la entrega de documentos, en ese entonces al todavía Instituto
Federal Electoral (IFE), y vi a mucha gente que, a mi parecer, en esos
momentos, era importante, porque estaba a su lado y eso me impactó, para
mí era otro mundo.
Así empezó mi trabajo en MORENA y creo que
todo de lo que no me había enterado me hizo pensar que tenía un
compromiso con las demás personas, porque duele, y me creé un
pensamiento: que al estar dormida y haber votado por gente que ahora
está en el poder yo también era culpable de los males del país. Comencé a
brigadear con el periódico Regeneración y a platicar con la
gente, trabajaba desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche
que llegaba a casa, abandoné mi trabajo y, en el aspecto económico,
pues dejé mis gustos, porque donde trabajaba me pagaban bastante bien:
cambié radicalmente toda mi vida. Después del trabajo que hacíamos en la
comunidad, también salíamos a apoyar a diferentes asambleas donde se
conformaba MORENA como partido.
En ese trayecto me convertí en
Secretaria de mujeres del Comité Municipal y creía que todo era color de
rosa, pero, ¡oh, sorpresa! no fue así, empezaron las traiciones, los
grupos, las tribus y demás; ya un poco más desenvuelta, vi las
intenciones de algunos líderes y cómo querían llegar al poder a costa de
lo que fuera. Yo, por ser honesta, nunca perseguí “el hueso”, como le dicen muchos.
Sin embargo, vi cómo muchos líderes que el día de hoy están en
diferentes puestos dentro de MORENA vendían certificados, cómo había
gente que venía del PRI y del PAN ahí, pleitos internos, en fin. Empecé a ver cuánta cochinada había y no sólo en mi municipio, sino también en los diferentes estados a los que fui.
Mientras tanto, la base trabajaba sin dinero y, al contrario, poníamos
de nuestro bolsillo para ir y venir de las tareas encomendadas. ¿Qué
hacer ante esto?
Al final terminé decepcionada porque MORENA no
respetaba ni sus propios principios y estatutos; hubo imposiciones a
dedo por parte de AMLO y, por ejemplo, en el Comité del que formaba
parte jamás se hizo una asamblea: sólo unos cuantos eligieron y no nos tomaron en cuenta.
Me sentí un ser humano de segunda y todavía, a pesar de lo anterior y
de los “compañeros” que me criticaban por mi forma de vestir y de peinar
(porque no me “veía como un político”), decidí apoyar. Aún creía que
podía hacer algo y desgraciadamente no fue así.
En mi caso, uno de los que se quedó en MORENA lleva a cabo muchos atropellos. Quedé
triste por un tiempo y hasta enojada, pero no con la base, no con el
pueblo honesto que conocí durante mi participación y al que le repartía
el periódico, sino con la élite política que hay en MORENA, porque
esa élite pudrió el proyecto y su líder bien sabe que hay personas
indeseables y, al parecer, no hace nada al respecto.
Por lo
anterior, decidí salirme y dejar de creer en los partidos políticos,
pero seguir participando en la lucha por transformar nuestro país, sólo
que ahora lo hago desde la organización independiente, sin olvidar que
la honestidad y la consecuencia no puede ser sólo un discurso, sino una
actitud que debe demostrarse diariamente por todos los que formamos
parte de una organización.
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección LUCHA POPULAR del No. 20 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), en circulación desde el 2 de septiembre 2016.
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